CAPITULO XXXV: No es mi dinero, es de la familia.
¿Sabían que el edificio donde vivimos tiene más de cien años? Pues es tan viejo que la municipalidad lo declaró patrimonio nacional. Asistimos a una ceremonia muy linda, donde comimos y bebimos delicioso. Ya no estábamos morando en una cueva de ratones, sino que en un monumento a la historia. Cuento corto, a la semana de declararse importante, el edificio se cayó por completo, quedando solo los escombros de una vida completa. ¿El responsable? Las ampliaciones del tren subterráneo. Sí, teníamos un hoyo inmenso bajo nuestros pies. ¿No creen que es sarcástico? Por fin era reconocido y el pobre desaparece de la faz de la ciudad. Como nos quedamos sin hogar, don Benjamín nos acogió en su “humilde morada”, ya saben, el palacio en el barrio acomodado de la ciudad, ese donde un día fui a hacer un trabajo con Kevin.
Dos fueron las familias que ayudaron a refundar el país luego de la guerra de independencia. Los Lancaster y los Grimaldi siguen siendo clanes con mucho poderío en la actual nación, dueños de grandes extensiones de tierra, fuertes industrias y extensos lasos políticos. Los Palmer y los Edwards eran otros dos grupos con importancia, solo que no fue hasta el aparecimiento de Antonio que llegaron a ser la familia más poderosa, desplazando a los antiguos dueños del país.
¿Por qué les doy esta clase de historia? Pues porque mi madre, doña Fernanda, pertenecía al clan de los Lancaster y por ello, por tener su sangre, tengo derecho a una cuantiosa herencia. Tampoco es que tenga derecho a todo el imperio, solo a una ínfima parte, debido a que el resto se reparte entre mis tíos, a quienes ni conozco, y a los primos de ellos, parientes más cercanos al círculo de poder de la familia, que por esto, poseen mucho mayor porcentaje del patrimonio. ¿Una ínfima parte? Sí, bastante pequeña, menos del uno por ciento, y eso ya es bastante. ¡Jamás había visto tanto dinero junto! Cuando don Benjamín me llamó a su despacho para hablarme de “nuestro futuro”, me escribió en un papel la cantidad total a heredar. Casi muero de un ataque allí mismo. ¡Tantos ceros no son posibles en una misma cifra! Desde ese día he comenzado a pensar mejor en qué significa ser un Bolingbroke y aunque todavía no me acostumbro del todo, sé que aquel dinero me ayudará a concretar mi más preciado tesoro: ser director de películas eróticas.
Hasta que no tenga la mayoría de edad, no puedo hacer uso de aquel dinero, por lo que por el momento solo disfruto de las bondades de vivir en una mansión tan grande. Ok, no es que me haya convertido en un burgués, en alguien materialista que solo piensa en el dinero, sin embargo… ¡Por Buda que el dinero entrega felicidad! He comprado tantas revistas gais, dildos de todos los colores posibles, condones de sabores a frutas que ni siquiera conocía. Otro punto a favor, es que la familia de mi novio ve con mejores ojos nuestra relación. ¡No! No me rechazaban por convertir en “afeminado” a su único hijo, sino que lo hacían por ser pobre. Sí, queda gente así en la actualidad y cada vez me estoy codeando más con ellos.
En la mansión se realizan constantemente fiestas de etiqueta, ceremonias en las cuales todos visten elegantemente, concretan cuantiosos negocios y conversan de todo el dinero que han gastado durante el último mes. Todo un culto a la riqueza, aquella que se expresa en sus valiosos coches, los que se estacionan en el amplio y verde patio de enfrente. También lo hacen notar con sus prendas de diseñador, esas que mandan a hacer directamente al artista que está de moda. Sus joyas no se quedan atrás, de oro e incrustaciones de los más delicados diamantes. Aunque lo que más me llama la atención, son la gran cantidad de cirugías plásticas que se realizan. ¡Por Krishna! Una señora en sus cincuenta, ni siquiera podía beber de su copa, debido a la parálisis provocada por el Botox en su rostro. ¿Se acuerdan de El Guasón? Pues imagínense una habitación enorme, repleta de ellos, adornados con joyas relucientes y ropas carísimas. Más parecen fiestas de brujas que de millonarios.
Al principio me quedaba en la pieza, acompañado de Diego. Aprovechábamos el bullicio para gemir a gusto, deseando que algún invitado se equivocara de camino y entrara a la habitación, descubriéndonos en el acto. ¡Jamás sucedió! Al final fui convencido por don Benjamín y Kevin, para asistir a sus reuniones sociales. No pensé que fuera tan complicado, beber un poco, comer mucho menos, platicar de dinero y caminar con el trasero levantado, como si tuviera diamantes incrustados en las nalgas. Pues no queridos, no era tan fácil.
¿Se acuerdan que no sé comer muy bien? Aunque doña Verónica ha intentado enseñarme, no hay caso, siempre sorbeteo la sopa, se me escapa comida del plato, terminando misteriosamente en las faldas de quien está a mi lado. Los más estirados me observan con pavor, como si un cerdo estuviese sentado a la mesa, mientras que lo más relajados, simplemente se ríen ante aquel pobretón, prueba inequívoca que ellos son superiores. Eso es algo que detesto, estos millonarios tienen la necesidad de comprobar a todo quien se le cruce en frente, que son mejores que ellos. ¡Siempre quieren ganar! ¡Siempre!
Pero no todo es malo, ya que sin saber el porqué, la belleza también va acompañada de la riqueza. ¡Por Buda! Que hombres más guapos he visto. Los hijos de los socios de don Benjamín, suelen ser unos musculines rubios, altos, de ojos claros y con un trasero… con unas nalgas regordetas y manoseables, que te llevan al paraíso. En esos momentos recuerdo que tengo novio y todo calor producido, se desvanece al descubrir nuevamente el gran amor que me une a Diego. ¿Por qué me adelanté tanto? Hubiera aprovechado mi vida de soltero quinceañero a gusto y luego, conocer a mi amado para vivir a su lado el resto de mi vida. Pero no, por calentón me apresuré y lo conocí a los trece años.
Hace un par de días estaba de aniversario el Holding Bolingbroke, por lo que nuevamente se realizó una fiesta en la mansión. ¡Yupi! Estaba tan contento, que golpeé sin querer el brazo de Kevin. –Joder, eso me dolió, imbécil.- Detesto tener que comportarme como pingüino con indigestión, solo que “mi padre” le pidió a toda la familia que asistiera, para mostrar la nueva unión que se estaba formando. ¿Saben lo que le costó a don Benjamín reconocer que su hija era actriz pornográfica? Fue todo un escándalo en las revistas de socialité. Aun así lo afirmó y en esa fiesta quería demostrarles a todos que era progresista, que la profesión de su hija mayor no le interesaba, que era parte de la familia de todos modos. Como también formo parte del clan, parece, acepté a ir. Si incluso Matías fue invitado. Como estaba viviendo con nosotros en el departamento, terminó viviendo también en la mansión, aunque duerme en una pieza diferente de la de Natalia.
Recordando el edificio, ¿a qué no saben quién trabaja como nuestro nuevo mayordomo? Para mí también fue una sorpresa ver a Germán vestido de frac. No sé cómo, solo un día fue contratado e ingresó a vivir en la mansión. Claro, quedó cesante luego del derrumbe del edificio y tenía que conseguir trabajo. Supongo que se tuvo que hacer amigo de Jaime, mientras él trabajaba para don Benjamín en aquel departamento. Me gusta verle en las mañanas, sirviéndome en el desayuno, me recuerda a Cata, es como si ella con todo el amor de su corazón, estuviese a mi lado. Suelo desayunar con él en la cocina, como dos amigos entrañables, prefiero eso antes de verle parado a mi lado como un sirviente, como si fuese de menor estatus, cuando en realidad le quiero tanto.
Volviendo a la fiesta, estuve una hora en mi cuarto eligiendo qué ropa utilizar y qué no. En realidad estaba acompañado de Adriana y Kevin, quienes discutían por ser quién finalmente eligiera mi tenida. –Que no tiene trasero, que tiene que utilizar este pantalón liso, su corte le hará resaltar los huesos que tiene por nalgas…- Dijo la antigua bailarina, mientras le alzaba las manos al rubio, a punto de golpearle. –Que su rostro es feo, tiene que usar un color más vivo para resaltar el cuerpo y no su cara…- Replicó mi primo tan enfadado como la profesora de lenguaje. Así se pasaron los sesenta minutos, diciendo mis defectos como si nada. ¿El resultado? Un golpe en la cabeza a ambos. -¿Qué soy tan feo? ¿Tan feo? Pues ya verán cómo elijo la ropa, que no pasarán vergüenza por mis facciones, sino que por cómo voy vestido…- Les sentencio luego de dejarles callado tras el dolor. Un pantalón corto, que me llagaba hasta la rodilla, de un intenso color rosado, combinado con una camisa dorada, de esas que utilizo mientras intimo con Diego, esas tan brillantes que se transparentan a la luz. ¡Hermoso! A ver si siguen hablando mal de mí.
-Que tiene la piel muy tostada… que no sabe hablar con propiedad… ni siquiera sabe utilizar el servicio… ¿Cómo puede vestirse así?.... La hermana es una prostituta y él un desvergonzado…- Son algunas de las frases que escuché durante toda la noche. Estaba a punto de explotar, cuando llegó el momento decisivo, aquel en el cual ya no puedes seguir reteniendo el vendaval que se ha gestado en tu interior. –Y dime mariquita, ¿es verdad que los gais tienen la verga más pequeña?- Me dijo uno de esos socios ebrios que repletaban la sala. Con la corbata casi desanudada por completo y una copa de champaña en la mano, se me acercó solo para preguntar aquella bobada, con la única intención de burlarse. ¿Así es que quería saber de qué porte tengo el pene? Pues con gusto se lo mostré. Frente a su mirada atónita, me quité toda la ropa que llevaba y quedé como Alá me trajo al mundo. Me posé ante él, intentando que me viera perfectamente, para que sacara sus propias conclusiones. Así me paseé por toda la mansión, mostrándoles mi piel desnuda a todos quienes habían asistido a la fiesta. Las mujeres mayores se horrorizaban ante tamaña falta de recato. –Por eso hay diferencias entre pobres y ricos, esos desfavorecidos simplemente no saben comportarse…- Dijo una señora repleta de alhajas. Solo me reí mientras me observaban aterrados.
¿Cuál fue el resultado? Mi trasero apareció en la portada de la gran mayoría de los periódicos al otro día. ¿La razón? Los empresarios rivales de don Benjamín intentaron destruir su reputación mostrando nuevamente la desvergüenza de sus hijos, primero lo hicieron con Natalia. ¿Saben lo que es verte desnudo en todos los medios de comunicación? ¡Fue la experiencia más hermosa de toda mi vida! Lástima que mi fama duró tan poco, al final ya nadie se acuerda de mis candentes nalgas.
Gracias a ese escándalo es que recibí el primer regaño de un “padre”, y es que el mayor de los Bolingbroke me llamó a su despacho para decirme lo perjudicial que es para su negocio, que su familia se vea envuelta en aquel tipo de accidentes mediáticos. –Tenemos un apellido que cuidar, prácticamente las inversiones vienen de la mano de nuestra reputación… Nos guste o no, todavía la clase alta es muy prejuiciosa y discriminadora. No ven con buenos ojos tus… tus… improvisaciones artísticas…- Pero qué imbécil, si todo lo hice para enfadar a esos ricos engreídos. ¿Acaso mostrar el trasero es un arte ahora? No me iba a quedar callado, por eso le respondí en base a mis convicciones, a esas tan fuertes que me inculcó Cata. –Si vas a ser mi padre tendrás que acostumbrarte a mi forma de ser. No cambiaré jamás, así es que será mejor que te resignes… nunca podrás domarme. La vida es una sola y no quiero desperdiciarla intentando agradar a gente que no me importa… He vivido siempre con el mísero sueldo de mi hermana, y he sido feliz así. No me interesa estar rodeado de riquezas, si por ello debo lamerle el culo a tanto farsante…- Le respondí enérgico, dejándole en claro quién soy y qué nunca podrá hacerme. Me fui de aquella lujosa habitación, mientras don Benjamín apenas podía parpadear, estaba completamente impresionado por mis palabras.
Ni siquiera se podrán imaginar qué sucedió luego. Parece que mis valores le conmovieron tanto que en una cena se levantó de improviso para hablarnos. –Creo que esta farsa ha durado demasiado… Por eso es que Verónica y yo nos divorciaremos. No es necesario seguir casados cuando nunca hemos sido una pareja. Le prometí a su difunto marido que la protegería, a ella y a su hijo, eso lo seguiré cumpliendo… Aunque no debo estar casado con ella para hacerlo…- Y todos quedamos boquiabiertos, mientras la madre de Kevin comenzó a llorar como viuda en entierro. Supongo que se cansó de fingir y por eso se liberó, aunque en un nivel que Jaime no entendió del todo bien.
El mayordomo casi corrió para tomar la mano de su jefe, la cual besó apasionadamente para luego declarársele. –Siempre esperé este momento… Señor, le amo como nunca lo he hecho antes… Deseo pasar el resto de mi vida a su lado, sé que usted siente lo mismo.- Yo sabía que el pingüino mayor era gay y estaba interesado en el hombre. Lo malo fue que cuando intentó besarlo, don Benjamín se alejó asustadísimo, como si hubiese visto al mismo demonio. –No… no entendiste bien… Si me divorcio no es porque sea homosexual. Me gustan mucho las mujeres… Lo siento…- Con el rostro descompuesto, Jaime tuvo que reconocer que su sueño no se iba a cumplir. Abatido corrió hasta la cocina, donde todos le escuchamos llorar como Magdalena. Menos mal que Germán le consoló, porque o sino todavía escucharíamos sus sollozos por todos lados. Igual me da un poco de pena su amor no correspondido, sin embargo, hay que reconocer que se volvió loco al saber del divorcio, en ningún momento se habló de salir del closet ni nada parecido. ¿Y si le buscara novio? Creo que lo anotaré en mi lista de buenas acciones a futuro.
Al final “mi padre” se relajó con todo aquello que los medios de comunicación decían de nosotros y se centró en ser feliz, tanto que cada noche llegaba con una modelo nueva. ¡Oh por Buda! Si resultó ser más puto que yo. Pienso que luego de quince años de abstinencia, tenía mucha “fuerza” acumulada. La sonrisa en el rostro, por otro lado, no se le borró más. Aunque las estúpidas con las cuales se acuesta no me agradan para nada, debo reconocer que verle más relajado y viviendo libremente, es grato. Al final todos somos felices ¿no? Bueno, sin mencionar a doña Verónica… y a Kevin… y a Jaime… Bueno, no todos podemos estar dichosos ¿verdad? Ya les tocará su turno a ellos.
Mi abuela era prima de la abuela de Antonio Palmer. Sí, ese es el parentesco que tenemos, bastante lejano, aunque fue suficiente para conocerle hoy en el almuerzo de negocios que ha preparado don Benjamín. Viéndole de cerca, para tener treinta años, es bastante guapo. Con su cabello castaño, ojos marrones y piel tan clara como la leche, pero especialmente por la seriedad en sus facciones, esa seguridad inmensa que siempre le ha caracterizado, es que parece un verdadero muñeco, uno de la porcelana más fina. ¿Tenemos la misma sangre? ¿Acaso algún día podría ser igual a él? Me río tan solo al pensar que eso podría suceder, es que claramente es un delirio.
-Así es que tú eres el desvergonzado que apareció en todos los periódicos mostrándose desnudo…- Dice el hombre más poderoso del país mientras me observa en la cena. Sus ojos se clavan en mi piel como dos dagas mortíferas. Nunca me había encontrado con alguien que me hiciera sentir tan indefenso, como si fuese el más temido de los predadores. –Sí, y mi otra hija es actriz pornográfica… Ella misma es quien me presenta a sus compañeras de trabajo para acostarme con ellas cuando me siento estresado… El rubio de allí también es gay y estaba enamorado del novio de Natalia, quien tiene VIH, pero gracias a los tratamientos está cada vez mejor… Ese mayordomo de allí se me declaró el otro día, es un marica completo… mientras que el otro, el de barba, se iba a casar con la mejor amiga de Renato, quien fue asesinada por una pandilla de nazis… Ella, es mi ex esposa, la madre de Kevin y a quien siempre la encontraba masturbándose en el baño, como nunca tuvimos sexo durante el matrimonio…- Dice de corrido don Benjamín sin un poco de recato, revelando todos nuestros secretos, hasta los más escabrosos. A este hombre se le ha soltado todo, hasta la lengua.
Antonio, quien controla las mayores industrias de la nación, nos observa a todos como si fuéramos una familia de locos, unos dementes que en cualquier momento hace alguna estupidez. Ahora que lo pienso, desde afuera, debemos parecer más un manicomio que un hogar bien constituido. –Mi padre murió cuando era pequeño, me crie con mi madre y mi tío… ella lo mató años después ya que nunca pudo soportar que no la amara… Yo me enamoré de mi primo, quien tuvo un hijo con una chica a quien siempre odié… Intenté de todo para separarlos, hasta busqué su muerte… lo logré aunque no lo quise y es que me arrepentí… Así terminé criando a aquel hijo que la infeliz tenía en su vientre… Daniel es lo más preciado que tengo y por quien, para salvarle, terminé matando a mi propia madre… Al final me casé con mi primo y ahora somos inmensamente felices… Por lo que verán, tampoco vengo de una familia muy normal que digamos… tal vez algo tenemos en la sangre ¿no?- Termina su relato mirándome y sonriéndome. ¿Se ríe? ¿Es capaz de mover su piel sin que se desintegre?
No puedo dejar de recordar las enseñanzas de Cata al enterarme de la triste historia de Antonio Palmer. Él logró traer prosperidad a esta nación, aun cuando tuvo que sufrir tanto, es el vivo ejemplo de que no podemos rendirnos nunca. Para mi sorpresa, termino caminando por el patio con aquel hombre, quien tal parece ha visto algo en mí, algo que le hace acercarse y tratar de entablar una conexión. –Hay algo en ti que me hace recodar mi infancia… siempre fui reservado, lo que tú no eres, aunque la determinación en tu mirada es la misma que siempre he reconocido en mis pupilas… Dime, ¿cuál es tu mayor sueño? Te prometo que to te ayudaré a cumplirlo…- Me dice luego de pasar debajo de los cerezos. Todo a mí alrededor se ilumina. Él, que todo lo puede, me ofrece ayudarme a cumplir mis sueños. Esto debe ser una señal, ¡no dejaré pasar esta oportunidad! –Quiero ser el más reconocido director de películas pornográficas del país… quiero tener mi propia compañía y demostrarle al mundo que el sexo es normal, que no hay nada malo en practicarlo, ni mucho menos en gozarlo…- Le digo resplandeciendo de la emoción. Percibo la incredulidad en sus movimientos, no pudiendo dar crédito a lo que acaba de escuchar. Claro, un adolescente tratando de lograr un sueño tan raro, creo que debe ser por lo menos intimidante. –Ok, te ayudaré con ello… aunque primero debes convertirte en mayor de edad… Hacerlo ahora sería ilegal.- Responde finalmente, logrando que se genere tanta felicidad en mi pecho, que lo termino abrazando. Llego a llorar de la emoción, luego de tanto tiempo de espera, por fin lograré mi más preciado anhelo. ¡Mundo! Prepárate, porque pronto me conocerás.