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Midori no Rescue por Cliosan9

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Notas del capitulo:

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holas que tal, aquí con un nuevo capitulo de estos dos, gracias por los comentarios que me ayudaron con nuevos apodosXDDD espero que les guste.


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LA ESPERA

Zoro no había podido dormir esa noche, la imagen del cocinero jadeando con las mejillas encendidas habían despertado a su amiguito y se vio obligado a calmarse, tendría que estar tranquilo cuando vaya a confesársele, aunque ¿Qué haría si era rechazado?


El rubio era por sobretodo  un enamoradizo casanova, tenía mala suerte con las chicas, pero le seguían gustando, ¿Cuánta posibilidad tenía un yakuza de bajo rango contra dos buenas tetas?


No lo sabía, no era ni mucho de haberlo conocido pero decidió ir a probar suerte.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*


No había podido ir a visitar al cocinero en las últimas dos semanas. La casa estaba ajetreada, habían tenido que acompañar muchas veces a alguno de los jefes por posibles ataques. Corrían rumores que se habían metido con un grupo igual de aterrador que ellos de Osaka, por problemas territoriales y ahora estaban siendo cazados. Solo eran rumores, pero los de bajo rango no tenían ningún derecho de preguntar.


Se habían comunicado solo por mensajes de texto, le explicaba someramente la situación y este le aseguraba siempre que en su próxima visita le prepararía un gran platillo en el que había estado trabajando.


Fue en ese momento en que detonó la verdadera situación. Uno de los jefes de área había sido atacado a pesar de estar protegido por unos 6 de sus hermanos que no lo dejaban en ningún momento, estos también estaban heridos, pero se le dio prioridad al jefe que estaba en peor situación. La situación no se debía a un problema de territorio.


Normalmente las casas yakuza se dividían por barrios y negocios, estos controlaban a sus dueños y les pedían cupo para su protección, estos no tenían más opción que pagar. Pero una cosa eran negocios y otra muy diferente, entidades financieras. Los bancos aliados a los yakuza tienen la misión de lavado de activos, al parecer uno de estos empleados particularmente tenía un negocio que era controlado por la mafia a la que pertenecía Zoro, pero el banco le hacía favores a la mafia de Osaka. Dichoso hombre habría hecho entrar en conflictos a las dos casas y por ahora era imposible salir sin estar acompañado de al menos 10 hombres.


Empezaron a correr los rumores de nuevo, estos eran diferentes a los anteriores, se rumoreaba que habría un enfrentamiento entre casas. Se decía también que el oyabun de Osaka había ofrecido su territorio si perdía, cosa que había despertado la ambición de todos, incitándolos a participar en aquel juego. Zoro sabía que estos rumores podían ser bien infundados como ser solo eso, rumores. De igual manera él estaría preparado, su instinto nunca le había fallado y ahora le decía a gritos que se acercaba el peligro. Ese día a diferencia de los otros llamó directamente a Sanji cuando todos se fueron a dormir.


Sanji al otro lado de la línea le respondió con una voz algo pastosa, probablemente ya estaba durmiendo.


-Siento llamar tan tarde


-No me llamarías a esta hora si no fuera importante.


-Solo llamaba para hablar un poco contigo


-Marimo mierdoso, tú no me llamarías por nimiedades, que diablos pasa. – Zoro se debatía entre contarle o mejor solo escucharlo como de costumbre, pero también estaba consiente que podría ser ese su ultimo día de vida, así que se arriesgó.


-Como te comenté, sí había un altercado con una mafia vecina, atacaron hoy a uno de nuestros jefes, no sé cómo vaya a salir mañana, se rumorea una emboscada. – al otro lado de la línea no se podia escuchar nada, quiso intentar llamarlo por su nombre pero este justo empezó a hablar.


-Y para cuando vienes a mi restaurante – Zoro iba a preguntar si realmente había entendido la gravedad de la situación- después de pelear apuesto que tendrás hambre, voy a prepararte más platillos.


Sanji le estaba haciendo hacer una promesa, más allá de lo que pueda prepararle el mañana, esta indiferencia de alguna manera hizo feliz al peliverde.


-Prepara la cena, llegaré más temprano.


-Más te vale


La comunicación se cortó inmediatamente después de eso, y Sanji no volvió a recibir ningún mensaje o llamada


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*


Ya había pasado casi un mes, no sabía nada de Zoro. Sanji se sentía inquieto más su posición en este momento no le permitían hacer nada, ¿Qué podría hacer un cocinero? Conocía el mundo en el que el Marimo estaba y lo peligroso que era, no era sorprendente que un día amaneciera muerto en un callejón, él pudo salvarlo una vez pero no podía protegerlo más. Sin darse cuenta se encontraba a sí mismo mirando a todos los lados esperando que apareciera cuando salía a botar la basura. En el poco tiempo que se habían conocido Zoro se había hecho parte de su rutina. Dejó de preparar platillos dirigidos hacia sus damas, estaban dirigidos ahora netamente a su musgo, solo que no quería ser consciente de eso.


Había preparado de nuevo el platillo que le prometió, aquel adornado toscamente con verduras para que Zoro no le hiciese berrinche que no podía comerse algo tan femenino ni tan arreglado. Era la cuarta vez que lo preparaba y probablemente la cuarta vez que lo tiraría a la basura.


Sanji se había rendido, no quería aceptar que probablemente tenga que visitar a Zoro al cementerio y contarle a una lápida las trivialidades que hablaba con él. Ya era de noche y el platillo se estaba enfriando cada vez más, este sería la última vez que lo hacía pero no tenía el coraje de comerlo, así que de nuevo lo tiraría y de paso fumaría todo lo que podía.


Al salir, el aire helado chocó contra su rostro, el aroma a humedad le llenaron los pulmones y de un último suspiro deseó conversar un ultima vez con su amigo.


-Eso se ve rico cocinero, ¿lo vas a tirar? – Sanji al escuchar la voz dio un respingo dejando caer el plato. Sabía que estaba aún lo suficientemente cuerdo como para no oír alucinaciones.


-Marimo, hasta que por fin llegaste.


-Lamento haberte preocupado


-¿Quién estaba preocupado? No me hagas reír, dijiste que vendrías ¿no? ¿Pero qué pasó? ¿Acaso te perdiste de nuevo?


-Maldito cejas de tornado – Zoro se había molestado, le molestaba que Sanji no se mostrara más animado con su aparición, pero al ver el rostro a punto de estallar en lágrimas y las manos hechas puño del rubio, relajaron su semblante. Debía disculparse por llegar tarde. – Lo siento, hubo una emboscada y me dispararon.


El rostro de Sanji alzó la mirada y tanteaba cada parte de Zoro como si de esa manera lograra ubicar donde había caído la bala, o tal vez solo comprobar si no estaba hablando con un fantasma.


-Me cayó la bala en el hombro, pero seguí peleando, la bala no salió por eso que para cuando me encontraron había perdido mucha sangre y además debían hacer una operación para quitármela. Estuve en cama alrededor de 2 semanas y 2 semanas más para recuperarme, no me pude comunicar contigo, de alguna manera mi celular se perdió en el altercado y no recuerdo tu número.


-Demonios marimo, da igual, eso fue jodidamente peligroso.


-Te dije que volvería y aquí estoy. – Sanji se sentía completamente aliviado, nunca le diría a Zoro que estuvo a punto de llorar por él, mucho menos que había preparado platillos sólo para él,  su orgullo no le permitían soltar palabras como “estuve preocupado por ti” “te extrañé” Esta última hizo eco en la mente del cocinero, recordó que el marimo estaba enamorado de alguien y se le confesaría, probablemente aquella chica tampoco sabía nada del peli verde en el tiempo que estuvo convaleciente.


-¿Marimo ya fuiste a verla? – Zoro se intrigó con el cambio abrupto de conversación – ¿La chica que te gusta fuiste a verla?


-Oh cierto, iba a declarármele.


-Marimo idiota ¿Cuándo se lo dirás?


-Ahora mismo – Los ojos del cocinero se abrieron como platos cuando se acercó a él de esa manera tan decidida, la luz del foco del Baratie mostraban el rostro de Zoro este no tenía ningún atisbo de vacilación o burla. – Sanji te amo.


-¿Q-qu… - las palabras quedaron atravesadas en su garganta. El instinto de Zoro le decía a gritos lo que debía hacer y eso hizo. El rubio no salía del shock anterior y recibió otro shock al sentir los labios de Zoro sobre los suyos. Quiso apartarlo de manera instintiva, pero este lo sujetaba con fuerza, podía haberlo alejado de haber querido, sus patadas eran algo de lo que estaba orgulloso, pero no le disgustaba, la calidez del marimo, la humedad de sus labios y la sensación de su lengua. Y al igual que Zoro lo había hecho alguna vez, no se preguntó si era gay, no le preguntó a Zoro si lo era, lo único que sabía es que había llevado anhelándolo por mucho tiempo.

Notas finales:

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y que tal? que les pareció? para las personas que leyeron el doujinshi espero que les haya gustado, ya se viene lo bueno jojojo


si uds ya saben a que me refiero *inserte cara de yaranaika aquí* sin mucho que decir me despido, muchas gracias por su apoyo.


Clio ::off::


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