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Café a medias por StrawberryMilk

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Notas del capitulo:

Hola a todos, aquí les traigo el capítulo 2 ~ yay, es algo más largo que el anterior, me discupo si les parece algo aburrido, pero les prometo que mejorara, pues ahora solo estoy mostrandoles el panorama de la historia, bueno sin más preambulo los dejo con el tiburoncin~

 

Siempre tan torpe, Rin se reprendía a si mismo por casi tirarle encima su orden al cliente de la mesa  10, pero es que al verle se había impactado de una manera irracional, derramando un poco del líquido sobre la mesa y quemándose con este, apartando la mano con rapidez y dejando caer la charola de forma algo brusca. Aquel cliente bien rondaría los 23 años al igual que él, se notaba que era un hombre alto, cuyas facciones estaban bien enmarcadas de tal forma que le daban un aspecto varonil pero estilizado a la vez, se veía muy similar a los modelos de las revistas y sin duda alguna era sumamente notorio. Sus ojos tenían un color azulado aguamarina, agregándosele a esto una expresión seria que simplemente le pondría los cabellos de punta a cualquiera, el corazón del pelirrojo se agito de tal manera que podía sentir como este se hacía un sonido de <<Crush>> en su interior.

Rin coloco la charola sobre la mesa y saco una toalla absorbente para limpiar el pequeño charco que había hecho sobre la mesa, desviando la mirada por un segundo maldijo en su cabeza y después procedió a realizar una pequeña reverencia hacia su cliente.

-          Disculpe señor ha sido culpa mía, perdone las molestias… ¿está todo bien con su orden?

-          Está bien, ¿Te quemaste?

Pregunto de forma directa mientras le miraba levantándose del asiento revisándole la mano, notándola algo enrojecida, Rin por su parte, llevado por el instinto aparto su mano y la oculto con rapidez.

-          Sólo un poco, nada de qué preocuparse. ¿H-hay algo más en lo que pueda servirle?

-          No, es todo. Gracias por el café –Al momento volvió a su asiento para regresar su mirada a su computadora portátil y comenzó a escribir.

Corriendo literalmente el mesero se apartó de aquel joven y sin atender a la voz de ninguno de sus compañeros de trabajo se enclaustro en los vestidores para empleados, sentía como el corazón le latía con un ritmo agitado. No comprendía del todo lo que había pasado, cerraba los ojos para intentar relajarse y la imagen del rostro de aquel chico se presentaba en su mente, incluso los vellos de sus brazos estaban erizados como el pelo de un felino asustado.

-          ¿Q-qué pasa? Es solo un cliente – murmuro para sí cubriéndose la boca para mirar hacia el techo y luego al suelo mientras caminaba en círculos como león enjaulado. Aquel sujeto había logrado hacerle aquello, pero no tenía la menor lógica o eso era lo que se repetía Rin constantemente.

Pero se mentía… él sabía perfectamente lo que estaba pasando, pues ya le había ocurrido antes cuando tenía unos 15 años. Sentándose como una adolescente deprimida se dejó caer sobre la banca del vestidor mientras recordaba cosas que creía olvidadas. Era verano y recién comenzaba su escuela media superior. Había logrado hacer un amigo durante los cursos de inducción, su nombre era Makoto un chico algo más alto que él con un carácter agradable y algo gracioso. Todos los recesos durante el curso se la pasaba  contando anécdotas y datos curiosos sobre su amigo Haruka, que no había podido asistir a la inducción pues estaba fuera con sus padres.  Rin por educación nunca se quejó, pero Makoto parecía un disco rayado, siempre adulando a Haru y eso llegaba a ser algo molesto en ocasiones.

Las clases normales comenzaron poco después y los grupos definitivos fueron asignados a distintos salones, Makoto estaba sumamente contento, pues había quedado en el mismo curso que Rin y que Haruka, celebrando de forma dulce al traerles a ambos un obsequio discreto, un paquete con bolitas de <<mochi>> casero preparados por él mismo. Cuando el timbre sonó, apenas unos minutos antes que el profesor, entro un chico de paso tranquilo por el portón, Makoto dio un gritillo de emoción y salió corriendo para abrazarle. Haruka le miro con el entrecejo fruncido.

-          No seas tan escandaloso Makoto

-          ¡Haru-chan! Que gusto verte, ¿estás bien? Estuviste todas las vacaciones fuera, mira te presentare a un amigo

Ese momento marco para el corazón de Rin un antes y un después de Haruka, era como si simplemente no pudiera apartar su mirada de él, tenía un rostro tan serio y emanaba una energía que simplemente le obligaron a dar un paso hacia adelante para tratarle como a un viejo amigo, Es lo que muchos de nosotros conocemos como ser “Crusheado”, ese momento en el cual conoces a una persona que simplemente te parece tan interesante que no estás seguro de si quieres ser dicha persona o estar sobre ella, aunque para el corazón puberto de Rin eso aún era bastante confuso.  Tiempo después entro al club de natación junto a Makoto sólo para poder estar más tiempo con Haruka,  era tan anormal desearle tanto, se lo repetía una y otra vez, puesto que él chico no salía de su cabeza ni siquiera durante las misas de la iglesia.

Un domingo el cura dio un sermón diferente, algo que obligaría definitivamente a Rin a prestar atención. Las palabras aun golpeteaban en los oídos del mesero

¡La homosexualidad es una aberración!
¡Los perversos  homosexuales  sin duda alguna arderán  en el infierno hijos míos!
¡Vigilen a sus hijos, un sentimiento puro puede distorsionarse en corrupción!

Aquellas palabras horrorizaron al chico, pues se había dado cuenta de que su interés por Haruka, de ninguna manera era igual al que sentía por Makoto, el interés o afecto que se siente por un amigo, no era para nada parecido a lo que sentía por Haruka.

-          ¡Universitario! No jodas necesito pasar por mis cosas al locker – Grito Paul, uno de los meseros del lugar-

Estaba cubierto en sudor y se levantó como un muerto viviente abriendo la puerta, permitiéndole al otro chico entrar, suspiro hondamente, hacía mucho que no pensaba en aquello-

-          Lo siento chicos, me sentí mal…  ¿Qué hace falta? – pregunto mientras se secaba el sudor con una servilleta.

-          Si estas enfermo no vengas a la próxima universitario, mira tú mesa ya se desocupo, límpiala para el próximo cliente.

Mordiéndose el labio asintió para ir hacia la mesa 10 ya vacía,  la culpa le ataco de pronto, había descuidado a su cliente, sería un milagro que no le corrieran del trabajo por algo así, aunque se sentía aliviado de no verle, pues no tendría que esforzarse por no comportarse más raro de lo que ya lo había hecho, espabilándose un poco, suspiro vaya que era un dramático, el estrés terminaría matándolo algún día y lo tenía por bien sabido.  Saco una toalla con agilidad para limpiar la mesa cuando se percató de que el cliente había dejado una nota:

“Un rico café
me has servido, estoy
agradecido”

Con sorpresa leyó aquel mensaje  contando las silabas de cada estrofa, 5 silabas, 7 silabas y  5 silabas, era un haiku, un rubor le subió a las mejillas de golpe ¿Cómo sabia ese hombre que le gustaba escribir haikus? No, era imposible que lo supiera, seguro era coincidencia, se dio golpecillo en la frente notando que también había dejado una “Curita” y 5 dólares de propina, una media sonrisa se asomó por sus labios levemente y limpio la mesa volviendo al trabajo, aquello sin duda alguna había sido extraño, pero le había hecho sentirse tranquilo, pues denotaba que no había ofendido al chico en lo más mínimo haciéndolo sentirse más calmado al respecto.  Durante la noche, ya estando en su hogar miraba hacia el techo con cierto fervor casi religioso, la nota rebotaba dentro de su mente como una pelota y una media sonrisa se dibujó en sus labios.

No le pregunte su nombre –murmuro contra la almohada sin reprenderse. Eso era lo bueno de su habitación, no había que aparentar absolutamente nada y cualquier cosa dicha en ella no saldría a ninguna parte, estaba limpio, nada lo influía, era su esencia. Aspiro con fuerza y dando un salto salió de la cama, corriendo hacia el escritorio que tenía sacando el pincel junto a una pintura. Arrastro una pequeña escalerilla y destapando el frasco comenzó a plasmar aquellas palabras que le habían obsequiado aquel día, esa breve pero sutil poesía: “Un rico café me has servido, estoy agradecido” b34;  - tarareaba en voz baja al escribir – Listo~ - musito mientras su mirada chocaba contra su reflejo en el espejo- Mierda ¿Qué soy una pubert- Se tapó la boca de golpe pues había maldecido en voz alta, pero tal movimiento hizo que soltara la escalera azotando como una jirafa recién nacida en el suelo.

A la mañana siguiente todo marcho de forma más tranquila, así que fue directo a con el jefe de turno,  le habían llamado por la mañana de parte de la universidad, pidiéndole que llevase algunos documentos para la emisión de su título profesional así que tendría que ir rápidamente a dejarlos en ventanilla. Claudia que era la encargada le miro preocupada.

-          Ya sabes que no se puede salir a esta hora, tenemos que prepararnos para la tanda fuerte de clientes de las 4pm, lo siento universitario…

-          Te juro que tardo una hora  y media a más tardar, es urgente, aunque si realmente crees que no es posible dejare de molestar –pronunció agachando la cabeza bastante apenado

-          Maldición está bien, vete pero te quiero aquí en una hora y media, ni un minuto más tarde, recuerda que el manager hace conteo de personal antes de las 4… ¡VETE YA!

-          G-GRACIAS

Grito mientras salía corriendo por la puerta trasera hacia la calle a tomar el autobús que le dejo frente a la universidad. Siempre lo comentaba con sus amigos, amaba la universidad de una forma pasional, el simple hecho de pasearse por los jardines y las diferentes facultades le hacía dichoso de formar parte de ello, bien se habría tirado como una foca sobre el pasto de no ser porque tenía el tiempo contado para volver al trabajo.

-          Disculpe señorita, vengo a traer los papeles de mi titulación, soy Rin Matsu

-          A la fila – gruño la mujer tras la ventanilla, lo cual sorprendió a Rin pues no había fila-

-          Pero si no hay persona…

-          Toma un número y a la fila –gruño nuevamente

Algo pasmado Rin prefirió cumplir las exigencias de aquella mujer para evitarse problemas, mientras pensaba el por qué siempre las secretarias escolares eran mujeres tan despreciables, arranco con algo de pasividad agresiva el número del boletero.

-          Número 34 –se oyó con fuerza en la habitación

-          Soy yo –dijo el pelirrojo con una notoria mueca de consternación.

La mujer finalmente le recibió los documentos y los digitalizo allí mismo, el reloj corría sin tener piedad alguna del mesero, finalmente la mujer le pidió una última firma, la cual realizo completamente distorsionada por la rapidez. Le quedaba 30 min para llegar al trabajo antes que el manager, esa mujer se había tragado su tiempo como si fueran rosetas de maíz. Corriendo a toda velocidad se hecho la mochila que traía consigo al hombro.

Lo malo de ir en contra del tiempo, es que todos los sentidos se concentran para tratar de vencerlo, el cuerpo apaga el cerebro para ahorrar energía y es por eso que terminamos haciendo tonterías. Agitado Rin llego hasta la orilla de la calle, un bulevar le separaba de la parada de autobús, no había tiempo para subir el puente peatonal, dio una mirada rápida hacia los lados y se lanzó a la calle, después de eso todo ocurrió demasiado rápido;  El sonido de un claxon le hizo girar a la izquierda, siendo cegado por una fuerte luz, sintió un fuerte golpe en el vientre y fue lanzado de vuelta hacia la acera, cayendo sobre el pasto mientras jadeaba.

-          ¿¡Estas bien, te has herido!? – Gritaba una voz con tono desesperado

Los ojos de Rin se abrieron con lentitud sólo para encontrarse con una mirada fuerte de color aqua sobre sí, su cuerpo se congelo y no podía hablar, era el mismo chico de hacía unos días, este le tomo del brazo y lo hizo sentarse.

-          Ese boulevard es peligroso – contesto a la pregunta ajena mientras se sujetaba la cabeza – Gracias yo… - Su mirada se centró en el autobús que se marchaba, dando un golpe al suelo-

-          Si lo es, no tengo mucho aquí, pero me han contado de varios accidentes… ¿era tu autobús?

-          Lo era, pero da igual… gracias por ayudarme, de no ser por ti estaría embarrado en el pavimento –se sonrojo un poco mientras se rascaba la cabeza, le daba algo de pena hablar con tanta familiar a otras personas, pero era quizá porque estaba dentro de la universidad que se sentía con la libertad de hacerlo, era un sentimiento similar al que tenía en su habitación, pues no había nadie observándole.-

-          ¿Por qué cruzaste así? – Preguntó de forma directa su interlocutor que seguía viéndole de aquella manera tan intensa que apenaría a cualquiera

-          Necesitaba ese autobús… tengo que volver al trabajo antes de las 4,  pero no llegare a tiempo ya, seguro me despedirán –contesto abrazando sus piernas, pues comenzaban a ganarle las ganas de llorar y no podía darse el lujo de hacerlo frente a un extraño.

El joven de cabello negro lo observo y le palmeo la espalda.

-          Espera, ya vengo –dijo alejándose un poco para hacer una llamada desde el teléfono público y volvió con gran rapidez- Vamos al estacionamiento, un amigo nos dará un aventón, aún tenemos 15 minutos

Rin le observo con los labios entreabiertos, pero no dudo en aceptar su ayuda. Ambos subieron al auto de Momotarou, un chico de 5to semestre de diseño industrial.

-          ¡Suban al Momo-móvil! –grito al verlos correr desde lejos el dichoso dueño del auto

-          Vámonos –dijo el mayor mientras abría la puerta, para que Rin subiera, cerrándola tras de sí-

-          ¿Por qué tanta prisa? Por qué no vamos primero por los campos, las animadoras están entrenando~

-          Conduce al literafé, luego te explico… por cierto, mi nombre es Sousuke y él es Momo –pronunció girándose para ver a Rin que estaba cohibido en el asiento trasero

-          ¡Oye! Solo quiero ver si la chica linda de tu clase esta entrenand

-          Te presentare a Gou si conduces más rápido

Los ojos de Momo brillaron como un volcán en erupción y condujo como “alma que lleva el diablo”, el tiempo avanzaba sin compasión, pero finalmente lograron llegar con 2 minutos de tiempo al café, Rin se bajó con rapidez, agitando su mano.

-          ¡G-gracias Momo y Sousuke!

Las gafas se le empañaron, había sido tan familiar con ellos que la cabeza le iba a explotar. Para su fortuna el manager llego poco después de que él había regresado, Claudia suspiro al verlo y le mando a cambiar los servicios de las mesas.

-          Me tenías preocupada Universitario, primera y última vez –dijo palmeándole la cabeza un poco afectuosa.

Vaya que si sería la última vez que se arriesgaría de aquella forma. El reloj marcaba las 10.30 y todo mundo se preparaba para marcharse, fue entonces que pudo sentarse un momento a meditar en lo ocurrido. La luz del auto de hacia un rato le había cegado y el simplemente no hizo nada por evitar lo que sabía que ocurriría, estaba consciente de que iba a morir, de no haber sido por Sousuke… o… Sousuke, si , ese era su nombre, habría muerto como un cobarde.

-          Oye universitario, te toca cerrar hoy, en realidad me toca a mi pero me la debes, tengo planes para salir con mi novio al cine – Dijo Claudia dándole una palmadita al chico en la cabeza-

-          V-vale yo cierro –murmuro tomando las llaves algo nervioso.

Tenía que admitir que la idea de cerrar la tienda le ponía ansioso, más por los ladrones, así que comenzó a bajar las cortinas una por una y cuando al fin llego a la cortina principal vio como alguien  corría directo hacia la puerta, dando un brinco se alejó de la misma y noto como la figura forcejeaba algo con el picaporte. Después de aquello un suave toquido le hizo abrir los ojos que cerro por el terror y notó que se trataba de Sousuke.

-          ¿Sousuke?

Rin se acercó a la puerta mirándole y quitando el cerrojo, dejando pasar al ajeno.

-          Gracias por abrir.

-          N-no…n-no h-ha-…No hay de qué, pero, si vienes por un café ya cerramos.

El semblante de Sousuke decayó al oír aquello.

-          ¿Podrías dejarme quedar hasta que cierres? – Inquirió mirándole serio pero sus cejas revelaban un cierto grado de preocupación.

-          V-vale adelante…

Sousuke sonrió ante aquello de forma natural y se sentó con rapidez, sacando de su mochila su computadora portátil, comenzando a teclear de forma frenética. Rin le observo con calma pero se dio cuenta de que quizás podía hacerle sentir incomodo, aunque en realidad era él quien estaba ansioso, así que se fue a terminar de ordenar lo que debía.  Ya era la 1 de la mañana cuando finalizo, por lo que decidió que sería bueno prepararse un café al menos.

Cogió dos tazas llenándolas de un suave café americano y les vacío un sobre a cada uno de crema en polvo, tomando una charola salió al encuentro ajeno, mirándole con los ojos enrojecidos y tecleando aun con frenesí, aunque algo más se asomaba de entre aquellos cansados ojos, un brillo tenue que no podía ignorar…

Notas finales:

éwe~ Bueno, ya hemos visto un poco de los traumas de Rin, Pero ¿Sousuke no les parece un amor? aklsndasj, lo cierto es que estaba algo insegura de meter a Momo como personaje, pero ya que estaba escribiendo pensé: PUES YOLO asi que asi quedo este mole~ 


Ya saben aquí abajito pueden dejar comentarios, dudas y sugerencias~ denle de comer a Pancho plz!! que se me muere mi dragón ;c. Comenta si alguna vez has tenido problemas con las secretarias de tu escuela~ Yo si! las odio, mardetas~

Nos leemos a la próxima~ ciao


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