ー¡Ron despierta de una vez! ーGritó Harry interrumpiendo los ronquidos de su mejor amigo, éste último se sentó en la cama de golpe.
ー¡Arañas! ¡Muchas de ellas y por todas partes!ー El pelirrojo tenía la mirada perdida haciendo que Harry pusiera sus ojos en blanco y fuera a por agua en el baño, para luego echársela encima a Ron. Este, al sentirse empapado en agua helada abrió los ojos poniéndose de pie.
ー¡¿Por qué coño has hecho eso?!ー
ーGritabas estupideces sobre arañas y vamos a llegar tarde a nuestra cita con los chicos. ¡Hasta Neville está listo!ーSólo en ese momento Ron se percató de la presencia del pelinegro.
ー¡Mierda!ーEl pelirrojo salió corriendo y se encerró en el baño para asearse lo más rápido posible.
ーAsí que… ¿Cita?ーHabló por fin Neville, con voz socarrona, haciendo que Harry moviera sus manos con un poco de nerviosismo, el cual decidió ocultar molestando de vuelta a Neville.
ーNo te molestó mucho cuando Nott lo llamó así.ー
ーTouché.ー
ー¡Harry saca cualquier camisa y pantalón de mi baúl! ーEl grito de Ron relajó hizo que ambos chicos soltaran una risa claramente nerviosa.
ーEstá bien.ーRespondió el moreno mientras se dirigía al baúl de su amigo y le sacaba ropa.
Pocos minutos después los tres Gryffindors, mas arreglados de lo que les gustaría admitir, se encontraban en las afueras del castillo esperando a los Slytherins. Ron se encontraba refunfuñando por la espera.
ー¿Para esto me echaste agua mientras dormía?ー
ーPor supuesto, Blaise se hubiera deprimido si tu no acudías.ーEl pelirrojo no pudo evitar ponerse del mismo color que su pelo gracias al comentario del niño que vivió.
ーEstas de broma.ーRespondió el Weasley dándole la espalda a sus dos amigos y cruzándose de brazos. Harry y Neville no dudaron en estallar a carcajadas, ignorando a tres Slytherin que se acercaban a ellos.
ー¿Se están divirtiendo?ー Preguntó el rubio alzando una ceja, seguido de sus dos amigos.
Ahí estaba de nuevo esa peculiar forma de arrastrar las palabras que tenía el rubio Slytherien, últimamente en vez de cabrearle esa forma de hablar, a Harry le gustaba. El moreno tembló un poco, quién diría que el mismo tono de voz que antes odiaba en el rubio ahora le parecía tan sensual.
ーNo teníamos nada mejor que hacer.ー Contesto Ron. ーY estos “amigos” decidieron distraerse a costillas mías.ー Los señaló de manera culpable y se acercó a las serpientes, decidido a abandonar a esos traidores. El pelirrojo se paró en seco y se permitió soltar una carcajada, ni en sus más oscuros sueños pensó que diría eso.
ーOh vamos, no hemos tardado tanto.ー Canturreó Blaise contento mientras que saludaba al pelirrojo dándole un beso en la mejilla, Ron soltó un sonido incomprensible, Neville y Harry no tardaron en volver a reírse. Blaise se balanceó sobre sus pies haciéndose el desentendido y para restarle importancia, saludó de igual manera a los otros Gryffindors.
Harry frunció un poco el ceño ¿por qué Draco no lo saludaba así?
ー¿Nos vamos?ー Está vez fue Theo quien habló. Neville sonrió sin motivo y Draco se acercó a Harry.
Sin saberlo djis o quizá sí los leones ya habían metido una pata en la xjso trampa de las serpientes.
Una vez llegaron a Hogsmeade Harry observó un cambio de actitud por parte del rubio, el cual se encontraba literalmente arrastrando a los chicos en dirección a Honeydukes. Porque “definitivamente es el primer lugar al que debemos ir.” Había aclarado como si fuera obvio el rubio.
Ya dentro de la tienda Draco tomó una cesta y se perdió entre todos los dulces, mientras que Harry le seguía.
ー¿Te vas a comer todo eso?ー Preguntó el moreno mientras veía como el rubio ya había llenado una cesta, y temía, que estuviera buscando otra.
ーObvio, si no ¿para qué los compraría?ー Draco prácticamente le había respondido a las piruletas y ranas de chocolate pues no había despegado su vista de ellas. Harry no pudo evitar reírse, en su vida hubiera imaginado algo así ¡Vamos que el rubio estaba vaciando la tienda!
ーEntonces, yo los pago.ー Aclaró con voz divertida mientras se acercaba a ayudar a Draco que Merlín sabe de donde ya había llenado tres cestas.
ーSí eso quieres.ー Murmuró encogiéndose de hombros. Harry por algún extraño motivo, decidió soltar aquella pregunta que le estaba comiendo el cerebro desde que comenzaron las clases.
ー¿Cuánto tiempo más vamos a seguir con esto?ーPreguntó el moreno en tono serio, haciendo que el rubio alzara una ceja y arqueara su espalda en una pose aristocrática.
ーSólo falta una cesta más.ー Prefirió responder eso a pesar de saber de qué hablaba el Gryffindor.
ーDraco, sabes de lo que hablo.ー La expresión en el rostro de Harry se endureció. ーEres mi pareja destinada, me cabrea que otros te miren y técnicamente no puedo hacer nada porque no eres mío.ー El Slytherin sintió miedo, sólo un poco, cuando Harry colocó las cestas en el piso y se acercó a él lentamente, haciendo que retrocediera hasta chocar contra una pared. El corazón de Draco latía a mil por hora, necesitaba escaparse de ahí, desaparecerse sí era posible. Pero al mismo tiempo sus piernas temblaban y su instinto Veela le suplicaba a gritos que se dejará someter por el poderoso dominante que tenía al frente.
Harry, al ver la vacilación del rubio colocó sus manos a cada lado de la cara de Draco, impidiendo así que este pudiera escapar. No se lo permitiría.
El Slytherin no podía dejarse vencer, no ahora. ¡El imbécil de Potter ni lo había cortejado como era debido! ¿Dónde estaban sus flores y chocolates? ¡Sus pretendientes siempre le daban esas cosas!… A Draco se le prendió el foco, claro que escaparía de esta. El rubio alzó sus manos y las deslizó delicadamente por los bronceados brazos de Harry, haciendo que este último se estremeciera. El príncipe de las serpientes aprovechó esa oportunidad para acercarse al oído de Harry, colocándose en puntas para alcanzarle, y susurrarle de manera seductora.ーDe mejores brazos me he escapado.ー Murmuró para luego darle un beso en el cuello y agacharse para pasar debajo de los brazos de un aturdido moreno, escapando.
Harry contó hasta diez, quizá hasta veinte y se recordó así mismo hacer una lista de esos brazos de los que se había escapado su Draco para partirlos en trozos y dárselos de comer a las criaturas del Bosque Prohibido porque sí que se lo merecían eso hijos de… ー¡Sigues pagando los dulces!ーGritó, un ahora a salvo, Draco desde la salida de Honeydukes. El moreno volvió a reírse estrepitosamente, definitivamente el rubio era un caso aparte. Sí lo pensaba bien, esa misma tarde se había reído más que en todo lo que llevaba de año. Ese rubio tenía la habilidad de hacerlo rabiar hasta niveles insospechados para luego, con una simple frase, tenerlo riendo de nuevo. Definitivamente quería a ese chico para siempre en su vida.