Acéptalo Kaka, te quiero.
Vegeta, día 12.
– Bastardo pudiste haber-
– Ya deja de regañarme, no eres nadie para háblame en ese tono gilipollas – reclame.
– Tú tampoco.
Nuestra trayectoria en el automóvil fue bastante difícil de afrontar. Al bajar, un portazo fue lo peor que pude afrontar. El pequeño acaba con mi paciencia.
Antes de que se marchara a dormir lo aprisioné contra mis brazos y empecé a besarlo, ninguno se opuso. Estúpidamente se me ha dado la gana de hacerlo y ya. No lo considero como algo tan piadoso para estarme lamentando.
– Te detesto – exclamo el ojinegro golpeándome suavemente en el pecho.
– Siempre terminas diciendo lo mismo y ambos sabemos que estamos hechos el uno para el otro – le anuncie abrazándolo más fuerte – ¿O acaso no te has dado cuenta?
El hermoso de cabellos alborotados se fundió en un color rojo. Su rostro mostraba vergüenza.
– Veg, no.
– Déjame amarte, no se lo he dicho a nadie que no seas tú mocoso.
– Basta – sollozo.
– Valió la pena.
– ¿Qué cosa?
– No matar al idiota que te estaba seduciendo, te hubieras enfadado conmigo, pero mira, aunque te resistas estás muy sumiso.
Soltó una pequeña risa, cerro sus ojos para limpiarse con la playera, y beso mi mejilla sosteniéndose firme de mi abdomen, yo lo cargue como si se tratara de una princesa mientras subíamos las escaleras a un paso lento. Al principio se opuso lanzándome una mirada de fuego, luego relajo su cuerpo.
– Vete a la mierda Vegetal.
– Vete a la mierda Kaka… ¿Caca?
Ambos ya reíamos entrando al dormitorio del menor. Lo acomode en su cama sentándome a un lado de su cabello para acariciarlo, evitando el contacto tierno el tiro de colchón atrayéndome a su cara.
– Ni preguntes como es que he terminado cediendo, – bufo – así no son las reglas del juego.
– Soy un experto en romperlas primor.
Lo bese lentamente añadiéndole cariño, él correspondió gustoso estrechando mis manos y llevándoselas dentro de su camisa, estaba frío. Corte el beso, retire sus prendas pretendiendo que el hiciera lo mismo con las mías; no obtuve reacción lo cual me pareció un tanto gracioso. Subí blusa/Baje pantalón, mientras tanto el tontuelo intento colocarse encima, empuje su anatomía hacia atrás devorando su cuello.
Se partió en dos al sentir una mordida en su lóbulo escapándose el gemido más excitante que escuche en toda mi vida. Vi sus pupilas dilatadas y probé esos labios una vez más, ahora si deje que se posicionara arriba.
Fue al grano, se dio cuenta de mi necesidad por tenerlo entonces decidió ser complejo al lamer el tronco sobre la tela.
Gruñí ante eso.
Deslizo mis calzoncillos y agarro mi erección pasándola por su boca. Dio algunos chupetes tímido de continuar, pero en un dos por tres metió todo mi pene dejando rastros de saliva. Agarre sus mechones de en frente llevándolos hasta atrás para hacer de los movimientos algo muy profundo. Después de un tiempo con Goku chupando yo jadeaba ronco.
Era un experto, mejor que cualquier mujer.
Termino recostado en mi pecho, agotado de tragar. Suplico dos dedos con su mirada, tomo la iniciativa de lubricarlos por sí mismo.
Aplique besos cortos en su clavícula apretando su trasero.
– K-kam-mi mételos y-ya – gemía.
Abriéndolo un poco saque su ropa interior e introduje lo que me pedía, movió sus caderas con lujuria avisándome que ambos queríamos colisionar así que detuve el compás. Asintió con paz acomodando su cintura.
– Vegeta y-yo ¡Aghh! – grito al sentir nuestra inesperada unión – M-más.
Rasguño mi espalda por las estocadas fuertes de mi parte. Cambiábamos de posición a medida que pasaba.
– S-sí, sí, ¡Sí! ¡Así! Uf-f ra-a-pido maldita s-sea ¡Mierda! ¡Ya estoy y-ya estoy! Sí.
– K-kakaroto me v-vengo.
– ¡OUW! – soltó corriéndose de un espasmo.
Al ver ambos cuerpos sudados, chocando y la terriblemente preciosa escena de mi chico apoyado en la cama corriéndose lo imite.
– Te quiero – pronuncio somnoliento.
– Yo también, ahora duerme, es tarde.
– Bésame.
– ¿Uh?
– Hazlo, p-por favor.
Cumplido el deseo, acerque su comisura a la mía.
– ¡¿CHICOS!?
– T-tora.
– ¡¿ESTAN BIEN!? ¡¿YA TERMINARON!? ¡¡ME QUIERO DORMIR!!
Mi pareja y yo mantuvimos un contacto seco, estábamos completamente rosados.
– ¡¡ES ENSERIO!! ¡¿YA ME PUEDO IR A DORMIR!?
El compañero de habitación que se hacía llamar mi amigo se carcajeo estruendosamente.
– Creo que tomo eso como un sí – me susurro.
– Que descarado.
– ¡¡PUDRANSE HIJOS DE PUTA!!
– ¿En que estábamos cariño? Ah – le propuse.
Continuamos con el beso. Kaka se quedó dormido al separarnos, se acurruco contra mi y empezó a roncar de una manera realmente bonita.
Es una noche para desvelarse pensando.