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Quisiera aprender a olvidarte. por Babusita

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Notas del capitulo:

No hay mucho que decir, bueno, espero que disfruten leyendo. ^^

Todos los chicos vestían traje, y todas las chicas llevaban vestidos de diversos colores.

Nuestra graduación fue tan normal como las que se celebraban todos los años. Podía ver cómo Natsuki sacaba fotos al escenario desde las butacas, y no pude evitar sonreír como un idiota. Y ahí estaba yo, con un diploma en mano. Pensé que tenía que avanzar, que no podía quedarme atrás.

Llegó la hora de la supuesta fiesta que se celebraría en el mismo instituto. Padres, madres y algunos de los profesores fueron yéndose. Me sorprendí al mirar el reloj, que ya marcaba las diez. Se me había pasado el tiempo volando. En la segunda sala de ceremonias, ya había empezado a sonar la música. En seguida, fui a despedirme de Natsuki y mamá.

-Hoy te quedas en casa de Ryosuke, ¿no? –Me recordó mi hermana.

-Sí… Te agradecería que cuando volviese a casa me llevaras. Dejé una mochila preparada con mi... pijama.

-Sabes que soy de acostarme tarde, pero de todas formas no tardes mucho, ¿sí?

-Te lo prometo.

Una vez se fueron, me giré para volver con Ryo. Pero no le veía por ninguna  parte. Le busqué por la mirada y no logré encontrarlo. Decidí entonces ir a la sala donde se celebraría la fiesta, pensando que había ido sin mí. Mientras atravesaba el pasillo, escuché pasos detrás de mí, pese a que todo estaba vacío, ya que la gente o bien se había ido o bien estaban ya dentro. Me giré y me encontré a la chica del otro día. Me sonrió y yo hice lo mismo.

-Gusto en verte de nuevo, Kimura.

-Oye… Vas muy guapa. –Mencioné.

Su rubio pelo esta vez estaba rizado. Se notaba algo de maquillaje sobre sus ojos, y se había puesto un vestido negro a conjunto con un collar y unos pendientes. Lo que le dije le hizo sonrojar y no pude evitar reír.

-¿¡De qué te ríes!?

-De tu expresión. –Dije con total tranquilidad, esta vez más serio- Y bien, ¿vas a decirme cómo te llamas?

-¡Oh, es cierto! No me he presentado aun. Soy Murata Hiyomi. Puedes llamarme Hiyo, o Hiyo-chan, o como te de la gana.

-Encantado de conocerte, Hiyo-chan. Tú puedes llamarme Kou.

-¡Kou! ¿Por qué no estás con Aizawa?

-¿Ryo…? Lo estaba buscando. Habrá entrado en la fiesta ya.

-Es cierto, a Aizawa le van ese tipo de cosas. Esta no es una fiesta como las que se hacen normalmente en una graduación. ¿No suelen irse todos los amigos a una discoteca? Esto es algo diferente, ya que se celebra en el instituto, por lo que asistirán pocos alumnos. ¡Yui-chan tiene que estar allí! –Exclamó entusiasmada.

-¿Yui…

-…¡La amiga de la que te hablé1 ¿Le diste la carta a Aizawa?

Antes de que pudiese contestar, me cogió de la muñeca y me fue guiando hasta la sala donde se celebraba la fiesta. Como ya me había advertido, habían pocos alumnos. Todos charlaban, habían diversos grupos de personas, mientras una suave música sonaba. Estuve buscando a Ryo de nuevo con la mirada. Cuando lo encontré, algo alejado de la entrada, me quedé totalmente anonadado. Estaba hablando con una chica. Sin hacerle demasiado caso a Hiyomi, fui hacia la derecha y me apoyé en la pared. Como esperaba, me siguió. Parecía muy feliz.

-¡Kou! ¡Yui-chan  está hablando con Aizawa!

-Ya me he dado cuenta.

-¿Kou? ¿Te pasa algo? –Formuló. Por lo visto, la había hecho preocupar, ya que no podía disimular la expresión de rabia de ese momento- ¿He hecho algo mal…?

-N-No… Tú no has hecho nada.

Debía mantener la calma. No era necesario ponerse tan celoso, ¡yo mismo fui quien hizo a Ryo prometer que hablaría con esa chica! Pero, entonces… ¿qué me pasaba? ¿era porque lucía tan feliz? Yo confiaba en él, sin embargo… no solía hablar con la gente del instituto. Si hubiese ido a rechazarla, tendría que haber terminado ya.

-Oye… ¿Estás enamorado de Aizawa? –Preguntó. Odiaba esa sensación en mi garganta. Cuando intentaba hablar y tenía ganas de llorar- Si de verdad quieres a alguien, lo único que quieres para él es su felicidad. Aunque no seas tú quien puede dársela. Si Yui lograra eso… ¿estarías conforme?

-No entiendes nada. Tú no deberías meterte en mi vida. ¿A qué viene todo eso? –Le dije levantando algo la voz- Dar esperanzas sabiendo cuál es la respuesta, es lo más cruel. ¡Eso es lo que él está haciendo con ella! Jamás va a enamorarse de alguien que se confesó a una persona que apenas conoce.

-¿Eh? Quizá eso que está haciendo es inútil, sí. Pero, ¿qué quieres que haga? Al menos no se queda como un pasmarote, esperando a que su príncipe azul venga a por ella. Se está esforzando.

Hiyomi se alejó de mí, hasta llegar a un grupo de chicas. Se unió a ellas y me quedé ahí solo. Tras un rato sin poder apartar la vista de Ryo y aquella chica, finalmente se separaron. Suspiré aliviado y ella se fue con las demás. Parecía muy feliz. Aproveché para acercarme a él pasado unos instantes. Cuando me coloqué a su lado, le miré con esperanzas de que me dijese algo que calmase mis celos.

-Y bien, ¿no vas a decirme nada?

-Hablé con ella, como te prometí. Pero fíjate, desde donde estábamos notaba cómo tu mirada la fulminaba. Parecía que ibas a asesinarla. –Dijo tranquilamente, introduciendo las manos en sus bolsillos- Escúchame, Kou. Para mí, has sido muchas primeras veces. Un primer amor, la primera vez que nos hemos preocupado de verdad por otra persona, la primera vez que hemos querido hablar con alguien a todas horas, la primera vez que hemos tenido que ser valientes. La primera vez que confiamos en alguien. Te agradezco que hayas permanecido conmigo todo este tiempo, por eso… Debes saber que yo te quiero a ti, ¿sí?

Sus palabras me conmovieron. Acababa de soltar un par de cursiladas y ya estaba yo más feliz que nunca.

-Ryo… Cuando lleguemos a tu casa… Déjame cuidarte. Deja que te abrace. Deja que te quiera. ¿No te das cuenta de que no es justo que siempre tengas que cuidarme a mí?

Se limitó a sonreír, sin mirarme. Fijó la vista al frente y yo me quedé mirando al suelo, totalmente sonrojado. Sí… él sabía cómo arreglar las cosas.

-Querido, creo que eres la combinación perfecta de tantas cosas… -Pensé.

 

Llegué a casa a tiempo para que mi hermana pudiese llevarme con Ryo. Estaba deseando quedarme a solas con él. Cogí mis cosas y ambos nos montamos en la moto. Durante el trayecto, mi mirada se perdía por el paisaje que estábamos recorriendo. Ryo vivía cerca de la montaña, no demasiado lejos de nosotros. Su casa era bastante bonita y siempre lo tenía todo ordenado. Una vez llegamos, me bajé y dejé el casco. Cogí mi bolsa y justo cuando iba a despedirme, Natsuki se me adelantó.

-Kou, antes de irte, ¿puedo hacerte una pregunta algo personal?

-Mmm… Puedes, supongo.

-Tú… ¿tienes algo con Ryosuke? ¿Te… gusta?

No podía creerlo. Mi hermana se había estado fijando en eso todo este tiempo. Estaba avergonzado.

-Sí… -Confesé- Actualmente estamos saliendo. Pero… Por favor, no le digas a nadie. Ni a mamá…

-Ya me lo esperaba, tranquilo. Será un secreto, ¿bien?

-Gracias.

Antes de que Ryo y yo nos separásemos, me había entregado sus llaves, así que me tomé la libertad de entrar. Subí las escaleras y entré en su habitación. Me lo encontré con unos cómodos pantalones negros, y además iba sin camiseta, lo que me hizo sonreír.

-Hola, bonito…

-Ryo… -Exclamé, mientras dejaba mi mochila en el suelo- Desde luego, eres un vago…

Aquella noche Ryo me prestó su ducha. Cuando me había puesto el pijama, había preparado algo para comer, y mientras veíamos una película lo degustamos todo. Fue realmente divertido, pero los dos estábamos ansiosos por llegar de nuevo a su habitación y pasar a otras cosas. Así que, en cuanto aquella comedia acabó, nos dirigimos a su cama. En cuanto mi espalda tocó sus suaves mantas, él ya se había puesto encima de mí. Besó mis labios y yo hice lo mismo, muy impaciente. Poco a poco, fue deshaciéndose de mi ropa. Estaba nervioso, como si fuese la primera vez que hacíamos eso. Comenzó con unos suaves besos por mi cuello, mientras yo cerraba los ojos, intentando mantener la calma. Cuando se incorporó de nuevo para quitarse su propia camiseta, algo interrumpió aquel silencio. Su móvil estaba vibrando.

-Lo siento… Es importante, debo cogerlo.

Ryo cogió el teléfono y se apoyó en el marco de la puerta, hablando. Aunque sus respuestas eran cortas, pude deducir que era su tío, ya que había mencionado su nombre un par de veces. Lo esperé sentado en el borde de la cama, y esa espera se me hizo eterna. Cuando acabó, dejó el teléfono en la mesilla de noche y se sentó a mi lado.

-Oye, Ryo… ¿te vas a ir con tu tío al final…?

-Te lo he dicho miles de veces. No me hagas preguntas de las cuales te sabes la respuesta. No hagas que te lastime si no quieres salir lastimado, no me hagas responderte para caer en lo mismo. Déjalo ya. Solo tienes que buscar tu camino.

No entendía nada. Todos los meses, Ryo recibía dinero de sus padres. Entonces, ¿por qué irse a trabajar tan lejos y tan precipitadamente? ¿por qué…? Me encontraba perdido...

Notas finales:

Y ahí lo dejo, en duda. (?) 

 

¡Gracias! ~

A partir de aquí se irán sabiendo más cosas de Ryo y de su comportamiento.


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