-Quiero ser una chica- digo sin pensar, tomándome por sorpresa, pero si es la única forma para que Minho me acepte y pueda estar a su lado, lo haré.
La que dice ser "mi hada madrina" me mira con una sonrisa ladina, como que si lo que le pedí fuese lo más normal del mundo.
-¿Crees que sea el modo más efectivo para ayudarte, Kibum?- pregunta enarcando una ceja.
-Si puedes leer mis pensamientos sin ningún inconveniente, sabrás por lo que estoy pasando, y que ese... es el único modo- se que lo que estoy haciendo es una locura, pero no desistiré. En la guerra y el amor todo vale, ¿verdad?.
-Bien... veo que no cambiarás de opinión- suspira- pero igual te ayudaré-.
-¿En serio?- no puedo creerle, pero ella hace una señal de afirmación- ¿así como así?-.
-Si... pero hay ciertas condiciones y limitaciones- ¡lo sabía!- calma...- lee otra vez mis pensamientos- escucha con mucha atención lo que te diré, ¿de acuerdo?- asiento- te daré un brazalete, el cual una vez que te lo pongas te transformará en una chica- hace una pausa- pero luego de eso no podrás quitartelo, porque la mágica se romperá y no podré volver a rehacerla, ¿entiendes?- afirmo- el hechizo durará una semana exactamente a partir del momento en que te pongas el brazalete, ni un minuto más... ni un minuto menos- une sus manos, cierra los ojos y recita algo que es inaudible para mi. Abre los ojos, me sonríe y se acerca, toma una de mis manos y pone un hermoso brazalete en ella- ¡listo!- dice emocionada.
Miro el objeto y luego a ella. ¿eso es todo? ¡que fácil!.
-Lo ves fácil, pero no lo es-
-Tengo una duda, ¿por que hay límite de tiempo?- una semana no es mucho-
-Mi niño, mi objetivo es hacer que encuentres la felicidad, y si prolongara el hechizo vivirías en una falsa y triste ilusión- tiene razón. Bajo la vista y siento como se nubla. Ella lleva su mano a mi mejilla y la acaricia con ternura- mereces auténtica felicidad, y se que lo lograrás-
-Muchas gracias- la miro y sonrío.
Ella me devuelve la sonrisa- perfecto. Ahora tengo que irme- da media vuelta y camina.
- ¡Espera!- la detengo- ¿te veré otra vez, hada madrina?-
-Cuando sienta que me necesites, vendré para ayudarte- dice y luego desaparece, dejándome sólo, en mi edén; siempre supe que este lugar era mágico.
Miro otra vez el brazalete y me siento extrañamente feliz, tengo una oportunidad y no la desaprovecharé. Lo guardo en mi mochila, poniendolo en un lugar seguro.
Corro de nueva cuenta, pero esta vez en dirección a la mansión. Tanto que odio hacer ejercicio y hoy me ha tocado correr lo que parece una maratón; por Minho hago lo que sea.
Por fin llego y entro por la puerta que da hacia la cocina, donde se encuentran algunas empleadas, todas se emocionan al verme, ya que tenía 2 años sin poner un pié aquí. Me rodean y comienzan a llenarme de cumplidos y preguntas, así que sólo respondo varias y después pregunto donde está mi nana, que también es la ama de llaves. Me responden, les agradezco y voy en dirección a donde se supone que está.
-Nana...- la llamo cuando la diviso. Ya no me queda aire en los pulmones.
- ¡Mi niño!, no puedo creer que seas tú. ¡como has crecido!. Te extrañe tanto- dice llorando y dándome un muy fuerte abrazo, demasiado.
-Nana... también te extrañe mucho- la voz me sale a duras penas- pero tengo un favor que pedirte- me suelta, y vuelo a respirar.
-Lo que sea para ti-.
-Las llaves de mi auto- su expresión cambia a seriedad
-Menos eso-.
Cuando ya había quedado claro que no era buen conductor, según los demás, papá mando a traer mi auto a la mansión, con la orden de que no me le acerca.
-Por favor- pongo ojos de cachorro- necesito llegar a mi apartamento lo más rápido posible. Es un asunto de extrema importancia- pero claro, ella no se lo cree; nana es el ser más astuto que conozco.
-Si tienes tanta urgencia en llegar, puedo decidirle al Sr. Kang que te lleve-.
-Bien...- digo rodando los ojos.
Tal y como dijo mi nana, el Sr. Kang me dejó en la entrada de mi edificio. Nana por poco y no me deja ir, me hizo prometerle que la visitaría seguido. Me despido y salgo del auto agradecido. Camino a paso apresurado ignorando a todos, ya que la impaciencia me gana. El ascensor se abre y llego a mi piso, ingreso la clave, entro y me recargo en la puerta, tomando aire unos segundos.
Cuando me recompongo, busco en mi mochila el brazalete, ya en mi mano lo observo y comienzo a meditar la situación:
Es un hecho que siendo una chica, tengo más posibilidades de conquistar a Minho, pero sólo cuento con una semana, que no es mucho tiempo, así que tengo que actuar lo más rápido posible.
Ahora lo dudo, ¿y si esto no funciona y pierdo mi única oportunidad de conquistarlo?, seguro moriría.
En fin... ya no lo pensaré, me lo pondré.
-Ah... no me siento diferente- digo para mi. Veo mi cuerpo y no noto ningún cambio- genial... fui engañado por una mujer con excelentes trucos de ilusionismo-.
De pronto cierro mis ojos, y en esa oscuridad veo formas abstractas de diferentes colores. Los abro y me siento algo mareado, parpadeo, tratando de estabilizarme.
Espera... siento algo extraño en el pecho, llevo mis manos allí y... ¿¡que!? Son... dos pechos ¡wow! ¡no lo creo!. ¡Mi cabello! Siento como cae desde mi cabeza, está super largo y de color rubio.
No aguanto más y voy corriendo a mi habitación, me paro al frente de mi espejo. Quedo en shock. Me observo y veo mi cabello largo, también el bulto en mi pecho. Quito rápidamente mi ropa y quedo ¿desnudo o desnuda?.
Lo siento hada madrina, por haber dudado de ti.
Mi piel sigue siendo igual de suave y aterciopelada, tengo curvas muy pronunciadas, mis piernas firmes adoptaron aún más su forma femenina, mis pechos son perfectos y suaves, mi trasero está igual de firme, sólo que ahora creció un poquitito más. Ni hablar de mi rostro, las mismas facciones, pero con el cabello largo luzco más angelical.
-No importa el género, soy perfecto- digo con arrogancia.
Ya soy una chica... ¿ahora que hago? Esto es una gran responsabilidad, tengo que actuar con seriedad...
¡Al diablo! Comienzo a correr, saltar y gritar por toda el departamento, tratando de descargar mi felicidad. POR FIN MINHO SE FIJARÁ EN MI... GRACIAS GRACIAS GRACIAS.
Media hora duró mi celebración. Me calmo y acuesto en la cama cansada. Tengo que llamar a Tae, seguro está preocupado, ya que me fui sin el. Busco mi mochila y saco el celular. Tengo 5 llamadas y 7 mensajes de él. Lo llamo
~Llamada telefónica~
-Key... ¡¿por dios, donde estás?! No te vi al salir y me preocupé, no contestaste mis llamadas y mensajes. Fui a tu edificio pero en recepción me dijeron que no habías llegado. ¡explicate!- me ordena.
-Tanquilo baby, ven a mi departamento rápido y te lo explicaré todo-.
-¿Algo le sucede a tu voz?-.
-Ven rápido y te explico-.
-Ok, ya voy-.
~Fin de la llamada~
Cuando Tae me vea enloquecera, seguro me dará uno de sus sermones, pero lo hecho esta hecho. Voy hacia mi gran closet para sacar algo comodo y cambiarme, aunque no tengo ropa interior de chica.
El tiempo es oro, tengo que comenzar a planificar mi estrategia. Tiene que ser muy brillante y astuta, pero no me preocupo... todos mis planes lo son (nótese el sarcasmo).
Mi estómago ruge, pidiendo comida, y caigo en cuenta de que no he comido nada en todo el día, no se me abrió el apetito con todo el torbellino de emociones que viví.
Voy a la cocina, me hago un sándwich y empiezo a comerlo. El timbre suena y me dirijo a la puerta, veo por el orificio, se trata de Taemin. Abro.
-Key... se puede saber que...- calla en seco al mirarme. Su vista pasa de arriba a abajo, de lado a lado, inspeccionandome- ¡Wow!- exclama.