Aun recordaba cuando aprendió a servir a su propia familia, matando bajo orden de su padre Fugaku Uchiha, siguiendo los pasos de su hermano mayor Itachi, quien se caracterizaba de poseer la sangre fría y quitar la vida de sus víctimas sin el menor remordimiento, con quien llevaba una relación estrecha más cuando se enteró a que se dedicaba, esta quedo totalmente desecha.
Si bien, sabía perfectamente que el título de su apellido se debía a ser una de las familias más poderosas y con más tiempo dentro de la mafia yukaza, siendo un niño observo a hombres aparecerse frente a las puertas de su hogar, amenazas de otras familias de la misma o menor elite, muertes llevadas a cabo llegaron hasta sus oídos, más nunca pensó que con quien compartía su sangre fueran causantes de estas, hasta que la verdad le fue dicha, por más que se reusó le enseñaron a matar, convirtiéndolo así en alguien sanguinario, sádico y frio en busca de venganza.
Sonrió irónicamente al escuchar las palabras de Orochimaru.
–Pensé que sería de tu agrado.
Continuo el de ojos amarillos, observo los ojos zafiros que se mostraban confusos y aterrorizados.
–¿Haz experimentado con él? –Interrumpió lo que parecía un sermón.
–No me he resistido –Admitió sonriendo enfermamente– Pero está en perfecto estado, una cosa sin importancia.
– ¿Qué es lo que quieres?
Kabuto tomo por los rubios cabellos a Naruto que luchaba contra la mordaza.
Orochimaru admiro a Sasuke relamiéndose los labios pensando que el chiquillo era bastante listo.
–Es mi regalo por el pasado cumpleaños de uno de los próximos al mando del apellido Uchiha.
–Me sorprende que no te capturen aun, trayendo a tus victimas bajo el bar.
Sasuke miro al mayor que mostro una mueca de superioridad.
–Mi querido Sasuke-kun
Frunció el ceño ante el apodo.
–Al lado de este bar hay un antro donde todos los jóvenes de Konoha han venido alguna vez, así que no hay por qué tenerme en vigilancia si las desapariciones no concuerdan con la visita y menos si es un lugar tan solicitado como el bar o el antro de Hebi.
Camino lentamente para posarse al lado de Naruto tomándole la mejilla Kabuto lo soltó sujetándolo el por la nuca.
–Las adicciones, el sexo, los pecados atraen como miel a las abejas al patético ser humano.
Paso su lengua por la mejilla acanelada.
–Todos caen tarde o temprano…
Observo al azabache tras de sí que parecía molesto con su acción.
–Es toda una belleza ¿Verdad?
Se alejó toscamente dejando caer en el mullido colchón a Naruto.
–Te daré diez millones de yens –Hablo por fin el azabache.
–Me parece perfecto…
La puerta de la oficina principal de la empresa Senju fue abierta de golpe, un viejo de cabello cano paso molesto hasta adentrarse y posarse frente de un hombre sentado en un escritorio.
– ¡¿Cómo que no encuentran a Naruto?!
–Sarutobi-san calmase…
– ¡Calmarme! –Grito colérico– ¡¿Cómo te atreves a pedirme que me calme cuando el hijo de Minato está desaparecido?! ¡Dime Kakashi!
El hombre que poseía un parche en el ojo suspiro pasando su mano por su cabello platinado, se levantó ante el jefe de familia.
–Lo mejor sería no alterarnos no ganamos nada de ello, lo encontraremos no pudo simplemente desaparecer.
Observo tratando de calmar a Sarutobi.
–Eso espero Hatake.
Lo observaba parado desde los pies de la cama, asustado no dejo de patalear todo el camino hasta la mansión Uchiha, y ahora se encontraba acostado durmiendo profundamente en la cama del menor de la familia sin ataduras.
Sasuke suspiro esperando cualquier reacción cuando el rubio despertara.
No tardó más de unos segundos cuando los ojos azules se mostraron adormilados, gimió adolorido acomodándose en la cama y el frio le recorrió en parte posterior de su cuerpo.
–Al fin despiertas…
Se tensó ante la voz profunda y le miro.
– ¡¿Quién eres tú?!
Sasuke le miro divertido.
–Al parecer no te hablaron de mí, mi nombre es Sasuke.
El rubio se miró confundido.
–Uchiha.
Abrió los ojos de sobremanera.
– ¿Qué hago aquí?...
Hablo tratando de pararse pero un fuerte mareo se lo impidió.
–Fuiste una inversión.
Naruto miro al azabache que se acercó hasta sentarse a su lado, acaricio la piel sobresaliente de su cuello.
–Tenía razón eres hermoso…
Aparto de un manotazo la mano del chico atemorizado.
–¡Aléjate de mí y déjame ir!
Los ojos azules mostraron furia lo que lo calentó de sobre manera.
Se colocó sobre él y pronto las manos del rubio se colocaron en su pecho tratando de quitarlo, olisqueo la curvatura de su cuello suspirando en placer.
–Y si no quiero, ¿Qué es lo que aras?
–¡Basta bastardo!
Cerró un ojo y ladeo el rostro con asco dejándole más espacio al mayor, las manos de azabache se posaron en su cintura atrayéndole al cuerpo contrario.
–Ahora eres mío Naruto.
Beso y chupo el lóbulo de su oreja ganando un jadeo.
–Veo que eres sensible aquí.
Paso la lengua por su oreja para después introducirla en la misma y su mano derecha bajo a su muslo recorriéndolo de arriba abajo disfrutando de la tercia piel canela, con la otra mano le comenzó a quitar la bata para pasar a su cuello chupando y besándolo.
– ¡No!
Callo las quejas fundiendo sus labios con los otros, la boca del menor fue cerrada con fuerza por lo que tomo su miembro aparentándolo con la mano logrando sacar un grito adolorido que aprovecho para introducir su lengua en la cavidad ajena, más esto no duro mucho, los dientes del rubio se clavaron en su lengua alejándolo de golpe, gruño, sintiendo la sangre recorrer su labio inferior, se relamió y quito la camisa sin mangas, se desabrocho el pantalón para atar con su cinturón sus manos sobre su cabeza.
–¡Sasuke!
Gruño al verse interrumpido desde abajo por su padre.
Los ojos de Naruto se mostraron empapados en lágrimas, se volvió a poner sobre él, colocando un dedo sobre sus labios.
–No hagas ruido, aun no les eh dicho de tu visita y si hablas no dudare en acabar con esto de forma solamente placentera para mí.
Sonriendo se alzó y coloco su camisa para abandonar la habitación de un portazo.
Naruto dio un puñetazo en la cama con frustración, debía escapar de ahí como sea.