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Carta de un Demente por Kaming

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Notas del fanfic:

A veces me llegan ideas locas de la nada y necesito plasmarlas en la escritura. 

Recuerden visitarme en facebook y seguir mis otros trabajos :3

https://www.facebook.com/pages/-Kaming-/562369213850646

Notas del capitulo:

Denle amor <3

 

Mi amado Kyungsoo,

¿Recuerdas el día en que nos conocimos? A pesar de que ya ha pasado bastante desde aquella vez, yo lo recuerdo cada día, incapaz de poder desprenderme de aquella hermosura que desprendías y que me atrapó desde que nuestras miradas se cruzaron en aquel autobús esa noche.

Día tras día te esperé en aquella parada, tú siempre me sonreías cada vez que me veías y yo sentía que podía explotar en cualquier minuto… explotar de felicidad y de rabia porque no era yo tu compañía, era aquel hombre con el que caminabas todos los días y dueño de todas tus miradas, por lo que sólo podía conformarme con ser yo quién dedicase todo ese camino a observarte, aprender cada gesto que hacías con tu cuerpo y cada movimiento de aquellos asombrosos labios cuando hablabas.

El amor es así, siempre será uno de los dos el que tenga que dar más, el que sienta con mayor fuerza la soledad de cuando no se está cerca de la persona que se ama, el que se sienta más débil, débil por amar y no recibir la misma cantidad a cambio. Pero yo se que con esas miradas que me dedicabas me decías cuánto me amabas. ¿Estoy en lo correcto, mi pequeño hombre, dueño de los ojos más hermosos que he visto?

La verdad es que no sé cuánto tiempo transcurrió hasta que me enteré de que podíamos juntarnos en la universidad de la que eras alumno de medicina, una gran carrera, no podía esperar nada menos de alguien tan brillante cómo tú. Sé que hubieses sido el mejor médico que alguien pudiese conocer, pero tú no hubieses conocido a nadie, porque eres mío, sólo mío y no podría soportar que frecuentaras tanta gente día tras día.

Me gustaba mucho esperarte hasta que terminabas tus clases a las cinco de la tarde y luego acompañarte a la biblioteca de la universidad, en dónde pasabas de dos a tres horas estudiando, investigando y realizando los trabajos que te habían asignado tus profesores. No sé, tenía sentimientos encontrados en aquellos momentos. Amaba la concentración que emanaba de tu rostro y la dedicación que le ponías a tus actividades, pero odiaba el cansancio que se ocultaba detrás de todo eso, y sabía que los únicos culpables eran aquellos idiotas que no te dejaban tener un segundo de libertad, un segundo para que me mires con aquellos ojos que tanto me gustan.

Cuando el sol ya empezaba a ocultarse siempre llegaba él, Junmyeon según escuché un día que le dijiste, te ayudaba a guardar tus cosas en tu mochila y te entregaba un pequeño café que ibas bebiendo mientras caminaban a la parada del autobús. Nuestra parada de autobús.

¿Quieres que te cuente algo?

Cuando ya habían pasado casi dos años de nuestra hermosa relación, me costaba dormir en las noches, no podía sacarte de mis pensamientos y lo único que añoraba era sentir tu piel, sentir tu calidez junto a la mía. Te necesitaba cerca, no podía pensar en otra cosa que no fuese tu persona.

Y ahí fue cuando me decidí por fin a hablarte.

La verdad es que me causó un poco de gracia tu ingenuidad. Quizás se deba a que eras un apasionado estudiante de medicina, incapaz de pensar en nada más que no sea en ayudar a un paciente o alguien que requiriera tu ayuda, sin poder ver si ese alguien podía tener otras intenciones ocultas, ya sean buenas o malas.

Como yo.

“¿Puedes ayudarme?” Te pregunté con fingida voz agitada cuando bajaste del autobús esta mañana para ir a las clases que siempre frecuentabas.

“¿Sucede algo malo?” Inquiriste un poco confundido de que te hubiese escogido a ti cómo mi salvador de entre todos en aquella multitud.

“Tengo un problema en casa. Mi hermana me ha dejado a cargo de mi sobrino y de un momento a otro ha comenzado a vomitar y a toser sin parar. Necesito que alguien me ayude a cuidarlo mientras voy a buscar el coche para llevarlo al hospital.” Sabía que la única forma en que accedieras sí o sí a ayudarme era si había alguien enfermo y tú podías ayudarle.

“Claro, creo que puedo ser de ayuda. Soy estudiante de último año de medicina, quizás incluso pueda estabilizarlo antes de que llegue al hospital. ¿Vives muy lejos?”

“En uno de los departamentos de allí” dije señalándote el edificio que estaba al otro lado de la calle.

Tengo buena memoria, ¿no? Recuerdo cada una de nuestras primeras palabras, así cómo también recuerdo tu rostro asustado y sorprendido cuando llegamos al departamento y viste que no había nadie más aparte de nosotros dos.

Quizás, si no hubieses actuado de aquella manera, no tendría que haber utilizado la soga y la cinta para calmar tus fuertes movimientos, que al final lo único que hacían era que te deseara más de lo que ya lo hacía.

Tal como imaginaba y como soñé cada noche, tu piel es la cosa más suave y maravillosa que han tocado mis manos alguna vez, no sabes la plenitud y el placer que sentía mientras hacíamos el amor por primera vez, y se que tú te sentías igual que yo, aquellas lágrimas de felicidad que rodaban por tu rostro me lo decían.

Fuiste mío. Sólo mío como siempre quise, y ahora ya no podrás ser de nadie más, no soportaría que alguien que no fuese yo te volviese a tocar nuevamente, que le regales aquel cuerpo que a mí me acabas de dar.

Es por eso que no me has dejado más opción que hacer nuestro amor inmortal, somos unos seres demasiado perfectos que no merecen vivir en un mundo como este, en que nuestra relación es mal vista a los ojos de los demás.

Para despedirme de ti, solo quiero que sepas que tu cuerpo inerte y tus ojos inexpresivos me dan la calma que necesito para poder seguirte a dónde nuestros cuerpos no son bienvenidos y dónde nuestras almas enamoradas danzarán hasta la eternidad.

Te ama desquiciadamente,

Kim Jongin. 

Notas finales:

¿Qué les pareció?


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