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Amar a alguien que no quiere amar, duele~ OneShot por xTenshix

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Notas del fanfic:

Espero que disfruten de este OneShot, es la primera vez que escribo un fic (todas mis historias han sido originales).

Es humilde pero me encanta el riren por lo cual lo escribí con mucho cariño.

Gracias por darle una oportunidad.

-Oii, Eren.

Dijo con voz severa el sargento, dirigiéndose al joven castaño:

-¿Ya terminaste de limpiar todos los baños?

El muchacho bajó la mirada para no observar los obscuros ojos del que estaba en frente de él, esos ojos que lo encendían y lo ponían nervios. Tal vez le temía o probablemente era otra cosa…  Después de un par de segundos silenciosos, obtuvo una compostura firma aunque fingida y le contestó con voz trémula:

-¡Acabé, señor!

El mayor se sobresaltó ligeramente, al parecer el castaño le había puesto mucho énfasis a su respuesta y había alzado la voz de forma innecesaria:

-No necesitas gritar… Ahora dedícate a limpiar los muebles.

Le dijo el sargento de forma seca y sin ninguna emoción, para luego alejarse hasta desaparecer. El muchacho se deprimió al observar como desaparecía esa pequeña pero fuerte figura. Agitó su cabeza de un lado a otro <<Tranquilízate>>, pensó el muchacho confundido por esos sentimientos que revoloteaban en su cabeza y que no entendía.  <<Manos a la obra>> se dijo para animarse mientras se dirigía al sótano, donde se encontraban los productos de limpieza. Era un lugar pequeño y con poca iluminación, lo que le dificultaba a Eren diferenciar los productos que iba a utilizar:

-Si no me equivoco, lo que busco está aquí abajo…

Dijo mientras se agachaba para alcanzar unas botellas que estaban debajo de un mueble:

-¡Aquí están! Ahora debo limpiar todos los muebles, de todos los cuartos de este enorme castillo, viejo… lleno de polvo.

Dijo desanimándose por completo, el chico siguió hablando solo:

-El sargento Heichou es muy cruel conmigo… y frio. Solo me habla cuando se debe hacer la limpieza. Realmente me gustaría… que me tratara de una mejor forma.

Agachó la cabeza y de la nada, una oleada de soledad y tristeza llenó el interior del muchacho:

-Sargento… Levi… Levi, Levi, Levi… ¡Levi!

No paraba de nombrar a ese imponente hombre, hasta que al fin no aguantó la desesperación y el caos de sus emociones y rompió en un llanto silencioso.

 

 

Desde que se conocieron, Eren admiraba al sargento, conocido como “el soldado más fuerte de la humanidad”. Lo consideraba un ejemplo a seguir y confiaba plenamente en sus habilidades, hasta llegar al punto de verlo como un milagro. Pero la perfección no existe… y el tan aclamado Levi Heichou contaba con una actitud difícil de soportar: de sangre fría, despiadado, directo e indiferente con todos. Aunque lo que más se destacaba entre sus múltiples defectos era su gran obsesión por la limpieza… “Un hombre con muchas complicaciones, es la salvación de la humanidad”. Además,  el sargento no permitía a nadie que se le acercara, solo daba órdenes. Eren lo observaba y obedecía sus indicaciones, con una pizca de esperanza de, que algún día, podría acercarse lo suficiente al mayor, para romper el gran muro invisible que los separaba. Deseaba estar cerca de él o por lo menos, lograr entablar una conversación que durase más de cinco minutos <<Soy tan infantil… pero, esta tan lejos de mi alcance>>, pensaba, totalmente entristecido y aun con lágrimas en los ojos:

-Lo sé, es algo imposible pero… no fue mi culpa, enamorarme de él.

El muchacho se desahogo, con el corazón hecho un desastre y su temperatura corporal elevada. Era la primera vez que lo admitía, siempre se había mentido y engañado con palabras como: <<es solo admiración>>, <<deseo ser tan fuerte como el>>. Pero al fin y al cabo, no era nada más y nada menos que amor.

Apoyó su rostro a la pared cubriendo sus ojos llorosos con su antebrazo, la mezcla de vergüenza y dolor hacían que su llanto no parara. Su soledad fue interrumpido por una mano que le toco el hombro:

-Oii, ¿qué estás haciendo mocoso?

El sargento había aparecido en el peor momento, << ¡No puede ser, es Le… el sargento! No quiero que me vea en estas condiciones>> se decía Eren, desesperado y plenamente ruborizado. El sargento siguió insistiendo:

-¿Por qué no me contestas, qué te crees?

A pesar de su mal presentación, Eren volteó de golpe, mostrándole a su superior un saludo incompleto: su brazo izquierdo firme, con el puño cerrado con fuerza puesto en la espalda, y su brazo izquierdo se encontraba en su rostro para tapar su rostro sonrojado y empapado en lágrimas. El pelinegro se mantuvo frio ante ese muchacho que solo inspiraba pena y tristeza, el duro corazón del sargento sintió una punzada, aunque no demostraba ningún tipo emoción en su serio rostro:

-Si tienes el tiempo para llorar, deberías terminar tus trabajos.

-Yo necesito decirle algo señor.

Le dijo el muchacho interrumpiéndolo.  Esas simples palabras, las pudo pronunciar juntando toda su fuerza de voluntad ya que se sentía destrozado, sin fuerzas y aún escondía su cara con su antebrazo.

-No me interesa lo que tengas que decirme.

Eren se entristeció aun mas al escuchar esas cortantes palabras. Cada una de las palabras del mayor afectaba al ya destrozado joven en mente y alma, que se sentía al borde de desmoronarse en cualquier instante. Pero el muchacho poseía una gran determinación y el estaba dispuesto a terminar lo que había empezado, se decidió a llegar hasta el final:

-¿¡Por qué?! ¿Por qué me trata de esta forma? Yo…

El sargento frunció el seño y bruscamente tomó a Eren de su playera, lo acercó tanto que sus rostros quedaron a pocos centímetros y lo miró fijamente:

-Me porto de la misma manera con todos, ¿qué te hace mejor que los demás, como para que te dé un mejor trato?

Eren hacía muecas de dolor por el fuerte agarrón del mayor que lo asfixiaba. Cuando tuvo un pequeño respiro, pudo articular algunas palabras:

-Yo… yo lo admiro señor.

Dijo dificultosamente, esforzándose por poder respirar:

-¿Crees que eso me importa?

Le dijo molesto, el sargento estaba perdiendo el control de su fuerza que dañaba cada vez más la garganta del más joven. Ya sin saber qué hacer y con resignación, miró a ese hombre que estaba a punto de matarlo per que tanto quería:

-Yo, a usted… Yo lo amo Levi.

La brutal fuerza del sargento se desvaneció y seguidamente en un solo movimiento lanzó a Eren al suelo. Retomó su postura seria y fría usual, sacó un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón, para pulirse las manos. <<Eres demasiado cruel>> pensó el castaño, tenía ganas de desaparecer en ese instante. Pero, aún con todo el dolor y la humillación que recibió por parte del sargento, se propuso no desvanecerse y aclararle al mayor y a sí mismo, todos sus sentimientos: esos que camufló y escondió, rechazó para luego aceptarlos…

-Levi, por favor créame. Mis sentimientos hacia usted, son verdaderos. ¡Acéptelos!

Dijo egoístamente. El nerviosismo no le permitía actuar con sensatez, a ello el sargento contestó:

-¿Dónde quedaron tus modales? Tenme más respeto basura. Tus sentimientos me importan una mierda.

-Pero yo…

-¡Cállate!

<<Amar a alguien que no quiere amar, duele>>, se decía mientras lloraba. Por el penoso estado en el que se encontraba el muchacho, el sargento llegó a sentir una chispa de compasión:

-Te estás metiendo con la persona equivocada.

Le dijo para que el joven cambiara de idea:

-Lo sé, pero no me importa.

Le respondió caprichosamente. Su cara empapada, más que tristeza, ahora provocaba risa: <<este tipo es peor que un niño>> pensaba Levi cabreado por la incómoda situación en la que se encontraba. El sargento quiso detener el molesto llanto del joven y optó por otra estrategia, haría que el castaño se olvidara de tales sentimientos sin ningún beneficio:

-No sé si estas consiente que te estás metiendo con la persona equivocada.

El joven no estaba dispuesto a rendirse y Levi lo podía ver en su mirada, en aquellos ojos llenos de determinación que llamaban la atención del mayor; después de una pausa, perdido en aquellos ojos, prosiguió:

-La gente que está cerca de mi muere. Así que olvídate de todas esas estupideces y concéntrate en  los deberes.

Eren no se vio intimidado por esas crudas palabras que había escuchado recién, al contrario, se había dado cuenta de lo lejos que llegaría por ese hombre:

-Yo moriría por usted, Levi.

El alma del sargento dio un estallido y un calor atravesó sus músculos, ya estaba arto de toda esa cursilería, era el momento de tomar el control y de actuar, menos charla y más acción:

-Es suficiente.

Dijo el mayor mientras lanzó una patada al cuerpo indefenso del muchacho, desprevenido cayó boca arriba al suelo. Luego con la misma pierna pisó el pecho de Eren dejándolo inmóvil y tendido sin ninguna opción de escape. La suela de la gruesa bota de cuero, unida a la aplastante fuerza del sargento, era suficiente para causarle algún tipo de lesión, pero por fortuna aún seguía sin nada grave. La mirada del sargento, de fría se torno erótica y cruel al mismo tiempo, esa mirada asesina… La sangre del castaño aumentaba su temperatura gradualmente, no por temor o por placer. Le siguió presionando el pecho y lo miraba desde arriba, observando las muecas de dolor en el rostro del joven, unos segundos después digo con voz seductora:

-Vas a tener que aguantar las consecuencias de permanecer a mi lado… Haré que te arrepientas de tus insensatos sentimientos.

Después de lo dicho, se acercó al castaño, que se encontraba adolorido y asombrado, lo agarró de la playera y sus rostros quedaron a escasos centímetros de distancia. Levi sin piedad le robó un beso violento e impulsivo que Eren correspondió casi como acto de reflejo. Sus lenguas se fundían y danzaban sin cesar, hasta que un tenue sabor metálico inundó sus paladares. El sargento le había proporcionado una mordida al labio inferior muchacho sin ningún aviso, ni Eren ni Levi se lo esperaban pero no separaron sus labios. La sangre corría por las bocas de ambos y unas pequeñas gotas se deslizaban por la barbilla del mayor, el sargento se pasó la mano por los labios con un hermoso movimiento que a Eren le pareció más que sensual. Aquel que estaba obsesionado con la limpieza: se había ensuciado las manos sin siquiera molestarse, después de todo, ese líquido afrodisíaco, le parecía fascinante y disfrutaba de él.

-Eres mío y lo serás hasta que tu cuerpo y mente ya no soporten más.

Eren lo deseaba pero un movimiento brusco lo sacó de su transe y casi por instinto, esperó un acto violento de parte del sargento  pero este solo le posó los labios en la frente, dándole un suave beso al muchacho:

-¡Ahora! Tienes que terminar de limpiar, mocoso.

Le dijo fríamente mientras se alejaba. Eren lo observaba, veía como por fin, la persona que mas amaba lo había correspondido, aunque fuese de una forma fuera de lo normal. Esbozó una gran sonrisa y le declaró al aire, con palabras firmes y certeras:

-Ahora le pertenezco… y siempre seré suyo, Levi.

Notas finales:

Espero poder escribir mas sobre estos dos.

Igualmente recibo toda opinión que me ayudan a mejorar y me animan bastante. Gracias.


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