Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando sea el momento indicado... por CaroGreen

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disfruteeen~...y no me maten n.n''

 

“Cuando sea el  momento indicado, cuando sea la persona indicada y tu corazón no deje de ir a mil por hora, cuando ocurra eso, podrás cerrar tus ojos para abrirlos realmente al amor...”

 

 

Gritos, algunos golpes inofensivos junto con un sin mar de groserías hacia su persona, eso tuvo que aguantar el castaño durante la que iba a ser una noche placentera de sexo pero parece ser que el destino le cambio sus planes.

— ¡Estoy harta!

— ¿De qué hablas?

— ¡De que eres un frio insaciable! No eres nada cariñoso, no me tocas y cuando te beso ¡Nada! Ni una sonrisa de satisfacción, un alago, ¡ni siquiera cierras los ojos!

— ¿Y eso que importa? Tú me gustas, yo te gusto. No le veo el problema.

—No Takanori, no se trata solo de eso.

— ¿Entonces?

— Cuando encuentres el significado de lo que te digo, hablamos. —La chica tomo sus cosas y abrió la puerta del departamento y ni se molestó en cerrar  dejándolo un poco desconcertado para luego reaccionar veloz mente.

— ¡Hana! —grito su nombre pero la nombrada ni se inmutó de eso, se rindió rápidamente para dejarse caer frustrado en su sillón de terciopelo nuevo, era la quinta en aquel mes, ¿Qué no podía mantener una relación estable por un largo tiempo? No comprendía por qué las chicas siempre se fijaban en el simple hecho de que no cerraba los ojos al momento de besar. “Es importante para ellas ya que son mujeres.” le había dicho Kouyou “Es que no siento algo como para cerrarlos…” le había dicho el. Por un momento pensó que tal vez el problema no era el, tal vez el problema eran las mujeres.

—Quizá…quizá debería probar con…—y antes de terminar la oración se regañó a si mismo por pensar en tal estupidez.

Escucho como sonaba el timbre que daba anuncio a que alguien estaba detrás de su puerta esperando a que lo invitara a pasar. Con pesadez se levantó de su asiento y abrió la puerta, no se sorprendió al ver a su alto y delgado amigo con un six-pack de cerveza junto con un buen cargamento de comida chatarra de toda clase dentro de varias bolsas de supermercado.

— ¿Puedo pasar?

—Ya estas dentro ¿no?—el castaño le miro un poco raro suponiendo lo que había pasado antes de que el llegara— ¿Cuánto duramos esta vez?

— ¿Tan predecible soy?—le dijo con tono de burla mientras tomaba camino a la cocina metiendo al refrigerador las cervezas.

—No, pero soy tu amigo y se cuando alguien te deja.

El castaño arqueo una ceja junto con una sonrisa un poco amarga, vaya que ya debería de tener cansado a Kouyou, en todo el transcurso que han llevado como amigos, con tantas relaciones fallidas.—Una semana…quizá menos, unos seis días.

— ¡Bien! He ganado.

— ¿De qué hablas?

—Aposte con Aoi y Kai que no durabas más de una semana con esa chica.

—Soy tan patético que mis amigos apuestan con mis relaciones, genial.

— ¡Hey! Al menos tienes suerte en conseguir a lindas señoritas dispuestas a intentarlo con el gran Matsu-Killer.

—Matsu… ¿Matsu que?

—Ehh… no hablemos de eso, ¿Qué tal si tomamos algo y comemos mientras vemos el partido?

Ruki miró fijamente a su castaño amigo de ojos almendrados mientras este le dedicaba una sonrisa un tanto nerviosa. Le despego la mirada, tomo su chaqueta de cuero que reposaba en algún mueble, busco sus llaves y cuando las encontró sin pensarlo abrió la puerta de su departamento dándole la espalda a su amigo no sin antes decirle:

—Disfruta tu tarde y no me esperes. —Y salió.

 

 

 

Camino hacia el parque al que solía salir a correr todos los fines de semana por las mañanas. Busco un lugar correcto en el cual sentarse a pensar por un rato y a lo lejos lo encontró, un roble que había estado ahí toda la vida, lo demasiado alto y cómodo como para recargarse en el toda la tarde y lo que quedara del día. Dirigió sus pasos hacia allí y se sentó recargando su espalda en el fuerte tronco mientras veía las hojas caer, si no se equivocaba estaba a punto de acabarse otoño para así poder entrar al frio invierno, su estación favorita.

Comenzó a dormitarse y sin más se fue quedando dormido dejando pasar sus problemas por delante pero después de un largo sueño de lo más placible sintió como alguien le tocaba el rostro para luego sentir aquella mano en su hombro, palpándole.

—Hey, despierta. —Aquella voz de alguna forma no le molesto, en cambio sintió un cosquilleo en algún lugar que no lograba localizar y sin más fue abriendo los ojos dando con una cabellera rubia y unos ojos de algún color que no lograba descifrar “¿Gris?” se cuestionó a sí mismo—Lo siento si te molesto pero está comenzando a anochecer y puede que tus padres estén preocupados por ti.

El castaño reacciono después de  la palabra “padres” y para mal del rubio, no reacciono muy bien. — ¿Crees que tengo doce años? Apártate.

—Lo lamento, disculpa, no quería ofenderte.

—Pues lo hiciste, tengo veintinueve, idiota.

— ¡Oh Dios! No sabe cuánto lo siento, pero es solo que no aparenta su edad ¿sabe?, pero que maleducado soy, no me he presentado. Mi nombre es Suzuki Akira y voy a la universidad de aquí a la vuelta.

—Aparte de idiota todo un crío. Mira, no quiero tus disculpas ni saber tu vida entera, ya me despertaste, caso cerrado.

—Se lo compensare con un café o lo que usted quiera.

El castaño se lo pensó por un minuto. No tenía nada pendiente y aparte su estómago comenzaba a pedir comida y por tanto problemas encima no había cargado su billetera así que quizá le haría bien un buen café por ahora. —Está bien chico, aceptare pero solo un café y tú pagas.

—Obviamente ¿Sabe? Conozco una cafetería donde tocan buen Jazz en vivo, yo trabajo ahí y no queda muy lejos.

— ¿Qué eres? ¿El limpia pisos?

—No, el bajista.

—Oh, mira nada más, que irónico. —Dio una pequeña risilla al recordar aquella aventura que tuvo con cierta chica que tocaba el bajo y vaya que lo tocaba bien.

— ¿Por qué?

—Nada que te interese, vamos que muero de sed y hambre.

—Pero usted dijo que…

—Apúrate niñito que no tengo todo el día.

Caminaron por poco tiempo y justo cuando habían llegado al recinto les llego la sorpresa de que estaba cerrado pero el rubio se apresuró en sacar unas llaves especiales para abrir cerraduras de puertas y así pudo abrir la puerta del lugar invitando a pasar al de baja estatura.

—Aparte de grosero un vándalo ¿en qué me acabo de meter?

— ¿Sabe? Es usted muy joven como para que este tan amargado, parece un anciano.

No tardo menos de dos segundos en recibir un golpe en su cabeza por parte de Takanori. — ¡Oiga!

—Y ahora también eres un altanero pero mira que interesante eres niño. —dijo con absoluto sarcasmo.

—Mire que solo es usted nueve años mayor que yo.

—Es lo mismo que yo digo torpe, no seas tan formal conmigo y empieza a tutearme.

—Y usted deje de insultarme.

—Si serás, ¡Deja de hablarme de ‘usted’ y háblame de ‘tu’!

— ¡Esta bien!...solo si me dice su nombre.

El castaño se quedó sin habla, ya tanta confianza le agarro al chaval ese que estaba a punto de decirle su nombre, lo pensó dos veces y decidió decirle otra cosa.—Tu puedes decirme Ruki.

—En ese caso dígame Reita ya que de seguro ni se ha de acordar de mi nombre.

— ¡Claro que si se! Tu nombre es…es…Aki… ¿Akiyama?

El rubio lo miro con cara de decepción total para cambiarla rápidamente a una cara de sorpresa— ¡Oh sí! Y el suyo era… ¿Rikuto? No, no, era… ¡Riku! Ese era. —El mayor entendió su juego al instante y supo que había metido la pata. —Mire abuelo, solo dígame Reita así yo le diré Ruki y hasta que no me diga su nombre real no le dejare de tratar como mi mayor. Aunque lo es.

—Eres un zopenco, Reita.

—Y usted un amargado. —El rubio no dejo continuar a Ruki decir toda la lista de groserías que le tenía preparada ya que fue a la cocina a preparar aquel dicho café junto con dos rebanadas de pastel de chocolate, cuando lo puso enfrente de aquel joven que le había cautivado por su bonita cara no pudo evitar reír ya que el mayor hizo un gesto de lo más adorable para Reita. — ¿De qué te ríes capullo?

—Nada, usted coma por favor, así saldare mi grosera actitud.

—Sigue de altanero y te ira mal en la vida.

— ¿Y usted me lo dice a mí?

—He pasado por tantas cosas que  jamás podrías imaginarte. En mi familia hay una especie de maldición que hace que tenga problemas con las mujeres o más bien que a las mujeres les molesta el simple hecho de que no pueda cerrar los ojos al besarlas. —le comento al más alto viendo de reojo como lo miraba con cierta duda entre las cejas. —Pero eso es muy tonto. Es solo cerrar los ojos.

—Te digo que es una especie de maldición. Solo cuando encuentre a mi persona destinada los cerrare.

— ¿Y cómo sabrá si es cierto?

— “Cuando sea el  momento indicado, cuando sea la persona indicada podrás cerrar tus ojos para abrirlos realmente al amor” O algo así decía aquel presagio o como se le llame pero son puras tonterías, según mi abuela solo con el beso de mi persona indicada podre tener amor.

— ¿Y no lo quiere intentar?

El castaño lo miro con cierto coraje, no creía lo que le decía aquel muchacho, estuvo a punto de pararse e irse pero el menor lo detuvo de su muñeca haciendo que lo viera directamente a los ojos y lo único que pudo ver fue honestidad, intriga y cierta chispa de nerviosismo.

—No me malinterprete, solo digo que así podrá descartar a una persona de esa interminable lista o quizá no.

—Esto no es un juego.

—Yo nunca dije que estuviera jugando.

Y esa fue la gota que derramo la paciencia de Matsumoto Takanori. Sin omisión lo tomo de las mejillas, lo miro a los ojos y sin despiste alguno lo beso sintiendo aquellos apetitosos y delgados labios ¿Quién hubiera dicho que fueran tan agradables y cómodos? Más  grande fue su sorpresa cuando comenzó a sentir que sus parpados comenzaban a bajar cómodamente, de poco a poco sintiendo como el tiempo se le iba de las manos y veía un mundo distinto al que nunca en su vida imagino. Tristezas, peleas, reconciliaciones, felicidad y sobre todo amor fue lo que pudo ver a través de ese lapso infinito de tiempo agudo pero todo eso solo pasaba junto aquel rubio.

 

Sintió como algo húmedo comenzaba a invadir en su rostro y abrió los ojos de golpe viendo la cara del mayor en estado de sufrimiento, rápidamente, por mucho que lamentara hacerlo, se separó abruptamente viendo como lentamente Ruki habría los ojos y el, en su mayor intento por parecer tranquilo para poder calmar al mayor lo único que obtuvo fue un fuerte golpe en su mejilla causado por la mano de Takanori lo que lo llevo a sobre exaltarse un poco pero tarde fue al reaccionar ya que el castaño había desaparecido de la nada.

—¿Qué diablos fue eso?

 

 

 

Aquel día era sin duda uno de los más cálidos y placenteros que alguna vez logro llegar a ver en el   verano. Su rutina era simple: levantarse, asearse, arreglarse con un look que no llamara tanto la atención pero que marcara su personalidad, desayunar una simple rebanada de pan tostado con mermelada mientras le daba un beso a su madre para así dirigirse al instituto no sin antes pasar por el templo para que Kami–Sama le diera suerte en su día, pero cuál fue su sorpresa al ver que una pareja de jóvenes estuvieran ahí tan temprano y más, discutiendo.

— ¡No puedo más Takanori!

—Pero dime ¡¿qué es lo que tanto te importa?! No uses esa escusa tonta, si no te gusto solo dímelo y ya!

—No es eso, entiende ¡No puedo estar con un muerto viviente!

— ¿Qué diablos?

—Lo siento, tu frialdad me atrajo pero nunca pensé que los rumores fueran ciertos. Terminamos.

—Está bien, si es lo que quieres no me opondré.

—No puedo creerlo…Parece ser que el príncipe de hielo no es un mito. Espero no volver a verte.

—Lo mismo digo, Yuki.

Espero a que aquella mujer se fuera y aquel hombre de baja estatura no tardo ni dos minutos cuando comenzó a llorar…en silencio, él no sabía si ir a consolarlo o irse rápidamente de ahí ya que sus clases estaban por comenzar. Sin más que pensar decidió mejor dejarle una nota a aquel desconocido sin que este se diera cuenta. Arranco una hoja de libreta y comenzó a  escribir algo en ella terminando por doblarla en lo que parecía una flor de loto. La dejo detrás del joven esperando que ojalá la viera y tuviera la delicadeza de leerla, vio la hora en su reloj y comenzó a correr desmesurado para así no tener otro castigo por parte de su maestro de matemáticas.

—Me pregunto si abras leído aquella flor…Takanori.

 

Tomo un rumbo sin pensar a donde lo iba a llevar, grande fue su sorpresa al ver que llego a aquel templo, aquel que hizo que su forma de ver al amor cambiara rotundamente. Suspiro con cansancio y abatido decidió rezar un rato para que su alma no fuera completamente al infierno.

—¿Takanori?—escucho que lo llamaban y volteó lentamente para ver aquella persona que podría ayudarlo a entender las cosas.

—Abuela…

—¡Taka-chan! ¿Por qué ya no has vuelto a casa? Tu madre se preocupa por ti.

—Abuela…—No resistió y cayó llorando de rodillas al suelo preocupando a su abuela.

—¿Qué tienes mi niño? Shh, calma, Oba-chan está aquí para cuidarte.—Y con eso el chico se fue quedando dormido.

“Si la calma se va y lo único que haces es llorar,

Recuerda que solo no estas pues personas que te quieren te escucharan,

Tu alma en calma estará y el sollozo cesara,

Asi que chico no seas tonto y cuéntame todo pues no estás solo”.

 

Despertó de inmediato encontrándose acostado en  medio del templo, unos rayos de sol le invadieron el rostro haciéndole levantarse sin reparo alguno preguntándose qué diablos pasaba si estaban en pleno invierno y no en verano. Camino a donde escuchaba ciertos gritos que provenían de una pareja, se le fue el alma del cuerpo al darse cuenta que era él y aquella chica con la que perdió su sentido por amar.

Decidió verlos desde lejos mientras razonaba la situación, miraba fijamente mientras su corazón dolía de nuevo con cada palabra que le decía la chica y entonces llego el final y mientras él quería irse de ahí lo más rápido posible algo le llamo la atención.

Un chico con uniforme le dejaba una especie de flor atrás suyo, lo más curioso: un chico, de preparatoria, alto, con una cresta rubia y un pendiente en cada oreja, “debe ser una broma…” pensó.

—No, no lo es.

Escucho aquella voz, era su abuela quien vestía un traje típico y lucio mucho más joven, se sorprendió de que no tuviera miedo sino más bien muchas cuestiones sin resolver.

—¿Abuela?

—Sí, soy yo Takanori y estoy aquí para explicarte todo….››

››…Hace mucho tiempo conocí a un hombre que no era nada bueno, tenía su reputación hasta el piso y el todos huían de él, todo menos yo, sin darme cuenta e ignorando las advertencias lo perseguí hasta el punto de que él se interesara en mí y así fue. Me enamore completamente de él hasta el punto de dar mi vida por él y yo sabía que era mutuo nuestro amor pero él era muy celoso, demasiado. Un día cualquiera me vio hablando con el panadero, el sabía que el chico estaba loco por mí y malinterpreto las cosas así que al llegar a casa una gran golpiza me esperaba pero no me deje y como pude me defendí pero cuando desgarre su camiseta vi la marca prohibida, entonces me di cuenta de las advertencias, él era un brujo y uno de los malos. Comencé a llora implorando perdón mientras el gritaba con recelo, “¡Nunca lo obtendrás! Tus generaciones estarán malditas por la eternidad en cuanto el amor se trate y por el amor que te tuve una sola solución tendrán: ¡besar a la persona indicada y la maldición desaparecerá!”.

——Desapareció y nunca jamás lo volví a encontrar, es por eso mi niño que si ya la encontraste no la dejes ir…

—Pero…

—Sea quien sea, es tu persona predestinada y solo ella acabara con tu sufrimiento.

—¡Pero vi peleas y dolor!

—Sí, dolor del bueno, dolor que te hace sentir vivo, sin dolor no se puede ser feliz mi niño.

Lo pensó con mucho detalle, no quería sufrir más pero tampoco quería seguir con aquella monótona vida de des fortuna y desamor, ya no quería eso, quería ser feliz y sentir paz, sentirlo con alguien que se lo diera.

—Oba-chan, estoy listo.

—Muy bien mi Taka-chan…

Despertó sintiéndose un poco mareado, se levantó y miro a su alrededor, estaba en el parque, no sabe cómo diablos llego ahí pero al menos le ahorraría menos trayecto. Condujo su trayecto a aquella cafetería donde paso el “accidente” decidido de hablar con el muchacho y llegar a algún acuerdo. Abrió la puerta del establecimiento y un sonido de lo más tranquilo inundo su organismo haciéndole sentir un poco pesado y tranquilo.

 

 

Continuo tocando hasta que sintió una presencia conocida, levanto su cara y su corazón se inundó de una increíble tranquilidad que le hacía falta desde que el pequeño castaño se había ido tan rápido. Termino la canción y se dirigió hacia el con paso tranquilo y muy seguro.

—Vaya, pensé que no iba a volver.

—No te creas afortunado enclenque, he venido a hablar contigo pero preferiría hacerlo en privado.

—Le parece bien caminar un rato o bueno si su cuerpo aun resiste, abuelo. —un buen golpe en su pierna no se hizo esperar mientras le respondía con una gran sonrisa que hacía sentir raro al mayor.

Caminaron por un buen rato sin decir nada, la verdad era que realmente no había nada que decir, desde el instante que lo reconoció no dudo en enamorarse de él y el mayor, después de reflexionar y tener aquel “sueño” tan raro decidió abrir sus puertas al amor nuevamente ¿Qué más debían de pensar?

—Yo…—hablo el castaño pero el de ojos grises lo interrumpió.

—¿Lo siento?

—Sí, y…

—¿Fui muy infantil?

—Ajá, pero...

—Pero he recapacitado y realmente me he dado cuenta que eres muy atractivo y varonil y que a pesar de ser ambos hombres y que tú seas menor que yo me he enamorado locamente de ti con un solo beso tu-ahhh!—Y de nuevo el puño de Takanori ataca al pobre de Akira.

—¡No te creas tan importante delincuente! Lamento  haberme comportado así y si, actué muy infantil al haber huido pero he pensado todo esto y…realmente no te conozco nada pero por alguna razón parece que tú a mi si y lo último que necesito es que lo eches a perder y yo solamente…—El rubio lo tomo por las mejillas mientras lo miraba tiernamente, esa mirada que hacia desvanecer a Takanori sin siquiera saber porque, se acercó lentamente hasta unir en un tierno beso sus labios.

—Takanori, no necesitas saber nada más de mí que una sola cosa.

—¿Qué?

—Que te amo.

El castaño intento mantener las lágrimas pero no pudo, se abalanzo sobre el esbelto cuerpo del muchacho y sin temor alguno lo beso sintiendo por tercera vez como sus ojos se cerraban plácidamente sin ningún problema, que Dios lo matara si no pasaba el resto de su vida con aquel chico porque iba a ser el único con que quisiera estar de ahora en adelante.

 

Cuatro años después.

 

—Carta para el señor Takashima.

—¡Aquí!

—¡Wow! ¿Qué es?  ¡¿Es de Taka?!

—Calma Kai que el jefe nos regañara por tanto escándalo.

—¿Qué pasa aquí chicos?

—¡A Kou le llego una carta de Taka!

—Lo siento Aoi ahora mismo la guardo y vuelvo al trabajo junto con este mono chismoso.

—No, por favor ábrela, quiero ver que dice.

—De acuerdo…—Abrió el sobre y saco con cuidado su contenido para así leer en voz alta.

—Queridos y entrometidos chicos….

>>…Me da el gusto de informarles que estamos bien, a Akira le va genial tocando para clubes de jazz populares aquí en New York, en cuanto a mí, pues no me va mal, un bufete de arquitectos esta fascinado con migo por construir aquel edificio para un banco del que le envié fotos a Kou y decidieron hacerme socio! pero bueno esta carta no es para informarles de esto (y ya sé que me han de decir anticuado y ridículo al mandarles cartas y no un e-mail o seguir contactados por las redes sociales pero soy un melodramático divo así que siempre he querido mandar cartas y esta oportunidad no me lo quitara.) si no que, ¡Akira me ha propuesto matrimonio! ¡¿Pueden creerlo?! Es algo que ni yo mismo he podido creer así que imagínense como estoy en estos momentos por que no sabría describirlo. Pero en fin, solo quería decirles eso para que vayan guardando línea (y dinero) por que vendrán a ¡Canadá! Solo para mi boda de ensueño (creo que me estoy convirtiendo en una mariposa gracias a el ambiente de NY) así que chicos, ¡ME LES CASO!

Es todo por ahora y estén al pendiente de mi próxima carta, los quiere mucho:

Matsumoto Takanori (Pronto de Suzuki)

 

—¿Es todo?

—Sí.

—Me va a dar un paro…

—¡No, Aoi resiste!

—Creo que aún no puede asimilar que este a sus 38 y aun no se case.

—Eso es porque cierto pato con piernas sensuales no me ha dado el sí.

—Mmm…entonces mata al pato cariño porque este  no cambiara de opinión.

 

“…Y cuando encuentres a la persona indicada para ti, nunca la dejes ir”.

 

 

FIN

 

 

 

 

                               

Notas finales:

Les gusto? no les gusto? lo amaron? *n* quieren mas? ñ.ñ haganmelo saber en los comentarios :3

PD: Lamento no estar activa ultimamente u.u y honestamente no creo actualizar pronto pero si lo hare n.n este one-shot es como de felicidad porque deje varias materias en segundas n.n'' pero las pase todas :'DDD y tenia ganas de escribir asi que...este es el resultado :3 bueno me despido y que tengan una feliz navidad y año nuevo :'DDD los quiero! *3*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).