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¿A salvo o con el criminal? por TakaMK

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic original con tematica yaoi, entonces espero que les guste y lo disfruten tanto como yo disfruto escribiendolo~

Notas del capitulo:

Es como un capítulo de introducción, ya vendrá lo bueno, por mientras ¡Disfrutenlo mucho!

Capítulo 1

– ¿Cómo va todo por allá, cariño? – Pregunto una voz femenina a través del teléfono
– Mejor de lo que esperaba – Respondió el hombre mientras hacia todo su cabello para atrás, apartándolo de su rostro, aunque normalmente su cabello llegaba a sus hombros, esta vez se escondía entre su bufanda.
– ¿Inglaterra es bonito? ¿Debería ir contigo? –
– Sabes que no estoy aquí de paseo… De ser así te hubiese traído conmigo – Rio al teléfono
– ¿Me extrañas? – El pelirrojo se quedó pensando y rodo su vista, como si estuviera fastidiado de hablar con ella
– Tengo que cortar – Sin más, corto la llamada y metió el celular en la bolsa de su abrigo, mientras bajaba del taxi en el que viajaba, no sin antes pagar la cuota
– Buen viaje – Dijo al único taxista que había accedido a llevarlo a ese lugar.
Dejo escapar humo helado de su boca mientras escondía su nariz entre la bufanda que rodeaba su cuello y guardaba sus manos en las bolsas del abrigo, mirando el panorama que tenía enfrente.

Era una noche fría de Enero en Inglaterra, y él estaba ahí, en uno de los barrios más peligrosos de Londres.
Casas pequeñas, edificios con muchos departamentos y bardas con grafitis enormes, hasta ese momento, nada que él no hubiese visto antes, pero, al comenzar a caminar entre las calles se dio cuenta de porque ese era un lugar diferente.
Por cada pequeña calle en la que avanzaba, había personas tiradas, hombres, mujeres, mayores y menores, todos y cada uno de ellos parecían estar hasta el tope de drogas, y lo acusaban con ojos de querer tirársele encima, aun así, ahí estaba, caminando como si fuera una pasarela.

Tenía una buena razón para estar ahí. Estaba siendo amenazado y le preocupaban más las personas que estaban tras él, que a un montón de drogadictos.

Solo hay una persona en toda Inglaterra que podría defenderte mejor que el mismo diablo –
– ¿Qué tonterías dices? –
– Ya sabes… Un tipo letal, con perforaciones, uno de esos con los que nadie se metería–
– En Estados Unidos los llamamos vagos –
– Él no es cualquier vago, créeme. Cuando lo veas, sabrás de que hablo –
– ¿Y dónde puedo encontrar a tu hombre letal? –
– Hackney –

–Oye tu – Dijo el pelirrojo acercándose a un hombre que estaba tirado en el piso, con las ropas sucias, un viejo gorro negro y una barba enredada de aspecto asqueroso, realmente no podía saber si estaba muerto o no, ya que sus ojos estaban completamente en blanco por lo que pateo suavemente la pierna del hombre con su pie repetidas veces.

El hombre pareció volver en sí y dio un salto sobre sí mismo
– ¿Qué diablos quieres? –  Dijo el vago mientras jalaba de su abrigo viejo hacia su cuello, tratando de reincorporarse. Sus ojos estaban realmente rojos y luchaba por mantenerlos abiertos, por lo que supuso que había inhalado grandes cantidades de alguna porquería
– Un tipo que se hace llamar Érebo, ¿Dónde lo encuentro? –
– ¿Túnel abandonado? ¿Un prostíbulo? ¿La casa de tu madre? ¡Quien rayos sabe! – Respondió el hombre mientras parecía acurrucarse con la pared, dándole la espalda al pelirrojo
– Gracias – Dijo mientras alzaba una ceja y reanudaba su paso.

Después de un rato de caminar, se encontró con las vías de un tren que pasaban entre unas casas, lo que le pareció bastante extraño, ya que no recordaba que la ruta del tren fuese tan larga.
Recorrió con su vista ambos lados de las vías, a su lado izquierdo pudo ver a unos metros de distancia un túnel
– ¿Túnel abandonado? – Se preguntó a sí mismo en un susurro, recordando las palabras del vago, comenzando a caminar sobre las vías del tren.

Se detuvo frente al túnel, no se podía ver nada, pero se escuchaban ruidos provenientes dentro de este.
Miro a su alrededor comprobando que nadie lo seguía y saco su celular para alumbrar dentro del túnel, mientras se sumergía en la oscuridad.

No era muy diferente a lo que había visto desde que había llegado al barrio, personas tiradas y paredes llenas de garabatos a los que no presto atención.

No se había adentrado mucho al túnel cuando percibió una luz, era como el final del túnel, que desembocaba en una gran habitación con unas escaleras del otro lado.

En esta habitación había sillones viejos en los que había personas que esperaba que solo estuvieran dormidas, cartones regados en el piso y obviamente, el peor olor que alguna vez había percibido, olía a quemado, marihuana y cañería, todo al mismo tiempo.

Los vagos de esta habitación lucían particularmente más vivos que los de afuera, ya que algunos conversaban, aunque solo dio una mirada general y se dirigió a un grupo de tres que estaban de pie alrededor de un tambo de metal que al parecer tenía fuego en su interior.

– Buenas – Hizo una pausa mientras detenía su paso ante la mirada brusca que los tres hombres le habían dirigido al mismo tiempo. Los tres con barbas largas y revueltas, solo uno de ellos tenía gorro pero las ropas de los tres eran un asco.

–Eh… ¿Saben dónde puedo encontrar a un tipo que se hace llamar Érebo? – Uno de los hombres se giró de nuevo al fuego mientras aventaba un periódico del día, el pelirrojo pudo reconocerlo porque él estaba en la portada.

Otro de los hombres solo movió la cabeza en dirección a una esquina, sin decirle una sola palabra, los tres miraron el fuego de nuevo, como si estuvieran viendo una de las siete maravillas del mundo.

El pelirrojo decidió ignorarlos caminando en la dirección que el hombre le había indicado.
En una esquina pudo distinguir la figura de un hombre, pero se detuvo unos pasos detrás de él, donde ya podía distinguirlo mejor.

Cabello negro rapado a los lados, chaqueta azul brillante, pantalones negros, botas aplasta-cabezas e incontables perforaciones en las orejas. Tenía en sus manos una lata de pintura en aerosol con la que grafiteaba la pared, pero el pelirrojo no presto mayor atención al grafiti.

– ¿Érebo? – Pregunto tratando de sonar tranquilo, manteniendo su distancia.
El pelinegro dejo de mover la lata y dejo caer su brazo a su costado, como si estuviese interrumpiendo a un gran artista en proceso de creación. Lo miro sobre su hombro un segundo, de inmediato, los penetrantes ojos azules del pelinegro hicieron que la vista del pelirrojo se desviara hacia el piso, no sin antes notar que tenía más perforaciones en el rostro.

Sin prestarle mayor importancia el pelinegro volvió a la pared que estaba decorando después de agitar varias veces la lata.
– Necesito de tus servicios – Dijo el pelirrojo mientras arqueaba su ceja, tratando de llamar la atención del pelinegro, la manera en que lo había mirado por alguna razón le hecho tener escalofríos
– ¿Soy una prostituta o algo parecido? – Pregunto el pelinegro sin despegar su vista de la pared. Los ojos del pelirrojo se ensancharon al escuchar la voz del chico. Lucía unos cuantos años menor que él, y aun así, tenía una voz grave y seductora. El chico sacudió un poco la cabeza volviendo a la realidad
– De acuerdo, lo plantearé de otra manera. Necesito que trabajes para mí, como un guardaespaldas, nada sexual – Dijo reafirmando las dos últimas palabras
– ¿Ahora crees que soy niñera? Vete de aquí, tengo mejores cosas que hacer – Dejo de pintar en la pared sacudiendo la lata un par de veces seguidas
– No será difícil y te pagaré bien, créeme – Aun sin mirarlo, el pelinegro aventó la lata casi dándole al pelirrojo en la cabeza, de no ser porque este lo esquivo.

El pelinegro comenzó a caminar con las manos en las bolsas de su pantalón, solo dejando ahí al pelirrojo.
Por un segundo, el pelirrojo se detuvo a observar lo que el chico estaba pintando. Un árbol de ramas secas en lo que parecía ser una colina con una sombra infantil junto a este, cuando voltio por donde se había ido el joven, este ya estaba subiendo las escaleras, de inmediato, se echó a correr para alcanzarlo.

–Al menos déjame presentarme – Dijo caminando a unos pasos de distancia
– Cass Jackson, 28 años, empresa de ropa y comprometido. No hay nadie en Inglaterra que no te conozca – Hablo una vez más paralizando por segundos el corazón del pelirrojo, haciendo que detuviera su apresurado paso
– Piérdete, no me interesa trabajar para ti – El pelirrojo se quedó parado, con la voz del chico resonando en su mente.

 

El pelinegro se adentró a la zona comercial del barrio.
Si bien, el lugar era reconocido por los montones de bares de mala muerte que había ahí, también había varios restaurantes buenos, uno de ellos era su favorito.
“Huan Food”, un restaurantillo de comida china en la que trabajaba uno de sus buenos colegas.
Entro al recinto, en el que había pocas personas. No era la gran cosa, pero tenían una especie de buffet y era lo mejor que podía pagar.
– Bienvenido Watson – Dijo un hombre mientras pasaba rápidamente junto a la mesa en la que estaba el chico, dejando un viejo menú en su mesa, doblado de las esquinas y desgastado. “Watson” lo tomo desinteresado y después de segundos volvió a arrojarlo a la mesa, mientras veía al mismo tipo volver. Un hombre que rondaría los 40 y tantos años, de cabello casi rapado y con tatuajes en la nuca, que vestía una playera con el logo del restaurante.
– Solo dame lo que sea –
– ¿Puedo darte mierda? – Pregunto el hombre riendo, el pelinegro solo le dedico una mirada mientras sonreía
– Deja eso Huan, tengo hambre –
– Vale, te traeré sobras entonces – Dijo soltando una risa que era común en el hombre mientras se retiraba a la cocina.

Watson se quedó en la mesa más arrinconada de todo el recinto, recargado en uno de los sillones con una pierna doblada arriba, saco un cigarro  mientras hurgaba entre sus ropas, luego solo dejo caer su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras aventaba el cigarrillo a la mesa. Tan solo segundos después de haberse quedado tranquilo escucho un encendedor prendiéndose y luego, el humo del cigarro entro por sus fosas nasales, haciendo que se reincorporara tranquilamente en su lugar
– ¿De nuevo tú? – Pregunto viendo al pelirrojo frente a él, con el cigarro en su boca y un encendedor en la mesa. Watson soltó un suspiro de resignación mientras veía una sonrisa cínica en el rostro del chico. Después de un momento de silencio, el pelirrojo escupió el humo que alcanzo la cara del pelinegro
– ¿Y entonces? – Pregunto el más joven – ¿De qué se trata? –
– Bueno, solo digamos que me persiguen mutantes – Respondió el pelirrojo de lo más desinteresado, volviendo a tomar del cigarro. El pelinegro pareció sorprenderse al escucharlo, pero trato de mantener esa cara neutral que había tenido desde que el pelirrojo lo vio por primera vez.
– Si te interesa, búscame en este lugar – Dijo sacando una tarjeta de su abrigo y dejándola en la mesa, después, solo se puso de pie y salió. En ese momento, Huan regreso con la comida de Watson, un platillo de sushi.

Watson se puso de pie desconcertando a Huan
– Si no quieres mi comida dilo – Dijo mientras veía al pelinegro salir del lugar. Voltio a todos lados hasta que vio al pelirrojo a punto de cruzar la calle, corrió hasta él y lo sostuvo por el brazo, haciéndolo girar a mirarlo
– Te decidiste más rápido de lo que… – El pelirrojo guardo silencio mientras Watson le arrebataba el cigarro de la boca
– Esto es mío, Jackson – Dijo metiéndolo a su boca, devolviéndole la sonrisa cínica, mientras se devolvía por donde vino, soltando humo unos pasos lejos del pelirrojo, el cual solo sonrió de lado y de inmediato detuvo un taxi, abordando en él.
– Todo en él es letal – Susurro mientras veía a la pasada como el pelinegro regresaba al restaurante. 

Notas finales:

Espero les haya gustado y pronto traeré la continuación~ ¡Saludos!


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