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Ave sin alas por Soul-CaT

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Notas del capitulo:

Hola!!! Me estrañaron??? (yo se que no TTwTT)

Bueno como yo siempre cumplo mis promesas (si claro xD) aquí está el cap 2, y justo ahora viene con dedicatoria incluida (?) (bueno, no muy dedicatoria).

Di-san: hmmgggg!!!! *amordazado*
Krl: gracias por acordarme :D, justo ahora intento vend---- digo ayudar a que mi querido amigo se cambie de casa uwu, y es que, he hecho un trato con Kyo-san, así que… Darkyoya, en un segundo más te llega el paquete de niñera, no desesperéis :D

Krl: En otras noticias B| *amarrando a diego y metiéndolo en una caja* Maacka, y las demás, gracias por su apoyo a lo largo de la semana pasada, créanme que significa mucho.

Di-san: *quitándose la mordaza* QUE RAYOS ES ESTO?!
Krl: tranquilo y da noticias 7-7.
Di-san: ok 7-7, bueno, el cap de hoy.. se escribió solo, de hecho nunca creí que krl lo tuviera listo a tiempo .-. bueno… Para seguir hacemos referencia a una queja, *aclara garganta* para cierta autora anonima, Krl quiere el siguiente cap de: un viaje de dos herbivoris y un carnivoro.

Krl:  Sinimeg!! Porfavor, os lo ruego QwQ no sabes lo mucho que necesito esto.solo un cap mas!! Porfa!! O hare huelga y mato a Kyo-chan de la forma mas telible posible 7-7 ( en el fic).... de acuerdo no.

nada mas… creo.

Katekyo Hit- *empujando a diego*

Krl: la paquetería no habla 7-7…

Katekyo Hitman Reborn no me pertenece sino a la gran sensei Akira Amano :D (al fin lo hize sola :´D)

ITALIA: FEBRERO 4

Avanzaba lento pero a paso firme, se movía con elegancia digna de un noble, permitía que las fibras de su cabello bailaran alegres ante el escaso viento que lograba introducirse en el gran salón. Era todo un semental, caminando en su hábitat natural, dejaba admirados a los demás con su sola presencia y hablaba despacio, calmado, con una sensualidad en su voz que salía a flote sin necesidad de proponérselo.

El salón era deslumbrante, brillaba en lujo, y los hombres a su alrededor le felicitaban estrechando su mano y brindando en su nombre. Una simple excusa para beber.

Saludaba con esa gran sonrisa y acariciaba ligeramente la cintura de esa mujer con el cabello teñido a pelirrojo, labios carnosos y esbelta figura con la que acababa de bailar, para besar su mano y de esa forma darle por servida regresando a su labor de servir a los demás invitados dejando a la mujer con un gran suspiro y arrugando la tela del fino vestido color coral bajo sus manos.

Andaba de un lado a otro. Sonriendo. Saludando. Bailando. Brindando. Sosteniendo diversas conversaciones. Deberes como jefe que a simple vista pareciese nada y hasta divertido, para él era la cosa más tediosa que podría molestar al capo. Por doquiera que mirase solo lograba encontrar hipocresía, sonrisas falsas y contratos; vejetes buscando una buena oportunidad para ampliar sus negocios o estrechar lazos y mujeres en busca de un buen peldaño para seguir con una vida de lujos y comodidades. Personas burlándose en su cara de lo infeliz que era, que solo se reunían ahí para hacerle saber, para recordarle que estaba hundido en un mundo que el mismo rechazo y odiaba, pero que sin embargo estaba condenado a seguir ese camino y además, para celebrar que han logrado retenerlo un año más en esa horrible condena. Que recuerde siempre  lo cobarde que es… por no atreverse a suicidarse.

JAPON: ENERO 29

Sus parpados se habrían de par en par y se enderezaba como si su vida dependiera de ello, mantenía la respiración agitada y un nudo en la garganta, mientras el sudor le resbalaba del cuerpo. Se ponía de pie con dificultad, aun podía recordar las palabras de ese bastardo la noche anterior y el tono en que las menciono. Su estómago se revolvió pidiendo a gritos que se desasiera  de lo poco que consumió el día anterior. Corrió lo más rápido que sus blancas piernas le permitieron para colocarse frente al retrete y regresar el bento que consumió en el trabajo produciendo un sonido desagradable.

Al terminar el olor que emanaba era asqueroso, pero no tanto como la voz de aquel sujeto que retumbaba en sus oídos.

Aquella noche tuvo un horrible recuerdo, entre sueños revivió la noche en que todo empezó; la sonrisa curvada del ojimiel, su mirada penetrante y su voz ronca al mencionar su nombre. El sollozo de esa pequeña ave y las burlas de los hombres sujetándolo, la humillación e impotencia, la sangre hirviéndole y el coraje, después resignación seguida del asco y repulsión, el miedo y nerviosismo que le ocasionaron las manos de aquel hombre recorriendo su piel, sus besos y caricias que le ocasionaron temor. Las sensaciones extrañas y desesperación, luego dolor, mucho dolor, el asco seguía latente pero ya no podía hacer nada… había firmado su condena. Sus ojos humedeciéndose y nublando su mirada, dando inicio al llanto y las lágrimas recorriendo su rostro.

Aquella noche quedo grabada en su memoria de por vida, lo único que tenía claro era que ahora era propiedad de aquel hombre quien le manipulaba a su antojo. Aquel hombre lo absorbía por completo y lo usaba cual títere, pero estaba bien, tenía una razón por la cual le obedecía, por la cual bajo la cabeza y callo, una única y pequeña razón que se mantuvo con vida

Pero claro él siempre se aseguraba personalmente de que estuviera en buenas condiciones antes de ser llevado con alguien importante, y precisamente por eso le odiaba, era tan repugnante.

Se tranquilizaba y mojaba su rostro dejando que una a una las gotas se llevasen su ansiedad al igual que el sudor que recorría su rostro. Respiraba hondo y volvía a tranquilizarse, ese era el pasado… pero su presente no mejoro para nada, al contrario, era peor, sin embargo logro acostumbrarse a esa agotada rutina

ITALIA: FEBRERO 4

Se aburría de estar rodeado de tanto inepto que no sabían hacer nada más que ir tras el como un perro buscando un hueso, eso sin contar las mujeres que se le resbalaban por doquier, era extraño pero le causaba gracia, recordaba aquel tiempo en que solo era un chiquillo inútil y llorón, cuando se le confeso por primera vez a una mujer, pero esta le rechazo echándole en cara que era un miedoso e inútil, él siempre tuvo en mente que a las mujeres debía tratárseles con sumo cuidado pero nadie nunca le dijo que le tratarían a él como a una basura. Se reía internamente recordando el pasado, anteriormente jamás ninguna persona le hizo caso, que casualidad que una vez jefe de una gran mafia le llovieron pretendientes.

Aún recuerda cómo fue su “primer amor”, aunque más bien lo que recuerda fue la gracia que le causo la cara de la chiquilla cuando se le confeso,  su rostro demostraba una incomodidad extrema y un repentino asco, ¿o tal vez vergüenza?, si era eso, sintió vergüenza porque todo el mundo le había oído, vergüenza de que un perdedor como lo era él le dirigiera la palabra. Después de eso y de la forma en que le rechazo dejándolo como un completo idiota, se dio cuenta que aquella niña a quien creía tan linda y tierna, era una verdadera perra. Justo ahora ese recuerdo le causaba risa, de pequeño fue taaaan patético, por lo menos no lo era tanto ahora.

Mantenía la sonrisa, pero que sonrisa más falsa, carecía de brillo, del brillo que alguna vez tubo cuando pequeño, de aquel brillo que deslumbraba cuando su madre le abrazaba y recibía una, solo una pequeña e insignificante palabra de afecto de parte de su padre después de mucho tiempo, ese brillo del cual estaba seguro, jamás volvería a tener

JAPON: ENERO 29

Se alistaba y volvía a su despreciable escuela, a la cual solo asistía por el deseo de ejercer la profesión, lograba llegar a su destino después del largo viaje y se dirigía a la puerta para entrar, entonces como de costumbre cada mes un grupo de estudiante se interponía en su camino.

– Ne, ¿A dónde tan rápido Hibari? – cuatro chicos solamente.

– Veo que la rata llega tarde hoy, eso no está bien – Uno de ellos con anteojos se atrevió a dirigirle la palabra de esa forma tan obstinada.

– Tendremos que castigarte por ello – Tronaba los dedos y a la vez un grupo de matones altos y  se reunía rodeándolo y sosteniendo diversas “armas”. Hibari ni se tomó la molestia en mirarles, sostuvo su rostro sereno y siguió caminando hacia donde era la entrada, no estaba de ánimos para tratar con inútiles riquillos y perros falderos.

Uno de ellos lanzo el primero golpe hacia el azabache agitando en un torpe movimiento un bate con lo que parecían clavos oxidados pero muy filosos, fue fácil para la alondra esquivarlo y de paso mandar a volar al tipo provocando que chocara con los demás y se lastimaran en el proceso. El más grande e imponente de los sujetos se abalanzo hacia el menor seguido de los demás. Hibari se estaba cabreando.

Al terminar de limpiar la basura los cuatro estudiantes salieron corriendo despavoridos, refugiándose en la seguridad de la escuela, donde tenía estrictamente prohibido lastimar a alguno de los alumnos. Si no fuera por aquella condición ya los habría mordido hasta la muerte desde el primer día; ellos eran solo una pequeña e insignificante parte de todos los estudiantes que le miraban con asco por el simple hecho de no llevar un celular nuevo cada semana ni gastar en estupideces, por haber logrado ingresar gracias a sus calificaciones y no por sus padres que se pudrían en dinero. Así de simple era la mentalidad de esos tipos.

Camino dentro del instituto y al mirar el reloj antiguo colgado en la fina pared se dio cuenta de lo tarde que era, así que apresuro su paso pero solo un poco después de todo no era muy importante ese lugar.

Ingresaba a su salón, los susurros  y las miradas de desagrado no se hicieron esperar pero eso a él no le podía importar menos. Siempre tenía pleitos y no era que el los provocara (o tal vez inconscientemente) sino que esos tipos al saber de la condición que tenía con el director del instituto, donde no dañaría a ninguno de los estudiantes dentro de territorio estudiantil no pudieron evitar el tratar de “aprovecharse” de aquello, por eso mismo siempre conseguían más y más gente con el objetivo de “darle una paliza” con lo que no contaban era que él era quien les daba la paliza.

ITALIA: FEBRERO 4

Uno de los jefes de las familias se le acerco ofreciéndole una copa la cual recibió, pero por medida de seguridad y experiencia propia no consumió su contenido, el hombre llevaba hora y media tratando de lograr que el capo se interesase en su hija, bastante linda la muchacha, debía aceptar, pero no tenía interés alguno en una mujer como ella, fuera de la cara no tenía nada más, y no era precisamente la señorita miss universo, no le agradaba la chica, y nada de su actitud le llamaba la atención, además, se notaba a leguas el interés y por patético que sonase el rubio buscaba una mujer con la cual compartir su vida… la cama se podía compartir con cualquiera.

De la forma más efectiva y rápida que conocía logro deshacerse de esas sanguijuelas que si bien solo buscaban un lugar fijo y estable en la mafia, lugar que él no pensaba darle, además de no tener interés en ningún compromiso, la única razón por la cual habría de casarse por el momento seria para estrechar lazos con familias y subir de categoría… cosa que no necesitaba.

Aun podía percibir el olor a tabaco en el lugar combinado con champagne y otras bebidas alcohólicas, pasaba de probarlas pues para él ya era suficiente, además de necesitar estar alerta por si la situación lo ameritaba, nunca se sabe cuándo tus rivales trataran de matarte. Esa era la constante vida de un jefe de la mafia.

JAPON: ENERO 30

Hoy había pasado de ir a la escuela, no le apetecía toparse con un montón de inútiles tratando de lucir amenazadores ni cartas con frases y decoraciones absurdas, en ese lugar siempre era lo mismo, personas “burlándose” y haciendo comentarios estúpidos y fuera de lugar, sin duda su idiotez era sobre humana.

 – ¡¡¡EXTREMO!!! Hibari, ¿Qué haces aqui? Se supone que estes a la universidad – y aquí entraba otro idiota pero más ruidoso.

– …Eres muy ruidoso – fue su único comentario.

– ¡Eh! ¡¿No me digas que vas a dejar la universidad?! Espera…  ¡¿Te corrieron?! – Grito algo exaltado el moreno mientras veía ingenua a su compañero portar el uniforme del trabajo y arreglando las filas de cargamento.

Le miró fijamente como tratando de descifrar la razón del porque se encontraba ahí tan temprano, mirada que incomodo al menor al punto de querer golpearlo hasta la muerte pero se contuvo, había aprendido a contenerse, la mirada duro hasta descubrir un moretón en su brazo izquierdo.

– ¡Ah! Ya veo, seria extremo que te corriesen – hablo como si lo supiera todo que en parte se podía decir, era fácil imaginarse que había tenido una pelea, o al menos creia que a eso se debía el origen de aquella marca.

– Al único que correrán aquí será a ti por herbívoro y holgazán – frio y sin siquiera mirarle, pero no era algo extraño para el otro después de todo esa era la forma en que siempre se comportaba. Tomo su lugar y comenzó a trabajar con la otra fila que se encontraba en el fondo de la bodega, reorganizando todo lo que estaba en su área

ITALIA: FEBRERO 4

Era extraño pero en esta fecha el siempre recordaba las cosas pasadas, los sueños perdidos, los planes frustrados, el anhelo y la soledad, le parecía patético y se reía al pensar en su vida como una comedia donde el protagonista por una u otra cosa siempre terminaban jodiendole la existencia. Que mala suerte.

Recordó una vez cuando era pequeño y se enfermó de una gripe, lo llevaron con un doctor, un hombre alegre y amable, se notaban los años de experiencia y el aire a su alrededor era de sabiduría, ante los ojos del infante parecía un hombre digno de admirar quien le alivio tan rápido que le dejo asombrado. Desde aquel día su sueño fue el de convertirse en doctor; la idea de ayudar a los demás sanando sus males le parecía perfecta y hasta propia de todo un hero como los que salían en la televisión y en los comics, pero vamos, si alguien le advirtiera a los niños que los sueños son simples mierdas sin sentido no sería tan difícil madurar.

La primera vez que le hablo a sus padres de su sueño ellos se rieron, pero el lo tomo bien, después de todo el siempre hacia bromas, así que no le dio importancia creyendo que sus padres habían entendido mal y después le ayudarían y se sentirían orgullosos… grave error.

Con el tiempo busco una buena universidad a la cual asistir cuando fuese la hora pero cuando volvió a mencionarlo la única contestación que recibió de su padre fue un “no me jodas” ese día le hizo saber de su destino, en el que en vez de salvar vidas acabaría con ellas ¿Qué buena broma no?

Su sueño: Medico
Su realidad: Asesino

Bueno por lo menos no era cualquiera, por lo menos era el jefe ¿no?

JAPON: FEBRERO 1

Se levantaba holgazán y estiraba cual felino, iba directo a tomar una ducha hasta notar el moretón en su hombro izquierdo.

– hng – un ligero sonido dejo escapar mientras pensaba observando el moretón. El cliente que tenía programado para dentro de unos días debía ser muy importante como para que lo dejaran tranquilo por toda una semana solo para desaparecer las marcas y recuperarse.

Al terminar la ducha se puso a marchar solo consumiendo un pedazo de pan el cual sostuvo con sus labios mientras abría la puerta, no sin antes dedicar una última mirada al pequeño calendario que se encontraba aun lado de la puerta.

– Hng…. Un día después – colocaba su dedo en el día de la fecha que estaba  rodeada de un círculo rojo, salía del recinto consumiendo su pequeño desayuno. En todos los meses, en el mismo día.

ITALIA: FEBRERO 4

Tomaba camino fuera de la gran mansión divisando un bello jardín donde algunas personas llevaban a cabo sus conversaciones las cuales cabe decir, le valían un comino. Se dirigió hacia el lugar más tranquilo que encontró en aquel bello lugar, se paró debajo del árbol mas grande de todo el jardín el cual estaba justo en medio de este, coloco su espalda en el recargándose y siendo cobijado por la sombra que brindaba aquel árbol, y su mirada era testigo de las miles de luces que rodeaban el cielo nocturno y opacaban la luz de la mansión, les contemplo un segundo, para relajarse un poco, si fuera por él ya hubiera corrido a los invitados desde hace mucho.

Suspiraba y sobaba su hombro izquierdo mientras sacaba un puro sosteniéndolo con los dientes. El olor al tabaco era reconfortante hasta cierto punto.

Una vez prendido saboreo el tabaco, mientras abría ligeramente los labios para dejar salir el humo en una pose despreocupada que a sus espectadoras se les antojaba sensual. Recordó algo más. Vio el pasto verde con un ligero relieve en él. Recordó cuando tenía nueve años, de camino a casa vio a un lindo perrito en una tienda de mascotas, le pareció tan lindo y casi podría haber jurado que el cachorro le saludo con la mirada. Al llegar a casa ese día le rogo a sus padres por tener una mascota, un can, ellos se negaron pero como el niño que era insistió lo más que pudo por lograr su objetivo.

Hastiados de su comportamiento le dejaron tener uno, así que meses después al entrar a su habitación encontró un lindo cachorro de labrador en su cama y con un moño azul, le pareció de lo más tierno y le agradeció a sus padres; lo llamo Cooper.

Sin duda era un perdedor ignorado por los demás en su escuela y víctima de varios abusos a pesar de su poderosa posición, pero al llegar a su hogar siempre se sintió feliz de ver a ese pequeño amigo ir a recibirle mientras movía la cola. Era su único amigo al parecer, el único que nunca le reclamo nada, ni una mal nota, ni su torpeza, ese pequeño animal le era tan leal y le apreciaba, sin embargo el pequeño hizo algo mal, por descuido termino por romper uno de los preciados cuadros de su padre. Trato de ocultarlo pero fue inútil, cuando su progenitor supo de ello golpeo al pobre animal con todas sus fuerzas, trato de evitarlo interponiéndose y defendiendo al canino aun así nada de esto sirvió, ganándose únicamente una buena tunda de parte de su padre.

El animal murió por los golpes.

Después de eso, cada que regresaba de la escuela se sentaba en el jardín, debajo de la sombra del árbol más grande donde solía jugar con su querida mascota, y dormía un poco, recordaba a su querido amigo, el único ser que lo amo por cómo era, y a quien no pudo proteger.

Se rio internamente, extrañaba a ese perro, siempre recordaba lo patético que era, desde pequeño jamás pudo hacer nada por defender lo que amaba, mucho menos ahora.

JAPON: FEBRERO 2

Parpadeo un par de veces y bostezo con sumo aburrimiento, era hora de viajar a Italia por el "trabajo" que casualmente el mismo Primo le encargo, no sabía ni quien ni cuándo ni nada, solo sabía que debía estar listo para cuando pasaran por él. Cerraba la maleta y la cargaba hasta la entrada de su departamento se detuvo para mirar de cuenta nueva el calendario, la fecha rodeada en marcador rojo era el día 6, un ligero brillo se colocó en sus ojos, por lo menos estando en Italia, sería más fácil verlo, así tal vez se le concedería más tiempo a su lado esta vez... solo un poco más, solo eso pedía.

Abría la puerta y se disponía a esperar a que llegaran, pasaron unos cuantos minutos antes de que un auto negro bastante llamativo se detuviera justo frente a él para dejar salir a un rubio con cabello alborotado y sonrisa felina.

– Ushishishishi, ¿está listo, su alteza? Shishi - se burlaba con un tono bastante divertido en su voz, el joven le miro fulminante para luego ingresar al auto para después marchar en el. Durmió todo el trayecto, no tenía ganas de tratar con los gritos del peli-plata y las burlas del príncipe de los locos.

ITALIA: FEBRERO 3

Para cuando despertó noto que el viaje había terminado, estaban ingresando a un enorme edificio de diseño deslumbrante y un par de fuentes de diseño abstracto, de modo que se estacionaron frente a la entrada, bajo despreocupado contemplando aquel gran lugar, debía aceptar que lo dejaba anonadado, era un lugar realmente grande y con clase, casi salido de una película de esas donde se gastaron millones tan solo para el actor protagónico. Las puertas del edificio se habrían de par en par para dejar pasar a un hombre alto y tez bronceada con ojos color miel y la cabellera negra como la noche, con una sonrisa provocadora en los labios, abría sus brazos en clara señal de recibimiento. Hibari hizo una mueca de disgusto.

– Bienvenido Kyo – hablaba sensual y el tatuaje en su cuello se dejaba notar por la camisa mal colocada a causa de las prisas, Hibari no pudo evitar ponerse a la defensiva, cosa que el mayor noto ocasionándole una leve risita. – Veo que traes tus cosas, pasa adentro, tenemos que hablar algunos asuntos antes de que vayas – le daba la indicación y el obedecía sin dejar de mirarle retador, dejaba que los demás se ocuparan de su pequeño equipaje, después de todo le importaba tratar cierto asunto con el mayor.

Lo seguía a una distancia apropiada mientras veía las instalaciones de la enorme oficina, el lugar con una decoración excelente y los trabajadores pulcros y apropiados, parecía que tanto los trabajadores como los arquitectos que construyeron el edificio se desvivían por la empresa, era de respetar. Pasaron por varios pasillos subiendo al ascensor hasta llegar a lo que parecía la suit de un hotel con un aire más caro que todo lo demás que hasta ahora había visto.

El mayor se dirigió a lo que parecía ser la recamara, al notar esto se detuvo mirándole con odio, el hombre en cuestión noto que el joven dejo de seguirle, se burló de él con la mirada, podía imaginar lo que el joven pensaba, no necesitaba ser adivino.

– No seas mal pensado – menciono entre risillas y le indicaba con su diestra que entrara, Hibari obedeció a regañadientes. – Aquí te quedaras a dormir – Dijo palmeando la cama sin dejar de mirar al azabache, le encantaba molestarlo y el caía fácil en su juego – Mañana necesito que estés listo a las 9 pm, te llevaremos a esa hora, ¿entendido? – El joven no le contesto, sin embargo Primo bien sabio la respuesta. – Bueno, eso es todo, si necesitas algo pídelo a recepción – se retiró de la habitación sin mirarlo.

– ¿Podría… podría verlo? – Dejo escapar el japonés antes de que cerrara la puerta, llamando la atención del mayor, junto fuerzas y miro al hombre, ambos se miraron por unos momentos.

– ¿No quedamos en una vez cada 6? – Fue su única contestación y cerró la puerta marchándose.

°    °    °

ITALIA: FEBRERO 4, 1:28 AM

Los invitados comenzaba a marcharse y el deseaba ser libre cuanto antes, solo tomaría unas cuantas horas más para ser libre de tan tediosa tarea anual a la que era sometido en contra de su voluntad pero no conto con una obvia pero desagradable visita, quien le intercepto en unos de los pasillos.

– ¿Cómo ha estado mi sobrino favorito? – El hombre se detuvo frente a él con una sonrisa curvada y mirándole con aquellos ojos color miel.

– Soy el único – contesto de mala gana, su “tío” le hartaba más que estar parado en ese festejo falso.

– Pero que mal humorado, y yo que venía a saludarte – Se hacia el sentido y sonreía como de costumbre.

– No jodas Primo – Ese hombre podía ser su “antecesor” pero le valía madres, solo era un idiota más que quería molestarlo tal como los demás.

– Jeje, siempre tan impropio – se reía y su sonrisa era tan… (Sensual, excitante, brillante, agradable, hermosa, provocadora, luminosa, sexy… *-*)... divertida. El potro hizo una mueca de disgusto y camino dispuesto a retirarse e ignorar al mayor de los Cavallone. – ¡hey!, que grosero, bueno, solo quería felicitarte, y otra cosa, te tengo un regalito especial~ así que disfrútalo – y se retiró dejando un poco dudoso al rubio, lo ignoro y camino rumbo a la estancia, estaba harto de ver tanta gente y algunos de ellos ni siquiera los conocía, solo sabía de su papel importante en la mafia, nada más.

Le valía madres lo que sea que tuviera que ver con los demás jefes de la mafia y sus familias, él solo tenía deber con la suya y era solo por ella que se atrevía a dar la cara frente a gente hacia la cual tenía un profundo resentimiento. Su “tío” era uno de ellos. Hombre manipulado y hasta cierto punto frívolo, pero una mente maestra para salir de los apuros. Un hombre recto y despreciable con el poder de engatusar a cualquier persona y usarlas a su antojo.

Si le preguntaban, el realmente no sabía nada de su tío mas que lo básico, él y su padre nunca tuvieron una relación armoniosa, e inclusive desconocía el hecho de tener un tío, eso lo descubrió poco después de que sus padres le abandonaran, o mejor dicho lo vendieran a la mafia, porque siempre lo vio de ese modo, ellos debían demasiado y Cavallone necesitaba un heredero, si lo pensaba mejor no terminaba de entender porque Primo le dejo el cargo a él, hasta donde sabia él era el anterior jefe pero por una u otra cosa dejo el cargo de jefe de la Cavallone en sus manos. ¿Porque? Desconocía la respuesta

Ni siquiera conocía su verdadero nombre, y eso era mucho, el sujeto tenía una peculiar limpieza a la hora de tratar con los demás logrando proteger pulcramente su identidad y sin pruebas que lo vincularan directamente a la mafia. Era un tirano.

ITALIA: FEBRERO 4. 9:57 PM

Lo veía entrar a su recamara con un traje bastante elegante y mejor arreglado que el que lucio la noche pasada, aun sostenía esa sonrisa deslumbrante pero que le causaba tantas nauseas. Se acercó a él posicionando una mano en su hombro y sobando ligeramente este, Hibari se estremeció ante el tacto y la retiro de manera brusca. Lo odiaba.

– Es hora de irnos – le susurraba al oído y tenía que retener las ganas de golpearlo y estamparlo contra la pared o lanzarlo por la ventana… esa sería buena idea… se lo pensaba y una sonrisa sádica se dibujaba en sus labios. El adulto opto por alejarse un poco, esas sonrisas eran mala señal.

Salieron del gran edificio para entrar a lo que parecía una limosina.

– Este trabajo es algo especial ¿Sabes? – la mirada miel se clavaba en el líquido rojo contenido en su copa cristalina. El joven ni se inmuto manteniendo su vista hacia la ventana, viendo pasar los edificios y como poco a poco el paisaje iba cambiando.

– Es una celebración – y poco le importaba lo que dijera el mayor, solo era un encuentro más, y al despertar sentiría el mismo asco que siempre.

– Es el cumpleaños de mi sobrino – y su mirada se distorsionaba ligeramente, aun no lo miraba – te advierto que se parece algo a mi – escondía su mirada en el flequillo, sentía miedo, no podía evitarlo.

Tragaba seco.

– Aunque es muy idiota, Hibari, ¿podrás? – lo miraba fijo y el joven no mostraba rasgos de vida alguno, hasta que noto un ligero temblor, temblor que conocía, y a pesar de la circunstancia le preocupaba.

– ¿Hibari? – le llamo tratando de obtener una respuesta que no fuera el aparente sollozo de un niño que retumbaba en sus oídos. Como una pista grabada que se repetía una y otra vez, que retumbaba en sus oídos, una melodía que aprendió de memoria.

Sobre cualquier respuesta solo bufo con arrogancia acomodándose en su asiento y dirigiéndole una mirada retadora al mayor, mirada que le costó recuperar para mostrar todo el orgullo que aún le quedaba en ella. El adulto le sonrió. Esa era una relación retorcida. Cariño y responsabilidad incomprendida sobre el joven.

El resto del viaje no cruzaron palabra, o mejor dicho, no le dio ni una palabra.

°    °    °

Al fin llegaron a su destino y tanto el japonés como el italiano bajaron del auto, el nipón no paraba de sorprenderse con aquel mundo tan extravagante frente a sus ojos.

– Acerca de él… podría hacer una excepción – por primera vez en vario tiempo se ganó una mirada del joven – pero solo por esta vez – y avanzo dentro de la gran mansión, dejándole sorprendido, había entendido a la perfección a lo que se refería con “él”, sonreía internamente, después de todo si podría verlo un poco más.

°    °    °

Acariciaba su mejilla y el joven alejaba el rostro tratando de evitar la caricia con una cara de molestia y el ceño fruncido.

– Aquí es, ponte el traje que se encuentra en la cama, y pórtate bien, eres un regalo de cumpleaños – Sonreía como solo el sabia y se marchaba dejando al universitario solo en aquel gran cuarto.

Apenas le veía partir suavizaba un poco su rostro, miraba atento el traje, era una yukata negra con decoraciones rojas y estampado de rosas en las esquinas, el moño que rodeaba la cintura era una combinación de rojo y negro y colores grises que le venía perfecto y en la parte de enfrente dejaba al descubierto un poco las piernas, la tomo entre sus manos y la tela era tan suave, parecía de seda. Primo tenia buen gusto, la pieza era preciosa, lástima que él era quien la usaría.

Comenzó a vestirse sin ninguna prisa y es que en ese tipo de eventos siempre tenían la costumbre de terminar hasta altas horas de la madrugada, pensaba cambiarse y dormir un poco, despertaría por eso de las 2 o 3 de la madrugada.

Terminaba con su cometido y su mirada se posaba fija en un espejo de tamaño considerable en la habitación, dirigió sus pasos hacia el objeto inanimado reposando justo frente a este. Tenía que admitir que casi no se reconocía vestido de esa forma, y es que el conjunto le quedaba tan bien que su “orgullo de hombre” se destrozaba al verse tan provocativo con una prenda femenina, hasta el mismo dudo de su sexo por un segundo puesto que podría jurar que la figura que tenía frente a él era la de una mujer, y no el. Carajo. El orgullo que le quedaba se había ido al carajo. Al igual que el cliente de esa noche.

A la mierda con Primo, si tanto deseaba darle un “regalo” a su familiar bien podría ponerse el traje y meterse con su “sobrino”, o podría darle, lo que le pareciera mejor pero no pensaba hacerlo él y menos vistiendo una prenda tan… volvía a mirarse y ahora giraba ligeramente viendo su espalda y con un leve sonrojo, la verdad le daba mucha vergüenza estar usando algo tan bajo como aquella prenda.

ITALIA: FEBRERO 5,  1:53 AM

Sus pulmones y su garganta se estaban cansando de tanto teatro, pensó haberse acostumbrado a esto con los años pero no fue así, al contrario, mientras más tiempo pasaba en ese ambiente más ganas le daban de mandar todo al carajo aún se preguntaba porque nunca lo hizo ¿A caso era masoquista? Quien sabe, ya le daba igual, justo ahora podía matar a mil personas y verles a la cara, podía ver sus caras llenas de lágrimas y suplicantes y aun así seguir con la tortura, no sentía nada cuando la sangre bañaba sus manos, ni siquiera el olor le molestaba ya... se había convertido en lo que todos esperaban, dejando a un lado lo que anhelaba, porque... a estas alturas del partido ¿Cómo lograría salvarse? ¿Cómo podría enmendar sus errores? ¿Cómo podía esperar algo brillante en su futuro? Eso era tonto, y patético de pensar.

Definitivamente, el futuro no deparaba nada bueno para él.

Al menos eso era lo que pensaba.

....

No sé ustedes... pero el destino tiene una peculiar forma de trabajar. Nunca se hace notar... pasa desapercibido y actúa en las cosas más pequeñas.

 En cierto lugar del universo, existe una habitación llena de todos nuestros sueños y deseos... también de todos los males.

En cierto rincón, se encuentran nuestros destinos escritos, todos ellos brillan con una luz diferente, y nosotros inconscientemente seguimos el camino encomendado. A veces el destino nos acredita, a veces no.

Los encuentros más pequeños, son los que marcan una diferencia, pero eso ya estaba escrito, no puedes escapar. Solo queda ver, que nos depara el destino.

Notas finales:

Se acabo uwu, que pasara en el siguiente cap?
quien sera la persona que tanto preocupa a Hibari?
Cual es el nombre de Primo? (esta va en serio xD aun no se cual de sus mil y un nombres usar)
Primo se cogera a Dino? (ok no esta es broma xD)
Dejare de preguntar estupideces? (imposible uwu)
Y la mas importante... les gusta el fic??? 
Cuando comenzara el D18???
Habra lemmon?

bueno uwu el siguiente cap sera el día 4 de febrero uwu ya saben, por el cumple de nuestro potro, el lemmon va solo porque una de mis favoitas lo pidio y bueno.
 nos vemos hasta el 4, de ahi al 22 y tal ves un nuevo fic el dia 14 :D
bye!!! 
Di-san: no quiero viajar!!!
Krl:  Cala y entra al auto!! *aventandolo al auto de correo.


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