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Recuerdos de Navidad por de Lioncourt

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Notas del fanfic:

¡Holaa! Este es mi primer fanfic Stucky (que me animo a publicar); porque es tan triste que haya tan pocos Stuckys en español, pero creo que realmente no hay mucho fandom (en español) así que si la motaña no va a Mahoma...

Espero que les guste o al menos lo odien(?) Y ¡FELIZ NAVIDAD! adelantada y todo, coman mucho y pongan un muerdago en una foto de Bucky y el Cap, chance y se cumple un deseo de Nochebuena ;)

Si quieren pasarse a platicar con mi solitaria persona; mi Twitter https://twitter.com/elputousado 

Mi firma en Facebook:  https://www.facebook.com/pages/Demolition-Dead/427884223953078

Notas del capitulo:

Los personajes  aquí utilizados, no me pertenecen, sino a Marvel y sus respectivos autores. Así como las canciones deben su autoria a Ella Fitzgerald y Frank Sinatra. 


Este ff tambien fue publicado en Tumblr, en la cuenta barnes-buckysbutt. Texto en ingles: http://barnes-buckysbutt.tumblr.com/post/105983732770/christmas-memories-xmas-stucky-fanfic-by

El soldado del invierno se removió incomodo en el blando colchón, dejando salir un gruñido gutural; el aire helado se colaba en la ventana entre abierta. Parpadeo encontrándose con el blanco color de las sabanas con olor a suavizante y a sí mismo, soltó otro gruñido más alto y se giró bruscamente sintiendo que la cama se venía abajo, cada mañana le pasaba lo mismo y aun no se habituaba al suave colchón en que dormía cada noche, no aún después de casi medio año viviendo en el departamento de Steve.

 

s62;

 

Steve trato de no tropezar con alguna de las cajas esparcidas por el suelo mientras llevaba la alta caja con el árbol de navidad hacia la sala. Hubiera preferido un pino natural, como el ultimo que había tenido, pero, con la exhaustiva búsqueda de Bucky durante 3 meses, luego su repentina aparición, sus problemas para recordar cualquier cosa, los ataques de ira, los espacios en blanco y finalmente cuando los recuerdos comenzaron a venir solos, repentinamente y en cualquier momento, Steve no se separó ni un segundo de su mejor amigo, y no había tenido tiempo ni de pensar en la época del año, no hasta que el frio comenzó a calar en sus huesos por la noche y las aceras se cubrieron de blanco. Los recuerdos golpearon a Steve con fuerza y después de dejarse caer en el sillón con la mirada melancólica, se dio cuenta que no tenía ni una mísera esfera de navidad en el departamento. Las tiendas estaban atestadas en la última semana antes del 24 y ni pensar en llevarse a Bucky con él; prácticamente no había salido del departamento desde la primera vez que lo había pisado y tampoco iba a dejarlo solo durante horas para desperdiciar el tiempo formado en filas inmensas, no cuando estaría deshaciéndose los nervios pensando en cómo el soldado podría salir por la ventana, tal como había llegado, para no volver nunca, o en otro de los espantosos dolores de cabeza que venían con algún recuerdo y terminaban con Bucky rompiendo de un puñetazo la pasta de la pared. Así que en la mañana del 24, Steve miro su departamento pintado de azul lucir totalmente frio y triste. El reloj marcaba las 5:00 a.m., se puso los primeros pantalones sport que encontró y corrió hasta la primer tienda que abriera a esa hora, para su suerte, esa mañana prácticamente todo estaba abierto. Compro una corona adornada de nochebuenas, unos metros de escarcha, luces blancas y de colores y un árbol de casi su tamaño; toco triste las sintéticas ramas, todo pino natural se había vendido ya, y el ultimo que Steve había visto una mujer lo tomó antes que él, y no es que fuera un patán, porque no lo era, pero tuvo la repentina punzada de reclamar que él lo había visto primero. Aun así se quedó callado y compro el primer árbol que luciera real; la tendera le mostro todo tipo de esferas en distintos tamaños y colores y Steve se las llevo todas. Tal vez estaba demasiado entusiasmado y tal vez estaba exagerando con todo aquello, pero era la primera Navidad desde que había despertado que quería celebrar y montar el número entero.

Bucky estaba viviendo en su departamento desde hacía cinco meses, poco a poco iba recordando más cosas de su pasado y la confianza entre ellos incrementaba cada día. Ya no permanecía despierto toda la noche atento a los ruidos en el cuarto de Steve esperando por un ataque sorpresa, tampoco dejaba entera la comida que Steve le preparaba si no la había visto el con sus propios ojos, ni permanecía siempre en una habitación distinta a la que Steve se encontrara; todo aquello le dolía en el alma, pero trataba de entender y hacer de tripas corazón, después de todo, si quería a su amigo de vuelta debía pelear por él. Ahora incluso, Bucky se sentaba en la misma habitación y mismo sillón que Steve mirando programas basura en tv, a veces se reía y compartía una sonrisa con él, y al despertar, se paseaba en camiseta y bóxer por el departamento o con el torso desnudo, entonces Steve tenía que desviar la vista o meterse a la cocina, baño o donde fuera que la piel tostada de Bucky y los duros músculos del soldado no estuvieran presentes, descolocándolo.  Así que si, Steve estaba entusiasmado y había comprado la tienda entera con todo y  nieve artificial, que no entendía muy bien para que fuera a servirle, pero estaba casi feliz e iba a celebrarlo.

Se detuvo frente a una tienda de regalos, con las bolsas bajo los brazos, pensando en que obsequiarle a Bucky. Steve conocía a su viejo amigo, sabía lo que le gustaba y también el que, que nunca se habían dado grandes y caros regalos, lo último que le había regalado, había sido un retrato y Bucky lo había llevado consigo todos los días, mostrándoselo a cualquiera que se le pusiera enfrente. Steve sonrió. No estaba seguro de que comprarle un regalo a Bucky fuera la mejor idea, no estaba muy seguro de que y tampoco quería hacer sentir culpable al otro como había pasado otras veces. Justo como el día de gracias. Cuando Steve tuvo la genial idea de comprarle una camiseta nueva con el escudo del Capitán América impreso en ella, Bucky no recordaba el deber hacer regalos, y pasó disculpándose una hora por ello, aun cuando Steve se deshizo en disculpas también, porque en realidad no era necesario, era solo un detalle. Al final, Bucky se había sentido mal y Steve aun peor. Así que dio media vuelta, sin desanimarse, y siguió su camino; talvez podría hacerle otro y un mejor dibujo a su mejor amigo.

 

s62;

 

Bucky apretó su cráneo entre sus manos, escuchando atento la melodía y la amena voz cantando una canción que parecía encajar con el ambiente frio y la nieve cayendo afuera de su ventana; ignorando el dolor de cabeza.

Have yourself a merry little Christmas, ¹

let your heart be light… 

Había una segunda voz coreando las estrofas y Bucky no evito la sonrisilla que cosquilleo en su boca al escuchar el desafinado tono de Steve. Escucho un maullido demasiado cercano y se tensó solo para girar el rostro y ver al gato grisáceo parado en el borde de su ventana. Se le quedó mirando  lamerse las patas mientras se restregaba contra el marco y se sintió un poco como él, un gato perdido, sucio y sin hogar, al menos así había llegado a casa de Steve.

Next year all our troubles will be miles away…

Recordaba haber escuchado a Steve hablarle al gato parado en el marco de la ventana, el mismo gato grisáceo que ahora estaba contemplando, luego mirar hacia el cielo y bajar derrotado el ventanal, solo para que Bucky lo sostuviera y Steve soltara asustado la madera contemplando los dedos metálicos. El soldado lo subió de vuelta, quedándose parado afuera en el filo, mirando tentativamente a los ojos azules y estupefactos del otro, hasta que Steve estallo en un grito llamándolo “Bucky” y se abalanzo sobre él; Bucky se tensó, no tenía como dar un paso atrás o terminaría estampado como porquería en la acera, y tampoco quería tener contacto físico con el otro, así que se sostuvo fuertemente del marco con el pánico flameando en los ojos, y Steve se detuvo en el instante. “No te conozco” le espeto Bucky con el ceño fruncido, porque aunque últimamente recordara a un sujeto delgado y pálido con el rostro de ese hombre, y eso era precisamente lo que lo había llevado hasta ese lugar y a seguir al Capitán durante días, él no sentía que le conocía. Steve bajo el rostro decepcionado, el soldado lo miro abatido y sintió ganas de morderse la lengua y consolarlo, no sabía porque, pero lo sentía “no sé quién es Bucky y ciertamente tampoco si yo lo soy, pero quiero saberlo… y creo que podríamos empezar de nuevo… tú y yo” Steve levanto el rostro con la esperanza brillando en los ojos azules de bebe  y Bucky sintió un retortijón en lo profundo del estómago. “Pasa” se limitó a decir retrocediendo y dándole el suficiente espacio para no sentirse amenazado. A partir de ese día Bucky no dejo el departamento más que un par de veces en compañía de Steve, que le mostraba la ciudad, las ruidosas calles, los tranquilos jardines, las ajetreadas tiendas; pero Bucky no se sentía cómodo, no caminando entre toda esa gente sonriente cuando el había sido parte de un plan para exterminar a todo aquel que se opusiera ante sus superiores, así que la mayoría del tiempo se quedaba en el departamento con Steve pululando a su alrededor, y aunque debería parecerle molesto las constantes miradas y escrutinios, Bucky se sentía bien bajo el cuidado de Steve, aunque no lo admitiera ni en sueños.

El tono de una nueva melodía y una voz profunda, así como el aumento de volumen en los coros de Steve hicieron que Bucky notara la ausencia del gato; siempre iba y venía, silencioso, sin dejar que nadie le acariciara, y Bucky no sabía si enojarse o sonreír porque Steve le comparaba con aquel felino hosco.

I want to be a part of it, ²

New York, New York

 

Respiro un par de veces calmando su agitado pulso y se levantó de la cama en una musculosa blanca y bóxer, aunque ahora ya no estaba tan seguro de salir de esa forma a la sala, se frunció el ceño a sí mismo en el espejo y salió sin pensarlo más, encontrándose con un montón de luces pegadas con grapas en las paredes de todo el departamento; parpadeaban en colores y después se volvían blancas, un par de coronas con nochebuenas adornaban las paredes laterales y un santa con las mejillas coloreadas le miraba sonriente desde el ventanal, Bucky arqueo una ceja mirando directo al muñeco, por alguna razón no le gustaba. La columna de granito estaba forrada de escarcha verde con las puntas en blanco simulando nieve y algunas vallas rojas sobresalían de ella. Bucky sintió que había visto aquello antes pero al mismo tiempo no. Diviso el gran pino en la sala y una punzada en su cien, debido al anterior recuerdo, le hizo sentir incomodo; además de que no tenía ni idea de porque la decoración del departamento había cambiado de la noche a la mañana.

These little town blues

are melting away 

I’ll make a brand new start of it,

in old New York

 

Bucky dejo de mirar mal al hombre barbado de plástico y busco a Steve con la vista, lo encontró detrás de la barra de la cocina, colgando alguna planta verde en la alacena cantando a todo pulmón y haciendo un suave vaivén con su cuerpo al ritmo de la música, Bucky sonrió y se quedó mirándole, usualmente no estaba tan relajado cuando él estaba cerca. Steve salió de la cocina moviendo los pies torpemente y tratando de acompasarse al ritmo, pero no lo conseguía ni en sus mejores sueños, se miraba los zapatos  atento a nada más, mientras su amigo le observaba con una sonrisa divertida, se agacho por una caja de esferas y comenzó a colocarlas en el árbol, mientras seguía cantando y dando vueltas alrededor de él. Bucky intercalaba miradas entre el enorme pino, las coloridas esferas y Steve.

Por fin se sentó en medio de la sala mirando las cajas llenas de un montón de pelotitas de colores, abrió una y saco un par de esferas, roja y verde, pero al tomarlas, una trono en su mano y apenas sintiendo el rasguño del vidrio subió la mirada, preocupado, hacia un distraído Steve que no se había dado cuenta de nada. Tomó otra con forma de bastón en blanco y rojo, esta vez con cuidado y le miro extrañado ¿De qué iba todo eso?

 

I want to wake up in a city that never sleeps

And fin I’m A-number-one,

Top of the list

Steve giro sobre sus talones a punto de cantar la nota más alta y desafinada de la canción a todo pulmón, cuando la voz de Bucky lo hizo pegar un bote y enrojecer desde la punta del pie hasta el tuétano.

-          ¿Qué es todo esto? – preguntó, sosteniendo una esfera verde entre dos de sus dedos metálicos mirando fijamente a la esferilla balancearse. Steve se quedó estupefacto reparando en Bucky sentado en medio de la sala, con el cabello revuelto y la camiseta ceñida a los pectorales; no atino a responderle nada y el otro levanto el rostro mirándole con el entrecejo fruncido - ¿Por qué te detienes? –  pregunto con la mirada fija en él, como si tuviera algo raro en el  rostro.

-          Bueno, yo… - Steve empujo una risa forzada y nerviosa por su tráquea, mirando los fragmentos de una esfera roja en el piso – canto muy mal – susurró, Bucky apretó los labios en silencio, aumentando su vergüenza.

-          Pues a mí no me lo parece – le aseguro distraídamente.

-          ¿Desde cuándo estas mirando?

-          Más o menos desde el principio – Steve hizo un sonido patético de ahogamiento y tuvo ganas de cubrirse el rostro  – También bailas bien – dijo con una sonrisa de medio lado y Steve quiso que la tierra se lo tragara con todo y árbol de Navidad, pero en su lugar una sonrisa melancólica se formó en su rostro.

-          Tú me enseñaste – le recordó feliz. Aun recordaba las noches después de que Bucky regresaba del aserradero y ponía un rayado acetato de Helen Forrest, arrastrando a Steve a la diminuta sala para enseñarle a bailar, Steve siempre fracasaba y se quejaba, pero Bucky seguía la misma rutina sin prestarle atención, pisoteándolo a propósito cuando se ponía demasiado sensible y riendo a carcajada limpia; hasta que eventualmente comenzó a mejorar y los ataques de cosquillas que terminaban con Steve morado y Bucky asustado de muerte pidiendo perdón un céntimo de veces, fueron remplazados por un abraso de felicitación, un beso en la mejillas… un beso en los labios.

 

Bucky frunció el ceño profundamente, mientras Steve divagaba y el acetato botaba la aguja marcando su fin. Solo entonces salió de sus ensoñaciones y miro la expresión forzada de su amigo – Yo… lo siento Buck – Cada recuerdo venia lento y doloroso y Steve tenía la costumbre de estropearlo a lo grande haciendo referencias como esas forzando a Bucky a recordar cosas que no podía.

-          No, está bien… lo recuerdo – Steve le miró fijamente, expectante. Bucky suspiro y dejo ir una risa ronca – lo malo que eras al principio… y quejumbroso - Frunció el ceño, momentáneamente contrariado – Y los ataques de asma…

-          Buck…

-          Pero también me acuerdo de cuando comenzaste a mejorar, y como tu ritmo cardiaco era fuerte… - Bucky levantó el rostro atrapando la mirada de Steve, entre azul grisáceo y azul cristalino – y los besos de recompensa.

 

Steve tuvo ganas de cruzar la sala, pisoteando las esferas para llegar hasta el soldado que seguía mirándole y plantearle un beso como no lo había hecho en 70 años, pero el acetato comenzó a chirriar lastimosamente y Steve se giró para sacarlo del gramófono.

 

-          Lo que no recuerdo es esto – señaló, distraídamente, con la barbilla hacia el árbol, aún con la esfera entre sus dedos metálicos.

-          Es un árbol de Navidad y eso es una esfera. Nosotros solíamos… - Steve se mordió la lengua hasta sentir el gusto metálico de la sangre, ahí estaba de nuevo, estropeandolo todo.

-          Cuéntame, Steve – le pidió el ojiazul mirándolo directamente, pero Steve negó con la cabeza gacha, eso no le dolía solo a él – Cuéntame.

 

Steve  suspiro y se giró para poner el antiguo disco de H. Forrest, bajo el volumen hasta que solo fue música de fondo y se miró los zapatos que de repente parecían bastante interesantes. La última Navidad que había tenido había sido en el 42, antes de que Schmidt se metiera en su camino.

 

-          Nosotros solíamos tener un árbol de navidad cada año, un pino natural que tú traías del aserradero antes de que pudieran convertirlo en pasta de madera, a cambio de horas extra en el trabajo. El primer año, el árbol se quedó sin un solo adorno, pero era suficiente porque estaba ahí y nosotros también. Luego vendí algunos retratos y compramos las esferas, y… el año anterior a la Guerra una de esas novedosas series luminosas de colores – Bucky miro a las parpadeantes luces en la pared, asintiendo. Se levantó en silencio y coloco con cuidado la solitaria esfera en medio del árbol, parecía triste, pero Steve le acerco la caja con las demás junto a una tímida sonrisa, y Bucky tuvo que sonreír también. Tal vez, finalmente, podrían tener una nueva Navidad.

 

s62;

 

Steve marcó suavemente los rasgos del rostro de Bucky en el papel, el soldado comía atento a su plato de pavo que Steve había preparado, o más bien comprado por la mañana y calentado en el horno; mientras él le dibujaba una vez más, en aquel cuaderno repleto de dibujos suyos.

 

El presentador en la televisión parloteaba sobre el agradecimiento familiar o algo como eso y daba oficialmente las 12:00 a.m. y una Feliz Navidad, pero ni Bucky ni Steve le prestaban atención, sentados en un cómodo silencio a los pies del sofá.

 

Steve había recibido la llamada de Sam durante la noche, deseándole feliz navidad y advirtiéndole que le llamara sin demora en cuanto el mapache hiciera algo raro, estaría ahí en 5 minutos y controlaría a la fierecilla, Steve rio, pero a Bucky no le causo ninguna gracia, no es que hubiera escuchado algo, pero aun así no le causaba gracia que Steve se riera por el aparatejo ese con quien sabe quién, sobre quien sabe qué. Natasha también había llamado y después de un escueto “Feliz Navidad, Rogers. Cuídate” el bip bip había sido todo para Steve, pero él estaba bien con ello.

 

Bucky terminó su comida y miró a Steve, absorto en su dibujo, el pavo enfriándose en el plato. Paso su vista por todos sus rasgos, deteniéndose en las rubias pestañas haciendo sombra en los fuertes pómulos, el puente recto de la nariz, los rosados labios; recibiendo un flashazo del recuerdo que había tenido por la mañana. Bajó sus ojos por los cuadrados y fuerte hombros, los bíceps marcados en la camisa, el torso y las largas piernas; una punzada en el abdomen le hizo alejar el plato y arrimarse hasta donde estaba.

 

Steve levantó el rostro para mirar de nuevo a su mejor amigo y retratar su perfil, pegando un bote cuando se encontró con él escudriñando su rostro de cerca.

 

-          ¿Steve? – Steve no dijo nada, se le quedo mirando con el cuaderno flojo entre los dedos - ¿Qué solíamos hacer durante navidad? – pregunto cauteloso. A partir de que los recuerdos habían empezado, Bucky no sabía cuáles eran reales y cuales falsos, siempre recurría a Steve y le preguntaba directamente con todos los detalles, pero esta memoria era distinta y Bucky no tenía la seguridad para dejarla salir sin más.

 

Steve se tensó en su sitio, abriendo los ojos de par en par y tratando de recomponer el rostro  antes de que Bucky comenzara a sospechar. Steve recordaba que hacían durante navidad, con imágenes bastante vividas y recuerdos bastante emocionales y sensitivos, Steve diría que demasiado. Pero Bucky no se acordaba de ello, si lo hiciera, no estaría sentado a menos de 10 cm de él, con la expresión ecuánime, cuando Steve comenzaba a sentir calor en los costados.

 

-          Bueno… usualmente hacia demasiado frio para que yo resistiera la noche despierto, así que… simplemente íbamos a dormir.

-          ¿Juntos? – le apuró Bucky. Steve trago saliva.

-          Si

-          Para qué pudieras entrar en calor – Steve trago con trabajo, mirando en cualquier dirección menos hacia Bucky o al dibujo, con las mejillas enrojeciendo y un recuerdo que trataba de deshacer antes de que causara estragos.

-          Si – susurro.

-          Uhm

 

Si, Bucky recordaba eso, pero también un par de cosas más. Se quedó mirando a su plato vacío, tratando de comprobar por si mismo que el recuerdo que le había despertado incómodamente acalorado y con una erección matutina, había sido real y no un simple sueño húmedo con el rubio. Que el suave y delgado cuerpo de Steve debajo suyo, gimiendo quedito en su oído y sus piernas firmemente enredadas en su cintura habían sido reales alguna vez. De repente el silencio ya no era tan cómodo. El moreno se estiro para apagar la televisión y Steve se quedó mirando la pantalla negra – Pues vamos a dormir – ordeno el soldado en tono gentil, levantándose y dejando a Steve con el trasero clavado en la alfombra - ¿no vienes?

-          ¿a dormir? – obvió el rubio aun sin mirarle, Bucky  asintió, mirándolo con curiosidad - ¿juntos?

-          ¿no es eso lo que solíamos hacer? – aguijoneo suspicaz.

-          Sí, pero…

-          Entonces vamos - se acercó hasta el capitán y extendió su mano, Steve la tomo y se levantó quedando a centímetros del rostro de su mejor amigo, sus ojos miraban hasta el fondo de su alma y Steve se sintió repentinamente como el flacucho de 90 libras de los años 40. Bucky sonrió y lo llevó con el hasta su habitación, no se molestó en encender las luces, solo llevo a Steve hasta la cama y retiro las sabanas. Se detuvo mirando la oscuridad un tanto perdido, Steve se sentía fuera de lugar y las manos comenzaban a sudarle, no estaba seguro de si debía acostarse con todo y zapatos o si Bucky consentiría el hecho de desnudarse, no fue hasta que escucho el roce de la tela de la camiseta que le había regalado, la cual Bucky llevaba puesta, y el suave sonido que hizo al caer en el suelo, que llevo sus manos a los botones de la camisa a cuadros que traía. Cuando estuvo solo en calzoncillos, el aire azoto contra su espalda baja haciéndolo estremecerse, pero no hizo ningún intento por acercarse y cerrar la ventana, entonces sintió a Bucky rozar su brazo tanteando hasta encontrar su muñeca y cerrar los dedos alrededor de ella, haciendo presión, indicándole que se metiera entre las sabanas. Steve estaba hecho un lio, pero se acostó sin rechistar y miro la silueta de pie del soldado, hasta que este también se recostó a su lado. La cama era grande y espaciosa, pero permanecían uno junto al otro con sus brazos rozándose. Steve no sabía que decir o hacer, Bucky tampoco, era solo que la respiración del otro y el calor debajo de las mantas se sentía bien.

 

-          Buenas noches, Buck – susurro Steve seguro de que se quedarían en silencio toda la noche devanándose los sesos y con  la electricidad metiéndose tortuosamente entre sus cuerpos, si alguno no decía algo, pero Bucky no respondió, simplemente se giró en su costado, tocando el hombro de Steve.

-          Creo que te has olvidado de algo, Steve – El rubio se dio la vuelta para quedar frente a frente, con el ceño fruncido, aunque en la oscuridad probablemente el otro no lo notara – Una última cosa antes de las buenas noches  – y Steve trago saliva y puso todos los músculos tensos como el hierro, porque no sabía que hacer o incluso si Bucky realmente lo recordaba y  lo mencionaba ahora como un simple recuerdo común y corriente o como algo más. Se quedó en silencio esperando porque su cerebro funcionara o Bucky volviera a su antigua posición, pero en su lugar sintió la fría mano metálica del soldado envolverse alrededor de su desnuda cintura y atraerlo hacia su cuerpo. Steve no se movió aun cuando la punta de su nariz rozo a la del moreno y su aliento choco directo en su rostro – Feliz Navidad, Stevie – mascullo el otro antes de unir sus labios en un beso suave y casto que hizo que una pequeña burbuja de felicidad explotara en el medio de los dos y Steve enredara sus brazos en la cintura ajena y susurra un “Feliz Navidad, Buck” de vuelta, uniendo sus frentes; porque por ahora era suficiente, y  con la sola respiración acompasada del otro y las pequeñas caricias en la cintura ajena, todo se sentía bien, mejor de lo que lo había estado en mucho tiempo. 

Notas finales:

¹ Ella Fitzgerald - Have yourself a Merry Little Christmas

² Frank Sinatra - New York, New York

De nuevo, que tengan una feliz, feliz navidad, gracias por haberse pasado por aquí, papa noel les traera un Bucky, pero mientras dejen un review como regalo, ya que a mi santa no me trae nada. xo


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