Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El último baile por Charly D

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que les guste este one shot, fue muy agradable escribirlo...

Notas del capitulo:

Espero que les guste tanto como a mi este pequeño escrito.

EL ÚLTIMO BAILE

BY CHARLY D

 

I

 

Desde pequeños se conocían, vivían uno al lado del otro en el viejo vecindario del sur. Las calles pacíficamente permitían a todos los niños de la cuadra jugar tranquilamente. En las ramas de un frondoso naranjo un pequeñuelo de seis años se columpiaba mientras otro niño juagaba en el cajón de arena, simulaba una campal batalla entre sus soldaditos de plástico color verde.

 

-Y entonces ríndase ahora capitán- el niño de cabello oscuro movía al juguete en señal de rendición- Oh, está bien, me rindo… aaah- y arrojando al soldado, su muñeco favorito gano la afrenta

-¿Quién gano Clistopel?- el chico de cabello castaño claro, que colgaba del árbol y aún no podía pronunciar la letra “r” correctamente cuestionó

-Pues el capitán Remo, Andy- mencionó como si fuera lo más lógico

-¿Pol qué siemple gana él?- bajando del naranjo y llegando al cajón de arena se sentó junto a su amigo

-Porque es mi favorito, el capitán Remo siempre gana las batallas-

-Mmm… y el otlo capitán no se enojalá- Andy se rascó la cabeza confundido

-No, el otro es malo y por eso siempre pierde, mi abuelita me ha dicho que solo los buenos ganan y cuando mueren se van al cielo-

-¿Cómo mi pelo copito de nieve?- recordó a su mascotita quien murió unos meses atrás

-Sí, copito de nieve debe estar en el cielo de los perritos porque fue un buen perro-

 

-¡Christopher a la casa que es hora de tu baño!- una voz de mujer resonó anunciando que al amiguito debía irse.

-Changos, mi mamá me llama, me voy, pero mañana jugamos ¿si?-

-Sí, mañana en la escuela jugamos con mi muñeco nuevo-

-Sale, adiós Andy- movió su pequeña mano en señal de despedida

-Adiós Clistopel- y así una tarde más llegó a su fin, una tarde como otras tantas vivían ese par de amiguitos.

 

II

 

En la escuela, sentados de cara a la pared, uno en cada esquina cumplían su castigo, ambos sacaron sus juguetes a la  hora de la clase de matemáticas y como los aventaron le cayeron en la cabeza a la profesora, la cual los regañó y los mandó al rincón para que pensaran en su comportamiento.

 

-Es toda tu culpa Andy, te dije que no lo aventaras- el sonrojado Christopher reclamaba.

-No cielto, pol que tu aventaste plimelo el mio- el otro niño contestó

-A que si cierto, porque con mi muñeco le pegaste a la miss y por eso me lo quitó y me sentó aquí-

-No, fue tu culpa, eles bien menso- rebatió

-Tu eres el menso-

-Si no se callan los dos serán mensos- acotó la miss

-Si miss- contestaron ambos niños

-Pelo el tuvo la culpa- Andy siguió

-Que no fuiste tu…-

-A ver… la canción que ya sabemos: “Un candadito nos vamos a poner, el que se lo quite va a perder… Uno, dos, tres… shhhhh”- los niños castigados en el recreo y la maestra cantaron la melodía para guardar silencio. Y como era costumbre, ambos se miraron, aguantaban la risa porque sabían que el que riera primero perdía. El labio inferior de los niños temblaba, hasta que el desafortunado Andy sonrió perdiendo de esa forma.

-¿Ves? Eres bien menso, ya perdiste-

-Tu eles más men…- entonces la Miss, jaló levemente las orejas de los chiquillos haciendo que guardaran silencio.

-Espero que con esto ya guarden silencio- mientras regañaba a Christopher, Andy hacía gestos imitando a la profesora logrando que el primero riera como loco- ¿De que te ríes Christopher?- cuestionó

-De nada Miss, de nada- siguió riendo por las caras que su amigo hacía

-De castigo, ambos se quedarán mañana también sin recreo, para ver si así se comportan- el par se miró asustado, pero no les quedó de otra, se lo habían ganado.

-Menso, es tu culpa otla vez-

-Menso tú- se miraron y rieron, en un principio estaban enojados, pero ya no, al fin y al cabo los castigaron a ambos y al estar juntos encontrarían la forma de jugar, aunque fuera cada uno en su rincón de pensar.

 

III

 

Terminó la primaria, la secundaria fue mucho más complicada, Andy había dejado de tener problemas con la “r” y vaya que sufrió, desde que le pusieran un lápiz debajo de la lengua, hasta lecturas diarias de tres horas de duración. Ahora sus mentalidades habían cambiado, ya no les interesaba jugar con muñecos, les interesaba hacer amigos y socializar con chicas.

 

-¿Y ahora con quién piensas irte Andy?- el adolescente de catorce años Christopher preguntaba

-No me digas Andy, se oye muy de niño chiquito, soy Andrew, eso se escucha mejor- el adolescente castaño inquirió

-Ay por favor Andrés, no me vengas con que ya te crees muy grande- se burló

-Tampoco me digas Andrés, se oye como de señor viejo y amargado-

-Pues así te llamas menso-

-No me digas menso, el menso más menso eres tú, aparte yo sí ya soy mayor, no ando jalando para todos lados a mi soldadito de plástico-

-¡Oye! El capitán Remo siempre me da suerte- sacó de su bolsillo al viejo soldadito verde

-Ni hablar hermano, sigues siendo un mocosillo pañalón- se burló ahora él de su amigo.

-Achú, no te vayas a morder la lengua, señor experimentado- rebatió

-Ay, no pienso pelear contigo, de por sí, hoy esa buenota de Annabel me espera-

-¿Con que ya la elegiste?- preguntó curioso Chris

-Sí, mi próxima novia será la morenaza de Annabel-

-Pues suerte, porque hasta donde yo sé tiene como cinco pretendientes-

-Lo sé, pero yo tengo algo que esos idiotas no-

-¿Ah si? ¿Y qué es eso?- el chico de cabello negro preguntó mientras guardaba su pequeño juguete en el bolsillo-

-Inteligencia y mucho amor que dar… así que ay te ves- Andrew se acomodó la camisa del uniforme y caminó rumbo a la explanada.

-Sí, te veo luego… hermano-mencionó en tono muy bajo, casi imperceptible al momento que apretaba al muñeco que tenía en el bolsillo.

 

IV

 

En el patio de la casa de Andrés, el par de amigos conversaba plácidamente. El cajón de arena ya no existía más, ahora ese espacio servía como el lugar donde ponía su bicicleta, el viejo árbol de naranja continuaba en su sitio, aunque ya no soportaba el peso de Andy, por lo cual dejó de ser la montaña que se escalaba.

 

-¡Me dijo que sí! Annabel y yo ya somos novios… ¿Te lo dije o no? soy genial, me iba a elegir a mí porque soy el mejor partido, hoy nos la pasamos besuqueándonos toda la mañana, aaah, estoy enamorado Chris- el amigo sonreía mientras lo escuchaba atentamente.

-Me alegro por ti amigo, ya tenías rato sin chica, hasta pensé que habías pensado en ser sacerdote-

-¿Qué pasó?- rieron por la broma- voy a ser padrecito pero de mis hijos con Annabel- volvieron a reír, el chico de cabello moreno sonreía mientras secretamente apretaba al “Capitán Remo”

-Estás loco Andy-

-Que no me digas así, soy Andrew…-

 

-¡Christopher, necesito tu ayuda hijo!- la madre del mencionado llamó

-Tu mamá no cambia, te sigue llamando a gritos pese a que está aquí junto- dijo Andrés

-Ya la conoces ella no va a cambiar, te veo luego hermano-

-Vale, nos vemos- se dieron un apretón de manos y Chris fue a su casa, mientras el otro soñaba despierto en cómo saldrían sus hijos si los tuviera con Annabel.

 

 

V

 

La secundaria terminó, y el par de amigos llegó al bachillerato. El noviazgo de Andrés y Annabel no duró más allá de los cinco meses. Y aunque duró tan poco, el castaño se encontraba devastado. El único en el cual podía confiar su tristeza y sus lágrimas fue Chris. Él lo escuchó, lo reconfortó y lo animó. Fue un pilar importante en la recuperación de Andy, quién luego de reponerse de ella continuó con un gran número de novias.

 

-Y a ver cuándo me das la sorpresa, no te he conocido nada, ni hombre, mujer o quimera, ¡eh Chris!- re rio de su propia broma

-No, yo no soy tan enamoradizo como tú, yo si me enamoro no va a ser cada dos o tres semanas- le contestó

-¿A poco?- lo miró escrutadoramente- ¿Acaso no te has enamorado en los diecisiete años que tienes viviendo?

-Mmm- Christopher trató de evitar la respuesta

-Ya, dime, ¿te has o no enamorado?- Andrew volvió a cuestionar

-No lo sé, a lo mejor si, a lo mejor no- desvió la mirada.

-No sé por qué siento que algo ocultas y me suena a que estás interesado en alguien mugroso chiquillo- le picó las costillas.

-Ya, déjame mocoso menso- le dio un manotazo tratando de quitárselo de encima

-Uuuuuh… quiero saber tu sucio secretillo menso más menso de los mensos- siguió molestándolo…

 

-Andrew, quiero que nos vayamos juntos hoy, necesito que me acompañes a elegir mi vestido para la fiesta de la noche- la voz de una fémina interrumpió el juego. El colegio al que iban celebraría una fiesta con motivo del Día del Estudiante, por lo cual casi todos los alumnos estaban vueltos locos con la indumentaria que ocuparían

-Ah… ¿yo? ¿Por qué no te acompañan tus amigas?- le preguntó pesaroso

-Porque soy tu novia, nada más por eso… ¿No importa que me lo lleve, cierto Chris?- la bella chica preguntó al amigo

-No, para nada Felicia, adelante, y que no se te escape como la última vez, ya sabes que eso de las compras no le gusta, si por él fuera andaría con la misma camisa verde y pantalón azul que le regalaron hace dos cumpleaños- mencionó divertido

-Ay sí, esa camisa ya me tiene harta, parece retrato, a todos lados la quiere llevar-

-Pero qué tiene, está chida, es la que Chris me regaló y es mi favorita…- dijo excusándose

-Nada, vas conmigo y punto…- lo jaló del brazo arrastrándolo- te veo al rato Chris-

-Hasta al rato Felicia- y de nueva cuenta, como era costumbre, el Capitán Remo era apretado con fuerza.- A veces el estar enamorado es tan natural en mí que ya no me concibo sin estarlo- los miró marcharse y dio media vuelta para retirarse también.

 

VI

 

Música en el amplio salón rentado por el colegio sonaba. Decenas de estudiantes abarrotaron el lugar. Cada uno vestido como mejor considerara. Frente a la mesa de los refrescos Andrew platicaba plácidamente con sus amigos, Felicia hacía lo propio con las suyas. No había querido ir, pero por petición de su madre Chris asistió a la fiesta. Con unos pantalones de vestir negro y camisa gris hizo su arribo. No era demasiado sociable con los compañeros del Bachillerato, para más lo era Andrew, por eso al verlo se acercó a él…

 

-¿Cómo van chavos?- preguntó a modo de saludo el recién llegado

-Qué onda… Cómo vas…- fueron los saludos de los amigos de su amigo

-Te tardaste Chris, pensé que no vendrías-

-Ya ves, doy grandes sorpresas…- sonrió mientras apretada a su inseparable amigo de plástico.

 

Las horas pasaron, y la música obligaba a todos a bailar. Las risas, las bromas y uno que otro mareado gracias al licor contrabandeado, estaban presentes en la celebración para los estudiantes. Chris miraba atentamente. Sonreía, se sentía feliz, sin embargo sus ojos estaban cristalizados. Pronto las melodías electrónicas cesaron y una tranquila canción retumbó en el sitio.

 

Los jóvenes que tenían pareja o que la consiguieron solo para esa fiesta se acercaron. La tranquila pieza servía para unir en un momento íntimo a los jóvenes que se concentraban en la pista.

Andrew tomaba delicadamente a su chica. La cual iba vestida con un entallado vestido color azul eléctrico. Su cabello sujetado en una cola alta que dejaba al descubierto sus hombros. Muchos decían que Andrew era un suertudo, aunque para alguien esa suerte resultaba demasiado amarga en ocasiones.

Chris miraba desde una esquina. No llevaba pareja y ni siquiera de había preocupado en ello. Fue de última hora que había decidido ir. Era de los pocos que se quedaban mirando a los que sí iban acompañados. Su única compañía era el viejo y fiel Capitán Remo, que era apresado con una fuerza con la que nunca antes lo había sido. Con desgano escuchaba la canción, le agradaba, le gustaba e imaginaba estar bailando en ese mismo instante.

 

Al terminar la canción, Andrew se acercó apresurado a él…

-Hermano… ¡Hoy toca! Por fin- emocionado platicaba lo que pasaría a continuación. Chris miró en dirección a Felicia y descubrió que ella se despedía de sus amigas- Te contaré mañana, por lo pronto ay te ves… menso- lo abrazó y tomando la mano de su novia se retiró del lugar…

-Sí hermano…- una leve y discreta lágrima se deslizó por su mejilla sonrosada. Con la cabeza gacha salió también de ese lugar.

 

VII

 

 

-Fue una noche…- Andrew buscaba describir adecuadamente- No sé, fue mágica, no sabía que el sexo podría ser así de genial- Chris lo miraba mientras dibujaba una sonrisa.

-Ya veo… vaya que te sentó bien, Felicia me parece una gran chica, ojalá ella también lo haya disfrutado tanto como tú-

-no sabes… ando como en las nubes, creo que estoy completamente enamorado…- se acercó y tomó de la cintura de su amigo, luego lo abrazó y le dijo- Soy tan feliz, feliz, feliz, feliz-

-Se te nota, espero que duren mucho tiempo Andrew- decía al momento que su labio inferior temblaba

-Yo también… y wow… ¡Hasta que me dices Andrew!- como estaban abrazados no se podían ver las caras, y la de Chris distaba mucho de ser feliz.

-Pero, acuérdate, cuídense mucho, no vaya a salir un Andrecito por accidente- sonrió separándose del castaño

-No te preocupes, que no soy tan menso como tú… ¡Menso!- Gritó saltando de felicidad, nuevamente el Capitán Remo estaba presente.

 

 

VIII

 

 

La universidad llegó, con ella la madurez en el par de amigos. Felicia al igual que la preparatoria quedó atrás. Como en la secundaria Andrew quedó deprimido, sin embargo y como siempre Chris estuvo ahí, estuvo presente para evitar que en caída libre su amigo terminara hecho pedazos. Como siempre sus brazos se abrieron para cobijarlo con el cariño que sólo él le podía ofrecer. Al paso del tiempo Felicia, al igual que Annabel quedaron en el pasado, siendo otras chicas la atención completa de Andrew. Chris callado y acompañado por su inseparable Capitán Remo, guardaba silencio y sonreía por la felicidad de su mejor amigo.

 

Poco a poco Andrés notaba algo extraño a su amigo. Parecía como si se estuviera alejando de él, pero desconocía si era su imaginación o si realmente eso estaba ocurriendo.

En los pasillos de su facultad, ya que luego de años juntos ahora estudiaban carreras diferentes, Andrew envió un mensaje de texto a su amigo

 

-Qué hay hermano, ¿quedamos hoy?- a los pocos minutos llegó la respuesta

-No puedo Andrew, lo dejamos para otro día-  y ese tipo de respuestas se repetían constantemente. Le preocupaba, algo ocurría y no sabía a ciencia cierta qué pasaba.

 

Lo iba a visitar a su casa, al fin y al cabo eran vecinos, pero nunca lo hallaba, la madre de su amigo le decía que había salido, esa era la respuesta todas las veces que lo buscaba. Parecía increíble que siendo vecinos no se vieran desde hacía un buen tiempo. Salía con sus otros colegas, con su nueva novia, Carla, pero ni ellos lograban aplacar la incertidumbre del silencio de Chris.

 

-Chris, tengo pases para el cine, la peli se ve buena, ¿vamos?- mandó el sms, la respuesta tardó un poco más de lo acostumbrado…

-Gracias Andrew, pero no puedo, lo dejamos para otro día- nuevamente negativas, ya se estaba hartando, cansado, por su molestia y sin pensarlo le contestó…

-Vete a la mierda entonces- no hubo respuesta, se arrepintió segundos después de haberle dado enviar, sin embargo  no pudo cambiar su acción.

 

Decaído regresó a su casa, las entradas para la película las tiró en uno de los basureros que encontró en el camino, ¿qué ocurre? Era lo que se preguntaba insistentemente, ¿había hecho algo mal? ¿Se había molestado Chris por algún comentario o actitud de él? Le daba vueltas al mismo asunto sin encontrar una respuesta que lo dejara satisfecho. Definitivamente se daba cuenta que extrañaba al “menso” de su amigo, ese que lo había visto crecer, que lo había ayudado a pronunciar bien la “r”, ese que lo acompañaba en los momentos felices y los más tristes… realmente lo extrañaba.

 

IX

 

 

Tenía que disculparse, pero no había podido, lo fue a buscar un par de ocasiones luego de su mensaje agresivo, sin embargo la respuesta fue la misma que de costumbre “Chris no está en casa”.

 

Con las manos en los bolsillos caminó rumbo a ningún lado. Solo deseaba caminar, pensar, no pensar, hacer nada y a la vez todo. Hundido en sus pensamientos, no se percató que ya había caminado muchas cuadras. Reaccionando puso atención a las calles que transitaba para no ponerse en peligro. Al pasar por uno de las cafeterías del centro, notó que en las mesas de afuera Chris charlaba amenamente con un sujeto de barba y anteojos. Ahí estaba, luego de un buen tiempo de no verlo Andrew miraba a su amigo de la infancia y actualidad platicar con un tipo que no conocía, y su conversación se notaba de lo más normal.

 

Un tanto irritado avanzó a la mesa, quería una explicación por su comportamiento. Y la exigiría, aunque con inteligencia, no deseaba portarse como la ocasión del mensaje.

 

-Buenas tardes Christopher- el aludido giró la cara con lentitud, reconocía esa voz, sabía de quién era.

-Ho…- aclaró la garganta- Hola Andrew-

-¡Qué milagro que te dejes ver!- en modo de reproche le dijo

-E… escucha, yo no…-

-Buena tarde, soy Andrew, mejor amigo de Christopher, o al menos eso pensaba- saludo al hombre que acompañaba a su colega.

-Buena tarde, soy…-

-Andrew, yo puedo explicarte las cosas, pero no aquí ni en este momento-

-Sí… ¿cuándo? ¿Un día de estos? ¿Un día de estos que nunca llega?- reclamó muy dolido

-Escucha yo…-

- No deseo escucharte, ahora soy yo el que te verá “un día de estos”- girándose se retiró, su corazón latía fuertemente sin saber por qué  había actuado así, probablemente extrañaba a ese chico al que tanto quería, que ya era parte de su vida y que era importante para él.

 

 

X

 

En su escuela, luego de un par de día de ese incidente con su amigo, Andrew trataba pensar si talvez se había extralimitado en su trato para con Chris. Le dolía que su amigo de toda la vida, ese con quien hizo tantas travesuras y aventuras lo dejara de lado sin darle una explicación.

 

-¿Todo bien Andrew?- la dulce Carla, novia actual, le sacaba de su ensimismamiento

-Si…- dudo unos segundos, pero lo reafirmó- Sí preciosa, todo en orden- sonrió falsamente

-Eso espero, desde hace unos días te noto decaído, si te ocurre algo sabes que puedes confiar en mí- lo tomó cariñosamente de la mano, ni siquiera ese gesto lograba dibujarle una sonrisa verdadera.

-Tranquila, estoy bien- la besó en la mejilla. Justo terminaba el ósculo cuando recibió un SMS…

 

-Necesito verte, es importante- releyó el mensaje cinco veces, cuando por fin y luego de una escueta meditación contestó…

-¿Dónde?-

-En el parque central…- respondió Chris

-Te veo en una hora- finalizó la conversación Andrés

 

¿De qué hablarían? ¿Qué se dirían? Las respuestas solos las iba a conocer cuando se vieran, las manos le sudaban por los nervios, pero deseaba esa conversación, la necesitaba, en ese tiempo de ausencia notó cuán importante era su amigo en su vida, no sólo para ayudarlo o consolarlo, sino su compañía y su cariño.

 

 

Presuroso, y algo agitado llegó al parque central, tal y como habían acordado, dio unos cuantos rondines y pudo ver a su mejor amigo en sentado plácidamente en una de las bancas que rodeaban una fuente. Se miraba tranquilo, atento al caer del agua, mirando cada una de las gotas que salpicaban la piedra de la que estaba construida la fuentecilla.

 

-Chris…- le habló y el otro le sonrió

-Andy…- lo miró unos segundos, se levantó de su lugar y continuó hablando- Siempre me gustó llamarte así… Andy, aunque para ti fuera de lo más infantil.-

-¿Qué ocurre? ¿Por qué te has alejado de mí?- lanzó el par de preguntas sin rodeos

-Este parque me agrada mucho… creerás que estoy loco, pero hasta he creído vernos a nosotros dos corriendo por las jardineras, como cuando teníamos ocho años, cuando peleábamos por saber quién era más menso- soltó una discreta risotada, la cual duró microsegundos- Sigo pensando que tú eres más menso que yo… pues nunca te diste cuenta…- parecía que su amigo evitaba responder sus preguntas

-¿Por qué no contestas lo que te pedí?-

-Me alejé porque pensé que era lo mejor…- aclaró la garganta que comenzaba a cerrársele- lo mejor para ti y para mí- no comprendía una sola palabra, a qué se refería con alejarse

-¿Qué dices? Alejarte ¿por qué?-

-Porque no quería que sufrieras, porque no quería sufrir…-

-A qué te…- no pudo terminar porque Christopher lo interrumpió

-Te amo… te amo con todo mi corazón, desde hace tanto tiempo que te amo que no sé cómo he podido vivir así, a tu lado sin decir una sola palabra- dijo sin más, Andrew lo miró sorprendido

-¿Me amas?- preguntó temeroso

-Te amo, te amo tanto que me duele el corazón por hacerlo…- sonrió, falsamente ambos lo sabía, una lágrima se escapó de sus ojos café- pero soy feliz de haber podido estar contigo estos años, de ser tu amigo, tu compañero, tu confidente, tu cómplice, como cuando le llevamos serenata a tu novia Annabel- el castaño seguía sin entender bien lo que ocurría, el mejor amigo que tenía, su casi hermano lo amaba…

-Yo no… no sabía- con un hilo de voz contestó…

-Por eso eres más menso que yo, porque jamás te diste cuenta, aunque pensándolo bien, no sé si eres menso o yo lo soy más por amarte así sabiendo que nunca me harías caso-

-Chris… yo no…-

-No, aún no acabo…- respiró hondo y sintió como el aire le faltaba- Andy… lo siento mucho, pero… pero no te voy a conocer de viejito…- ambos ojos se llenaron de lágrimas- Tengo cáncer… en etapa terminal…- las emociones se agolparon  en un solo impacto… ¿qué acababa de decir el mejor amigo del mundo?

 

XI

 

No lo creía, no quería creerlo, no soportaba la idea de que su entrañable y querido amigo, ese que jugaba en el cajón arena, ese con el que peleaba por ver quién era más menso, ese que era su paño de lágrimas, a ese gran ser humano se le estuviera apagando la vida tan pronto…

-Eso no puede ser verdad Chris… estás jugando y eso no me gusta-

-Me encantaría estar jugando Andy… el melanoma ya hizo metástasis… no puedo detenerlo ya… lo siento mucho…- rompió en llanto, los gemidos de dolo, miedo y desesperanza fueron tan vívidos que calaron profundo en el corazón de Andy, sin pensarlo corrió donde él y lo abrazó tan fuerte que por unos segundos creyó romperlo, su cuerpo estaba más delgado, su piel más pálida…

-Me estoy muriendo Andy… por eso me alejé, no quería que me vieras… ese sujeto con el que me encontraste platicando es mi médico, todas las veces que te rechacé los planes era porque estaba en el hospital… no quería que me vieras así… apagándome…-

-Eres un idiota… el más idiota del mundo por intentar dejarme fuera cuando más me necesitabas, me haces falta, perdóname por todas esas veces que te lastimé sin darme cuenta, por no reconocer tu amor… perdóname por no saberlo…- lloró también, el par de amigos lloraba de tristeza.

-Lo siento yo también, siento no habértelo dicho antes, siento no poder llegar a ser padrino de tus hijos, siento no poder ser tu senil compañero en el asilo de mi abuelita- sonrieron, pocas veces lo hablaron, pero así como se conocieron de niños, querían hacerse viejos siendo los mejores amigos del mundo.

-Deja de decir eso menso… no ves que me duele… me duele mucho…- Andrew lloró, no recordaba haber llorado tanto como ese día.

-Siempre te voy a amar, aunque tú no lo hagas y no quiero que lo hagas por compasión, te lo advierto menso- Chris intensificó su abrazo- Siempre te voy a amar con todo mi menso ser…- se fundieron en un abrazo del cual ninguno quería separarse jamás.

 

 

XII

 

 

Las semanas transcurrieron, Chris ya estaba en casa, acostado en su cama, más delgado, pero más feliz que nunca. Durante esos días pudieron ir a ver una película, ir a la playa para ver un atardecer juntos, comieron golosinas a más no poder, rentaron un auto descapotable y Andrew manejo tan rápido que Christopher sentía volar, hicieron todo lo que el moreno había pedido.

Sin embargo no se podían mentir, la vida del mejor amigo de Andy se apagaba muy rápido.

 

-Gracias Andy… gracias por todo…- el débil joven se incorporaba de su cama

-No me agradezcas nada, todo te lo mereces… y ni creas que te salvarás de la montaña rusa, nos queda ese pendiente… debemos ir uno de estos día…- Andrés fue interrumpido

-No lo podremos hacer, pero prométeme que lo harás con alguien muy especial, la primera vez que te subas a la montaña rusa debes ir con alguien muy especial ¿de acuerdo?-

-Sí, te lo prometo aunque sé que iré contigo…-

-Eres bien menso… mi adorado menso…- respiró hondo- quiero algo, un último regalo…-

-No, no será el último, dime qué quieres menso- el castaño intentaba no llorar

-Quiero que bailes conmigo… como deseé hacerlo en esa fiesta de la preparatoria… me imaginé que tu y yo bailábamos… quiero que bailemos por primera y última vez-

-Ven… bailaremos… espero que me sigas porque soy excelente bailarín…- con cuidado lo levantó de la cama

-Espera… espera… el Capitán Remo se me va a caer…- presuroso Chris tomó a su inseparable juguete

-No entiendo por qué siempre andas con ese muñequillo- dijo el castaño

-Porque es el primer regalo que me diste, en el primer cumpleaños que pasamos juntos habías olvidado darme un obsequio, por lo que regresaste a tu casa y cuando volviste me diste al Capitán Remo, por eso siempre ha sido mi favorito y mi amuleto de la suerte- el joven agitado le confesó- Toma, es tuyo de nuevo, y nuevamente te digo, al igual que lo de la montaña rusa, el capitán Remo debe quedar en manos de alguien especial para ti, alguien a quien pueda seguir ayudando tanto como me ayudó a mí-

-Pero Chris…-

-Shhhh- lo silenció- no digas nada… solo bailemos, quiero mi último baile…- sin decir más bailaron, no importaba que no hubiera música, no importaba que Andrew casi cargara a Christopher, solo importaba que su amigo era feliz, sólo eso. La cara del moreno era de una completa paz y alegría. Sonreía pese a estar muy mal. Durante largos minutos daban vueltas alrededor de la habitación, soñando, pensando y derramando lágrimas llenas de alegría y tristeza al mismo tiempo.

 

Acabó el baile… el agradecido Chris lo miró…

-Te amo menso…-

-y yo a ti- claro que lo amaba, no del mismo modo, pero lo amaba muchísimo.

-Gracias por esta vida llena de ti… llena de felicidad…- se acercó al rostro de su amigo que de niños era incapaz de pronunciar la “r” y accediendo, ambos se dieron un casto y puro beso en los labios, ese beso que nunca antes se pudo lograr y que ahora era un remanso de paz en el umbral de la muerte, ambos lloraron- Estoy en paz… estoy feliz… sé feliz menso que yo siempre te cuidaré esté donde esté y te prometo que cuidaré de copito de nieve cuando me lo encuentre-

-Te amo Chris…- lloró Andrew

-Te amo Andy…- así, en la forma que más deseó, en los brazos de quien tanto amó, Christopher voló para llegar donde seguramente se toparía con copito de nieve…

 

 

XIII

 

Frente a un nicho, un hombre de aproximadamente cincuenta años depositaba una flor. Miraba atentamente el epitafio…

 

Christopher Rangel Guerra… un gran hijo, un gran ser humano y el mejor amigo del mundo.

 

-Ay amigo… ya no te tocó verme crecer… me has hecho tanta falta, pero sé que tu siempre vivirás, porque te llevaré siempre en mi corazón- pasaron más de veinticinco años desde que Chris partió.

 

Cada año, en esa fecha, iba a depositar respetuosamente una ofrenda en memoria de su mejor amigo. El único hombre al que amó de una forma muy especial.

-Oye pá, ya debemos irnos, porque si no el parque cerrará y no podremos subirnos a la montaña rusa- un joven muy parecido a Andrés y de aproximadamente veinte años lo interrumpió.

-Sí Christopher, ya voy…-

-Mamá me acaba de enviar una nota, dice que no tardemos porque Angelina ya quiere subirse a los carritos-

-Tu hermana es una impaciente, diles que ya voy- el mayor se dio cuenta que el Smartphone de su hijo tenía como dije al Capitán Remo…  no entendía la razón, pero desde el día que le dio ese soldadito verde jamás lo soltó y mucho menos lo prestó.- Adiós amigo...- tocando el epitafio y en voz baja le dijo- Te amo menso…- metiendo la manos en su bolsillo giró y caminó rumbo a su hijo quien ya lo esperaba. Prometió ser feliz y lo era, inmensamente feliz, porque llevaba consigo al mejor ser humano del mundo… Su amigo amado Christopher.

 

 

 

F I N

Notas finales:

Gracias por su lectura.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).