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Otra típica historia. por Lili Wang

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Notas del fanfic:

ARGCHI POWER

Notas del capitulo:

BUENOOO AQUI ESTOY DESPUES DE MUCHO TIEMPO!

este es mi regalo de navidad ;D disfrutenlo

Esta no es la típica historia de amor, no, claro que no.

 -Terminamos, esto se acabó, fue un error boludo. Me gustaría decirte que lo lamento, pero sabés que te estaría mintiendo.

Manuel escuchaba cada palabra como si le clavaran un puñal directo al corazón, pero mil, mil veces peor, quizás por el número "Pi" y lo infinito que este resultaba.

 -¿por qué no me lo dijiste antes weón?

 Susurró el chileno, temía que si hablaba más fuerte su voz se quebraría y terminaría por desplomarse ahí mismo, frente al argentino, frente al chico que alguna vez había estado orgulloso de presumir como suyo.

 -sinceramente, me daba pena. Bueno, eso es todo, chauu.

 Y Martín se fue, dejando solo a Manuel, solo en su casa, al menos el rubio tuvo la decencia de haber roto con él en su casa, de esa manera no estaría llorando en medio de una plaza sin fuerzas para moverse. Le debía una al argentino.

 -¿y ahora qué...?

Se preguntó a si mismo Manuel, esperando a que las lagrimas cayeran por sus mejillas, pero no, no ocurría ¿porqué? ¿Es que acaso estaba tan pasmado y sorprendido ante la noticia que no podía llorar? Porque esa parecía ser la respuesta. No tenía ni siquiera energías para llorar. Vaya mierda todo eso. Con cuidado y tanteando las paredes para no caerse ante lo desconcertado que se encontraba, llegó a su cuarto, aquel enorme lugar lo consideraba tan vacio sin el Tincho... Con un nudo enorme en la garganta se lanzó en la cama, dejando que su mente vagara hacia la nada. ¿Cómo era posible que el rubio lo hubiera abandonado? Martín siempre le había demostrado que jamás lo dejaría, que estaba ahí para él, que era su mejor amigo y pareja ideal. Manuel era amable y hasta tierno con el tincho en lo que su horrible personalidad se lo permitía. Entonces ¿que habrá fallado?  Se lo quedó pensando un momento y se dio cuenta de la cruda realidad, la verdad era que Martín últimamente se la pasaba en la casa de Daniel. ¿y si el Paraguayo se le había declarado al argentino?

 Eso tendría mucho sentido, Daniel siempre había estado enamorado del ojiverde, se le notaba en sus ojos. Y, había que admitir que Daniel era más tierno, más accesible, menos malhumorado y tenía mil y un características que podía sacar a relucir para conquistar a Martín. Con pensamientos algo suicidas el chileno maldijo a su "amigo" y se quedó dormido.

 Y así pasaron los días, Manuel no se levantaba de la cama a no ser que fuera estrictamente necesario. Una parte del ojimiel le decía que ya era suficiente, que no podía estar de luto toda la vida, pero su parte irracional le ganaba, permitiéndose quedarse un día más en su cómoda cama. Pensando en nada y a la vez en todo.

Al cuarto día tocaron la puerta de su casa, el chileno tenía curiosidad de saber quién era, sin embargo no tenía las fuerzas para levantarse. A sí que se dejo estar, mandando al carajo al ser que interrumpía su lo que sea que hacía.

 -Manuel, please...!

 Se escuchó un grito y al pelicastaño le dio un ataque de culpa, era la primera vez que no quería ver a Arthur, su buen amigo ingles.

 -¿que hace aquí el concha su mare...?

Se preguntó a si mismo y con una voz débil pero lo bastante fuerte para ser escuchada respondió.

 -Está abierto Arthur.

 Y eso fue todo, el ingles entró casi desesperado a la casa, lanzándose de inmediato al cuarto de su buen amigo. Y lo vio, vio al chileno totalmente delgado, tirado sobre la cama con una mirada sin vida, sin ese brillo especial que odiaba pero a la vez amaba.

-Man.

 Pero el ojimiel no lo dejó terminar lo que quería decir, con una voz suave pero demandante lo interrumpió.

-Weón, no ando de ánimos, sí, sí sé que me veo como el puto orto pero no quiero ni una weá, no tengo ni ganas de hablar contigo, ahora si queris podi irte o que se yo, haz lo que se te plazca, retirarte y déjame un rato solo. ¿Ese era Manuel? ¿Desde cuándo Manuel lo trataba así? ¿Dónde estaba el Manuel que al verlo técnicamente dejaba a todo el mundo tirado para poder hablar con él? ¿Entonces los rumores eran ciertos? ¿Martín había terminado con él? Con una puteada en ingles maldijo a todos los compañeros de Manuel y es que ninguno tenía la decencia de preguntarse dónde estaba su compañero de curso. Realmente el chileno estaba solo, completamente solo. Hundido en su propia soledad, con un suave movimiento de cabeza negó lo que el menor le decía.

-Arréglate, vamos a salir.

El ojimiel estaba a punto de exigirle que se fuera de una buena vez de su casa, pero Arthur le envió una mirada tan asesina que no pudo hacer otra cosa más que intentar obedecerle. Y les digo intentar porque el pelicastaño no podía pararse, al intentarlo se cayó de cara al piso y es que había estado tanto tiempo en la misma posición que su cuerpo no respondía

. -What the hell?!

 Gritó el europeo levantando con cuidado a su amigo del alma, cargándolo al estilo princesa y dejándolo sobre el sofá.

 -Te voy a preparar comida ¿ok?

 -Vale weón.

Pero Manuel no quería comida, o al menos no la quería hasta que sintió un delicioso aroma inundar sus fosas nasales, el rubio le había preparado Fish and chips, su comida favorita de Inglaterra. De la nada su estomago demandó comida y empezó a rugir, Arthur al escucharlo no pudo evitar alegrarse y en una bandeja acomodó los platos. Dejándolos en el sofá para que el chileno pudiera comer tranquilo.

-Esta súper rico weón... G-Gracias...

Dijo en un susurro, avergonzado por cómo había tratado al ingles al comienzo, este simplemente sonríe y al terminar de comer, lo cargo hasta la ducha, lo ayudo a bañarse y a vestirse, después de eso lo mandó a guardar su ropa en una maleta y el chileno simplemente obedecía sin saber muy bien porque hacían todo eso. Cuando estuvo todo listo el rubio con una pequeña sonrisa lo miró y agarró la maleta.

 -Manuel, nos vamos a Inglaterra.

 Esto desconcertó al menor el cual no sabía si Kirkland estaba de broma o no, pero al notar que no había sarcasmo en su voz, asintió, tomando su celular junto con un cargador y con paso lento, siempre sujetándose de Arthur, salió de la casa.

-¿Cómo te lo explico Sebas? ¿Cómo te explico que soy el peor ser humano de la tierra?

Dijo un rubio de ojos verdes como las esmeraldas mientras se acomodaba en el sillón de su primo.

 -y yo que sé ¿qué hiciste ahora Martín?

 -Terminé con el Manuel.

 Respondió sin añadir nada más, esto dejó impactado al chico uruguayo, sin embargo, no dejo que se le notara.

 -¿y eso? Tú adorás a Manuel.

 -Si, eso ya lo sé, pero me aburrí de su actitud de mierda.

 Y a Sebastián le dieron unas ganas enormes de partirle la cara al mayor.

Notas finales:

espeor que les haya gustado! ya vendré con el capi número dos /o/


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