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En la tardanza está el peligro... por Jess1406

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic así que os pido que sean piadosos sin mas disfruten lo.

Notas del capitulo:

T^T lo borré, como lo lamento.

Ingresé a la habitación de invitados, lugar que desde que había decidido subirme a este desdichado barco era mi refugio de esa banda de locos, había sido un día de lo mas cansado.

Horas antes.

Me desperté con el ruido que hacia ese mocoso cada vez que corría hacia la cocina, para hacer a lo que el llamaba comer, cuando lo que en realidad hacia era engullir todo sin miramientos.

Cuando decidí hacer una alianza con estos locos pensé que serian mas normales, incluso sádicos y despiadados, comenzando por su capitán, el cual había llamado mi atención desde que salio su primer cartel de "se busca". A pesar de tener una enorme sonrisa de idiota en su cartel, me parecía alguien interesante, principalmente por su alta recompensa a pesar de ser la primera. Luego cuando derrotó al shibuckai crocodaile, su invasión en Ennies Lobby, el golpe al tenryuubito en shabondy y por último, su repentina aparición en Marine Ford. Se había dejado ver ante todos como alguien tan sádico y temible, que llegué a creer que seria interesante el aliar me a él. Pero resultó todo lo contrario, este mocoso al que todos llamaban capitán, era solo un chiquillo que perdía su tiempo jugando y sacándose los mocos. Aparte de que dependía en muchas cosas de sus nakamas. Unos golpes en la puerta me regresaron a la realidad, sacando me de mis pensamientos.

-Sensei, si no se presenta a la cocina luffy acabará con su comida- dijo con una voz que demostraba su nerviosismo

-Descuida Tanuki-ya enseguida voy - unos pasos me aseguraron que había sido escuchado. Me puse de pie y tomé mi abrigo que estaba perfectamente doblado en una de las sillas de la habitación. Salí y me encaminé hacia la cocina, Encontrándome al llegar un tremendo alboroto como era de esperarse, después de todo esta tripulación no era normal.

-Torao... Sfienftafte af mi lafdof- dijo el mugiwara con la boca repleta de comida. No le había entendido nada.

-Traga primero y luego hablas luffy - lo reprendió Nami-ya. Siguiendo su instrucción tragó y luego repitió.

-Que te sientes a mi lado - dijo mientras me miraba con esa estúpida y encantadora sonrisa, espera... ¿Era encantadora? ¿En qué estaba pensando?. El mocoso debió de notar mi cara de contrariedad ya que preguntó.

-¿Estas bien Torao?- se veía preocupado, pero a mi que me importaba.

-Perfectamente mugiwara-ya- al escuchar mi afirmativa reanudó su tarea de devorar todo aquello sobre la mesa, pero por alguna extraña razón el mio era el que recibía menor saqueo, cosa la cual me extraño, ya que viniendo de este glotón sin modales era sumamente extraño, aún así comencé a comer ya que temía que el mocoso se retractara de compadecerse de mis alimentos.

Terminé de comer no sin antes haber puesto mi brazo como escudo, para evitar el saqueo a mi plato, que por muy mínimo podía dejarme sin desayuno, y me encamine hacia la proa del barco, donde había colgado un columpio, el cual seguro era utilizado a cada rato, prácticamente, por ese mocoso y sus nakamas, que acostumbraban realizar ridiculeces junto a su capitán. Tenia que admitirlo, a pesar de que el ambiente que creaba esta tripulación llegaba a ser abrumador, igual daba una sensación de tranquilidad y seguridad, que en muy pocos lugares se encontrar, y que gracias a eso tenia estas profundas ojeras, me senté bajo la sombra del el gran árbol que quien sabe como diablos habían plantado ahí, pero que era muy cómodo. Me digné a cerrar los ojos, por tan solo unos segundos, no seria mucho y no le haría molestia a nadie, más sin quererlo me quedé dormido. Solo sentí como algo me golpeaba la cara, era monstruosamente pesado, o eso parecía, en automático me puse en guardia, sin percatarme de que todos me miraban, algunos con la burla marcada en el rostro y otros con arrepentimiento, entre los cuales estaban: mugiwara-ya (para variar, creo que a ese mocoso le encantaba cabrearme), tanuki-ya y Nariz-ya. Me levante y observe como mugiwara-ya se acercaba a tomar algo a mis pies, una pelota, acto seguido se dirigió a mi.

- Torao...- se veía arrepentido, pero no me dejaría llevar por esa carita de perrito atropellado, era demasiado orgulloso como para hacerlo - Perdón, estábamos jugando, shishishishi, ¿Quieres jugar?- me dijo ofreciéndome la pelota. Suspiré

- No mugiwara-ya, no quiero jugar- dije, estaba bastante irritado, me di la media vuelta sin importarme si tenia algo mas que decirme y me retiré hacia mi habitación. De camino a ella Roronoa-ya me interceptó, puso una de sus katanas en mi cuello, apareció tan de repente que no pude defenderme, al parecer estaba usando su haki ya que no podía hacer uso de mi habilidad.

- ¿Con quién crees que hablabas hace un rato?, te encuentras en su barco - dijo enfatizando el "su"- deberías de tenerle un poco más de respeto, no toleraré, ni consentiré que le faltes el respeto ni una sola vez más, la próxima... No dudaré en cortarte - dicho esto envainó su arma y se retiró con paso lento y firme.

Seguí mi camino hasta mi habitación, me puse a pensar, ¿que rayos le pasaba a Roronoa-ya? Ni siquiera le hice nada a ese chiquillo, estaba llegando a mi habitación cuando decidí que era mejor tomar un baño, tal vez eso me relajaría poco. Pero al llegar al baño, pude observar que ya estaba ocupado y por nadie mas ni nadie menos, que mugiwara-ya, de verdad que ese chiquillo estaba en todos lados. Suspiré, tan solo me había girado para retirarme y escuché un estruendo dentro del baño, ¿qué habría pasado?. Me acerqué a la puerta y llamé.

-¿Mugiwara-ya?- esperé unos segundos y nada, lo intenté de nuevo - ¿mugiwara-ya?- ¡¿porqué no contestaba?!, me estaba exasperando he intenté abrir la puerta pero estaba cerrada con pestillo, Maldita sea, ese chiquillo, utilizando mi habilidad ingresé al lugar.

- " Room" , "Shambles" - una vez que hube ingresado, comencé a buscarlo con la mirada, pero no lo divisé, la habitación estaba tan llena de vapor que llegaba a ser asfixiante, seguía buscando, me acerqué un poco a la bañera y lo vi, estaba sumergido por completo, si seguía así seguramente se ahogaría, estaba inconsciente, me puse de rodillas en la orilla de la bañera y lo tome del brazo, parecía una muñeca, era tan liviano y su cuerpo era pequeño, pero bien formado, simplemente deseable... Espera, ¿qué? De nuevo este tipo de pensamientos, meneé la cabeza, lo pegué a mi cuerpo y lo cargué, tomé una toalla del piso y le cubrí con ella, no dejaría que cualquiera viera su delicioso cuerpo desnudo, me reprendí mentalmente de nuevo, no podía ser posible que estuviera pensando en esas cosas en un momento como este, salí del baño y me lo llevé a su camarote, lo recosté en su cama y comencé a checar sus signos vitales. Pulso, pupilas,respiración...

Todo bien, solo debía esperar a que despertara. Luego de unos minutos comenzó a removerse y a balbucear cosas inaudibles, Sonreí, se veía tan vulnerable así, que cualquiera se habría enternecido y pensaría en protegerlo con uñas y dientes, pero yo no.

Estaba tan encerrado en mis pensamientos que no había notado que se había aferrado a mi cintura y tenia la cabeza sobre mis piernas, aún estaba semi-desnudo, cubierto solo por la toalla.

-Tora...o, te... Quiero - suspiró y se reacomodó, me quedé en shock... ¿Se podía considerar eso una confesión?, no, estaba medio dormido, seguramente solo lo dijo sin querer, pero... Esas simples palabras fueron suficientes para hacer que una duda creciera en mi interior, ¿qué siento por éste mocoso?. Lo acomodé en su cama, lo cubrí con una manta y en silencio me retiré. Al salir miré hacia el cielo y suspire, no podía ser posible que comenzara a desarrollar sentimientos hacia ese pequeño pelinegro, tenia que dejar las cosas en claro, primero para mi, pues nunca había lidiado con algo parecido a una relación seria y... No pensaba tener una simple aventura con ese chiquillo, no pensaba desvirgarlo y largarme, con él no, aparte de que si lo hacia todos sus nakamas me buscarían hasta en los mismísimos infiernos para matarme, principalmente su espadachín. Sabia que ser un pirata me daba cierta desventaja y falta de libertad en este tipo de decisiones, pero esta vez no tenia ganas de lastimar al pequeño mugiwara-ya. Me encaminé hasta mi habitación, entré en ella y me recosté en la cama.

*fin del flashback*

Y aquí estoy, pensando en que siento hacia ese mocoso malcriado, que sinceramente despierta ciertos deseos en mi. ¿Qué debería hacer?. Me tomé la cabeza con ambas manos, no puede ser, maldita la hora en la que me subí a este barco.

*golpes en la puerta*

-CONTINUA-

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