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En la tardanza está el peligro... por Jess1406

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Mugiwara-ya...- me miró, me acerqué y atrapé sus labios en un necesitado beso, al cual sorpresiva mente correspondió.

Sus labios se movían torpemente por sobre los mios, era muy torpe e inexperto, seguramente sería su primer beso, estando consciente, ya que le había robado uno mientras dormía, o tal vez el segundo, no se si ese espadachín verde halla tomado algo de él antes de mí. Ese pensamiento solo me hizo aumentar la intensidad del beso, le mordí el labio inferior e intento replicar, reacción la cual aproveché para introducir mi lengua en su cavidad disfrutando nuevamente de ese exquisito sabor que tenía, dulce, muy dulce, el pequeño gimió en mi boca dando señal de que se estaba quedando sin oxígeno. Me separé de él notando su sonrojado rostro y su respiración entrecortada. No pude evitar relamerme ante tan provocadora escena, aún tenía su delicioso sabor en mi boca y no me resistiría, volvería a probarlo.



Estaba por volver a devorarlo cuando me tomó del rostro, sus manos eran muy cálidas y suaves, nunca pensé que alguien tan acostumbrado a las batallas y peleas cuerpo a cuerpo pudiera tener unas manos tan suaves, seguramente su habilidad tendría mucho que ver con eso. Lo miré.

- Mugiwara-ya ¿qué pasa?- Me miró directamente a los ojos. Esos orbes negros tenían una chispa, un brillo que no les había visto antes.

- To-torao, ¿P-por que?- sonaba tan sensual y provocativo con la respiración aún entrecortada, éste mocoso involuntariamente era muy excitante.

- Te lo diré solo una vez mugiwara-ya, Tú eres MIO, no dejaré que nadie mas que yo te ponga una mano encima- tenía que ser egoísta sino ese musgo andante que tenia por segundo al mando se lo llevaría y no podría soportar lo. Si el simple hecho de que lo abrazara y consolara me cabreó. Que se lo quedara y lo hiciera suyo cada que quiera, me volvería loco, no, simplemente no, este mocoso sin modales, molesto, inocente y al mismo tiempo extremadamente sensual, me tenia loco y eso desde la primera vez que lo vi, no quería aceptarlo, pero así es, sin quererlo me había enamorado de la persona mas opuesta a mi , y me importa un comino si este chiquillo manda todos mis planes al demonio con su espontaniedad. Si iba a ser solo mio, esta bien. Miré hacia donde estaba y no pude resistirme lo acorrale colocando mis brazos a cada lado de su cabeza. Trató de empujarme pero el espacio, al menos para él, era demasiado reducido.

-To...- iba a decirme algo pero no se lo permití.

- Mugiwara-ya ¿Qué te parece si te demuestro para que te traje aqui?-

- Y-Yo- se veía nervioso, pero no iba a detenerme por eso, si no corespondia a mis sentimientos y por en cambio, si a los de su espadachín, por lo menos lo tendría para mi una vez.

- ¿Confias en mí?- no habló, solo bajo la mirada al piso- Esta bien, tomaré eso como un sí- Y dicho esto lo besé, primero fue solo un roce y poco a poco se tornó mas apacionado. Al principio hizo el intento de resistirse y tratando de saface empezó a removerse incomodo en su reducido espacio, pero luego poco a poco comenzó a ceder, dejándose llevar por las sensaciones que con cada contacto invadían su pequeño cuerpo.

Cuando por fin hubo cedido me fue un poco mas placentero jugar con él, quise recorrer su torso, pero aún tenia las molestas vendas, que yo le había puesto, como en ese momento estaban de más las arranqué. Y con la misma comencé a recorrer su cuerpo, aun lleno de cortadas, recorrí con mi lengua la cicatriz que yo le había dejado dos años atrás tras salvarle la vida, su piel era endemoniadamente suave y el que cada vez que lo tocara gimiera solo lo hacía mas exquisito, tenia múltiples espasmos de placer y aun no había comenzado.

-To-To...- no podía ni articular mi nombre de tan excitado que estaba, Sonreí, me acerque a sus labios y lo besé, luego me acerqué a su oído y le susurré.

- Mugiwara-ya... Te deseo- para luego morder y lamer lentamente el lóbulo. Comencé a bajar dejando un camino de saliva a mi paso, memorizando y marcando con ligeros chupetones, que más tarde serían muy notorios, y mi querido mugiwara-ya, solo podía retorcerse de placer, lo cual solo lograba que mi erección se volviera cada vez más notoria y dolorosa. Luego de divertirme un tiempo con sus rosados botones, me dispuse a bajar a su entrepierna dejando, nuevamente, marcas, besos y lametones. Llegué hasta el botón de su pescador, y lo desabroché con los dientes, llevando me la gran impresión de que no llevaba ropa interior, pero que placentera y excitante situación, y su miembro estaba completamente erecto.

- To-torao... Aghh, n-no me mires a-así, es ver-vergonzoso- Sonreí, este sensible chico era muy inusual. Me acerqué a su boca y le deposité de nuevo un apasionado beso, dejando sus labios muy hinchados y rojos, lo cual solo me daba ganas de besarlo aun más. Pero bajé de nuevo y comencé a lamer y morder ligeramente sus muslos hasta llegar a su miembro, succioné ligeramente la piel al rededor de éste, luego de deleitarme un tiempo más con sus gestos y sus gemidos, lo engullí por completo.

- TORAO!!- y se arqueo de tanto placer, comencé con mi vaivén y trate de ir lento, tratando de hacer que el pequeño me pidiera por más y efectivamente así lo hizo. - To-torao, más, más, por-porfavor- pero aún así no aumenté el ritmo, en vez de eso le di tres de mis dedos para que los lamiera y estaba tan sumergido en el placer que le brindaba que ni siquiera replicó, su lengua ovacionaba cierto lívido en mi, era tan provocativa pero al mismo tiempo tímida, que eran los movimientos que caracterizaban a un virgen de 19 años. Se corrió en mi boca arqueando la espalda y dando un gemido bastante sonoro. Seguramente toda la tripulación ya sabia que estábamos haciendo y que mejor así ese musgo andante sabría que es MÍO.

Luego que mis tres dedos quedaron completamente lubricados me dispuse a dilatarlo, metí un dedo y no hubo ni un quejido... Que extraño, metí el segundo y se removió. - Torao... ¿Qué haces?- comencé a moverlos en forma de tijeras, abriendo y cerrando, y a causa de eso comenzó a gemir de nuevo.

- Mugiwara-ya... ¿No te duele?-

- Shi-shishi-shi To-torao ahhh... Soy-soy de goma, no me dolerá si me estiras un poco- cierto, lo había olvidado, esa era de las muchas ventajas de su habilidad. Pero a pesar de no necesitar ser dilatado, me deleitaba con sus expresiones, llenas de placer y lujuria. Comenzó a mover sus caderas dando señal que dos de mis dedos ya no eran suficientes.

- Mugiwara-ya, abre los ojos-

- Mmm... Ahhh... - y los abrió. Separé un poco sus piernas posicionandome para penetrarlo.

- No dejes que nadie mas que yo te toque así- me miró extrañado pero no le di tiempo de hablar ya que de una estocada ingresé en él.

- AAhhhggg... Eres muy estrecho- una vez dentro me quedé quieto disfrutando de su deliciosa estrechez, que a pesar de ser de goma se acoplaba perfectamente al invasor dándome un placer enorme.

- Mue-muevete... Law- abrí los ojos sorprendido, me había llamado por mi nombre y por su hazaña decidí recompensar lo, así que empecé a dar estocadas llegado muy adentro suyo, pero no lo suficiente como para dar con aquel punto que lo llevaría al cielo o talvez al infierno dado que el calor de nuestros cuerpos hiba en aumento al igual que nuestras respiraciones se tornaban cada vez más agitadas.

Subí sus piernas a mis hombros, sin dejar de entrar y salir de él, tratando de llegar más a fondo, ya que aún no lo hallaba, salí de él y de una fuerte estocada ingresé, aun más profundo que la primera vez, y ahora sí dando en ese punto que lo enloquecía.

- Agghhjhhhh!!!, ahí, ahí. Law, ahí-

- Repite nombre, repite lo, quiero escucharlo cada vez que quieras más- y di más estocadas en ese punto.

- Law, ahjgghj, law, la-la ahhhgg ¡LAW!- y se corrió de nuevo, esta vez entre nuestros vientres.

- mugiwara-ya, aun no termino, así que preparate- y retomé mi labor, esta vez masageando el miembro de mi joven amante. El cual volvió a despertar, Lamí su pecho y seguí dando fuertes estocadas deleitandome con cada gemido, cada gesto hasta que ya no pude más y al parecer el tampoco ya que nos corrimos al mismo tiempo, él por tercera vez y entre nuestros vientres y yo dentro suyo, ahora sí, este mocoso es completamente mío.

Me dejé caer sobre él, aun sin salir, luego de unos minutos salí y este se estremeció.

-creo que necesitaremos un baño- pero el pequeño ya estaba exhausto y se había quedado dormido debajo mío. Le acaricié el rostro y delinee su perfilado rostro, aun perlado por el sudor de un acto de entrega y pasión desbordante. Lo tomé en mis brazos y lo cargué en estilo nupcial.

-" Room" "Shambles" - y nos transporté al baño. El cual para nuestra suerte estaba vacio. Lo menee un poco.

-Mugiwara-ya, Mugiwara-ya despierta- eentre abrió los ojos y luego los volvió a cerrar, ¿Que voy hacer con este mocoso? No va a cambiar nunca. Ya que ambos estábamos desnudos no hacia falta quitarnos nada así que comencé a tirarnos agua y a enjuagarnos un poco, hasta que quedamos completamente limpios, claro que, me deleité recorriendo con la barra de jabón y el agua el cuerpo hermosamente torneado de mi mugiwara, sí, mio y de nadie más.

O eso creía.

*CONTINUARA*

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