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BELIGERANCIA por desire nemesis

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Notas del fanfic:

 

 

 

Los personajes de este fic son exclusivamente propiedad de los creadores de Yu-gi-oh! Solo la trama me pertenece y está inspirada en todas esas películas post guerra nuclear que he visto aunque no copia a ninguna y  aquí no hubo ninguna guerra.

 

Cabe decir que esto surgió en mi ida de casa al ciber y me entusiasmé. No se si saldrá tan bien pero llevo todo mi empeño en ello.

 

Espero os guste.

 

¡Y que viva el puppyshipping!

                                                      SETO KAIBA

 

 

Le habían robado su invento. Esos viejos carcamanes…

 

¿Cómo se atreven? Voy a…--dijo Seto encaminándose furioso ante los tres viejos sentados en los asientos oficiales, pero uno de los guardias lo detuvo a medio paso.

 

Señor Kaiba. Su actitud es demasiado beligerante—dijo uno de los viejos y todos lo miraron horrorizados. Esa palabra causaba sorpresa, desaprobación y miedo en cualquier lugar que fuera escuchada.

 

¡Ustedes robaron mi invento!—se defendió el desaforado.

 

¡Tonterías! ¿Por qué íbamos a robar algo suyo?—preguntó otro de los viejos limpiándose los labios con un pañuelo.

 

Seto seguía forcejeando mientras dos guardias lo llevaban rumbo al concejo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Uno de los  ancianos jueces miró el acta librada en su contra por el oficial que lo llevara ante él.

 

Usted está siendo acusado de beligerante señor Kaiba—dijo.

 

No soy un beligerant, es que ellos… robaron mi invento—dijo no pudiendo dentro de si el castaño.

 

¡Esa no es la cuestión aquí!—le reprendió el viejo juez—Si usted hubiera optado por acudir a la justicia, pero el hecho de que los atacara solo prueba que es un peligro para los ciudadanos de Aqua Augusta. Por lo tanto será expulsado a la tierra indómita ahora mismo—dictó el juez y se llevaron al castaño por la fuerza.

 

 

 

 

 

Lo expulsaron fuera con lo que tenía puesto y el maldijo a los viejos y al concejo. Aún recordaba la risita de esos tres carcamanes cuando lo llevaron para ser enjuiciado. Contaban con su reacción. Era la única forma de apropiarse de su invento sin que el pudiera hacer nada. Se maldijo a si mismo mientras se sentaba en el polvoroso suelo sin saber que hacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegó a una especie de aldea dentro de lo profundo del desierto y sin más energías se sentó a la sombra de un edificio. Lo más probable es que uno de esos delincuentes que vagabundeaban por ahí terminara cortándole el cuello.

 

¡Oye viejo! Te ves exhausto—dijo un tipo perdido en polvo que se vestía a la usanza del desierto, parecido a los cowboys. Lo miró unos segundos mientras el otro desde el suelo enfocaba en él sus ojos azules—¡He decidido que te la daré!—dijo de pronto para sorpresa del otro que se preparó. En un mundo como ese solo podía significar algo malo y entonces…

 

El otro le alargó una cantimplora que Kaiba miró como si fuera un extraterrestre.

 

¡Venga! ¿No quieres el agua?—preguntó el desconocido y antes de que terminara la pregunta el otro ya se la había arrancado de las manos llevado por su instinto de supervivencia. Después de beber un rato se limpió con la manga y murmuró un gracias con la cabeza gacha.

 

El otro sonrió ampliamente—Recién te echaron. ¿No?—preguntó jocosamente pero en sus ojos había cierto pesar por él.

 

¿Qué te hace pensar eso?—preguntó a la defensiva el castaño.

 

Todos hemos pasado por eso, viejo. Sé reconocer a un nuevo cuando lo veo—dijo el otro.

 

Yo no soy un beligerant—se defendió amargamente el ojiazul.

 

¡Claro que no!—le dio la razón el otro.

 

¡Que no lo soy!—gritó ásperamente Seto para dejarlo en claro.

 

¡Viejo! ¡Créeme que aquí eso ya no importa! Estás fuera y aquí nadie va a preguntarte que es lo que eres si quiere algo de ti—dijo con sabiduría nacida de la experiencia el otro.

 

¿Y tú? ¿Qué quieres de mí?—dijo lanzándole la cantimplora de nuevo Seto.

 

Tal vez me pegó la nostalgia. Me hiciste recordar cuando yo llegué aquí—dijo el otro amable.

 

¿Dónde estamos?—preguntó el ojiazul.

 

¡Cierto! No lo sabes. Esta es Amityville, viejo—le respondió el otro.

 

No me digas viejo. ¿Quieres? Me molesta—dijo el castaño.

 

Eso es porque no sé tu nombre—dijo el otro.

 

Seto, soy Seto Kaiba—se presentó.

 

Yo soy Tristán Taylor—respondió el otro extendiendo su mano para que el otro la usara para levantarse y el nuevo la tomó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaban en el bar de Amityville. Tristán le invitó y le contó que los pobladores eran como él, beligerantes de una sola ocasión. Que uno de ellos que era ingeniero encontró agua por el lugar y que gracias a eso existía ese lugar.

 

Un parroquiano borracho empezó a insultar a otro, Seto y Tristán los miraron y el castaño más alto le preguntó al otro--¿Qué? ¿Nadie va a separarlos?—

 

El otro se rió a más no poder—Se nota que recién estás salido del cascarón—dijo.

 

¿Oye, recién salido?—preguntó el bartender.

 

¡Tú, métete en tus asuntos!—le gritó Taylor y luego le susurró a Seto—No dejes que se enteren de que eres nuevo—

 

Esta bien—dijo el otro comprendiendo.

 

Bien. Debemos pensar que puedes hacer en el pueblo para trabajar. ¿Qué hacías allá?—preguntó el ojos café.

 

Soy ingeniero tecnológico—le contestó Seto.

 

Eso no servirá aquí, viejo, pero tal vez con tu educación…--dijo Tris.

 

¿Qué?—preguntó Kaiba.

 

Déjame ver. Algo arreglaré—dijo el otro levantando su cerveza. Kaiba se vio algo incómodo de pronto--¿Qué te sucede?—

 

Nada. Solo es… que yo pensaba…--dijo el ojos azules cabizbajo—Que todos los de aquí eran…--

 

Unos locos desquiciados que te arrancarían las tripas sin contemplaciones—dijo Taylor.

 

Si pero veo que me equivoqué—admitió luego el de ojos azules.

 

Amigo. No tomes esto como regla. ¿Quieres? Si muchos de los que estamos aquí somos tan normales como tú y solo pasamos por un mal momento pero… hay tipos que de veras dan miedo—le dijo el ojos café.

 

Si, claro. Hay verdaderos criminales que…--dijo el joven científico.

 

A mi me preocupa más que Zero venga por aquí—dijo el cantinero mientras lustraba un vaso.

 

¿Zero?—preguntó el ojos azules sin entender de que hablaban.

 

¿Qué? ¿Nunca has oído de Zero?—preguntó el otro sorprendido.

 

Es joven y no todos hablan de él—le explicó Tristán para luego decirle a Seto—Su leyenda es bastante famosa en la tierra indómita. Dicen que cuando era muy pequeño dictaminaron que era un beligerant y le expulsaron. Su madre no pudo soportar ese hecho y escapó para unírsele. Dicen que la mataron protegiéndolo y que a él lo dejaron por muerto. Se crió solo y nadie sabe como pero se volvió el peor asesino de todos. Dicen que ha matado a cientos de protectores—

 

¿Los protectores vienen aquí?—preguntó sorprendido Kaiba.

 

Dicen que a veces viajan para encontrar cosas o que llevan recursos a otras ciudades—le contestó Tristán.

 

Son demasiados dicen para mí. Yo creo que solo es un mito—dijo el científico.

 

Puedes creer lo que quieras aquí solo no bajes la guardia—le dijo el bartender interrumpiendo de nuevo con una sonrisa burlona.

Notas finales:

LO SIENTO

NO PUDE RESISTIRME PERO LO SEGUIRE DESPUES DE ACABAR CON LA ESPADA

JA NE


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