Seto no había podido mantenerse a raya y cuando vio que solo quedaban dos combatientes en pie se acercó presuroso. Tenía un mal presentimiento de todo eso. Su corazón se agitaba sin darle tregua.
¡Seto!—lo llamó Tristán mientras este corría y al ver que no se detendría hasta llegar al lugar del combate miró atrás observando como los demás se alejaban en dirección contraria. La corrida había iniciado hacía rato y él y Kaiba habían permanecido ahí llevados por la curiosidad y la preocupación. Decidió seguirlo—¡Seto!—
¿Te gusta mi armadura? Está hecha en base a algunos documentos que encontramos de la investigación perdida de la doctora Caxias. ¿La recuerdas?—dijo el otro y por la mente del rubio pasaron recuerdos dolorosos.
El de pequeño en los brazos de la que entonces llamaba madre, los dos asustados, escapando y la voz tan asustada y familiar ordenándole que escapara. Los sonidos estridentes de los disparos, la sangre en los ojos, su cuerpo abatido y la casa en llamas. Eran escenas desconectadas. De tiempos diferentes pero que dolían tanto como si estuviesen pasando.
Entonces Seto que ahora oía sus palabras recordó bien la leyenda que Tris le contara. Madre muerta, de pequeño solo. Entonces todo cobraba sentido para él, la hosquedad y desconfianza del otro eran resultado de experiencias tan traumáticas y nefastas que de pronto sintió todo el peso de las esperanzas que el otro pusiera en él.
¡Deberías porque de no ser por ti estaría viva! ¡Tú la mataste!—le increpó el otro—¡Tú vendrás conmigo! ¡Eres propiedad del consejo! ¡Eres un proyecto! ¡Un prototipo! ¿Cierto? Tú solo eras su investigación—
El melado respondió con un grito--¡Yo no la maté! ¡Fueron ustedes bastardos! ¡Mamá solo quería sacarme de ese infierno y ustedes la mataron—
Era el grito de un niño colérico que invocaba justicia y ansiaba venganza, se dijeron tanto los castaños como Heroi.
Francamente no me importa que le pasó a ella—dijo el otro consiguiendo lo que pretendía con sus palabras.
Joseph atacó al mayor pero sus técnicas se perdían en los puños de Heroi quien era experto en las artes de defensa. Se alejaron y ambos volvieron al ataque pero Joey cometió un error gracias al gran poder y destreza de su enemigo. Después de un rato sus sentidos solo se centraron en el enemigo frente a él.
¡Momento perfecto!
El otro protector llegó por detrás mientras los dos se golpeaban y sus bayonetas lightining brillaron al perforar el único punto débil de la armadura. Las bayonetas lanzaron su resplandor mientras electrocutaban la piel tras el pliegue a la vez que se internaban en la carne produciendo que el Joseph se tensara primero y luego perdiera sus fuerzas cayendo al suelo medio desmayado.
¡Esto es por Neo!—le dijo una voz desde arriba, él que lo había acuchillado.
Jamás dejes vivo a alguien que sepa tus secretos—fue lo último que oyó Joey del tipo musculoso en un traje parecido vagamente al suyo.
Heroi iba a levantar a Zero cuando se percató que los tipos que se habían acercado, pensaba él por curiosidad, seguían ahí y uno le miraba como con ciertas ganas de no dejar que se llevara a su presa.
¿Qué van a hacer?—preguntó el castaño de ojos azules.
No quiero matarlo si a eso te refieres. Los del consejo lo quieren vivo. Su corazón es la batería que mantiene funcionando a este prodigio de la ingeniería—dijo Heroi pues para él eran insignificantes ratas que no podían hacer nada.
¡Dijiste que él es un proyecto! ¡Que no es humano!—dijo Seto pensando en lo revuelto que estaba todo.
Por lo que sé es un huérfano al que usaron de conejillo de indias, no sé que tan humano pueda ser ahora—dijo el protector levantando al proyecto Zero 1.
Seto se sintió impotente viendo como se llevaban a Joey.