¡Ni lo pienses!—advirtió Tristán a su lado.
¡Ya lo pensé!—le respondió Seto.
¡Viejo! ¿Cómo piensas hacerlo?—le preguntó con cara de hastío.
¡No tengo idea!—le contestó calmado Kaiba volviendo hacia el pueblo.
El otro miró las ruinas que se quemaban y abrió los brazos.
¡Eso me gusta! Todo bien planeado—dijo aparentemente feliz Taylor y luego lo siguió con pasos de elefante.
El castaño de ojos azules preparaba todo para su epopéyica misión cuando el de ojos marrones entró en la casa.
¿Y bien? ¿Pensaste en algo o vas estilo kamikaze?—preguntó con voz irónica y semblante serio.
Tengo algunas ideas—le dijo Seto terminando de introducir algo a un bolsillo.
¡Pues cuéntalas! ¿O pretendes que me entere en medio de todo el lío?—preguntó Tristán y Seto lo miró tan sorprendido. De pronto su pecho se expandió y su ceño no estuvo tan fruncido.
Cuando salieron Kaiba vio a un grupo de hombres armados de palos y hachas, algunos con navajas al cinturón.
¿Qué es…?—preguntó el castaño extrañado.
Eres su médico. ¿Si te pasa algo quien los cuidará?—preguntó el ojos marrones.
¡No le crea! ¡Él nos chantajeó! Dice que le ayudamos o no tendremos más alcohol—dijo un malhumorado joven de pelo plateado con una escopeta al hombro.
Jejeje—rió un viejo barbudo y casi sin dientes con un hacha y un mazo .
¡Rayos! ¡Mierda! ¡Maldita sea!—con cada paso un insulto nuevo salía de los labios del ojos marrones.
Si no te gusta no debiste venir—le dijo Seto algo cansado de eso.
Todos caminaban por el sumidero principal de la ciudad, la única manera segura que se le había ocurrido a Seto para entrar en la ciudad.
Joseph estaba tendido en una mesa de operaciones, desprovisto de su conciencia y de ropa, junto a él un equipo apropiado para una cirugía de alto riesgo estaba acomodándose en su lugar.
¡Bien! ¿Adónde vamos ahora?—preguntó el castaño de ojos café.
A los laboratorios de investigación militar—dijo el otro.
¿Seguro Seto? No creo que pasemos inadvertidos con esta pinta—dijo Tristán mirando a sus acompañantes.
La vigilancia es tecnológica únicamente. Teniendo un pase de seguridad nos dejará pasar—dijo el ojos azules.
¿Y tú como sabes eso?—preguntó curioso su amigo.
Porque trabajaba ahí—le confió el otro sin agregar más.
Y conservas ese pase del que hablaste—dijo entendiendo Taylor y el otro elevó una mano con una tarjeta magnética en ella--¡Eres un condenado mago, idiota! ¡Por eso te amo, hombre! ¡Te las revuelves como sea!—le dijo casi a las carcajadas.
Entraron como dijo Kaiba, sin problemas.
¿Y ahora?—preguntó el de ojos café mirando al lobby del edificio el cual era casi una miniciudad en extención.
¡Quinto piso! B.R.T.A. Biological Research and Technological Aplications—dijo el ojos azules.
¡Habla en cristiano idiota! ¿Acaso crees que sabemos lo que dijiste?—le sermoneó Tristán.
Investigación Biológica y Aplicaciones Tecnológicas—tradujo Seto sin dejar de mirar el ascensor del edificio. Deseaba fervientemente llegar a tiempo y poder salir de ahí sin problemas pero sabía muy bien que no podía tenerlo todo.
¿Y bien? ¿Cómo será el procedimiento?—preguntó el protector Heroi al cirujano que se proponía operar a Joseph bajo órdenes del consejo de ministros.
Deberemos ser cuidadosos. Extraeré el corazón junto con el sistema operativo del traje que fue anexado a él de manera de obtener su energía de las pulsaciones de ese órgano, mantendremos el corazón funcionando con máquinas que lo asistan—explicó el doctor.
Por lo que el paciente no va a sobrevivir—dijo Heroi.
Ese nunca fue el objetivo—dijo el médico y el protector miró al muchacho, recordando su manera de luchar, era bueno, y era una lástima pero órdenes eran órdenes.
Cuando salió Mike lo detuvo, él era ahora su aprendiz y compañero.
¿Lo harán ahora?—estaba ansioso porque ese tipo muriera pensó Heroi del muchacho mientras asentía y luego ambos fueron al centro de control por sus nuevas órdenes, habían llevado al muchacho allí y eso era todo—Como quisiera ver como lo destrozan—dijo el otro y el mayor lo miró, lleno de deseos vengativos, pensó del otro con disgusto pues el era un protector profesional que no se dejaba llevar por las emociones y consideraba que los que eran así eran peligrosos, en especial para sus compañeros como atestiguaría Neo si pudiera, se dijo el rubio mientras caminaba junto a su aprendiz. Había conocido a Neo y le guardaba respeto.
De pronto una persona salió por una puerta y los miró. Se pusieron tensos.
¿Seto?—preguntó el tipo.
Bakura—le saludó Kaiba.
¿Qué haces aquí?—dijo el peliblanco.
Todos tensos—Bueno…yo…--dijo el castaño tratando de pensar algo no objetable pero no se le ocurría nada.
Pensé que te habían mandado al segundo distrito—dijo el otro y el ojos azules se le quedó mirando. Luego recordó lo distraído que era Bakura y luego lo agradeció.
Si… vine por unos elementos de mi investigación. Traje ayudantes—dijo explicando la presencia de los otros. El otros los saludó con la mano.
¡Cuídense!—se despidió el otro.
Con que tus ayudantes—dijo molesto el de ojos café.
¿Vas a molestarme con estupideces en este momento?—preguntó peligrosamente molesto el otro castaño.
¡Vaya que te ha cambiado ese rubiecito! ¿Tan mal te pone que te falte tu sal?—dijo Taylor, el otro le miró de una forma que el otro agregó—Hablamos en casa—