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BELIGERANCIA por desire nemesis

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El bisturí fue dado en la mano del cirujano que observó el área esterilizada con el reconocimiento propio del experto. Puso su mano izquierda sobre la línea punteada marcada con marcador por donde debía hacer la incisión y apoyó el filoso instrumento en la piel. Dentro de dos horas todo estaría terminado, pensó con ansias de finalizar.

 

Yo que usted dejaba eso, doctor—dijo una voz que no conocía y levantó la vista.

 

Al menos media docena de hombres se habían metido al block quirúrgico con armas. Seto se adelantó unos pasos y arrebató el cuchillo de manos del cirujano.

 

¡Hoy estamos de paro amigo!—le dijo Taylor al tipo.

 

De pronto las puertas se abrieron con estruendo y los de dentro vieron a dos tipos con uniforme parados en la puerta mirando a todos.

 

Sabía que el chico traería más problemas—dijo Heroi y de inmediato él y su compañero activaron sus trajes armaduras.

 

Heroi apartó a dos a manotazos y luego agarró a Kaiba por el cuello alzándolo, luego lo tiró de tal manera que en su trayecto pegó contra la mesa de operaciones y el joven que sostenía cayó al suelo mientras él pegaba contra la pared.

 

Él no va a ayudarte ahora—dijo el rubio viendo como el otro miraba al indefenso Zero—Debiste quedarte en ese pueblucho. En unos segundos no lamentarás más haber venido—le dijo el ojos verdes.

 

¡No lo lamento!—le dijo el ojos azules con mirada furiosa.

 

¡Insensato!—dijo el otro sacando su bayoneta lightining que brilló con luz propia gracias a su electricidad.

 

En el momento en que esta debía impactar con el cuerpo del castaño algo haló a Heroi llevándolo hacia atrás. Cayó contra la mesa de operaciones tirándola esta vez, aturdido miró unos segundos el suelo dándose cuenta que faltaba algo. Cuando sus ojos se  alzaron vieron a Zero mirarle.

 

¡Intentar matarme es una cosa!—dijo Joey—Pero atacarlo a él está prohibido—le gritó el rubio antes de atacarle.

 

El embate de Zero fue demasiado para Heroi que quedó incrustado en la pared pero una vez el otro cayó una voz le dijo al melado.

 

¡Esto en realidad se puso bueno!—

 

Joseph volteó y vio al ojos azules presa del otro protector, lo sostenía con el brazo hacia atrás y arriba en una toma imposible de zafar sin romperse el brazo, junto al rostro y cuello de este una bayoneta brillaba con intensidad.

 

¿Él es tu talón de Aquiles verdad? Voy a gozar esto—le dijo su otro enemigo.

 

Los demás en la habitación que aún estaban conscientes ayudaban a levantarse a los que no podían. El equipo de cirugía había escapado ya.

 

¡Váyanse!—les ordenó Zero.

 

¡No voy a dejar a Seto aquí!—le dijo Tristán.

 

¡Que se vayan! No tengo oportunidad aquí con ustedes estorbando—les dijo sin mirarlos Joey luego miró al otro y el ojos  café asintió. Aún a través del casco pudo sentir la intensidad de su mirada. No iba a dejar que nada malo le pasara a Seto.

 

Mike estaba preparado o eso creyó hasta que oyó las palabras—Zero-1 activación de protocolo Destroyer—

 

Seis largas y metálicas púas surgieron de los guantes de la armadura de Joseph haciendo que pareciera un gato negro.

 

Ahora probarás de lo que soy capaz. Saltó y antes de que el otro se diera cuenta estuvo a su espalda. Para cuando procesó tal información el rubio le había cortado el brazo que poseía la lightining y víctima del dolor soltó a Seto para luego sentir como su cuello era atravesado por una de las filosas daga-espadas de Zero. Lo miró unos segundos mientras procesaba las evidencias de su propia muerte y cuando llegó a una conclusión su vida escapó con un gorgoteo gutural.

 

Joey desclavó la daga-espada y fue hacia Kaiba--¿Estás bien?—preguntó.

 

Si, es mejor que nos vayamos—dijo tirando de él Seto y entonces sintió con su mano como el cuerpo que le seguía caía. Volteó y en los últimos segundos logró atraparlo.

 

¿Qué sucede?—preguntó alarmado Seto.

 

La… anestesia… no curaron mis heridas… y use el dispositivo al cien por ciento—contestó el melado mientras la armadura desaparecía--¡Huye sin mí!—

 

¡Nunca! ¿Recuerdas? Quiero que te quedes conmigo—dijo el ojos azules.

 

Pero…--dijo el arrodillado rebelde.

 

Encontraremos la forma—le contestó el médico mientras lo alzaba usando su hombro como cuña debajo de la axila del otro.


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