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BELIGERANCIA por desire nemesis

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Seto se le acercó para colocarle la aguja del suero que él mismo había logrado inventar con unas varillas de unos residuos mineros. El rubio trató de no mirarlo pero sus manos sobre su brazo lo ponían algo inquieto. No estaba acostumbrado a que lo toquetearan se dijo.

 

¿Y tu nombre?—preguntó el doctor.

 

No tengo—dijo el joven de mirada severa mirando a la pared del lado contrario.

 

Eres un gran conversador. ¿Ah?—preguntó Kaiba.

 

¡Conténtate conversando con tus amigos! ¡A mí déjame en paz!—dijo el otro molesto.

 

Los ojos azules brillaron un poco afiladamente mientras el castaño apretaba el mentón sintiéndose frustrado e iracundo--¡Conoces a todos mis amigos y tienes razón, es más estimulante conversar con Tris que contigo!—añadió.

 

Por el lenguaje rudo de sus manos y su lengua el otro se dio cuenta de que Seto se había ofendido y de una manera extraño eso que en otras circunstancias no le hubiera importado le hizo sentirse mal. Era porque el otro lo había salvado le dijo y que aún con su comportamiento poco cortés le estaba curando.

 

Joseph pero me dicen Joey—le dijo y el otro se movió más suavemente sobre el brazo que estaba acabando de vendar con esparadrapo para que se mantuviera bien quieta la aguja.

 

Era mentira. Nadie le llamaba Joey desde hacía mucho tiempo. En verdad en esa tierra salvaje él también carecía de alguien con quien guardar un vínculo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras esperaba a que el suero se difuminara por sus venas el joven rubio observó la actividad en el pequeño consultorio de Seto Kaiba observando como el otro prestaba atención a sus pacientes. Gentes a veces vieja y otras niños nacidos en esa tierra que no eran aceptados por la sociedad que expulsara a sus padres. Había gente con cosas leves y otras muy enfermas y a todas el “doctor Kaiba” como le llamaban, las atendía con gentileza.

 

Cuando el suero se acabó el rubio que había sido el centro de atención de todos los vecinos pues la voz de una persona nueva se corrió, observó como Seto extraía el aparato de sus venas.

 

Eres muy ingenioso—le dijo al médico altruista--¿Tu lo hiciste todo no?—

 

Tuve que inventar sobre la marcha pero no es lo que se dice un gran logro—dijo el otro recordando lo que en un tiempo dio por hecho. Un laboratorio equipado con todo lo que pudiera desear y el respeto de tanta gente importante. ¿De que le valía todo eso ahora?

 

Tal vez pero yo no veo que nadie más se haya molestado en hacerlo—dijo el ojos mieles pensativo mientras el otro acababa.

 

¿Hace mucho que estás en las tierras indómitas?—preguntó sorprendido Seto y el otro se dio cuenta de que había hablado demasiado.

 

Se levantó y le dio las gracias.

 

¿A donde irás?—preguntó curioso Kaiba.

 

Tranquilo, siempre hay…--Joey iba a despedirse de la forma ordinaria cuando el otro lo cortó.

 

Puedes quedarte aquí si no tienes donde ir—dijo antes de pensarlo bien Seto—el pueblo y Tristán me dieron esta casa cuando acepté ayudarlos y es lo correcto que te ofrezca quedarte aquí hasta que con…--

 

¡Oye! Eres muy amable pero no es necesario…--dijo el ojos mieles.

 

Solo si quieres—dijo el otro con ese tono amable que usaba con sus pacientes.

 

¡La prox tal vez!—le dijo el rubio con una sonrisa triste que a veces mostraba y el otro entendió que no debía llegar más lejos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Habían pasado dos semanas y Seto estaba tomando un trago en el salón del pueblo cuando alguien puso en la barra a su lado una caja de cartón que miró desconcertado un segundo antes de voltear a ver quien la había traído. Era Joey.

 

¿Qué?—preguntó casi mudo.

 

Te lo debía—dijo el ojos mieles.

 

No tenías que…--dijo el ojos azules.

 

Lo sé—dijo el otro viendo como Seto estaba abriendo la caja.

 

¿Qué es?—preguntó como un gato curioso para luego ver una serie de instrumentales médicos, jeringas y agujas--¿Cómo has hecho para…?—

 

Eso no voy a decírtelo. Dejé más a tus vecinos. ¡Vé a pedírselos!  Yo…--dijo el rubio trataba de irse.

 

¡Toma un trago conmigo!—le pidió el otro


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