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Días de Estocolmo. por Weyrna

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Notas del capitulo:

http://www.wattpad.com/story/29218023-d%C3%ADas-de-estocolmo-yaoi-gay

Aún estaba en un tipo de “shock” al escuchar el nombre alto y claro delante mío, Opieczonek, es el apellido de el nuevo, pero algo que no entendía era el por qué tenía mi apellido. Según Aleksander dijo que mi apellido era único en todo el país al ser el único descendiente de no sé qué cosa que ya ni me acuerdo. La verdad es que me estoy comiendo la cabeza con eso, mejor le preguntaré cuando sea la hora del receso, si es que le veo, ya que tenía asuntos que hablar con Kamilia. Estoy comenzando a pensar que me he vuelto paranoico.

  Si, eso es, me he vuelto un paranoico total, creo que el aburrimiento me esta causando mal a mi cerebro preciado.    Las horas pasaron algo lentas de lo normal con las asignaturas que me agradaban y las que no pasaban rápido, ya ni sé si estar feliz por ello o no, mantenía mucho el chico y no solo por que haya dicho aquel apellido si no que me echaba una mirada cada dos por tres por la la razón de que ¡ESTE DETRÁS MÍO! Era una tortura el ser vigilado o espiado por alguien que tiene una extraña mirada, mas bien penetrante.   Cuando el timbre mas cercano a nuestro pasillo sonó todo el mundo comenzó a levantarse para dirigirse al patio o a los lugares que le entre la gana, en mi caso perseguí a Janek, creo que así se llamaba, hasta la cafetería. El peor lugar del mundo, ¿por qué? Pues es un lugar sucio y con mucho bullicio, exceptuando también que tengo malos recuerdos de yo mismo en esta cafetería. Por eso odio andar por las afueras que no sea el invernadero, las aulas y lugares algo cerrados, pero también voy al jardín.   En cuanto pude coger el ritmo de los pasos de el llamado Janek le estuve nombrando varias veces hasta que por fin me prestó un poco de su atención que tenía.   - ¡Hey, Jan—! — Fui interrumpido al darme un trompazo con él y su cuerpo que ni se movía.   Rápidamente me reincorporé y me toqué la nariz algo adolorido por el golpe que me hice.   - ¿Que quieres? — Cuestionó de manera seca.   - Ehm, como empiezo... ¿Sabes el por qué tenemos el mismo apellido? — Le di una respuesta que a la vez comenzaba otra pregunta.   - ¿También te apellidas Opieczonek? — Me miró con neutralidad.   - Si, ¿por? — Parecía que las preguntas nunca acabarían.   - No, por nada, además, no te conozco. — Mostró un tono de sorpresa pero a la vez sin expresión, parecía ocultar algo.   Y cuando me di cuenta ya no estaba delante mío si no estaba en el quinto pino del pasillo que solo medía aproximadamente doscientos setenta metros, eso si que es ser muy rápido andando, rapidísimo.    Sin mas me volteé y comencé a caminar hacia el aula en donde se daban las asignaturas indicadas a diario, saqué el móvil que tenía apagado por si llamaban en medio de clase y lo encendí, por acto de reflejo marqué el número de Alek.   - ¿Si? — Comenzó a decir una voz que se encontraba al otro lado de la llamada.   - E-Eh, ¿Alek? — Pregunté con nerviosismo por si me equivocaba.   - ¿Eryk? Ahora mismo ando algo ocupado, ¿qué ocurre? — Su voz sonaba extrañamente mas masculina desde el teléfono.   - Uhm, ya ni sé por qué te llame, lo siento. — Reí nervioso a punto de colgar cuando su voz hizo detener antes de que apretara el botón de colgar.   - Te iré a recoger mas tarde, ¿si? — Aquel “si” sonaba al de un niño pequeño de infantil cuando repentinamente vi como, bueno, mas bien, noté que mis mejillas se tornaron a un leve rojizo.   - S-Si. — Acto seguido, volví a hacer la acción de apretar el botón y así fue, sin ninguna interrupción alguna.   Parpadeé varias veces y conseguí relajarme algo, entonces bajé en busca de Kamilia para arreglar lo del anterior día. Pero conociéndola seguramente se las habrá apañado ella misma para salir de ese deprimente estado que tuvo en un pequeño momento.    Conocía a Kamilia desde hace mucho tiempo, y la considero una buena amiga, mas bien de las únicas que he tenido en toda mi vida.   Curiosamente mi mente no recuerda nada mas que algunas cosas pero nada sobre mis padres o sobre aquella extraña organización que mencionó Aleksander una vez.   Bajé las escaleras que parecían eternas por que estaba en el penúltimo piso de la institución y cuando finalmente llegué ella se encontraba discutiendo entre comillas con su ex-novio, Luboslaw, su rostro reflejaba enojo, ira y muchas cosas indescifrables pero no eran para nada buenas, eran malas, muy malas.   No quería entrometerme en la relación ya que seguramente tendría que vérmelas con ese tipo que ciertamente me daba algo de rencor por su apariencia de rebelde callejero, nunca entenderé a Kamilia y su elección de novios.    Me acerqué lentamente a ellos para ver que ocurría y parecían no notar mi presencia por lo que me quedé allí durante unos cuantos minutos hasta quedarme al día de sus noticias de vida amorosa. Parecían tener una especie de querer reconciliarse pero ninguno tenía tiempo pero repentinamente Kamilia se cansó de él y le comenzó a insultar.   No había nada mas que pudiera entender, ya que no quería entrometerme en aquel asunto que para nada me incumbía esperé un buen rato para que esos dos se relajaran y pudiese hablar.   Aquel conflicto no duró mucho y cuando Kami, ese es su apodo, se alejó totalmente enfurecida fui a buscarla con rapidez hasta encontrarnos en las escaleras mas desiertas que había de la ala oeste, el área peligroso por que decían que hubo una gran pelea que causó la muerte de un estudiante.   - ¡Kami! ¿Ocurre algo? Si es necesario puedo ayudarte. — Comencé una conversación algo alterado por que teníamos miedo el encontrarnos con alguien en este lugar.   - N-Nada, solo dile a Slaw que desaparezca. — Luego de aquellas palabras se fue corriendo hacia el aula en el que compartíamos lugar.   Asentí ligeramente y acto seguido comencé a dirigirme hacia el lugar en el que seguramente se encontraría aquel rebelde sin remedio, pero sonó el timbre en el momento justo así que no tuve mas remedio que irme a clases.   Nuevamente aquellas horas fueron tanto rápidas como lentas, ya eran las tres de la tarde por lo que seguramente Aleksander tarde en llegar por que el camino al que el toma, bueno, mas bien todo el mundo toma siempre se forma un atasco que dura muchísimo tiempo. Por lo que aproximadamente tardaría veinte minutos en llegar.   Me dirigí a la salida con mucha prisa y al llegar a ese lugar todo el mundo estaba allí saliendo o esperando a alguien para poder salir del lugar sin mas. Esperé y esperé durante bastante tiempo hasta que el gran Aleksander que rezaba por que viniera llegase como indicó, tal como pedí llegó.   Raramente cuando me vio su rostro mostraba una gran faceta de felicidad pero fue arrebatada al ver a ¿Janek?    ¿Qué tendría que ver él con Aleksander? Janek se acercó a Aleksander con una sonrisa de lado a lado, yo solo observé aquel escenario con aura de hostilidad.   - Así que estas cuidándole, eh. — Murmuró manteniendo esa sonrisa que tan orgulloso estaba pero desapareció al escuchar las palabras de Alek.   - Elwira no esta ya, hiciste algo indebido, y no me hagas repetírtelo de nuevo delante de Eryk. — Le miró con total desprecio.   Elwira... ¿De donde habré escuchado ese misterioso nombre?   - Lo sé, pero estaría bien que le explicases todo, ¿no? — Esa sonrisa que me comenzaba a molestar volvió a aparecer como la sonrisa de Chesshire.   - No tienes nada que decir sobre mi. — Con delicadeza agarró mi mano fuertemente y nos alejamos lentamente del lugar que ahora parecía un misterio.   Nos subimos al coche y me quedé mirándole como pasmarote, estaba realmente confundido, al principio ese sueño era una creación de mi cerebro pero no pensaba que esta fuese hecho realidad.    - ¿Que ocurre? — Repliqué con seriedad.   - No importa, Eryk. — Apoyó su cabeza en el volante con una gran frustración.   - Puedes confiar en mi, ¿lo sabes? — Nunca le había visto así, me disgustaba.   - Te enfadarás y te alejarás. — Soltó esas palabras mientras volvía a reincorporar su cabeza del volante para comenzar a conducir.   El silencio inundó el lugar en un abrir y cerrar de ojos.   Entonces de un momento a otro pude ver como un frenazo provocó que me chocara con una desconocida parte del coche. Quizá, sea el fin.   —   Podemos salvarlo, necesitamos mas vendas y bolsas de suministro. Eso fue lo único que conseguí oír.
Notas finales:

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