Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hyuman por nokichan834

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 


 

Notas del capitulo:

¡Aquí el Oneshot! Esta es una pequeña historia con temática robótica(? xD o lo que sea que es, ¿Mecha? No, eso es más genial *-* …


Espero sea de su agrado :’D 

Mi nombre es Ayato, soy un universitario común y corriente, vivo por mi cuenta en un departamento pequeño, mis padres están en el extranjero así que soy una persona independiente, me gusta vagar libre, realmente es agradable, me llena de paz estar solo y disfrutar de mi mismo. Tengo la edad suficiente, diecinueve años, para poder tomar mis decisiones. Estar alejado de mis padres fue realmente lo mejor, excepto porque hace dos meses sucedió algo mientras iba de regreso a mi pequeño hogar.

[Flashback]

-¡Oigan ustedes, dejen al niño en paz, llamé a la policía y viene en camino!

-¡CORRAN! –Brincaron la barda y se esfumaron en menos de un minuto.

-Ja, que valiente soy. –Me acerqué al niño que se encontraba tirado en el callejón. -¿Oe, estás bien? –Él levantó la vista y me miró fijamente, ojos comunes, café oscuro. -¿Te han lastimado? –Cabello casi común, castaño cobrizo, piel pálida, rasgos finos.

-No puedo… -Susurró levemente.

-¿Eh? Perdón, no te he escuchado.

-No puedo moverme…

-¡Esos desgraciados! –Me incliné lo suficiente y traté de levantarlo, al momento de hacerlo, justo en ese instante, entendí a lo que me enfrentaba.

[…]

Hace un año una compañía comenzó a hacer “muñecos” vivientes, llamados ‘Hyuman’.  Los vendían a personas con recursos suficientes para malgastar en un robot. Estos “muñecos” eran humanoides hechos para hacer compañía a personas con discapacidades, poco después del invento todo fue un caos, ya que en realidad eran adquiridos para tener otro tipo de relaciones. Gente inhumana, eso creía…

Y ahora, yo tengo un “Hyuman”.

-Yui ya me voy, cierra bien la puerta, recuerda no prender las hornillas, dejé tu comida en la mesa y…

-Ya deja de hablar joder, no escucho. –Sentí un tic en el ojo izquierdo, solo pude soltar un suspiro y bajé el peldaño de la entrada, agarré mis llaves y mi abrigo.

-No veas tanta televisión.

-Ya vete, déjame en paz.

-Pft. –Abrí la puerta y salí.

“Yui”, no sabía que nombre ponerle, así que simplemente recordé el nombre de una vieja mascota que encontré solo en la calle, un gato. El día en que lo recogí estaba lastimado, más bien estaba casi muriendo. No todas las personas aceptaron la idea de socializar con humanoides inteligentes, ellos podían comportarse tal como un humano normal, comían, hablaban, tenían necesidades, pensaban, eran fáciles de entremezclarlos con los demás; pero el ser humano es egoísta y no acepta que otro ser que no sea el mismo pueda ser más inteligente, así que comenzaron a cazarlos hasta extinguirlos, hasta dejar en banca rota a la Compañía. Los que lograron salvarse posiblemente vivan en algún lugar, posiblemente les quede poco tiempo, ellos tienen un límite… Vivir cinco años y morir.

No sé cuánto tiempo tenga Yui, él no me dice esas cosas, tengo apenas un mes viviendo con él, así que no lo conozco, solo lo salvé y lo llevé a mi departamento, tengo un corazón muy amable y sentimientos poco confiables hacia mi persona. Yui es grosero, egoísta, orgulloso, testarudo, poco amoroso y se la pasa viendo televisión todo el día, le gusta que haga todo por él y comienza a hartarme esa situación.

La primer semana no me hablaba absolutamente para nada, tampoco dormía, a veces me levantaba por las noches y me asustaba verlo parado frente a la ventana… Oh sí, dormimos juntos ya que solo hay una cama y el frío le hace mal. Las siguientes semanas fue tomando la confianza necesaria hasta correrme de mi propio departamento y decirme “Viejo, cállate, deja de parlotear y solo lárgate”. Tiene un genio de los mil demonios, come como si fuera el último día, no sabe cocinar, quema todo y ni siquiera se puede bañar si no lo ayudo… Realmente soy muy amable.

Por mi parte, estoy estudiando Ingeniería Mecatrónica, el segundo semestre. Pude salvarlo gracias a mi maestro, él aunque no sabía por completo cómo funcionaba el sistema de Yui, lo arregló antes de que se congelara por el frío, ellos deben mantener una temperatura regular antes de que “mueran”.

-Sensei. –Saludé acercándome a él, quien estaba sentado frente a su escritorio de siempre. –Quiero preguntarle algo.

-¿Todo bien con ese chico que recogiste?

-Sí, bueno… De hecho es acerca de él que quiero saber. –Me detuve frente al escritorio y lo miré.

-Dime.

-Recuerdo que usted me dijo que no sabía cómo funcionada Yui…

-¿Así que ya le pusiste un nombre? –Me miró serenamente.

-Sí, aunque no creo que le agrade mucho, no me hace caso, creo que quizás hay algo mal en él.

-Sobre eso. –Buscó entre unas carpetas que tenía apiladas y sacó una en color crema, gruesa y lisa. –Deberías echarle un vistazo, quizás puedas aprender cómo funciona él. –Dejó la carpeta frente a mí. –Es todo lo que pude recolectar, no me quisieron dar más información, al parecer volverán a crearlos pero modernizados y siendo más robots, que humanos. Es absurdo, hay cosas más importantes y se centran en humanoides que no serán aceptados. ¿Te lo piensas quedar? –Me miró a los ojos, enarcando una ceja.

-No lo sé… -Hice una mueca. –Él es muy impredecible… Creo que tiene un fallo aún, realmente no me obedece en nada.

-Ellos no están hechos para obedecer, fueron hechos como compañía, a pesar de actuar bajo un formato, piensan diferente a lo que deseas que hagan. Es por eso que fueron rechazados y utilizados en otras situaciones, se comportaban como un humano, con la diferencia de que eran más independientes.

-Yui, estoy en casa. –Colgué mi abrigo y las llaves, me quité los zapatos y me puse las pantuflas, subí el peldaño y lo busqué con la mirada en la sala. Era extraño, él siempre se mantenía en el sillón viendo televisión. -¿Yui? –Mocoso, ¿acaso ha salido? Bien, si se ha ido es mejor para mí. –Joder… -Crucé el pasillo y abrí la puerta de la habitación, encontrándolo en una esquina del cuarto con una sabana encima, hecho bolita. -¿Yui, pasa algo?

-…os…

-No escuché nada. –Cerré la puerta y me acerqué a él, inclinándome un poco.

-Me dan miedo…

-Oh, ¿tienes miedo a los truenos? –Solté una risita.

-No te burles. –Susurró algo molesto.

-Perdón, me resulta divertido que el gruñón de Yui, le tenga miedo a unas luces en el cielo.

-Tengo frío… -Refunfuñó con ese tono soberbio que le caracterizaba.

-La calefacción no sirve, está mañana informé en la recepción, mañana vendrán a arreglar eso.

-Tienes que darme calor o moriré. –Exigente como siempre.

-¿Me estás pidiendo que te abrace y mime?

-¡N-No!

-Ya, ya. –Carcajeé bajito. –Sal de ahí y sube conmigo a la cama. –Me levanté y di la media vuelta, pero sentí sus brazos rodearme repentinamente.

-¿Puedo…? –Era la primera vez que me abrazaba, sus brazos estaban fríos y delgados, frágiles igual que él. -¿Puedo quedarme contigo?...

-Ya te estás quedando aquí.

-¿Me dejarás como él lo hizo?

-¿Él? –Su cuerpo temblaba.

-¿Me vas a denunciar para que vengan por mí?

-¿Cómo haría tal cosa? Si fuera ese el caso, ya te hubiera denunciado hace mucho tiempo.

-Ayato. –La forma en que pronunciaba mi nombre me parecía la más hermosa. Su voz era suave y delicada, como todo lo que él era, su cuerpo, sus sentimientos, sus pensamientos, incluso la forma en que respiraba…

-Es la primera vez que me abrazas y me llamas por mi nombre. –Sonreí realmente feliz.

-Cállate. –Ese era él, ese era Yui.

El timbre me despertó, así que abrí los ojos con pesadez; hoy era sábado, quería un descanso. Nada más molestoso que te despierten a las siete de la mañana, siendo fin de semana. Me equivoco, sí hay algo más molestoso… Un Yui pegado a mi cuerpo, abrazándome con la suficiente fuerza para no moverme.

-Yui. –Lo moví un poco. –Yui, ya despierta.

-Hm. –Solo se removió y volvió a dormirse.

-Yui. –Volví a moverlo. –Tocan el timbre.

-Cállate viejo… -Susurró con voz asueñada.

-Estas encima de mí, justo como un tierno koala.

-Eres cálido… -La misma voz tierna.

-Seguramente han venido a componer la calefacción. –Suspiré. –Pero ya han dejado de tocar.

-Déjame dormir…

-Sigues haciéndolo.

-Cállate ya…

-¿Quieres algo especial de desayunar? Podemos salir a comprar.

-¡Agh! –Se levantó sentándose, con los cabellos todos alborotados y una mirada seria. –No dejas dormir, es temprano.

-Son las siete.

-Caliéntame el agua.

-Ya va siendo hora de que aprendas a hacer algo por ti mismo. –Me puse de pie y estiré todo mi cuerpo.

-No quiero. –Refunfuñó.

-Eres como un gato. –Reí.

-Cállate… -Se volvió a acostar y cerró los ojos.

-¡Yui! ¿Cuántas veces me has dicho cállate ya? –Me subí rápidamente a la cama, encimándome sobre él. –Yui despierta, Yui, Yui, Yui, Yui, Y…

-¡YA! –Abrió los ojos de golpe sorprendiéndose al verme tan cerca, incluso hizo que yo también me sorprendiera. –Quítate, estas muy cerca.

-Así que también te sonrojas… -Susurré.

-¿Ah?

-Me da curiosidad algo.

-¿Qué? –Me miró enfadado, como cuando un gato es molestado hasta el punto de sacar las garras y querer arañarte.

-¿Tienes cosquillas?

-No, absolutamente no.

-¿Seguro? –Pregunté burlón. –Creo que hay que probar… -Después de decir esto, mis manos se movieron en su estómago, él inmediatamente se removió debajo de mí como un gusano.

-¡P-Para! ¡D-Detente! Esto no es gracioso. –No sabía si le causaba gracia o si estaba molesto.

-Lo es, te mueves mucho.

-¡NO! Hahaha… B-Basta.

-¿Con que es aquí?

-N-No… HAHAHAHA, BASTA YA, A-AYATO… IDIOTA, VIEJO IDIOTA.

-Yui, no te muevas, ya… -Y caímos al suelo ambos, ahora él sobre mí. Debo admitir, come demasiado y pesa lo mismo que una pluma, pero me dolió de alguna forma. Quizás porque acaba de oprimirme todo el estómago y la vejiga, no he ido al baño, probablemente si hubiera sido más fuerte estaría justamente orinado.

-Fue tu culpa. –Masculló mientras trataba de recuperar su posición.

-Acabas de sacarme casi medio litro de orina. –Se sentó en mi pelvis y me miró.

-Tus ojos son grandes y redondos.

-HAHAHAHAHA.

-¿¡QUÉ TE PASA VIEJO!? –Casi lo imaginaba erizándose como un gato al ser asustado.

-De repente dices cosas bonitas con una expresión de ogro y luego me gritas hasta dejarme sordo.

-¡Tú te acabas de reír fuerte!

-Eres muy bueno con esas cosas.

-¿Qué cosas? –Movió su cadera hacia atrás repentinamente.

-…Yui, estás cerca de…

-¿Ah?

-No te sigas moviendo. –Traté de concentrarme en otra situación menos peligrosa que la de ahora mismo.

-¿No? –Me miró desafiante. -¿Por qué? –Y siguió balanceándose.

-Ugh… Es mi hombría, estás casi encima y la estas removiendo a tu gusto. –Se detuvo.

-¿Hombría? ¿Acaso no se llamaba pene? –Soltó sin ninguna consideración.

-…Trataba de decirlo de una manera educada.

-Él lo llamaba de otra forma.

-Vamos, ya levántate o eso se levantará.

-¿Puedo? -¿Puede levantarla? ¡Oh joder! Estoy pensando mal…

-¿Puedes qué? –Se inclinó y me besó, rozando suavemente sus labios. –Acabas de robarme mi primer beso gay. –Se levantó.

-Yui, quiero mi baño.

-Joder contigo. –Me levanté también y rasqué mi cabeza. -Ya, iré a eso. -¿Ojos grandes y redondos? No los veo como tal, en realidad no son grandes y tampoco redondos, ¿necesitará lentes? Son verdes aceitunados, mi cabello es color rubio cenizo, soy normal. Supongo que… “Él” también le enseñó a besar hombres.

Ha pasado otro mes, el mes de febrero ha llegado y con ello el frío se ha intensificado, por lo que Yui ha estado entre las sabanas con una taza de café caliente y un buen calentador en los pies y cabeza. Su temperatura desciende mucho por las noches, por lo que la calefacción la tengo que subir y a veces siento que muero de calor.

-Yui, mañana vendré tarde.

-¿Qué? –Se subió encima de mí, ahora tenía esa costumbre. -¿A dónde vas?

 -Me invitaron unas copas, habrá chicas lindas y…

-¿Chicas?

-Sí, chicas.

-Tú… ¿Piensas quedarte con una de ellas? -¿Quedarme? No es como si fueran unos juguetes.

-No se dice “quedarte”, ellas no son un juguete. –Él desvió la vista.

-¿Yo lo soy?

-¿Pero qué cosas dices? –Este niño realmente dice cosas sin ningún tipo de pudor.

-Tú te quedaste conmigo, me tienes aquí como un juguete…

-Eso no es así.

-¡ASÍ ES! –Me sorprendió un poco.

-Por supuesto que no. –Me senté aun con él en mis piernas y acaricié su mejilla derecha. –Estás aquí porque así lo quiero.

-… Pero no soy una chica linda. –Gruñó levemente.

-No lo eres, pero eres un gato testarudo y gruñón. –Reí.

-¡No soy un gato!

-Pareces un gato comportándote de esta manera tan linda, hace que quiera abrazarte.

-No quiero que vayas…

-¿Ah? ¿Por qué?

-Me quedaré solo. –Su comportamiento es algo… inusual. 

-Vendré.

-¡No!

-Tengo que ir.

-Si es por las chicas, me tienes a mí.

-Yui…

-Si es sexo, yo puedo reemplazarlas.

-Hahahaha, ¿dices eso en serio? –Tapé mi boca y solté una carcajada aún más grande. -¿Qué clase de persona era tu anterior dueño?

-¡UNO MEJOR QUE TÚ! –Me dio un golpe en el pecho y se levantó. -¡Dormiré en la tina del baño!

-¿Qué? –Caminó hacia al baño, así que me puse de pie inmediatamente. –Espera…

-¡VETE Y NO ME HABLES! –Pero si ni es hoy, es mañana.

-Yui, el baño es muy frío y la calefacción no entra bien. –Antes de que pudiera detenerlo, ya tenía la puerta del baño frente a mí. -Tch, eres un gruñón y testarudo de lo peor.

Me levanté temprano, a las seis de la mañana y en seguida fui a tocar la puerta del baño.

-¿Yui? –Volví a tocar. –Yui, sé que estas enojado, pero debe estar muy frío adentro. –Es raro, por alguna razón esto comienza a molestarme. –Yui, no juegues conmigo. ¡YUI!

-Sensei, ¿estará bien?

-Lo dejé en la habitación especial, así que debemos esperar a que termine de recuperar el sistema.

-Fue mi culpa, lo dejé dormir en el baño.

-¿Por qué te preocupas tanto por él? Es solo un humanoide inservible, debes tirarlo antes de que te metas en problemas. -¿Humanoide inservible?

-¡YUI NO ES ESO! –Segundos después me di cuenta que le había gritado. –Perdón, no me gusta que se dirija a él así, Yui es su nombre. –Susurré agachando la cabeza.

-Rayos. –Suspiró profundamente. –La juventud de ahora es incomprensible.

-… Yo…

-Cuídalo bien si quieres mantenerlo, no le queda mucho tiempo.

-¿Qué? –Levanté la vista y lo miré.

-Su ciclo está acabando, por eso es muy perceptible al frío, su sistema no está trabajando como es debido y ya no puedo mantener su temperatura. Seguramente el día que lo encontraste y con tremenda lluvia, su sistema adquirió una falla que no podemos reparar nosotros, necesita de las personas que lo crearon y ellos ya no trabajan en los Hyuman.

-Pero… Eso no puede… ¡Se supone que debe vivir cinco años!

-Quizás él fue de los primeros prototipos que crearon, tiene muchas fallas, ¿no te ha dicho de quién era?

-No… -Susurré. –Yui solo dice que “él” le enseñó muchas cosas.

-Bueno, sea quien sea la persona, su ciclo está por terminar antes de lo esperado, le queda menos de medio año.

Entré a la habitación y lo miré, estaba recostado en una cama, se veía más pálido de lo común y estaba frío, como si estuviera muerto.

-Yui…

No le dije a Yui lo que el Sensei me había dicho, no quería preocuparlo, pero ciertamente sentía una presión muy fuerte en el pecho, un dolor que no cesaba. Cuando lo miraba ese dolor punzaba tan fuerte que me volvía loco. El solo hecho de pensar que pronto morirá, está haciéndome pedazos cada día. Además, desde que lo traje a casa no me dirige la palabra, tampoco me abraza cuando dormimos, no me mira...

-Yui, ¿podemos hablar?

-Estoy viendo un programa. –Me senté a su lado.

-Cuando termine.

-Veré el que sigue.

-No puedes ver tanta televisión. –Bufé.

-No me afecta. –Respondió con tono indiferente.

-Yui, lo que sucedió antes…

-Perdón, hice que ya no fueras a tu cita. –Me interrumpió a media frase.

-Eso no importa, no era una cita, puedo ir luego.

-Cuando me muera.

-… ¿Qué?

-Lo escuché de tú Sensei, voy a morir pronto. –Lo miré, pero mis ojos solo se encontraron con su rostro de perfil.

-¿Por qué no me dijiste?

-Porque tú tampoco lo hiciste. –Quería que me viera.

-No lo hice porque…

-Soy un estorbo, él lo decía también, por eso me botó. –Susurró. 

-Yui, ¿Quién es “él”? -¿Quién es ese otro?

-“Él”, era mi antiguo dueño, me compró en un mercado. Fui uno de los primeros humanoides en salir, tenía muchos fallos y por eso me vendieron barato, no les importé, como a ti tampoco te importo.

-¡Eso no es cierto!

-Ayato, yo te quiero. –Giró su rostro para verme.

-Yo también te quiero.

-Quiero hacer más cosas.

-¿Más cosas?

-Mi dueño anterior nunca me dio las atenciones que tú me has dado, me comporté así contigo porque quería ser mimado. Antes de morir, quería conocer el sentimiento que tanto anhelan todos los humanos, el “amor”. –Entonces él ya sabía que moriría…

-Yui… Antes de que me diera cuenta, comencé a quererte más de la cuenta. No permitiré que mueras, te lo prometo. –Palabras que quizás no cumpliría.

-Ayato. –Me miró sonriendo. –Gracias. 

Era raro que él me diera las gracias, eso lo hacía ver más lindo de lo que ya era. Me pregunto, ¿por qué lo botaron realmente? Su forma de ser es frustrante, tampoco es como si fuera el mejor… Pero, ¡Pero es lindo! Y que yo diga que un hombre es lindo, realmente es raro.

-Yui, apaga el televisor. –Me levanté y comencé a caminar rumbo a la cocina.

-El programa no termina. –Bufó.

 -¡A dormir he dicho!

-Eres molesto. –Masculló, pero apagó el televisor.

-Escucha, he estado pensando esto desde que lo dijiste… -Susurré mientras abría el refrigerador y me agachaba para poder sacar el bote de leche. -Tú y tu antiguo dueño… ¿Qué tipo de relación tenían? –Tomé el bote de leche y lo saqué, me di la vuelta y… El bote cayó al piso, derramándose el contenido. - ¡AH, JODER YUI!

-¿Qué?

-No aparezcas de esa forma. –Miré el suelo. –Oh rayos, ahora tengo que limpiar aquí. –Suspiré con resignación y me agaché para recoger el bote.

-Sexo.

-¿Ah? –Mis ojos se ampliaron como platos.

-Teníamos sexo. –Reafirmó valientemente.

-…..-El bote se me volvió a resbalar de las manos.

-Eres un idiota, otra vez dejaste…

-¿C-Cómo porque? –Me levanté rápidamente y lo miré. -¿P-Porque ustedes dos...? ¿Cómo…? 

-Él lo quería y yo solo tenía que obedecer. –Seguía respondiendo con ese tono de voz… Que tanto me enojaba.

-Dios, ahora entiendo porque los descontinuaron con tanta facilidad.

-Él tenía hijos y una esposa, yo solo era su juguete. –Me acerqué a él y lo abracé. -¿Qué haces?

-Los abrazos sirven para consolar.

-¿Y quién te lo pidió? No me siento miserable.

-Ugh. –Me alejé. –Solo trato de ser mejor contigo.

-¿Por qué? ¿Por qué voy a morir? ¿Por qué sabes lo que me hacían? –Lo miré a los ojos.

-¡Escucha una cosa! ¡TE QUIERO CONMIGO PORQUE ASÍ LO HE DECIDIDO, NO POR TENERTE LASTIMA! A-Además, en cualquier momento puedes irte… Aunque no es lo que yo quiero, eres libre.

-Está bien, me quedaré ya que me estas rogando. –Enarqué una ceja.

-¿Cuándo he rogado…? –Susurré.

He aprendido a vivir con él, a atender sus necesidades, mejor dicho, es como mi gobernante en casa… ¡Todo un gato! Tch, pero realmente es agradable. Aun hay días en que ninguno de los dos se comprende y terminamos gritándonos, pero en seguida trato de reconciliarme con él, no puedo estar tranquilo si no lo hago; hay otros días en los que se comporta extremadamente adorable y sonríe tan enérgicamente y otros, cuando se enferma y ambos la pasamos terrible.

A pesar de que quiero ayudarlo, de que estoy empeñado en hacerlo, de que quiero salvarlo pronto… Simplemente no llego a entenderlo, los procedimientos que hay están incompletos, la mayoría de la información es secreta o fue quemada.

-Ayato… -Escuché un leve grito y después el sonido de un vaso rompiéndose, así que corrí al baño, abrí la puerta y lo miré, estaba sentado en el suelo, con la espalda recargada en la pared, temblando.

-Yui, ¿te sientes mal?

-Tengo frío… Mucho frío… -Susurró.

-Encenderé la calefacción.

-¡No…!

-¿Qué sucede?

-Abrázame, hazlo rápido.

-Pero… -Después de todo yo no puedo hacer nada más, al igual que el Sensei, nadie puede ayudarlo. –Está bien, pero será en la cama. –Me incliné hacia él y lo levanté, lo llevé a la cama, donde lo recosté con cuidado. Su cuerpo estaba realmente frío, era como un hielo. –Yui, ¿desde cuándo has estado así?

-No importa. –Susurró.

-Me importa, quiero…

-En realidad no podrás hacer nada por mí, así que no importa. –Odiaba que tuviera la razón, pero por sobre todas las cosas, odiaba que se tratara de su salud y odiaba aun más no poder hacer nada.

Me acosté a su lado y lo arropé, abracé su cuerpo y esperé a que su temperatura mejorara. Tampoco quiero saber cuánto tiempo le queda, si fuera posible, me aferraría a nunca saberlo… Pero él se desvanece con cada segundo que pasa, siento que hay menos tiempo de lo que pensaba. Yui… Yui…

-Me iré. –Susurró.

-¿Qué?

-No quiero lastimarte, no quiero que me tengas lastima, por eso me iré.

-¡No! ¡No quiero eso!

-Pero solo te estoy causando dolor, yo te quiero, es por eso que…

-También te quiero, te quiero y no te dejaré ir, no me importa lo que digas, quiero tenerte conmigo para siempre.

-Ayato… -Lo abracé aún más.

-Perdón, nunca había sido tan egoísta, pero si se trata de ti siento que debo serlo. –Porque tengo miedo, tengo miedo de quedarme solo, de quedarme sin ti.

-Quiero ir a la playa.

-¿A la playa? ¿En pleno mayo? –Suspiré.

-¿Qué? ¿No me llevarás?

-Te llevaré, gato enojón. –Reí.

-Idiota. –Murmulló acomodándose.

La mañana golpeó la ventana con ese sol asqueroso, parecía que hoy habría buen tiempo. Los rayos se infiltraban por cualquier espacio, dejando entrar la incandescente luz y despertando a mi hermoso gato gruñón.

-Vamos, si quieres playa hoy, tendrás que despertarte de una buena vez. –Me incorporé de golpe y estiré mi cuerpo.

-Quiero que hagas rollos de pollo y arroz, también lleva el postre que me gusta y…

-¡Oye, oye! –Me di la vuelta y lo miré. -¿Quién te crees que eres?

-Yui. –Sonrió burlonamente. –Tú dueño.

-¿Ah? ¿Cuándo fue que sucedió eso?

-Ayer por la noche. –Se levantó con paso tembloroso.

-¿Por qué no me había enterado de eso?

-Estabas dormido seguramente. –Enarqué una ceja y me crucé de brazos.

-… Maldito gato burlón. –Mascullé rabiando.

-¿Qué dijiste?

-¡Que te apures!

Y pasadas dos horas, con todo lo que me hizo que le preparara, tomamos un taxi y marchamos rumbo a la playa. Al llegar, él inmediatamente se quitó la playera, la lanzó sobre mi cabeza y corrió hacia la orilla de la playa.

-¡Gato idiota, ven acá! –No puede mojarse.

-¡MI SANDALIA, AYATO, SE VA! –Gritó de repente, a lo que inevitablemente comencé a reír. -¡AYATO ESTÚPIDO, AYUDAME!

-¡TE LO MERECES! –Carcajeé.

Di la media vuelta y suspiré. Comencé a acomodar un mantel sobre la arena y a sacar la comida, acomodándola sobre el pedazo de tela. Pocos minutos después, Yui vino hacía mi todo mojado. Escurría agua hasta por los oídos, cosa que no me explicaba.

-¿Qué…? ¿PERO EN QUÉ DEMONIOS PENSABAS MOJANDOTE? ¿SABES QUE NO PUEDES HACERLO? –Saqué rápidamente una toalla de entre la bolsa y lo enrollé, secándolo lo más veloz posible. -¡No puedes mojarte, eres inconsciente de todo lo que pudo haberte pasado!

-Pero mi sandalia se iba… -Susurró.

-¿Y eso qué?

-Pero Ayato, tú me has dado esa sandalia. -¡UGGGHHH! ¡JUSTO AHORA TENÍA QUE SER LINDO!

-Oh joder, no sigas. –Respiré profundamente y terminé de secarlo. –Será mejor que te cambies, no quiero que te…

-Estoy bien. –Tomó mis manos y me miró sonriendo. –No me pasará nada. –Tragué saliva con algo de fuerza y asentí, aunque sabía que él también trataba de mentirme, como todos los días yo lo hacía.

-El desayuno está listo. –Me apuré a decir, rompiendo esta atmosfera tensa.

-Ya estaba lista desde hace rato. –Bufó.

-¡Solo siéntate y comamos!

-Ayato, ¡quiero volar un pedazo de papel! –Se sentó cruzando sus piernas y comenzó a comer, agarrando un pedazo de todo lo que había.

-Se llaman papalotes y aquí no venden. –Me senté al igual que él y comencé a almorzar.

-Entonces cómprame en donde sí haya.

-¿Y solo por ti haré eso? –Lo miré sabiendo ya su respuesta.

-Es suficiente. –Justo como un gato mimado.

Después de desayunar, guardamos todo en la bolsa y nos levantamos, comenzando a caminar descalzos por la orilla de la playa. La brisa fría que soplaba sobre nuestros rostros, venía acompañada de un dulce aroma a primavera.

-¿Te estás divirtiendo?

-Sí. –Suspiró mirando hacia el horizonte. –Nunca había venido al mar.

-Podremos venir las veces que quieras.

-Cuando muera…

-Yui…

-Espera, deja que termine.

-….-No quería escucharlo, ¿porqué tenía que hacerlo?

-Cuando muera, no quiero que llores, ¿lo entiendes?

-¿Cómo puedes pedir algo tan egoísta? –Lo sostuve de su mano derecha, entrelazando nuestros dedos.

-Tú también eres egoísta.

-¡Pero soy yo!

-Antes… Jamás había escuchado latir mi corazón tan fuerte. Sé que no es real y que solo soy una imitación de un humano normal, pero esto que soy y todo lo que puedo sentir, es gracias a ti Ayato. –Sentí como mis ojos se humedecían poco a poco. –Yo no había experimentado algo así, incluso aunque tratara de comprenderlo, me era indescifrable saberlo. No sabía por qué ustedes los humanos se enamoraban con tanta facilidad, si al final terminaban lastimándose entre ustedes… Pero ahora es diferente. Ahora puedo entender porqué son capaces de soportarlo todo. –Se detuvo y dio la media vuelta, obligándome a hacer lo mismo. –Todo lo que soy, puedo entregarlo a ti, a la persona que amo, aún si eso significa ser lastimado.

-… Yui…

-Ayato, te amo. –Bajé la mirada llorando. –No quiero verte llorar por mí, solo soy un muñeco, nunca he sido como tú y nunca lo seré. Así que por favor, déjame morir.

-¡No quiero! No quiero… -Mis palabras dejaron de fluir lentamente, mi corazón dejó de latir y entonces… Comprendí que era el final.

-No quiero verte sufrir más, estoy siendo egoísta al quedarme contigo. Yo no puedo darlo todo por ti, ni siquiera soy capaz de permanecer a tu lado para protegerte… Estoy funcionando con una batería que en cualquier momento dejará de servir.

-N… Agh…. –Rompí en llanto y me abalancé sobre él. -….

-Perdóname. –Susurró a mi oído.

Era la última brisa de mayo.

Desde que el Sensei lo atendió el día en que se había desmayado en el baño, Yui funcionaba mediante una batería que en cualquier momento acabaría con su vida… No, su vida ya había acabado desde hacía mucho tiempo, más sin embargo, el único que estaba aferrado a Yui, era yo y ahora, era yo quien seguía sufriendo.

Después de su “muerte”, el vacío que había quedado en mi pecho se hacía más grande con el pasar de los días. A veces trataba de salir con amigos y distraerme, pero lo recordaba inevitablemente y comenzaba a llorar. Cuando llegaba a casa tenía la costumbre de decirle: “Yui, estoy de vuelta ¿Dónde estás?” y él respondía “Cállate, viejo”… Ahora solo puedo escuchar mis tortuosos pensamientos venir de un lado a otro. Realmente… Realmente lo amaba.

-Felicidades, Ayato. –El Sensei se acercó hasta mí y me abrazó. –Finalmente has acabado tus estudios.

-Gracias, Sensei. –Medio sonreí. 

-¿Qué piensas hacer?

-No lo sé, quizás regrese con mi madre y trabaje desde ahí.

-Deberías aceptar la propuesta de la compañía. –Me dio unas palmaditas en la espalda.

-No lo creo… No quiero tener nada que ver con ellos.

-Bueno, si esa es tú decisión la respetaré, pero piénsalo bien.

-Lo haré. –Asentí.

-Que te vaya bien, muchacho.

-Gracias. –Di la media vuelta y salí por la puerta delantera.

Invierno nuevamente, la estación más dolorosa. Papá murió hace dos años, dejándome otro vacío a su ida y Yui se había marchado de mis brazos hace tres años y medio.

El tiempo es algo extinguible, jamás sabes cuándo será el tiempo exacto para vivir correctamente y es por eso que siempre debes vivir como si fuera correcto, o eso decía mi padre.

He entrado a una compañía después de dos años buscando un empleo estable, construyo robots para uso domestico, bueno… No es tan malo ¿verdad? Tampoco es que sea el mejor trabajo, pero puedo mantener un departamento lujoso y al fin conseguí un coche.

-Ayato, ¿qué esperas con el pudín? –Di la media vuelta y sonreí.

-Ya voy, gato gruñón. –Reí.

-¡Deja de decirme así, idiota! –Comencé a carcajear y corrí a abrazarlo.

-¡Oye viejo pervertido! ¿Qué crees que haces?

-Abrazarte, ¿qué no ves?

-¡Claro que veo! –Gruñó.

-Entonces deja de quejarte y déjame amarte como se debe.

-¡No digas estupideces! –Refunfuñó a la defensa.

-Ou vamos, eres demasiado lindo en mi imaginación para ser verdad.

-¡Cállate viejo!

Oh sí, creo que esta parte de la historia no la había contado y ¡es lo más hermoso que me ha pasado!... Desde que desconecté a Yui de la batería aquel día en la playa, me había dedicado a repararlo, a crearlo nuevamente. Tardé cinco años en hallar la respuesta a mi felicidad, y es que mi felicidad ahora se basaba en este gato gruñón. Medio año más pasó para que Yui me recordara y finalmente, hace dos meses Yui podía decirme: “Cállate, viejo”.

Sé que él es un humanoide, sé que sus sentimientos no son los mismos que los de un humano normal, él no tiene un corazón que pueda latir alocadamente y sentir como hierve su sangre al tacto de la persona que más ama, aquel día en la playa me lo dijo, él será incapaz de protegerme porque sigue siendo débil y vulnerable… Pero por alguna razón, por alguna razón muy grande, sigo amándolo tan intensamente como hace seis años y Yui me corresponde de la misma manera, aún si todo resulta ser fantasioso, los humanoides son capaces de razonar por sí mismos, eso significa que Yui puede amarme de la misma manera que yo lo amo.

-Ngh… E-Espera… -Me despojó del pantalón y lo lanzó a un costado de la cama, prosiguió con mi bóxer y después desabotonó mi camisa. -¡E-Espera, gato estúpido!

-Deja de moverte. –Gruñó mirándome con un par de ojos deseosos.

-Vas muy rápido. –Susurré sonrojado como un virgen.

-¡¿Rápido?! ¡Tardaste seis años para traerme de vuelta! –Se enfurruñó en seguida.

-¡Y me tardé no porque quería! –Revoloteé debajo de él.

-Ayato. –Susurró levemente bajando su rostro al nivel de mi oído. –Déjame tenerte por completo. –Y lamió mi lóbulo derecho.

-Ah… E-Eso… ¡Estas embaucándome!

-¿Y funcionó? –Se apartó riendo.

-… Funcionó. –Giré la vista a la izquierda.

-Hahaha, lo sabía. -Comenzó a besarme desde el cuello y siguió bajando por mi pecho y abdomen, haciendo que mi cuerpo se arqueara cada vez que succionaba con fuerza.

-N-No hagas eso… Produce cosquillas. –Jadeé.

-Pero se pone roja tú piel.

-¡Pues claro! Succionas fuerte.

-Perdón, pero tuve mucho tiempo libre y tú también, ¿verdad? –Preguntó más como amenaza y mirándome seriamente, sé que debo responder… Ya que si no lo hago, mi trasero sufrirá las consecuencias.

-Solo podías ser tú. –Levanté mis manos y rodeé su cuello sonriendo.

Él se puso feliz, sabía que le causaría felicidad… Después de todo, este estúpido gato también resultó ser posesivo. Así que una vez dicho esto, no hubo marcha atrás. Acabo de condenarme a no levantarme de cama en una semana.

Sus manos acariciaron todo mi cuerpo, centímetro a centímetro. Sus largos dedos eran suaves y rozaban mi piel con la misma delicadeza que me trataba entre sus brazos, paseaban de un lado a otro con sutileza. Mientras que su boca se encargaba de succionar y dejarme marcado, como seguramente había sido su objetivo desde un inicio, marcarme igual que un perro.

-Tch… -Solté una risita.

-¡Deja de reírte, siento que no te doy placer! –Ahora me miraba realmente indignado.

-Pft, HAHAHAHA. –Y después de volver a mirarlo y ver que estaba más serio que antes, preferí dejar de reír. -¿Acaso no sientes como mi cuerpo te está llamando? ¿Es que ahora eres un gato ciego? Todo lo que me das lo amo, Yui. –Se ha sonrojado ahora.

-¿P-Puedo meterlo? –Y ahora se comporta como un cachorrito.

-Estoy esperándolo. –En realidad no, porque significaba que me dolería hasta los huesos… Pero si era Yui, entonces estaba bien.

-… Luces algo… sexy… -Susurró levemente.

-¡Soy se…GYAAHH, no me avisaste! Ah…

-Está entrando… bien. –Jadeó.

-Ngh… Sí… -Cerré los ojos y apreté mis manos en su cuello.

-¿Estás bien? ¿Lo saco?

-¡No! Sigue… Ugh… -Duele, ¡REALMENTE DUELE JODER!... Oh dios, pero esto es más excitante que masturbarme solo.

Abrí los ojos lentamente y lo miré, estaba concentrado y sudaba, un aroma dulce y sensual. Por alguna razón me estaba atrayendo, más bien me estaba excitando aún más. Estúpido gato y sus feromonas de seducción.

Acerqué mis labios a los suyos y lo besé, poco después él comenzó a moverse en mi interior, lo sacaba y metía con un ritmo lento, escuchaba el vergonzoso sonido que producían nuestros cuerpos al chocar el uno con el otro y los gemidos que me arrebataba inevitablemente, las respiraciones aceleradas de los dos . Nada se podía comparar con este momento, al fin era mío, al fin era suyo.

-NGH… Ah… Y-Yui…

La espera había valido la pena.

-Ahhh… -Gemí. –Joder, lo sabía.

-Deja de quejarte.

-No quiero volver a hacerlo, duele endemoniadamente.

-¿Esperas dejarme en abstinencia?

-Lo sé, siempre estás en celo… Pero esto duele más que un parto.

-¿Sigues creyendo que soy un gato, viejo idiota? ¡Es por viejo que ya no puedes!

-¡¿VIEJO?! –Me senté de golpe, cosa que no debía haber hecho. -¡AGH! Mi trasero.

-Ni pienses que te haré el desayuno. –Gruñó.

-Vamos, no seas cruel. –Caí sobre él aplastando su estomago. –Di que me amas, mi lindo gatito gruñón.

-¡Dije que no era un gato!

-¡¿Lo ves?! ¡Estas parando las orejas! –Carcajeé.

-Ayato estúpido. –Susurró mientras me regresaba a mi lugar y se levantaba. –Si se quema, te lo comerás todo.

-¡Me lo comeré! –Sonreí mientras veía cómo salía de la habitación remarcando cada paso y refunfuñando.

Estiré mi mano izquierda y abrí el primer cajón del buró, saqué una cajita negra y la sostuve con ambas manos en el aire.

-Finalmente… Te tengo conmigo. –Presioné la caja contra mi pecho y sonreí ampliamente mientras escurría una lágrima por mi mejilla.

End 

Notas finales:

¿Qué dijeron? ¿Yui muere? ¡PUES NO! Me gustan los finales felices en el Yaoi, aunque tengo ideas de unos que no lo serán… Pero mientras eso suceda, disfruten del amor entre ellos(? *u* ¿Se dan una idea de lo que contenía la cajita que Ayato abrazó?... Pues bien, era la batería que le quitó cuando estaban en la playa :’D un triste recuerdo, pero algo valioso.

No contenía mucho Lemon porque así lo decidí, es solo una probadita(? xD pero algo es algo… ewe

Es algo corto en comparación de los Fics largos que escribo e.e, ya que es un mini-fic, sin embargo realmente deseo que les haya gustado *-* … Y sin más palabras que escribir, me despido y nos estamos leyendo en “Metamorphosis” <3

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).