Miserable. Deprimente. Dolorosa. Ah, sí, las innumerables palabras para describir la opinión de Nozomu Itoshiki sobre la vida.
Su clase había terminado hace ya tiempo, sin embargo, todavía permanecía ahí en frente, escribiendo en la pizarra para sí mismo. Suspiró al terminar de escribir "vamos a descender a la otra vida", y fue a su escritorio, sobre él, la organización de trabajos que normalmente nunca llevaba a cabo. El joven maestro (1) miró hacia los asientos vacíos, atenuados por la débil luz del día que iba desapareciendo.
-Momoiro Kakarichō!- una voz gritó el apodo del maestro. En la puerta se encontraba Jun Kudoh, sonriendo.- ¿Sonó cómo Kafuka?
Entró al salón de clases, cerrando el libro que tenía todos los días en sus manos. O tal vez era uno nuevo.
Nozomu no miró a su estudiante a los ojos, desvío la mirada a su escritorio.
-Deberías estar en casa ahora- señaló nerviosamente, jugando con sus dedos.
-Parece preocupado- dijo Kudoh, de pie frente al maestro, el pequeño escritorio era el único obstáculo entre ellos.
-No realmente- se podía notar la incomodidad en su voz. Su corazón latía rápidamente. ¿Qué fue eso? Oh, no. Fue un truco. Al igual que Kaede. Sólo buscaba ser acosado sexualmente, por lo que el desgraciado maestro podría ser demandado por ello.- No voy a caer en él- declaró Nozomu, cerrando los ojos y cruzando los brazos sobre su pecho.
Kudoh rió extrañado por el comportamiento de su maestro.
-¿De qué está hablando, Itoshiki-sensei?- preguntó, acercando su rostro al hombre mayor, al igual que Kaede.
-No voy a acosarte, no me podrás demandar- anunció obstinadamente Itoshiki. Su corazón seguía latiendo más rápido al sentir el calor del chico en su cara.
-¿Entonces podré molestarle?- sonrió Kudoh, trazando con su dedo el cuello del kimono de su maestro.
Itoshiki no podía moverse. Espera, ¿qué? ¿Kudoh? No, era imposible. No podía ser él. Sólo era un sueño pervertido de Nozomu. Sólo estaba soñando con su alumno, pensando en él. Sólo un sueño pervertido. De hecho, estaba durmiendo tranquilamente en el salón de clase, ¿verdad?
-Itoshiki-sensei- dijo Kudoh, sus ojos intimidantes miraron a través de Nozomu cuando éste decidió voltear.- No se mueva, ¿está bien?- sonrió maliciosamente.
Doki Doki.
Maldice aquel ruido desagradable, el intenso latido del corazón de un hombre.
-K-Kudoh...- dijo Nozomu, gimiendo, sujetando firmemente el escritorio, incapaz de apartar los ojos de la hermosa figura de Kudoh- ¿Q-qué estás-?
-Shhh...- Kudoh puso su dedo sobre los labios de Itoshiki.
El estudiante cuidadosamente comenzó a deshacerse del hakama de su maestro, lentamente lo despojó hasta exponer su piel.
-K-Kudoh, yo no...- Nozomu trató de que el niño se detuviera, pero era demasiado tarde. Gimió fuertemente al sentir la lengua de Kudoh en la cabeza de su pene, sintiendo sus rodillas queriendo desfallecer.- No...- gimió otra vez, apenas podía ser capaz de soportar la sensación que le provocaba el muchacho al sentir su longitud en su boca. Trato de ocultar su rostro con sus brazos, al igual que los latidos de su corazón.
Doki Doki. Doki Doki.
-Es tan difícil (2)- señaló Kudoh, tomando su boca.- Y esos ruidos que hace- bromeó, al reunir sus miradas. El chico presiono su muslo entre las piernas de Itoshiki.
Nozomu no sabía por qué no impedía eso, porque él tenía el poder para hacerlo. Pero estaba inmóvil, y aparte los latidos de su corazón...
-No esté tan asustado- susurró Kudoh, frotando su muslo con dureza en su maestro. Quitó los lentes al hombre, apartándolos a un lado.- ¿Se siente solo? Yo estoy aquí...- Le susurró, uniendo sus labios con los de Nozomu.
Nozomu, sometido totalmente a ese beso, abrió su boca para que la lengua del chico pudiera entrar. Y fue exactamente lo que hizo, empujándola más profundo, mientras arrastraba las manos sobre el pecho del hombre, las burlas de sus pezones a través de la ropa.
- N-No, espera...- jadeaba Itoshiki.
Doki Doki.
Kudoh, con su otra mano (3), frotó más duro la polla de Nozomu.
-¿Para qué?- puso en duda, sin mostrar misericordia.
Itoshiki hizo una mueca, casi sin contenerse.
-T-tú no puedes... Y-yo no puedo...- tartamudeo, era incapaz de articular una oración.
-Por supuesto que sí- sonrió Kudoh, como si supiera exactamente lo que quería decir su maestro.
Kudoh comenzó otra vez a chupar a Nozomu, arrastrando su mano al culo del profesor, pulsando en broma un dedo suyo contra su entrada.
-N-no...- gimió otra vez, mordiéndose el labio para dejar de gemir.
Doki Doki.
Kudoh pasó sus dientes a lo largo del miembro del hombre, lo que hace ir en contra sus caderas hacia adelante.
Un gemido de rechazo pasó por sus labios.
El maestro podía sentir dos dedos que se deslizaban en su cuerpo. Esto lo hizo gritar.
-¡K-Kudoh! ¡Oh- oh! ¡Kudoh!
Empezó a sentir un calor arremolinándose en su vientre. No podía aguantar mucho más.
Doki Doki.
-¡K-Kudoh...! ¡Me...! ¡Vengo! Yo-¡Yo estoy llegando!- gritó Nozomu. Sintió la explosión en la boca del muchacho, y colapsó por completo, el escritorio detrás de él cayó al suelo.
Se quedó sin aliento, mientras yacía en el suelo, enredado en sus ropas.
Kudoh sonrió, lamiendo la pequeña cantidad de semen que goteaba de su boca.
-Yo estoy aquí...- le susurró, acariciando el rostro de Nozomu y besando su mejilla con cariño.
Las lágrimas comenzaron a escapar de los ojos del hombre, ya que no estaba seguro de lo que sentía.
-Yo estoy aquí...- repitió la voz amorosa del chico, manteniéndolo cerca de sus brazos.
-Kudoh...- dijo Itoshiki, abrazándolo.- Estoy desesperado... Este sentimiento me ha dejado... En la desesperación...