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La parte que apesta de ser policía por Error404notFound

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí el capítulo de esta semana. Mágico de veras. 

Bueno no XD

 

 

 

La cercanía con Rin le explotaba los sentidos tanto como le hacía bien. Era como estar perdido todo el tiempo y en las nubes, sin poder tocar el suelo aunque supiese dónde se suponía que estaba, y al mismo tiempo lo hacía sentir más despierto de lo que estaba nunca. Algo que podía llegar a ser bastante confuso si pensaba en ello, claro.

Pero le gustaba que sucediese varios días a la semana de todas maneras.

— ¡Son tan linda pareja! —le había dicho Kisumi un día cuando salían de una tienda de donas —. O sea, ya sólo les falta dejar de ser tan tetos e ir a un antro de verdad. Dormir en casa del otro, hacer cositas...

— ¿De qué hablas? —Sousuke se había puesto a la defensiva enseguida, pero intentó ocultarlo tomando una dona de la caja que llevaba su compañero —. Ni siquiera estamos saliendo.

Kisumi se había reído, obviamente, pero no dijo otra palabra al respecto. Sousuke habría querido decirle que alguien con el cabello color rosa pastel no tenía derecho alguno a llamarlo teto, pero prefirió dejar el asunto y que Kisumi lo olvidase por al menos el resto del día.

Pero de verdad que no estaban saliendo. No habían intercambiado más de un par de llamadas telefónicas a la semana y sólo comían juntos de vez en cuando. Eso no podía contar como “estar saliendo” ¿o sí? Es decir, no habían tenido momentos dignos de una película de amor, ni había ido a recoger a Rin a su casa ni iba a dejarlo, ni se tomaban de las manos, ni nada de esas cosas. Cualquiera que pasara y los mirase tomando algo en el parque pensaría que eran amigos.

Obviamente.

O eso pensaba desde hacía unas semanas, en las cuales no había escuchado nada negativo de Rin en ninguna parte. Parecía que se había calmado en cuanto a su fase de chico problema, y eso le agradaba a Sousuke más de lo que le gustaría admitir. De vez en cuando le decía durante sus comidas juntos que tenía muchas tareas que hacer y que no podía darse abasto en las tardes. La idea de que Rin se esforzara en algo que tuviera que ver con su futuro le alegraba casi tanto como que hiciera un hueco en su agenda para ir por él a la comisaría a la hora del almuerzo.

Quería salir de verdad con él, lo tenía claro en algún lugar de su subconsciente. Ambos sabían lo que estaban haciendo ahí y cuál era el objetivo, pero a pesar de lo osado que podía llegar a ser Rin, no parecía querer dar otro paso mientras Sousuke no se mostrara de acuerdo. Y él, en su camino recto hacia la ley, y en completa ignorancia de las intenciones de Rin, había construido una barrera de falsa amistad entre ellos. Sousuke estaba dispuesto a defenderla de los ataques de Rin tanto como los suyos propios, pues servía para que ninguno cruzara los límites. Sousuke ya se lo había dicho a sí mismo una vez: aquello era imposible. Por no decir ilegal, claro.

Pero Rin actuaba como si no quisiese más que amistad la mayoría del tiempo. Ambos se habían habituado a la presencia del otro y había dejado de ser incómodo después de unas cuantas veces de compartir el almuerzo. Podían incluso hablar con la normalidad de dos chicos pasando el rato casualmente.

Pero Sousuke podía sentirlo. Podía sentir las ganas de llevarse a Rin a un lugar donde pudiesen estar los dos solos, donde él no tuviese que llevar el uniforme y que su placa no le estorbase para abrazarlo.

Pero aunque los labios de Rin le tentasen cada que sonreía, él podía controlarse. Podía estar pensando en él durante todo el día después de encontrarse, pero a fin de cuentas se controlaba.

Era difícil, pero valía la pena. De alguna manera lo hacía.

Hoy no se habían reunido, así que mientras hojeaba unos reportes a medio llenar de Momo —el chico todavía tenía cosas que aprender—, mantenía su cabeza ocupada con lo mucho que quería mandarle un mensaje a Rin sólo para matar el tiempo. Le había dado su teléfono después de todo, así que no sería extraño si le enviaba algún saludo. Totalmente inocente, por supuesto.

Cuando Kisumi lo miró, desde su escritorio y sin levantarse, no tenía la sonrisa de siempre. Eso nunca era buena señal.

—Sousuke, han encontrado a otro.

Hablando de pensamientos felices.

Aún sin preguntar, Sousuke sabía a qué se refería.

Suspiró, llevándose los dedos al puente de la nariz y descansando los codos en el escritorio.

— ¿Cuántos van en este mes?

—Tres. Éste con sobredosis.

—Maldición.

Nile otra vez. Ese era su método favorito de librarse de los cabos sueltos últimamente. Dejaban el cuerpo del desafortunado —en su mayoría muchachos — en un callejón con un grafiti en rojo de la palabra “traidor” en la pared. Bastante llamativo si eres una persona normal que tiene que pasar por un callejón a altas horas de la noche y te asustan los cuerpos o el gore en general. A veces podían llegar a ser bastante crueles con el chico antes de matarlo definitivamente. Eso incluía tortura física la mayoría de las veces, por supuesto.

Sosusuke se pasó ambas manos por el pelo.

—Lo siento, amigo —murmuró Kisumi. Sabía que a su compañero no le gustaba ver inocentes caídos, y menos jóvenes. Al menos en eso ambos estaban en el mismo canal.

El moreno levantó una mano, como restándole importancia.

— ¿Ya interrogaron a la familia?

—Estaba esperando a decírtelo para ir.

—Bien.

Ninguno tuvo que decir otra palabra para que tomaran sus cosas y salieran de la oficina.

 

La casa de Cyle —así decía el reporte de Kisumi que se llamaba el chico encontrado en un callejón escondido entre casas abandonadas a medio derrumbar a las afueras de Sídney — estaba a casi media hora de viaje en coche de la comisaría, casi atravesando la ciudad de punta a punta.  Estaban ya aparcando cerca de la entrada, donde Sosusuke esperó ver coronas fúnebres o algún tipo de adorno que indicara el duelo por el que pasaba la familia, pero no vio nada de ese estilo. Sólo la puerta, de madera inmaculada.

Acaban de encontrar el cuerpo. Deben estar apenas asimilando lo que le pasó a Cyle.

El clima no estaba especialmente alegre ese día, con nubes formándose en lo alto, listas para la lluvia. Todos los años que Sousuke llevaba viviendo en Sídney le habían enseñado que en esa ciudad casi nunca llovía, pero que cuando lo hacía, tocaba por días consecutivos. Era ya el segundo, así que probablemente mañana estaría igual para un día después regresar al sol que todos amaban. Era un buen día para recordar a los muertos, se dijo amargamente.

Los dos oficiales llamaron a la puerta de la casa de Cyle con un nudo en el estómago. A pesar de que ambos levaban en el cuerpo de policía lo suficiente como para estar impasibles a la hora de un interrogatorio con la familia de la víctima, saber que ibas a encontrarte con personas que no querían hablar de su pariente muerto —normalmente en circunstancias violentas — y que debías casi forzarlas a hacerlo no era nada agradable. Por mucha experiencia que tuvieses, el nudo en el estómago seguía allí.

Una muchacha que no pasaba los dieciocho les abrió la puerta. No tenía la cara de estar pasando el mejor de los días, pero se mostró hostil al ver que ambos levantaban sus placas.

— ¿Están tus padres en casa? —preguntó suavemente Sousuke, dándose cuenta de los ojos hinchados y rojos de la muchacha. Ella era la gemela de Cyle, según podía recordar de los papeles —. Somos oficiales de policía.

La chica asintió sin mirarlo realmente.

—Ya están aquí —dijo sin levantar la voz, mientras se apartaba para dejarles pasar.

Sousuke y Kisumi entraron, y lo primero que vieron fue a los presuntos padres de Cyle sentados en un sillón de la sala. Ambos parecían derrumbarse sobre el otro, sin suficiente fuerza para mantenerse erguidos por sí mismos.

Ninguno se levantó al verlos llegar. La mujer lloraba en silencio con un pañuelo cubriéndole la boca, mientras que el hombre los observaba sin decir nada. También él tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.

Sousuke se dijo que debía apresurarse a terminar con el asunto en cuanto escuchó la puerta cerrarse detrás de él y a la chica irse escaleras arriba. Hubo después un portazo, supuso él que de su habitación.

—Señor y señora Miller —empezó Kisumi mientras tomaba asiento sin que nadie lo invitara a hacerlo. Sousuke lo imitó —, lamentamos mucho lo que sucedió con Cyle. Pero vamos a atrapar al culpable, y para eso debemos hacerles algunas preguntas. No tomará mucho tiempo, se los prometo.

El señor Miller tomó una mano de su esposa entre las suyas.

—De acuerdo —dijo con un hilo de voz.

La mujer tomó una gran bocanada de aire y retorció el pañuelo entre sus dedos. Parecía que estaba dispuesta a dejar de llorar por lo menos lo que durase el interrogatorio.

—Bien —Sousuke hizo una pausa, recordando cuántas veces había hecho esa pregunta en su carrera y lo estúpido que se sentía al dejarla salir de su boca —, ¿alguno notó algún comportamiento extraño en Cyle últimamente?

Ambos padres negaron con la cabeza.

—Cualquier cosa —aclaró el oficial moreno —. Si llegaba a casa más tarde de lo normal, el tipo de amistades que frecuentaba...

Kisumi frunció los labios en una fina línea.

—El forense encontró drogas en su sistema —dijo sin una pizca de reparo, haciendo que tanto los padres como Sousuke le miraran como si fuese un insensible —. Cocaína, principalmente.

Los señores Miller se quedaron callados un buen rato, como sopesando su próxima respuesta. Lo de la cocaína y la sobredosis apuntaba a que 1) habían drogado a Cyle para poder encargarse de él más fácilmente, o 2) era un adicto. En el segundo caso, un comportamiento “inusual” era de esperarse y probablemente notorio para su familia. Y por la reacción de los padres, seguramente ésta última posibilidad era la acertada. Sousuke se permitió recordarse entonces por qué Kisumi seguía siendo un policía pese a su disparatada personalidad. Su trabajo era tan bueno como el suyo propio.

—Señora Miller —dijo Sousuke entonces, sintiéndose mal por aprovechar la herida que Kisumi había abierto, pero diciéndose que si no le echaba sal nunca iban a llegar a ninguna parte —, ¿desde cuándo empezó Cyle a usar drogas?

La mujer se encogió ante la pregunta, pero su esposo le dio un alentador apretón en la mano.

Tomó aire antes de hablar.

—Desde año nuevo ha estado algo distante —admitió ella, reacia a levantar la mirada de sus rodillas —. Se encerraba en su cuarto y a veces se escapaba en las noches. Creímos que... que era normal en un adolescente, pero...

Su voz se fue apagando hasta que se convirtió en un leve murmullo. Después se extinguió por completo.

Pero Kisumi no perdió tiempo con ella y miró al padre.

— ¿Saben algo de nuevas compañías? ¿Algo de amigos problemáticos o que no parecieran de confianza?

El hombre se encogió de hombros.

—Nunca nadie vino a buscarlo. Era siempre él el que se iba por las tardes y regresaba hasta la noche. Las  veces que le pregunté por ello no me dijo nada más que tenía amigos en otro vecindario.

Al otro lado de la ciudad.

Según el patrón que Nile había usado para matarlo, este muchacho había sido vendedor de droga. El que se deshicieran de él probablemente se debía a que les robaba o el dinero o la mercancía. El estado en el que lo habían encontrado —hasta el tope de cocaína — indicaba que era lo segundo, así que el que se escapara por las noches bien podría ser para vender la droga que le daban hasta la otra punta de Sídney. Con pocos conocidos allá, sin nadie que pudiese reconocerlo de casualidad.

Tenían que revisar la habitación de Cyle y encontrar a sus supuestos amigos para hablar con ellos. El primer trabajo no entraba en su área, así que debía cernirse al segundo.

— ¿Sabe de alguien que pueda darnos información sobre esos... “amigos”?

Los señores Miller no hicieron ni intento de recordar. Ambos le respondieron negando con la cabeza.

Kisumi suspiró y miró a Sousuke. No habían obtenido demasiado, pero era la primera entrevista después de la muerte, así que era de esperarse. Tal vez si iban cuando las cosas ya se hubieran calmado...

—Yo puedo decirles algo sobre eso.

La voz de la chica de antes les llegó desde atrás. La muchacha rubia miraba hacia el suelo tanto como sus padres, pero su voz no temblaba. Parecía triste, pero no en negación.

—Te escuchamos —dijo Sousuke, intercambiando una mirada rápida con su compañero.

La chica se encogió de hombros.

—Puede que no sea mucho, pero... Una de las noches que Cyle se escapó me dijo que iba a ir al Wolf con sus amigos.

Contrario a lo que Sousuke esperó, los padres no parecieron plantearse la posibilidad de gritarle a la chica por no haberles dicho eso antes, sino que se quedaron en sus lugares, sin duda sorprendidos pero sin decir una palabra.

The Wolf Among Us, o como lo conocía la mayoría de la gente, el Wolf, era un club de moda en el centro se Sídney. Nada fuera de lo normal si lo mirabas con ojos superficiales —música, baile, DJ’s, bebidas —, pero como todo antro, tenía su faceta oculta para los que no eran del círculo de confianza. El que Cyle hubiese ido allí no tenía nada de extraño por sí solo, pero ahora que sabían que vendía drogas el Wolf podía ser una fuente importante de información. Era interesante que el nombre del club fuera “El lobo entre nosotros” bajo esas circunstancias.

— ¿Algo más? —preguntó Kisumi, seguro haciendo la misma conexión que Sousuke.

La chica negó con la cabeza.

—No sé nada más.

—Bien. Haz sido de mucha ayuda —le dijo Sousuke, asegurándose de que su voz le transmitiera de verdad la gratitud de haberles dado una pista. Se volvió hacia los padres mientras él y Kisumi se ponían de pie —. Pronto vendrá otro equipo de la policía para registrar la habitación de Cyle, así que absténganse de entrar por favor.

—Y no será la última vez que nos veamos —dijo Kisumi, con la voz más suave que puede acompañar a una promesa de una segunda visita de la policía —. Si piensan que algo puede ayudarnos con la investigación estaremos más que agradecidos de que nos lo hagan saber.

El chico de cabello rosa deslizó una tarjeta por la mesa de centro bajo la mirada atenta de los padres, y después se dirigió hacia la puerta con Sousuke detrás suyo.

—Encuentren al que le haya hecho esto a mi hermano —pidió débilmente la chica cuando ambos estuvieron fuera.

Los dos asintieron como si el sólo dudarlo estuviera fuera de la cuestión.

 

—Una vez me dijiste que te gustaba nadar.

Rin no parecía especialmente incómodo con la lluvia cayendo a su alrededor ni con las nubes perturbando el cielo.

Estaban en un restaurante en el centro, en las mesas exteriores con grandes sombrillas cuadradas a sus cabezas, así que no se mojaban. Hacía calor, así que no resultaba del todo desagradable aunque Sousuke había estado casi seguro de que a Rin no le gustaría tanto la idea de verse en tales condiciones. Se había equivocado, porque el pelirrojo se veía tan alegre como siempre.

—Sí —admitió Sousuke —. De vez en cuando voy a la alberca olímpica y rento una hora para nadar.

Rin asintió, con su sonrisa de siempre —la que era distinta a la que antes era la de siempre; es decir, la que no era coqueta pero que de todas formas seguía arrancándole latidos desesperados al corazón de Sousuke —. El chico pelirrojo se llevó una papita frita a la boca.

—Mariposa, ¿no?

—Así es.

Hubo una pequeña pausa en la que ninguno dijo nada. El sonido de la lluvia suave y el olor a humedad hacían bien su papel de fondo.

Sousuke logró ver por encima del hombro de Rin a una familia que los miraba con curiosidad. Eso era lo malo de no quitarse su uniforme cuando hacía prácticas mundanas, se dijo. Llamaba mucho la atención.

— ¿Cómo va la escuela, Rin? —se escuchó preguntando mientras se inclinaba para tomar un papita y untarla en un charquito rojo de cátsup —. Me habías dicho que tenías proyectos para la próxima semana, ¿no?

Rin suspiró de cansancio.

—Aaaagh, no me lo recuerdes. Eso de que los profes te la tengan jurada no ayuda nada cuando por fin te decides a prestarles atención.

Sousuke sonrió por lo bajo ante eso.

—Eh, no te burles —Rin frunció el ceño y le aventó un trocito de papita frita que cayó en el lado de la mesa de Sousuke. El moreno estuvo a punto de regañarle y decirle que no jugase con su comida, pero en lugar de eso apretó los labios y se forzó a sonreír.

—La próxima vez que vuelvas a hacer eso voy a arrestarte.

Rin levantó una ceja, sonriendo.

— ¿Por lanzarte una papita?

—Por atacar a un oficial.

Rin soltó una carcajada y se dejó caer en el respaldo de su silla. Sousuke no pudo quitar la mirada de los dos inocentes botones que no estaban en su lugar en el cuello de su camisa a cuadros, pero se las arregló para que el otro no se diera cuenta. Pero cuando Rin terminó de reír, se le quedó viendo. Sousuke pensó que lo había atrapado mirando sus clavículas, pero en lugar de decir algo al respecto, cambió el tema de conversación por completo.

—Te ves algo tenso, Sousuke. ¿Todo bien con los polis?

Sousuke se enderezó en su asiento. Todo oficial sabía que no podía discutir esos asuntos con los civiles, así que contestó con precaución, cuidando que no se le fuera ninguna palabra clave.

—Tengo un caso duro en mis manos.

Rin arqueó sus cejas rojas mientras sacaba su teléfono de su pantalón y lo dejaba frente a él en la mesa. Picoteó la pantalla distraídamente.

— ¿Muy difícil? —le preguntó, genuinamente interesado.

—No del todo. Duro en el... sentido de que no es agradable.

Drogas, adolescentes, cuerpos, tortura... familias destrozadas.

Pero hablando de eso...

—Rin, ¿haz ido alguna vez al Wolf?

Ante la pregunta, el muchacho levantó mirada del teléfono. Sus ojos habían cambiado ligeramente, pero Sousuke no pudo entender por qué.

— ¿No van todos los chicos de mi edad de vez en cuando? —dijo Rin, sin responder realmente a la pregunta. Sousuke sabía que estaba a la defensiva, pero no presionó. Después de un momento, Rin pareció darse cuenta de que evadir una pregunta de un policía lo dejaba muy mal, así que agregó con una sonrisa —: ¿Por qué? ¿Te dan ganas de ir?

Sousuke frunció el ceño ante la proposición implícita, pero con confusión. No se lo esperaba. Pero a decir verdad, sí que tenía que ir a investigar sobre la muerte de Cyle. Iba a ir definitivamente y vestido de civil, pero llevar con él a Rin sería ponerlo en peligro si se metían donde no debían. La idea de ir con Rin a un club no le disgustaba en absoluto, pero no era buena idea usarlo de pantalla para hacer una investigación policiaca.

¿Pero y si vas con él... y después como policía?

Bueno, esa no era mala idea.

—Francamente, creo que deberías distanciarte del trabajo un poco —dijo Rin, interrumpiendo sus pensamientos. Hizo una pausa en la que miró su teléfono y escribió en lo que parecía ser el teclado digital del aparato.

 Esta vez Sousuke frunció el ceño de disgusto, pero no dijo nada. No le gustaba que no le prestaran atención cuando hablaba, ni mucho menos que dividieran su disposición entre un celular y él. Se lo había dicho a Kisumi muchas veces hasta que por fin le entró en la cabeza, pero no creyó tener que decírselo a Rin también.

Como llevaron un tiempo sin intercambiar palabra —y con Rin escribiendo en su teléfono —, el pelirrojo pareció caer en la cuenta de la grosería que estaba haciendo. Levantó la cabeza para ver a Sousuke mirando a las otras mesas, como buscando en qué entretenerse.

—Oh, disculpa —se apresuró a decir al tiempo que guardaba su teléfono —. Tengo que ponerme de acuerdo con mis compañeros para los proyectos y demás, y es más rápido enviarles un mensaje que llamarles.

Sousuke asintió fingiendo ser comprensivo, pero la verdad es que seguía molestándole. Y obviamente no eran celos. Por supuesto que no.

Se levantó y miró el paisaje. La lluvia había amainado casi en su totalidad, y ya era hora de que volviese al trabajo. Era miércoles, pero el deseo compulsivo de que fuese viernes le impedía moverse como una persona sin problemas de retraso mental. Estiró la espalda y acercó la silla a la mesa.

Rin lo miró.

— ¿Ya te vas?

El otro le echó  un vistazo a su reloj y suspiró.

—Sí. El trabajo llama.

No estaba dispuesto a decir otra cosa ni a dejar a Rin hacerlo, así que con aras de marcharse de inmediato (obviamente no tenía nada que ver con el molestia de que Rin prefiriese un teléfono a su compañía) se giró, pero el pelirrojo arrastró su silla hacia atrás y se puso de pie también.

—Oye, espera un momento —lo tomó del brazo, pero en cuanto Sousuke giró la cabeza hacia la mano aferrada a su muñeca, el otro chico lo soltó enseguida —. Ah... hablaba en serio cuando te dije que deberías distanciarte del trabajo. Aunque sea un poco.

Sousuke levantó una ceja oscura, con la idea de que Rin estaba insinuando algo pero sin saber muy bien qué. El chico pelirrojo tomó aire antes de hablar de nuevo, con un leve color rosa en sus mejillas.

—Bueno, unos amigos míos van a dar una fiesta en la playa el viernes. Creí que... igual y servía para distraerte un poco. ¿Q-qué dices?

El oficial levantó ambas cejas con genuina sorpresa. ¿Iba en serio? ¿Estaba invitándolo a una fiesta... en la playa? Pues no se lo esperaba. Eso definitivamente lo haría correr el riesgo de perder su amistad con Rin.

Y tal vez te haga ganar otra cosa.

Por muy tentador que sonara, seguía siendo un paso que no se sentía dispuesto a dar. ¿Qué había pasado con la decisión de “sólo amigos” que había quedado implícita la vez que Rin lo había invitado a su casa? Ahora estaba dudando seriamente de ella al imaginarse a Rin en traje de baño.

—Ah... —abrió la boca, pero ninguna respuesta que valiera la pena vio la luz. Pensó que sería mejor irse de una buena vez y evitar que Rin dijese alguna otra cosa que le hiciera olvidar su lealtad a la ley, así que murmuró distraídamente —: me lo pensaré.

La mirada de Rin se iluminó como si hubiese conseguido algo que no esperaba obtener.

— ¿En serio? —le preguntó esperanzado.

Sousuke asintió, sintiéndose repentinamente embobado con el chico.

—Sí —le sonrió —. Voy a pensármelo.

Rin agitó la cabeza con emoción y se levantó también de su acento. Le dedicó una sonrisa confiada a Sousuke.

—Avísame antes del viernes.

Y se alejó por la calle, con un andar de niño que se salió con la suya.

Sousuke suspiró y se pasó una mano por el pelo, pero una sonrisa le atacó el rostro sin que se diera cuenta.

 

 

Notas finales:

¿Qué tal ha ido? En el próximo cap podremos ver la fiesta en la playa y a Sousuke de antro ASDSASDA. Estoy ansiosa de verdad.

Por cierto, esos de Nile son medio crueles y eso, pero a mí no me caen mal. Ya verán a lo que me refiero en algún momento.

¡Espero que les haya gustado! Cuéntenme sus impresiones :D

Por cierto, The Wolf Among Us es el nombre de un videojuego de Taletell Games. Utilicé el nombre porque "El Wolf" suena bastante a antro, así que lo tomé prestado. Bueno, no es como si yo tomara cosas de videojuegos para mis fanfics :v Créditos para los autores y todo eso XD 

Esperen el próximo con ansias. 


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