Capítulo 14
¿Por qué no se sentía feliz? Después de todo se acababa de acostar con un hombre el doble de bueno que Kris Wu. Lo había hecho genial, pero le faltaba algo.
Se paró de la cama, tratando de no despertar a Christian y se vistió con lo primero que encontró a su disposición. Agarró su celular y salió a la terraza de la casa de campo. En ese momento se encontraba muy lejos de Seúl, en un lugar plagado de residencias lujosas, con campos verdes por todo el lugar. Sin duda, sabía que Christian no era cualquier persona.
Encendió su celular y las llamadas perdidas de Wu, hicieron que sonriera con melancolía.
<<Sólo te quiere como su puta>> se dijo. No debía caer de nuevo en las trampas de Kris. No debía pensar en él de nuevo, porque en menos de un mes estaría casado con la persona que siempre amó.
Fue hasta la sala y encendió el televisor; por casualidad se puso el canal de deportes. Fue entonces que Tao recordó su vida antes de ser modelo.
Creció en una provincia del sur, muy lejos de Seúl. Sus padres eran campesinos y estaban decididos a que su hijo lo fuera algún día. Sin embargó el tío de Tao, una persona más versada, terminó por convencer a su hermano de que Tao estudiara hasta la escuela media superior. Fue una decisión con muchos contras, pero finalmente pudo irse con su pariente. Durante su educación se abrieron puertas que nunca imaginó que lo harían; y una de ellas, era el modelaje.
Nada en su vida se había comparado con estar rodeado de cámaras y admiradores, que te halagaran por tu buena forma, y más que nada, por la ropa que usabas.
Casi cuando estaba por terminar sus estudios (hasta su límite); decidió decirles a sus padres que su sueño era ser modelo. Lamentablemente, lo único que recibió fue una cachetada de su padre, y los sollozos de su madre, por haber “parido” a un niño como él.
Lo echaron de la casa, y lo dejaron a su voluntad. Por un tiempo, el tío de Tao, se encargó de pagarle la carrera de modelaje. Pero tuvo que trabajar para poder solventar sus gastos. Trabajó como modelo para anuncios de comida rápida, por unos años.
Cierto día de navidad y con el sueldo de vacaciones, fue a tomar café a una buena cafetería. Y tuvo toda la suerte del mundo cuando encontró un periódico al lado de él, en el que se leía que alguien solicitaba recepcionista en la gran empresa SM. No dudó por un momento, y gracias a su apariencia se ganó el puesto de secretario del vicepresidente de la SM. Fue un camino duro, pero gracias a su jefe Jong Woon pudo seguir estudiando y trabajando.
Lo que vino después, cambió su vida. Cierto día, el modelo de los comerciales deportivos no llegó al set de filmación. Todos estaban desesperados, porque ya habían pagado y sólo ese día podían filmar. El jefe de Tao, en ese entonces, vio a Tao de reojo y decidió que él era el indicado para sacarlos del apuro. Desde ese momento Tao comenzó a hacer trabajos de modelaje y más tarde tuvo la fortuna de firmar un contrato.
Nunca pensó que en base a eso, después de todo lo que había sufrido por perder a su familia por sus sueños, estaría llorando de nuevo por alguien.
Cayendo en la cuenta de que estaba derramando lágrimas, Tao apagó el televisor y se sentó en cuclillas sobre el suelo, agarrando sus piernas lo más fuerte que pudo. No se había dado cuenta de que en verdad estaba sufriendo, y era muy diferente a ser rechazado por tu amigo, era mucho peor.
Kris, era el motivo de todo. Por más que quisiera negar su afecto, era imposible; día y noche pensaba que si seguía así no podría sobrevivir. No había nadie a quien recurrir. Lay, ya tenía bastantes problemas, Luhan tenía su debut como modelo pronto, Sehun estaba lleno de misiones y Kris, obviamente, estaba tratando desesperadamente de obtener algo que no le pertenecía.
En ese momento, cuando las lágrimas sabían más amargas que nunca, llegó Christian.
— ¿No puedes olvidarlo?
Era una pregunta obvia, pero hubiera sido peor si hubiera preguntado si estaba bien.
Tao sorbió sus lágrimas, y negó con la cabeza.
—Lo harás… con el tiempo —afirmó Christian.
Habían estado juntos por una semana. Dentro de esa semana, se habían conocido poco realmente. Lo cierto es que Christian no era cualquier persona, era el hijo de un empresario rico en Inglaterra, perteneciente casi a la realeza por un título, que desgraciadamente no se heredaba. La madre de Christian era coreana, y lo había educado con las tradiciones del país Oriental. Después de eso, sólo compartió anécdotas de su infancia, pero nunca aclaró el raro detalle de trabajar para recursos humanos, cuando podía ser el jefe de una empresa mucho más rica y grande que la SM.
— ¿Qué pasa si no lo olvido? —susurró Tao, pero Christian lo escuchó.
—Entonces no puedes quedarte aquí —sentenció. Tao creyó que Christian estaba molesto, pero no era el caso —. Si no lo puedes olvidar, entonces pelea por él. Hazle saber tus sentimientos, hazle saber que te duele.
— ¿Y si me rechaza? —dijo, otra vez Tao, volviendo a derramar lágrimas.
—Te estás dando por vencido muy pronto. Inténtalo, porque si no lo haces te vas a arrepentir más tarde, y te va a doler más que ahora.
Tao se limpió las lágrimas con sus puños…
— ¿Puedo hacerte una pregunta?
—La estás haciendo ahora mismo —se burló, y ambos rieron.
Christian miró a Tao y le indicó que hiciera su pregunta.
— ¿Por qué eres tan bueno conmigo? Desde que nos conocimos fuiste muy atento, y una persona normal se limitaría a ir lento, en cuanto conoce a una persona.
El otro muchacho se quedó mirando hacia el frente, queriendo evadir la respuesta, pero después de un rato miró a Tao. Se inclinó en modo de disculpa.
—Lo cierto es que conozco a Kris Wu. Lo odio como no tienes idea… —Tao abrió los ojos. Creyó saber la otra mitad de la historia.
—Así que me usaste para dale celos, supongo.
Christian rió un poco. —No fue eso. Más bien quería deshacer su compromiso porque pensé que estaba enamorado de Lay. Más que para dale celos, quería que me ayudaras a destruirle un poco la vida, siendo tú el secretario, y aprovechando que estabas un poco a disgusto con él. Nunca pensé que estabas enamorado de él.
Tao bajo la cabeza, avergonzado.
—Sabes, estoy odiando más a Kris. El hecho de que alguien como tú —acarició la cara de Tao —lloré por algo como él, me enoja. Pero no puedo juzgarte, tienes sentimientos por él. El maldito sí que tiene suerte.
—Si fuera tú. No hubiera revelado esa información. Ahora ya no podrás usarme para destruirle la vida.
—Sí puedo. Más bien, creo que lo hice.
Tao alzó sus cejas confundido, pero Christian lo aclaró:
—El hecho de haberte llevado conmigo, ha de ser una tortura para él. Además, Kris es lo suficientemente listo para contratar detectives; para este momento debe de saber que estás conmigo.
Aunque eso era la cruda verdad, a Tao no le molestaba, más bien le daba gracia. Aunque no sabía si Kris tenía sentimientos reales por él, había una cosa que era segura; Wu odiaba compartir cosas.
—Piensa en todo lo que te he dicho. Y si mañana te sientes de la misma manera que hoy, puedo ayudarte a olvidarlo. Si no es el caso, puedes irte cuando quieras —le guiñó el ojo —. Y puedes volver cuando quieras. Aquí tienes a un amigo —dijo antes de retirarse, regalándole una sonrisa.
Cualquier persona, caería por un hombre tan guapo y carismático como él, pero Tao sólo lo podía ver como un amigo. A pesar de que le había mentido, también le había ayudado, sin importar lo mucho que odiaba a Wu.
———
La lluvia estaba cayendo como de costumbre, era una época con muchos huracanes y terribles tormentas, pero ese día, un poco de agua no arruinaría el momento. Eran las ocho de la noche, y todas las horas de estar parado habían agotado a Tao. Estar probándose ropa a cada rato, sonreír para la cámara y verse sexy era una tarea muy agotada. Pero nada cambiaría su palpitante corazón, mientras hacía lo que más amaba; modelar.
Tomó un taxi, y mientras el viaje transcurría; se volvió a poner maquillaje y relajó sus facciones.
Llegó casi derrapando a la entrada de su casa y tuvo que calmarse para abrir la puerta, porque las llaves se le escapaban de las manos cada vez que podían. Cuando por fin entró al lugar, el olor a comida invadió sus sentidos. Dejó sus cosas en el armario y fue hasta llegar a la isla, donde vio una espalda ancha y bastante larga para cualquier persona; después de todo, su esposo era bastante alto.
Lo abrazó por detrás y depositó un beso sobre su mejilla. Kris sonrió ante el gesto y se volteó para rodear con sus brazos a su esposo.
—Llegas temprano —dijo mientras le daba un beso.
— ¿En serio? Pensé que se me había hecho tarde.
Ambos comenzaron un beso bastante largo que los acaloró de inmediato.
—Tengo hambre —jadeó Wu.
—No más de lo que tengo yo —ronroneó Tao. Frotándose contra la entrepierna de su esposo —. Pero no he comido nada desde el medio día —hizo un puchero, deshaciéndose de la tensión sexual de antes.
Kris sonrió y ambos se sentaron en el comedor.
—Espero que te guste —le entregó un plato del estofado especial de Kris. Cada noche era un plato diferente, pero nunca le anticipaba de qué tipo de platillo se trataba —. No tuve mucho tiempo para cocinar. Salí tarde de la oficina.
—El postré lo arreglará —bromeó el castaño.
Comenzaron a cenar, compartiendo las hazañas del día, cómo les había ido a cada uno, y como siempre, algunos chistes entre ellos. Siempre que podían se acariciaban, pero el que siempre ganaba era Tao, cuando jugaba con su pie y lo frotaba a lo largo de la pierna de YiFan, hasta llegar a su entrepierna.
Cuando por fin acabaron de cenar, Kris se adelantó para lavar los platos, mientras tanto Tao se dedicaba a recoger la mesa.
Al terminar, ambos se encontraron en el marco de la puerta y se vieron con tanta intensidad que la luz de la habitación no alcanzaba para iluminarlos. Comenzaron a besarse lentamente, disfrutando del beso. Fue Tao quien agarró a YiFan de la corbata y lo condujo directamente hasta la cama.
Se enredaron tan rápido que la colcha y las sábanas dejaron de adornar la cama, y parecía un desastre. Tao tiró a Kris sobre la cama y se arrodilló enfrente de él, acomodándose entre el espacio que formaban sus piernas. Comenzó, seductoramente a quitarse su playera dejando al descubierto su torso y sus pezones. Su esposo, sonriendo lo tomó por la cintura y comenzó a ayudarlo para que se sentará sobre él y se frotara. No importaba si la tela de mezclilla separaba sus miembros; se sentía igual de real. Ambos cerraron los ojos, por la sensación que producían los roces. Cuando sus miembros se endurecieron lo suficiente, Tao paró sus movimientos y se quitó su pantalón; por otro lado, YiFan hacía lo mismo.
— ¿Arriba o abajo? —preguntó agitadamente Kris.
—Abajo, nene.
Y sin poder decir ni hacer otra cosa, Wu volteó a Tao y se irguió sobre él. Mordió ligeramente su cuello, sin dejar marcas; siempre que hacía eso, Tao le reclamaba por ser el objeto de qué hablar en su trabajo. Lamió cuidadosamente su torso, asegurándose de mojar sus pezones. Los gemidos de Tao, comenzaron a salir, y cuando empezaban no había forma de pararlos, ni de reducir el volumen de éstos.
Tao no se quedó atrás y agarró el miembro de YiFan entre sus manos, masajeándolo rápida y fuertemente para que también “gruñera”, como a él le gustaba decirle a sus gemidos.
Sus cuerpos comenzaron a moverse naturalmente y se rozaron entre sí, dejando una ola de calor, en el lugar donde se tocaban. Kris comenzó a lamer, ahora, el interior de los muslos de Tao, pero no pudo seguir por mucho tiempo, cuando el pulgar de su esposo se poso sobre su eje, apretándolo.
Wu agarró esos muslos que le encantaban, los colocó sobre sus hombros, y mientras esparcía sus dedos con lubricante, volvió a besar a Tao por todas las partes de su cara y cuerpo. Cuando la entrada de Tao, estuvo lo suficientemente abierta posicionó su pene en ella.
— ¿Rápido o Lento? —jadeó.
—Ya sabes… como me gusta —sonrió lascivamente.
Y no hubo vuelta atrás. La respuesta era simple: Rápido.
El miembro de Wu ocupó bruscamente toda la entrada; agudizando el dolor, pero expandiendo la sensación de calidez. Comenzó a moverse rápido, no demasiado, pero lo suficiente para cortar la respiración de su amado. Chocó una y otra vez contra el punto de placer de Tao, y cuando sentía que su vientre se contraía, bajaba el ritmo casi hasta pararse. Parecía una tortura, pero esa era la única forma de prolongar su placer.
—Ya… —gimió Tao.
Kris hizo caso, y lo comenzó a invadir más fuerte e intensamente. Esta vez no paró para nada y ambos obtuvieron su orgasmo al mismo tiempo.
Descansaron un rato, hasta que sus respiraciones volvieron a calmarse y Kris rodeó con sus brazos a Tao.
—Hasta mañana —susurró Tao antes de quedarse dormido.
No escuchó otra cosa más. Su cuerpo estaba tan relajado y su sueño había ido tan bien que hubiera deseado que fuera realidad. Se despertó, obligándose a salir de su quimera, y sonrió. Lo que había soñado era lo que siempre había querido; tener una familia, y quería que Wu fuera un miembro de ella.
Se despertó con mejores ánimos, y está vez estaba decidido. Volvería a la SM y enfrentaría cualquier obstáculo. Aguantaría todo y daría todo lo que pudiera para que Kris entendiera y aceptara sus sentimientos. Y si al final no lo lograba, no lloraría; lo aceptaría y dejaría a Wu.
—Prepárate YiFan, porque no te pienso dejar ir.