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The way an assassin loves por Loredechoishawotic

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Notas del capitulo:

HOLA XD 

Aquí tienen el capítulo 3. Y para las amantes del Taoris, espero que les guste :)

¡Disfrútenlo! 

Capítulo 3

 

Había empezado el día con el pie izquierdo. Desde que había llegado a su escritorio había tenido un dolor de cabeza insoportable. Y más aparte le habían avisado que el vicepresidente Wu había regresado, cosa que lo ponía más estresado.

 

Ni bien había empezado a acomodar los papeles  de informes sobre el librero, el segundo dolor de cabeza lo sujetó sin delicadeza y lo arrastró hasta su oficina; para enseguida tirarlo contra el sofá negro que tanto le gustaba, porque era de una marca francesa. Pero eso estaba demás, ahora se debía concentrar en reclamarle al sádico de su jefe por el maltrato. Y apenas abrió la boca, una bolsa de Chanel se posicionó sobre él, desconcentrándolo por un momento.

 

—¿Crees que te perdonaré por tratarme así? ¿Con una bolsa como esta? –su voz sonó asqueada al momento que tocó la bolsa; pero en realidad se moría por llevársela.

 

—Vamos Tao, sé que la quieres –le incitó a tomarla. Pero el castaño se cruzó de brazos intentando ignorar la flameante bolsa de marca. Sabía que Kris quería algo de él, y siempre terminaba cediendo a sus caprichos porque la toma de sus decisiones, fácilmente, eran comprados por artículos de marca. Sin embargo, Tao se resistiría está vez.

 

—Bueno, entonces me lo llevaré— Pero antes de agarrar la bolsa, el chico de ojeras naturales se balanceó cual salvaje compradora compulsiva en una venta de Liquidación. Sus dedos se ensartaron en la bolsa, asegurando el agarre y llevándosela directo a sus brazos, como si fuera un cachorrito delicado. Kris sonrió ante el predecible gesto y se sentó de piernas cruzadas sobre el sillón del salón; revisó al chico que alegremente jugueteaba enfrente de él, y llamó su atención chiflándole.

 

—¡Ash! –El castaño rodeó los ojos. Se sentó al lado de Kris quien cerró la puerta de su oficina con apretar un botón instalado en las llaves que sacó de su bolsillo.

 

—Debería tomarme un merecido descanso. Mi viaje fue muy largo –El rubio con toda la voracidad, tomó los labios de Tao y los saboreó lamiéndolos; no más dispuesto, Tao lo empujó un poco, desaliñado y con la respiración hecha un lío.

 

—No aquí. No ahora Kris.

 

Sus ojos se cruzaron por un momento. El príncipe Wu se paró de su asiento y se dirigió hasta la ventana donde le permitió a Tao salir de la oficina; éste último tomó consigo la bolsa, no sin antes ocultarla debajo de su chamarra. Al percatarse de que Kris se encontraba absortó en el paisaje urbano de Seúl, Tao aclaró su voz. Kris ladeó su cabeza ante el llamado y escuchó lo que su secretario le decía:

 

—Está noche… Estoy libre –agarró sus manos en señal de nerviosismo y salió de ahí; en el mismo instante en que la sonrisa del rubio volvió a plasmarse en su rostro.

 

Al salir de la oficina, el secretario, sacó todo su nerviosismo sentándose en su silla. No debía mentirse a sí mismo, sin embargo lo hacía; le tenía miedo a Kris, pero también había algo que le llamaba la atención de él. Desde que lo había conocido no había dejado de ceder ante los deseos de su jefe: Nunca le pudo decir “No” a ninguno de sus caprichos. Nadie lo había obligado. Fue su decisión, y estaba seguro que a veces esas decisiones no eran compradas por su vicios materialistas; iban más allá del simple “cumplimiento de su palabra”.

 

Las orbitas de sus ojos se perdieron en el computador, con un montonal de documentos por revisar y mandar, que no se percató de que su compañero de cuarto lo observaba con mucho cuidado.

 

Oh Sehun, entró a la sala sin hacer ruido y llamó la atención de su amigo, después de cerciorase de que estaba menos ensimismado con sus pensamientos.

 

— ¿Todo bien?—. Tao saltó de su lugar al escuchar a Sehun tan cerca. Lo miró, se veía tan guapo como siempre, sencillo y frío; un Casanova como debía ser. Sus mejillas comenzaron a teñirse de un color rosa, y apartó la mirada de él con mucha obviedad.

 

—Claro, por qué no lo estaría –su voz apenas y se escuchaba.

 

El modelo tomó la silla de enfrente, la volteó y se sentó para quedar cara a cara con su amigo el Panda.

 

—Algo anda raro en ti; te conozco desde que entré aquí y sé que escodes algo. Y estoy sospechando de que tiene algo que ver con Kris hyung –. Al momento de que el Panda escuchó el nombre, volteó su cabeza para no dejar ver todo el color rojo que inundaba sus mejillas. Para componer la situación, el secretario comenzó a descojonarse, de lado, porque su cabeza seguía en dirección opuesta a la de Sehun. Cuando se sintió seguro de que su cara había regresado a la normalidad, volteó su mirada y siguió riéndose falsamente. Una risa descompuesta por la realidad que pretendía ocultar, precisamente. Pero, claro, eso no engañaba al peligris, el sabía todo eso, lo conocía a la perfección; casi toda su vida se había dedicado a esconderse y únicamente había mostrado el lado que todos querían ver.

 

Sehun se paró de la silla y se despidió con la mano; abriendo con la otra la puerta de la oficina de su Hyung –. Kris me espera —Y entró sin decir más.

 

La oficina de su Hyung, estaba totalmente iluminada de luz artificial; en el primer instante en el que entró en ella sus ojos comenzaron a arder.

 

—Veo que no te gusta la luz –su Hyung le comentó, mientras se acercaba a él y lo abrazaba con fuerza –¿Cómo has estado, Dongsaeng?

 

—Mejor de lo que crees –respondió con ironía –Las personas que se hacen llamar mi familia, aún  no me dejan de molestar, jamás lo harán –. Sehun se desparramó sobre el sillón y su mirada se volvió afligida; no pudiendo olvidar el pasado, comenzó a recordarlo —. Les he preguntado miles de veces si ellos lo desaparecieron a propósito, si lo hicieron para darme una lección; como es típico de papá. ¿Sabes qué fue lo que me dijeron?, qu- qué eso ya no importa ahora.

 

Las manos del modelo se apretaron con tanta fuerza que Kris tuvo que agarrarlas— ¿Aún lo extrañas?

 

El peligris  bajo la cabeza y luego volvió a mirar a su Hyung –. Sólo quiero agradecerle todo lo que hizo por mí. Si no fuera por él, hubiera regresado inmediatamente a mi casa; arrastrándome como un perro detrás de mis padres. También creo que le debo el haber conocido a Luhan.

 

El rubio pareció recordar en ese momento el motivo del por qué había llamado a Sehun hasta su oficina. Lo invitó a sentarse en su sillón, pero como era de costumbre de parte del peligris; Sehun se sentó en la silla principal del vicepresidente. Desde luego Sehun sólo se comportaba de ese modo con su Hyung y con nadie más. El rubio era el único que conocía ese lado juguetón del modelo.

 

—Y bien qué era lo que me querías decir –le preguntó Sehun mientras daba de vueltas en la silla  de Kris, y se dedicaba a tocar sus pequeñas  figuras de vidrio.

 

 

—Te voy a dar ventaja con Luhan –Se sentó sobre su escritorio, y miró como poco a poco Sehun dejaba su juego hasta parar completamente cualquier movimiento.

 

—Estás de broma ¿cierto? — soltó una carcajada casi inaudible.

 

—La mano derecha de la presidenta no bromearía en un tema como este –se inclinó para ver la inminente cara de sorpresa de parte de su Dongsaeng.

 

—Qué pasó con Lay-hyung – El peligris al ver que no obtenía respuesta, comprendió parte del plan de reconquista de Wu Yifan –. No te quiero arruinar la existencia, pero hay rumores de que sale con alguien  —agregó el modelo, esperando la negativa de su amigo.

 

—Eso no cambia nada, cometí un error en el pasado. Me aseguraré de repararlo –Sehun asintió y se pasó de la silla –El rubio respiró profundo—. Cambiando de tema, tienes exactamente… —checó su reloj de mano indicándole que eran las 7:30 pm—, 10 minutos para inventar un buen programa de entrenamiento para Luhan, él va a ser tu pupilo por dos meses –le guiñó el ojo, dejando a un Sehun boquiabierto.

 

—¿Qué se supone que haga si ni siquiera me quiere ver en pintura? —le reprochó mientras le impedía la salida a su Hyung, quien trataba de huir. 

 

—Sólo se tú –se paró antes de abrir la puerta, agarrando la mano de Sehun para abrirse paso y lo miró a los ojos –Una vez me dijiste que ver a Luhan te recordaba a él. Date una oportunidad. Sólo una vez más ¿O es que acaso quieres botar todo y volver a tu “casa”? — Sehun negó con la cabeza, poniendo una sonrisa melancólica.

 

El peligris agarró la mano de su Hyung – Gracias –bufó.

 

Kris ante tal gestó le dio una palmada en la cabeza, como símbolo de cariño.

 

—¡Ah! Se me olvidaba decirte. Está noche no te preocupes por Tao si no regresa, tenemos trabajo que hacer.

 

Al salir de la habitación, Wu YiFan agarró los papeles que se encontraban bajo la mirada somnolienta de Tao, dándole un gran susto.

 

—¿Qué haces? –le reclamó el Panda, al ver como su trabajo estaba siendo alejado por su jefe.

 

—Vamos a trabajar a mi casa ¿o se te olvidó--? –se calló al ver que el Luhan estaba llegando a su oficina como lo había planeado—. Luhan –se dirigió, ahora, al pelirosa —, tengo algunas cosas que atender, así que te dejó en las manos de tu entrenador. Él te espera en mi oficina –le regaló una sonrisa diplomática típica del príncipe de los negocios y salió arrastrando a su secretario detrás de él.

 

Ya alejados a unos metros  de su oficina, Tao se soltó de su agarre — ¿Sehun y Luhan van a trabajar juntos? – el secretario quiso volver a impedirlo.

 

Lo último que quería era que el pelirrosa se terminará enamorando de la persona que le gustaba. Muy dentro de él sabía que eso era imposible por el evidente repudio del pelirrosa para con Sehun. El secretario Tao estaba dispuesto a ir a impedirlo pero una mano  lo rodeó por la cintura, deteniendo cualquier movimiento que quisiese hacer; su cabeza fue forzada a ver a los ojos cafés de su jefe, su labios fueron amordazados por los de su acompañante, dejándolo sin siquiera un segundo para recapacitar lo que estaba haciendo en ese momento. En ese momento, tenía dos opciones; una de ellas, era ir a interrumpir la reunión que Sehun mantendría con Luhan; la otra, era quedarse junto a Kris, pagando todos sus deberes como había solido hacer desde que se conocieron.

 

Pero su voluntad, se vio despedazada cuando YiFan comenzó a lamer el lóbulo de su oreja, obligándolo a encogerse, por el cosquilleo que sentía en la parte posterior de su cuello. Y todos sus escrúpulos se quedaron cegados al ser acorralado contra la pared de aquel pasillo poco iluminado, debido a  que casi todos los empleados de la SM, se irían a sus casas en aproximadamente 20 minutos. En ese tiempo ni una alma sería capaz de escuchar las suplicas de Tao. Su corazón se aceleró al sentir como la erección de Kris se restregaba contra la suya, cómo le tocaba obscenamente la retaguardia y cómo succionaba la piel de su cuello.

 

—Qué dices pandita, ¿Me acompañas? —susurró en su oído, mientras se alejaba caminando por el pasillo.

 

Tao todavía con su respiración hecha un desastre, se tambaleó detrás de Kris, no sin antes mirar por última vez hacia la oficina de su jefe, donde se supone que estarían Luhan y Sehun. Siguió caminando por las filas de los otros empleados de la SM; tratando de parecer natural, muy a pesar de que su erección se lo impidiera y que si se  llegaba a tardar más, tendría que correr al baño. Bajó por las escaleras de emergencias y entró al cuartel de la SM, donde una  ola de empleados estaban dejando sus puestos para poder ir a descansar. Al llegar a la puerta de la habitación de Kris, se detuvo un momento y titubeando en hacerlo o no, decidió voltearse e irse corriendo de ahí; pero no se esperaba que Wu YiFan estuviera atrás de él, esperando a que él entrará.

 

— ¿A dónde ibas? —le preguntó burlón –. ¡Vamos! Tenemos mucho trabajo que terminar –lo agarró firmemente del brazo y lo obligó a entrar a su habitación.

 

—Y-yo, pesé en ir a buscar algo para trabajar –se excusó Tao, dejando ver su nerviosismo. Lo había hecho muchas veces con Kris anteriormente, pero sentía que si seguía cediendo a los impulsos de su cuerpo, algún día los impulsos de su corazón también lo harían. Era como ir a la guerra sin refuerzos, porque estar enamorado de Wu YiFan era incluso más peligroso que estarlo de Sehun.

 

— ¡Qué mentiroso Tao! Creo que debemos de quitarte la maña de no decir la verdad –le miró furtivo, mientras se quitaba la corbata. El rubio, lo desnudo con la mirada, saboreando a su secretario, una y otra vez, esperado el momento adecuado. Tao sólo se limitaba a tragar saliva sintiendo como sus miembros se tensaban más y cómo uno en especial estaba desesperado por salir de la ropa que se lo impedían.

 

 YiFan, contaba mentalmente; los minutos, los segundos, y… en ese momento sonó. La campana que anunciaba que el turno había terminado, inundo con todo su sonido las habitaciones de los empleados; que en unos instantes  también dejaron escuchar que ya se habían retirado de las oficinas.

 

El príncipe Wu volteó su mirada hacia Tao y sacó todos los meses que se había contenido al no estar en la compañía. Tenía en cuenta de que su misión era conquistar a Lay, y no engañarlo con su secretario, pero necesitaba una incentivo para seguir día a día con sus actividades, y ese era su secretario.

Lo inundó con besos, dejándolo empapado del sudor que ambos cuerpos emanaban. Le arrancó toda la ropa que pudiese servir como estorbo en ese momento y ambos cuerpos quedaron al natural dejado ver la necesidad en plena noche. Dejándose llevar por el momento, ambos sacaron lo mejor que sus voces pudieron sacar cuando se tocaban con tanto cuidado y dureza. La mano de Kris masajeó con poca delicadeza el miembro erecto de su secretario, haciéndolo jadear.

 

— ¿Cuáles son las palabras mágicas, Pandita? –Lo apretó más fuerte, recibiendo otro incentivo de suspiros sensuales de parte de Tao.

 

—Hazme tuyo —suplicó Tao en tono airoso. Después de todo, el castaño no iba a poner resistencia. Tantas veces había soñando despierto, que Sehun era quien le hacía eso, pero la realidad lo aplastaba cada vez que abría los ojos. Tal vez era por eso, que dejaba que Kris lo tratase como le gustaba, aunque ahí sólo fueran empleado y jefe. Por un momento, ambos se dejaron querer de esa forma, una forma en la que no eran correspondidos por las personas que amaban.

 

El rubio recibió gustoso la petición y volteo a Tao, dejándolo boca abajo. No hubo preparación, como de costumbre. Dolor mezclado con calor recorrió el interior del castaño, inundándolo de placer; y fue mucho más cuando Kris comenzó a envestirlo sin piedad. El castaño agarró vehementemente las sabanas, dejándolas plagadas de arrugas. YiFan odiaba que tocara sus manos cuando estaba por llegar al clímax, que llegó en tan solo unas embestidas más.

 

Sus respiraciones descansaron una vez que se dejaron venir, pero en sus corazones había un calor reconfortante que los llenaba; un calor que ambos necesitaban. 

 

Notas finales:

Esto fue todo por hoy. 

Espero recibir sus comentarios para ver si aún viven después del Lemon Hard del Taoris <3

¿A quién piensan que se refiere Sehun, en su plática con Kris? 

Nos vemos :)


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