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The way an assassin loves por Loredechoishawotic

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Primero, me disculpo por no haber actualizado antes. Ha pasado mucho tiempo. 

Este capítulo es SULAY, espero que les guste. 

Capítulo 5

 

El administrativo Lay estaba ahogándose en un mar de hojas y apenas eran las seis de la mañana.  Tanto el puesto como el trabajo le habían sido cedidos a Kris al momento de cambiar sus papeles en la SM. Había tratado hablar con su padre, acerca de cómo su trabajo había sido despreciado y de cómo le fue quitado sin ningún argumento valido; pero él señor Xing seguí tumbando en la cama y con la mirada fría, siendo cómplice de su mujer.

 

Si no fuera por sus amigos a quienes tenía que ayudar y proteger, ya hubiera dejado la organización; pero aún tenía trabajo que hacer y un acosador al que alejar, porque sabía que YiFan lo estaría molestando durante todo el día.

 

 Ya habían pasado tres horas para cuando acababa de firmar los planes, que mejor habían cumplido con los objetivos planteados. Así que decidió tomar un descanso; recostándose sobre la madera fría del escritorio y dejándose llevar por él sueño, y antes de hacerlo miró con atención la pila de hojas enfrente de su cara; lo que le hizo recordar cuando conoció a Kim Joonmyun.

 

El unicornio no se acordó exactamente qué día, ni a qué hora lo vio. Solamente sabía que ese día había hecho mucho calor, demasiado como para ir a la playa. El verano estaba más cerca de lo que todos habían estado esperando para salir de clases de la facultad e ir a vagar por las extravagancias que ofrecía Hong Kong, pero ese día fue diferente. Yixing había olvidado hacer el proyecto final que debía ser entregado en dos días y del cual únicamente tenía la portada. Estaba desesperado por no tener  un respiro de inspiración. Era muy típico de  él olvidar las fechas de entrega de sus trabajos si no los anotaba en algún lado, era por eso que siempre le pedía a Kris que le recordará qué era lo que debía de hacer, pero esa vez no podía contar con su novio. YiFan había estado muy ocupado emprendiendo su pequeño negocio con empresas de mala muerte en las que nadie tenía fe de que fuera a funcionar, incluso sus padres y amigos más cercanos. Muy pronto se retractarían, puesto que Wu llegaría a ser el príncipe de los negocios en China y, más tarde, en Corea y Filipinas.

 

Sin mucha ayuda con la que contar, el desamparado unicornio se quedó todo el día en la biblioteca, extrayendo fragmentos de información que le pudieran ser útiles para su investigación. Fue tanto su sumergimiento en el estudio, que no se percató de que se había hecho muy noche, probablemente eran las nueve y era una suerte que no lo hubiera corrido de ahí. Agarró sus cosas —papeles amontonados y libros —, y se apresuró para no perder el último tren que lo llevaría a su casa. Corrió hacia la puerta y por causa de su descuido, empujó a un chico de lentes que llevaba un montón de libros.

 

—Lo siento… Yo no quería —Hizo varías reverencias para disculparse, pues en verdad  estaba apenado.

 

—No te preocupes —el chicho de cabello negro, le sonrió y ambos comenzaron a levantar los libros.

 

Cuando por fin levantaron el desastre de papeles, Yixing se disculpó y salió corriendo de ahí a toda prisa para alcanzar su transporte.

 

Tal vez y como en otros casos, hubiera conocido a ese chico y jamás lo hubiera vuelto a ver, pero  no fue así. El unicornio era una especie de niño, puesto que se le perdía hasta lo más visible. A la mañana siguiente, se levantó noqueado por el intenso día de trabajo que había tenido el día anterior y sin mucho que preocuparse se tomó el tiempo de hacer las cosas con demasiada calma, puesto que sólo le faltaba pasar su borrador a computadora. Y claro, lo único que le faltaba era el borrador…

 

—No… no… —Su cara se tornó débil y las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento—. Buscó por todas partes; desde el baño hasta debajo de su cama, pasando por la ropa sucia y por  último en la basura. Al término de dos horas sin encontrar nada, repasó mentalmente los lugares en donde podría haber dejado su borrador, y lo encontró: la biblioteca.

 

Agarró su suéter ligero de color azul y salió a toda prisa rumbo al gran almacén de libros. Sus manos empezaban a sudar de lo nervioso que estaba; “¿Y si no está ahí? ¿qué voy a hacer? “estuvo pensando durante el tiempo que duró su camino.

 

Al bajar del camión se tropezó, pero eso no le impidió que siguiera trotando hasta llegar a la biblioteca que estaba totalmente cerrada. Ahora sí que su vida se había acabado.

 

Desalentado y con lágrimas en los ojos, se sentó en una banca de madera junto a un árbol, cuya semblanza parecía igual de triste. Con el dorso de sus manos, limpiaba sus las pequeñas gotas de agua salada que resbalaban por su mejilla. Llegó un momento en que sintió el peso de otra persona al lado de la banca. No le dio importancia puesto que no era algo que le molestará, más bien, lo incomodaba. Ese peso de al lado se hizo cada vez más cercano y cuando estuvo lo suficientemente cerca de Lay, este último se impaciento y su estado de ánimo, esta vez, se alteró.

 

— ¿Qué quieres? —Soltó ponzoñosamente al desconocido. No quería sonar tan grosero, pero imaginarse un verano completo rodeado por más estudio e información, no era como lo había imaginado.

 

El extraño le sonrió, mostrando unos papeles en su mano.

 

—Son mis papeles —Yixing se fijó inmediatamente en ellos.

 

—Ayer por la noche, tropezaste conmigo y dejaste olvidado esto —el desconocido le entregó su borrador y Lay lo recibió casi sin poder creérselo.

 

— ¿Y viniste aquí sólo para entregármelo?

 

La pregunta fue contestada por  un asentimiento de parte del receptor.

 

—Gracias —repuso felizmente el unicornio —. Muchas gracias— volvió a decir, ahora, abrazando al advenedizo.

 

Fue un abrazo cálido y lleno de gratitud por parte del joven olvidadizo; lo que nunca se espero, es que hasta él mismo se permitió alargar el abrazo por mucho más tiempo. Fueron unos minutos, solamente hasta que el castaño se dio cuenta que asfixiaba al pobre muchacho.

 

—Lo siento, perdón. No era mi intención —soltó apenado.

 

— No te disculpes, estoy bien.

 

—Por cierto, soy Lay —el castaño le extendió la mano que fue bien recibida por su acompañante.

 

—Kim Joonmyun.

 

Después de eso, no había logrado recordar qué había pasado después. No fue sino hasta que su novio Suho le recordó la segunda parte de su olvidadiza travesura.

 

Habían estado platicando de algunas cosas; acerca de la escuela, lo que querían a futuro, entre otras. “Sonreías todo el tiempo” recordaba las palabras de Suho. Pero no duró hasta que Lay se le ocurrió  preguntarle acerca de qué quería como recompensa. La discusión duró no menos de dos segundos ya que ambos chicos decidieron tomar un helado; cortesía de Lay. Lo último que dijo Joonmyun acerca de lo que había pasado, fue que YiXing había tirado su helado sobre él.

 

No hubo represalias, ni comentarios de mal gusto de parte del pelinegro, pero desde entonces, entablaron una gran amistad.

 

Los años transcurrieron sin ningún percance. Incluso Lay había dejado ese mal hábito de hacer torpezas en lugares públicos; ahora únicamente lo hacía con su novio Wu y su mejor amigo Suho, a quien le decía así por no decir todo su nombre. Todo estaba perfectamente bien hasta que Kris se empezó a cansar de su presencia.

 

Las tardes de invierno ya no eran como hacía dos años, Kris se pasaba aplazando sus citas. Al principio, Lay no lo culpó porque al fin, estaba siguiendo sus sueños. Pero no hubo más de una hora para él en esos sueños. Siempre era “Hola y adiós”. Eso se había convertido en algo que intoxicaba la vida del unicornio.

 

Pero cierto día, y como el agua que ranuras por donde salir; YiXing no lo soportó.

 

Ese día vería a Kris, estaba tan animado que no dudo en contárselo a su mejor amigo. El tiempo se fue volando hasta que dieron las 6 de la tarde; la hora en la que vería a YiFan. Como había estado casi todo el día con Suho, decidió compran comida Coreana para cenar, la cual era su favorita.  Cuando llegó, y como de rutina le dejó un beso en la mejilla al ocupado de su novio; que yacía ensimismado en el computador.

 

Está vez, fue Kris quien le dirigió la palabra.

 

— ¿Estuviste todo el día con el coreano de tu amigo? —agregando ponzoña al apodo.

 

—Sí, estábamos hablando acerca del trabajo del verano que se avecina —respondió Lay, moviéndose con destreza por la sala; poniendo platos, cubiertos y vasos.

 

—No me gusta. No quiero que andes con él, dile que tienes novio —determinó YiFan.

 

—Es mi amigo, no hay nada entre nosotros.

 

—Aún así, no quiero que lo veas —dictaminó el rubio.

 

Como todas las parejas, hubo una discusión. Lay por su carácter paciente y obediente, hubiera aceptado lo que Kris le había pedido; pero Suho era su mejor amigo. A pesar de que ellos dos—Kris y Suho— nunca se hubieran llevado bien, siempre podían intentarlo.

 

—Lo voy a seguir viendo, es mi amigo —enfureció el unicornio. Nunca antes, había tenido un desliz en su persona apacible, pero eso era algo en lo que no podía ceder fácilmente.

 

Al momento, sonó un fuerte golpe en la habitación; inundándola de silencio. Lo que nunca se había esperado el castaño era ser abofeteado por su propio novio o, más bien, monstruo. Ahora lo desconocía, era una persona totalmente diferente del que solía conocer.

YiXing no dijo nada; agarró sus zapatos y salió de la casa.

 

—Espera, Xing … —fue lo único que pudo articular la garganta de Wu YiFan.

 

Ante la lenta reacción de Kris, logró llegar con todo su dignidad hasta el departamento de Joonmyun, tiritando por caminar con lluvia. Y al momento de ver el rostro de su amigo, comenzó a deshacerse en lágrimas. Le contó todo lo que había pasado, recibiendo apoyo en palabras que le aseguraban seguridad y tranquilidad. “No dejaré que te vuelva a tocar. Lo prometo, Xing”. Y así paso. Las siguientes semanas se escuchaban gritos entre el mejor amigo de YiXing y el ex novio de éste.

 

La herida que sostenía el castaño era inmensa, y se fue haciendo cada vez más grande a medida que avanzaba el tiempo. Está vez, el tiempo, no curo tan rápida sus heridas. La razón fue simple, YiFan dejó de insistir, nunca supo por qué paso eso; y a pesar de todo, logró perder, poco a poco, ese sentimiento hacía la persona que una vez había amado tanto.

Claro, le tomó su tiempo, casi acabando la universidad, pero su dolor fue cada vez menos; fuese debido a que ya no veía tan seguido a Kris o porque tenía al lado a su amigo extranjero. Ambas cosas lo sanaron.

 

Desde luego, en el sueño de Yixing estaba floreciendo los recuerdos de cómo se  había enamorado de Joonmyun.

 

No fue sino hasta su último año en la universidad. Ambos habían acordado celebrar el cumpleaños de Suho. Aparte de Lay, fueron otros amigos recién llegados desde Corea. Por suerte solo estuvieron un rato; bebiendo, riendo y contando anécdotas vergonzosas del cumpleañero. Y cuando por fin se hubieron ido, un silencio inundo el apartamento.

 

— ¿Quieres que te ayude? —preguntó Lay, al ver el desastre que levantaba su amigo.

 

—No te preocupes Xing —le guiñó el ojo, sacando la aspiradora, que le ayudaría a aumentar el paso con sus quehaceres.

 

Durante ese tiempo nada interesante paso, y como algo que salva él día, los pocos manejados y especiales habilidades de Lay volvieron a salir el flote, cuando se le ocurrió pasar por el piso mojado de la cocina; casi se da un buen golpe sino hubiera sido por su amigo con reflejos de rayo.

Quedaron a pocos centímetros uno del otro, y fue ahí cuando Lay, ya fuera por la necesidad de sentirse querido, beso a su mejor amigo, obligándolo a permanecer unidos.

 

Las manos del castaño  rodearon  el cuello de Suho, mientras éste  sostenía a Lay con toda la fuerza posible para que no fuera a caer. Sus labios se movieron solos; dejándose llevar por el momento.

 

En ese instante, Lay se sintió tan relajado, sólo hasta que llegó la vaga imagen de Kris discutiendo con él por estar todo el tiempo con su mejor amigo Suho.

 

—Lo siento  —dijo Lay, separándose de los labios carnosos de Joonmyun —. Tengo que ir a tomar aire —se disculpó y salió corriendo antes de que el pelinegro pudiese decir algo.

 

Se detuvo en el balcón de la recamara de su amigo, y aspiró profundamente H2O para que pudiera dejar de sentir a su corazón latiendo con fuerza. Estaba totalmente ido cuando había besado a Suho segundos antes, pero le había gustado. Una parte de él se culpaba por hacerlo porque no tenía el derecho de obligar al pelinegro de hacer eso. Ahora había arruinado su relación.

Mientras pensaba en las consecuencias, las manos de Suho se posaron en sus hombros e hicieron que girara hasta quedar de frente con él.

 

—Te quiero —susurró Suho.

 

— ¿Qué? —preguntó desconcertado el castaño, arrugando su frente.

 

—Que te quiero. Te he querido desde el primer día en que te vi en la biblioteca —Xing empezó a sentir a su corazón galopar —. Mi forma de quererte siempre fue estar a tu lado, mirándote desde lejos. Nunca me atreví a deshacer algo con Kris porque sabía que lo querías demasiado, y hasta ahora no tenía el valor para avanzar contigo, porque conocía cuán importante era nuestra amistad para ti.  Pero no puedo dejarte ir así después de lo que acaba de pasar —Lay estaba a punto de abrir su boca pero su amigo unió, de nuevo, sus labios en un beso más necesitado.

 

No pudo detener el sentimiento, que crecía cada vez, más al sentirse nuevamente querido. Los besos que dejaba Suho en la superficie de piel, lo perdieron totalmente. Las palabras que se dijeron ese día, lo reconfortaron aún más. Y sobre todo, la persona que le hacía el amor, lo entendía como nadie más lo había hecho. Jamás lo dejaría irse. 

Notas finales:

Bueno, es fue todo. Espero que les haya gustado. 

Ya estoy escribiendo el siguiente cap, para compesar mi desaparición. 

Digánme si les gustaría que actualizara esta semana o la otra.

Saludos, cuídense. 


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