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Until you fall por Marion_SxN

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Notas del capitulo:

Hola. Me costo mucho terminar este capítulo por cierta circunstancias de salud. Digamos que mi ojo derecho se había despedido por un tiempo pero acá está.

Espero que los disfruten.

Saludos.

Seto se sentía dichoso, satisfecho y un montón de sinónimos más. Con los documentos en su poder se había levantado cerca de las siete de la mañana lleno de energía aunque había dormido muy poco y de dirigía al estudio de su abogado, tenía absolutamente todas las pruebas que señalaban directamente a un ex trabajador que antes de marcharse se había llevado algunos documentos importantes, todos con los sellos de KaibaCorp que comprobaban su culpabilidad.

Algunos de sus problemas se solucionaron pero surgieron otros, el hecho de que la información no cayera en otras manos fue una fortuna pero hacía que la investigación sea más exhaustiva ya que él creía que el sujeto no trabajaba solo. Aunque no había ninguna evidencia de ello Kaiba no iba a rendirse tan fácil.                

Giró el volante sobre una calle elevada que lo conducía directamente a un enorme edificio de cuatro pisos. Aparcó en el estacionamiento del condominio y bajó, se apostó unos anteojos negros para que el sol radiante no lastimara su vista y caminó por un lado hacia la puerta de vidrio.

Saludó al guardia de seguridad que reconoció al empresario en segundos, el castaño caminó hacia el elevador y presionó el botón del último piso. Sintió una sonrisa extenderse por sus labios al salir del ascensor y encontrarse casualmente con su abogado llevando un café en su mano en medio del pasillo. El hombre de cabello ligeramente cano elevó las cejas curioso por la extraña felicidad en el CEO.

-Kaiba, que inesperado- se acercó al castaño y estrechó su mano.

-Tengo noticias, Hideo- sacudió ligeramente la carpeta en su mano mientras una ceja se elevaba encima del marco de los lentes- Noticias que me llegaron ayer.

El abogado curioseó la vista a su alrededor atento a cualquier mirada sospechosa y apuntando con la mano en la que llevaba el café en dirección al pasillo donde estaba su despacho:

-Vamos a mi oficina- el hombre caminó por el pasillo con alfombrado rojo seguido de cerca por el empresario y abrió la puerta de madera con una placa de cobre que llevaba su nombre- ¿Creí que te vería recién la semana que viene?

-Eso estaba pautado pero verás- se sentó en un cómodo sillón frente al escritorio del abogado cruzando sus manos dejándolas colgar entre sus rodillas- Ayer recibí los papeles que habían robado de la empresa.

-¿Todos?- el abogado le dio un sorbo a su hirviente bebida y la dejó cerca de su labio totalmente interesado en las palabras del CEO.

-Todos y el nombre del que se llevó la información- se levantó y dejó la carpeta en el escritorio del abogado que la tomó lentamente- Está todo allí.

-¿Ya lo revisaste?- tomó las hojas una por una mientras sus ojos leían rápidamente todos las carpetas - Esto es fantástico, Kaiba, solucionan todos tus problemas.

-Y al parecer los problemas que habíamos tenido anteriormente con las acciones se debían a que alguien se había metido en los registros y había estado alterando la actualización de las acciones para que las recibamos mal.

-Hay que corregir los registros anteriores y verificarlos con tu contador- el hombre le dio un sorbo al café y se giró hacia el teléfono para luego llamar a su secretaria para que lo comunicara con el estudio contable, mientras esperaba con el tubo entre su hombro y oreja, Kaiba observaba todo  sonriendo suavemente- Buenos días ¿Se encontraría Akira? De parte de Hideo... ¿Podría decirle cuando termine que el señor Kaiba necesita con urgencia su presencia en KaibaCorp? Por supuesto... Hasta luego- una vez que cortó se mantuvo unos segundos en silencio para luego girarse hacia el castaño- ¿Qué va a hacer con el culpable?

-Por ahora nada- se cruzó de brazos y se recargó en el respaldo- Tengo la leve sospecha de que está trabajando con alguien más que todavía se encuentra en KaibaCorp. Lo más prudente es hacerle creer que no sabemos nada y sobre todo que no tenemos la información, necesito encontrar un informático para que me dé una mano cuando tengamos que hackear las computadoras de KaibaCorp. Vamos a tener que utilizar gusanos que copien cualquier tipo de enlace que sea introducido en la red, así como la información que se transmita entre el personal y por supuesto saber si alguien trata de introducirse en los disco duro donde están las copias de seguridad.

-¿Quiere que le consiga un técnico informático?- le preguntó el abogado mientras se giraba nuevamente al teléfono.

-No hace falta- sonrió de lado- Sé exactamente dónde encontrar uno.

 

 

                                                               .                              .                              .

     

      

Joey estaba emocionado cuando Hideki le informó que iban a pasear por los alrededores de Manhattan, quería recorrer todo lo que pueda. La estatua de la Libertad y la recientemente abierta “Freedom Tower” eran sus principales objetivos junto a uno más que creía no iba a ser capaz de ver. Pidieron un café en Starbucks y se introdujeron en el Central Park. Visitaron en primer lugar The Lake y Bow Bridge en Central Park ya que Joey había insistido en visitarlo, ahí se grabaron películas que el rubio amaba y ansiaba sacarse una foto. Su entusiasmo se incremento aún más cuando encontró una pista de hielo en el centro. Había muchas personas dando vuelta alrededor de la pista bebiendo chocolate caliente mientras tanto miraban a aquellos que habían decido deslizarse en la pista.

Se aproximaron al local donde alquilaban los patines y se sentaron en las largar bancas para colocárselos. Una vez que pisaron el hielo tanto como Hideki y Joey pudieron desplazarse por la pista sin inconvenientes a excepción de Hiro que se sostenía de todo aquel que pasaba por su lado causando que en más de una ocasión lo tirara al suelo en su caminó por mantenerse en pie. Cuando algunas personas comenzaron a enojarse los dos melados lo tomaron de los codos y patinaron los tres mientras Hiro, completamente humillado, se dejaba llevar por ambos. Una vez que terminaron de deslizarse en el hielo, ya relajados decidieron conocer Terraza Bethesda, Joey conocedor de arquitectura encontró el lugar hermoso. Unos túneles de arcos sostenido por columnas y escaleras que se elevaban llevaban a una preciosa fuente circular con una estatua de un ángel en el centro que se apoyaba en una pilastra circular elevándose unos tres metros sobre la fuente para el melado el detalle que estuviera rodeado de nieve no hacía más que acentuar la belleza de la locación. 

-Es preciosa- comentó distraídamente Hiro mientras se acercaba a esta.

-Realmente- Joey observó la escultura con atención al igual que cada detalle en ella, las alas estaban sublimemente hechas y el vuelo de la ropa era excepcional. El rubio salió de sus pensamientos cuando el sonido de un flash sonó detrás de él.

Al girarse halló a Hideki sosteniendo la cámara en sus manos. Con una sonrisa observó el rostro ligeramente sonrojado de Joey y volvió a levantar la cámara fotográfica para captar una toma sorpresiva de su rostro.

Hideki había sido muchos años fotógrafo de su propia compañía, muchas de las fotos que estaban en los books de sus modelos provenían directamente de la mano del jefe. Era un fotógrafo por vocación y un amante de los paisajes, amaba retratar escenas de la naturaleza.

Hideki fue un excelente guía notándose rápidamente su conocimiento acerca de la ciudad y Hiro era una deliciosa compañía, siendo curioso no hacía más que entusiasmar el ambiente. Se movieron a través de las líneas de metro, el interior de los metros era muy distinto del que se encontraba en Japón. Las escaleras eléctricas parecían más maltratadas y definitivamente eran mucho más oscuras pero no por eso menos sensacional el estremecimiento de emoción sacudió a Joey haciéndolo sonreír aun más. Mientras esperaban pacientemente que el metro llegara Joey observó los grafitis que se hallaban dispersos en las paredes de los túneles, el leve chillido de las ruedas de metal se oían a la distancia al igual que se comenzaba a vislumbrar las luces. El carro se detuvo en el andén y abrió las puertas con un suave sonido de rechinamiento, inmediatamente los tres se introdujeron y se mantuvieron parados mientras llegaban al lugar que Hideki les iba a enseñar.

El rubio notó que New York era una ciudad llena de etnias, los habían afroamericanos, asiáticos, arios y de Sudamérica. Algunos vestían con trajes de oficina, niños con ropa de institutos y enormes mochilas con ruedas. Los adolescentes escuchaban música a través de sus reproductores con actitudes despreocupadas y charlatanas, sonrió al notar que las costumbres occidentales eran muy distintas de las orientales. Las muestras de cariño así como sus altos tonos de voz eran las principales diferencias entre ambas culturas.

Algunas mujeres lo veían de reojo y sonreían coquetamente. Joey simplemente las observó de reojo mientras que Hiro les correspondía pero para su desgracia ellas solo mantenían la mirada fija en ambos rubios. Quiso reírse de la mala suerte del asiático pero se contuvo porque sabía que no se lo tomaría muy bien.

Hideki se movió delante de ellos y se colocó frente a la puerta preparándose para bajar. Los otros dos chicos lo imitaron y esperaron pacientemente que el metro se detuviera en la plataforma, cuando lo hizo los tres alcanzaron el andén y se dirigieron hacia las escaleras eléctricas.

En el exterior Joey echó un vistazo alrededor y encontró un enorme edificio que parecía una centra ferroviaria de los años setenta, una escalera unía la vereda con la entrada con tenía tres arcada sostenidas por un pilar y unas columnas. En una enorme anuncio con el nombre de la locación “Metropolitan Museum of Art”. El cuerpo espigado del rubio se sacudió del éxtasis, conocía ese lugar, había leído sobre el museo como uno de los más importantes en el mundo, la colección del museo tenía en su adquisición más de dos millones de obras de arte de todo el mundo. Abarcaban desde tesoros de la antigüedad clásica, tanto de Grecia como de Chipre.

Los departamentos estaban separados por temas desde Egipto hasta África, incluyendo Oriente Medio, Bizantino e Islámico.

Joey se giró y le sonrió abiertamente a Hideki quien con una sonrisa paternal los condujo al interior.                  

 

 

                                                               .                              .                              .

 

 

Peinó su cabello tricolor cuando una repentina ráfaga de viento los desordenó. Con un bufido se dirigió hacia la estación de ferrocarril, se encontraba bastante frustrado y estaba acumulando una gran cantidad de stress. Necesitaba tener sexo y pronto, no le alcanzaba con las pajas necesitaba un intercambio real de fluidos.

Observó su reloj y frunció los labios cuando descubrió que era relativamente temprano, podía darse una vuelta por su casa, dejar las cosas de la universidad y buscar alguien que lo satisfaga. Caminó hasta la estación de tren, deslizó la tarjeta de transporte por las barreras y la atravesó, fue entonces cuando su celular comenzó a vibrar, mientras se detenía en la plataforma leyó en la pantalla el nombre de su jefe. Gimió alterado pensando que quizás se había olvidado de acomodar algunos archivos.

-¿Señor?- contestó Yugi con una voz que variaba de la traviesa que usualmente tenía.

-Lamento informarle, señor Muto, que a partir de mañana ya no dispondremos de sus servicios.

-¿Qué?- Yugi había escuchado bien pero no parecía haberlo entendido sobre todo con el tono mecánico con el que había hablado su jefe.

-Mañana acérquese a la oficina para retirar la liquidación de su sueldo- una vez repitió su ex jefe y luego cortó.

Yugi aun con el silencio del otro lado de la línea mantuvo el móvil contra su oído derecho con el aliento espeso detenido sobre su nuez. El tren que había estado esperando se fue y el chico aún estaba parado en el lugar.

Bajó la mano donde tenía el celular y lo guardo en el bolsillo de su abrigada chamarra. Sus ojos se llenaron de lágrimas y lo sacó nuevamente para comunicarse con alguien. Presionó la pantalla táctil y deslizó los dedos para luego colocarlo contra su oreja otra vez.

-¿Mokuba?- susurró Yugi mientras temblaba suavemente- Realmente necesito verte ¿Dónde estás?

-En la agencia donde trabaja Joey - contestó con preocupación por el alterado tono de voz- ¿Por?

-Estoy en la estación y--

Yugi ni siquiera terminó de contestar y el leve sollozo fue la respuesta. Los pequeños hombros de éste vibraron y cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. Finalmente la buena suerte comenzaba a desvanecerse, dos meses después y no hacía nada más que hundirse en un torbellino de desgracias que comenzaban a debilitar su testarudez.  

-Voy a buscarte- pronunció Mokuba para luego cortar.

Sin dejar de llorar Yugi se apoyó en una columna del andén y resbaló hacia el piso. Llevó las rodillas hacia su pecho y escondió su rostro entre estas.

No sabía cuánto tiempo había estado en el suelo mientras las personas caminaban alrededor. Todo esto comenzaba a desmoralizarlo, ahora más que cualquier otro día quería estar junto a Yami, tan solo un abrazo o tan siquiera una débil esencia de su perfume y su angustia iba a mermar pero aún no era merecedor de su perdón.

El suave toque en su hombro hizo que levantara la vista, Mokuba estaba acuclillado frente a él con sus ojos añil centellando compasivamente, los orbes malva de Yugi se llenaron de lágrimas cuando éste se sentó a su lado y lo abrazó por los hombros, en ese momento el más bajo no dudo en hundirse en el esternón del Kaiba menor desahogando todo su frustración.

-¿Mejor?- inquirió Mokuba mientras continuaba acariciando la espalda de Yugi.

-Sí- afirmó separando su rostro del torso de su amigo. Se avergonzó un poco cuando notó que la campera azul del otro estaba humedecida con lágrimas y saliva, disimuladamente trató de quitarle las manchas con el puño de su chamarra.

-Creo que debes limpiarte, Mokuba- acotó burlona la inconfundible voz de Ryuji, Yugi levantó la vista y lo encontró parado detrás de ellos.

-¿Liverman-san?- <<¿Por qué estaba el jefe de Joey ahí?>> Se enderezó y se paró.

-Mokuba me dijo que parecías estar en un apuro- sonrió suave mientras se acercaba- Lo traje en el auto de la compañía.

-Muchas gracias- se quitó las lágrimas que tenía en las mejillas con una sonrisa agradecida.

-¿Qué es lo que ocurrió?- cuestionó Mokuba ya erguido a su lado.

-Mi jefe me llamó y me dijo que... Que mañana tenía que ir al trabajo a buscar la liquidación.

-¿Te dijo porque?- el Kaiba menor.

-No...- sorbió por la nariz mientras recibía un pañuelo del teutón sonriendo agradecido.

-Así que estás sin trabajo- Ryuji murmuró suavemente mientras se acariciaba el mentón- ¿Tienes un curriculum a mano?

-Tengo una copia en mi mochila- Yugi no entendía que estaba planeando el enorme asiático.

-Porque creo que tengo un excelente puesto- se volteó esperando que ambos lo sigan, luego de dos pasos se detuvo y volvió la mirada a los dos chicos- ¿Cuál es tu disponibilidad horaria?

-Menos a la mañana cualquier horario- se encogió de hombros- ¿Por qué?

-Vamos a la oficina y verás- Ryuji tenía un encanto sutilmente occidental cuando sonreía.

Salieron de la estación con el ex modelo liderando la fila, tanto como Mokuba y Yugi cruzaban disimuladas miradas. Ninguno tenía idea de donde iba a sacar un trabajo para él pero parecía tan confiado que el más bajo los siguió sin protestar. Llegaron hasta el estacionamiento y Ryuji abrió la puerta del conductor encendiendo el motor de su Camaro negro, con una silencioso gesto les dijo a los dos chicos que entraran.

En la parte posterior del automóvil tanto como Mokuba y Yugi empezaron a ponerse al día, Kaiba menor estaba más al tanto de las noticias de Joey que el mismo.

-¿Sabes algo de Joey?- le preguntó a Mokuba mientras este sacaba su celular.

-Justo me acaba de llegar un mensaje de él- sonrió sin despegar la mirada de la pantalla.

-¿Sí? ¿Qué cuenta?- se acomodo en el asiento totalmente interesado.

-Dice que acaba de regresar de dar un recorrido por Manhattan- se rió suavemente- Me envió una foto.

Bajó el móvil y le mostró a Yugi una foto donde Joey estaba sonriendo, tenía una campera de color negro con capucha de piel y detrás de él había un enorme cartel que decía Chicago. Estaba maravilloso, con sus mejillas ligeramente rosadas y el flequillo revuelto. Yugi suspiró alucinado, hacia tanto que no veía a Joey que un extraño sentimiento lo hizo sentirse ansioso.

-¿Cómo la estará pasando Joey?- agregó Yugi mientras volvía su lugar.

-Seguramente le debe estar yendo bien- Mokuba deslizaba el pulgar por la pantalla contestando el mensaje del blondo- Debe estar bien.

 

 

                                                               .                              .                              .

 

 

-No me siento- murmuró Joey mientras se sostenía el vientre y se inclinaba hasta colocar el rostro entre sus rodillas.

-Debe ser ansiedad- calmó Hideki mientras le acariciaba la espalda. El rubio giró la cabeza dándole un vistazo a Hideki.

-Ya fuiste a fiestas glamorosas y llenas de personajes importantes- Hiro se inclinó y susurró junto al oído de Joey- Imagínate como estoy yo entonces.

-Tienes razón- Joey rió suavemente y se enderezó.

Deslizó la mirada por Hiro, estaba vestido con una camisa roja de mangas largas y encima un chaleco negro, sobre este un saco de Burberry. Sus piernas estaban cubiertas por unos pantalones con líneas verticales que lo hacía ver alto. Definitivamente a pesar de su rostro de bebé Hiro parecía mayor con esa indumentaria.

Suspiró y se acomodó la camisa soltando aire por su boca mientras se hundía en el asiento. Hideki le había ayudado a elegir el vestuario que portaba. La camisa color plomo, el saco de John Galliano hasta las rodillas de color topacio, los pantalones negros y los zapatos Lottuse del mismo tono que sus ojos. Habían ido a un excelente estilista y había peinado a Joey con brillos haciendo que los tonos dorados de su cabello parecieran hebra de oro.

Con una sonrisa relajada reparó nuevamente la atención en su jefe. Hideki era la representación de la belleza, tan extraordinario que apenas podías considerarlo alguien de este mundo y sin esfuerzo podía formar parte de la fantasía de tanto hombres como mujeres, llevaba el cabello peinado con mousse y al tacto parecía que estuviera formado con algodón. Vestía un conjunto de Dior y zapatos de Hermes, Joey sabía que no trataba de llamar la atención de los publicistas o las personas en la fiesta. Le había en algunas ocasiones que después de todo estaba retirado y ahora solo debía conseguirle oportunidades a Joey por lo que era más escueto para vestir.

Las calzadas estaban llenas de personas que paseaban por la 5ta Avenida, dado que era un día de semana las personas caminaban atareadas. La visión que le daba las calles de New York no era muy distinta de las que veía en Tokio, todos apurados para llegar sus hogares. La ciudad estaba tan iluminada que parecía que sus irises iban a centellar para siempre.

Súbitamente el automóvil se detuvo frente a una enorme puerta doble de vidrio, con cientos de personas a su alrededor abalanzándose sobre las limosinas que se iban deteniendo frente a la construcción. Tanto Hiro como Joey jadearon de la sorpresa, esto era lo más grande a lo que Joey había asistido por lo que no podía imaginar la incertidumbre de su manager. Dos valet se aproximaron al vehículo y abrieron la puerta donde se encontraba Hideki, con una respetuosa reverencia cedieron en paso de los tres muchachos.

Cuando pisaron el suelo Joey tuvo que tragar la espesa saliva que se había acumulado en su garganta y se sostuvo el estómago cuando este se estrujó dolorosamente. Una fila de personas se hallaban paradas detrás de las vallas y los periodistas levantaban las cámaras casi dejándolos ciegos por los flashes. Se sentía tan agitado como la primera vez que había salido con Duke, se secó las sudadas palmas con su saco y siguió a Hideki que lo esperaba llegando a la puerta mientras sonreía a cada persona que veía. Hiro aún estaba clavado a su lado, con un leve codazo y un movimiento de cabeza lo instigó a que avanzaran.

El melado reconoció a una gran cantidad de personas en el interior del salón a medida que iban avanzando entre la multitud. La decoración del lugar era sublime, luces de todos colores iluminaban las esquinas y el centro, alrededor de la pista había mesas redondas cubiertas con manteles de color tiza. El lugar parecía más una discoteca que una reunión. Al final del salón había una larga tarima que cuando enfocó mejor la vista descubrió que era una pasarela de modelaje.

Los invitados estaban dispersos en todas las direcciones mientras se paraban junto a los invitados deleitándose con lo que seguramente era un costoso Champagne. Un mesero pasó a su lado ofreciéndoles una bandeja con canapés, Joey aceptó una cuando le llegó el delicioso aroma. Mascándolo deslizó la mirada hacia todos lados, temblando cuando encontró desde participantes de programas de televisión hasta estrellas de cine, todas juntas se veían como un cuadro de ilusoria belleza. Hiro tiró de la manga de su camisa y apuntó a su lado mientras se negaba a separar de la vista de lo que había llamado su atención, entornó sus orbes topacio y descubrió a la actriz Natalie Portman con su esposo mientras sonreían agradablemente. No muy lejos Joey reconoció a alguien y casi se desmaya del gusto, su actor gay favorito, Matt Bommer junto con a su marido. Verlo por fotos y revistas era un deleite pero verlo tan cerca era demoledor.

-Buenas noche, caballeros- por el acento Joey supo que el hombre que había participado en la reunión el día anterior estaba junto a ellos, el sujeto solo vestía un elegante conjunto de sastre. El arco de sus labios se curvó para una sutil sonrisa- ¿Llegaron hace mucho?

-Llegamos hace tres minutos aproximadamente- Hideki respondió elevando la copa en su mano. Paseó la vista por el salón antes de agregar- Veo que está lleno de personas.

-Si- dio un sorbo a su copa- Al señor Gaultier le gusta una gran recepción. No suele conocer a los modelos que trabajan en sus campañas pero está deseoso de conocerte, Joseph.

-Joey, por favor- el aludido sonrió abiertamente- Y por supuesto que nunca le diría que no a una persona tan importante como el señor Jean Paul Gaultier. Después de todo me están dando la oportunidad de hacer la publicidad de su próxima fragancia.

-Excelente respuesta- el hombre con acento francés golpeó su copa con la que tenía Joey- Van a hacer un pequeño desfile a eso de las doce de la noche. Tiene experiencia en pasarela ¿verdad?

-Claro- respondió rápidamente Hideki mientras se acomodaba sobre una pierna. Joey se tensó <<Hideki está loco si piensa que voy a conseguirlo. Se había tropezado las veces que lo habían subido a una>>- En Japón tiene clases continuamente con un instructor.

-No dudo que lo hará fantástico- el tono francés se acentuó en la última palabra- Alrededor de las once te buscaremos. No se alejen mucho.

-Por supuesto que no- el ex modelo estaba tranquilo mientras observaba al hombre alejarse de ellos para cruzar palabras con otros invitados.

-¿Qué hiciste, Hideki?- Joey parecía que iba a sufrir una combustión espontánea. El rostro de ardía a pesar del frío que hacía, sentía el sudor acumulándose con una suave capa en su frente-Se van a reír cuando me vean tropezar, voy a caerme, voy a hacer el ridículo y vamos a tener que volver a Japón con las manos vacías y--

-¡¿Te puedes calmar?!- creyó que el que iba a darle una bofetada verbal era Hideki pero fue su manager el que explotó- ¿Tan poca confianza te tienes?

-Hiro tiene razón, has estado practicando hace casi un mes y creo que ya es tiempo que tengas el reto necesario para que lo superes- su jefe se inclinó sobre su hombro y le susurró- Hay un montón de coordinadores de desfiles y seguramente va a ser una excelente oportunidad.

Joey frunció los labios y cruzó el brazo que no tenía la copa bajo la sisa del contrario. Sabía que el ex modelo tenía razón pero eso evitaba que el pánico comenzara a formarse en él. Se mordió suavemente el interior de sus mejillas quitando pequeños pellejos y masticándolos, quizás no estaría muy inseguro si ese día hubiera tenido sexo.

Desde que había comenzado a tener relaciones sexuales con Kaiba el estrés había casi desaparecido. Dormía mejor en las noches y podía concentrarse en su carrera, bueno, casi podía concentrarse. Todo el asunto de Devlin casi había aniquilado por completo su inspiración, tenía que esforzarse para conseguir sentir aunque sea un poco de satisfacción cuando veía terminada su obra.

Se pasó un dedo por su labio inferior recordando los besos maravillosos que compartía con el empresario. Kaiba tenía los labios más apetecibles y masculinos que alguna vez había visto, se maravillaba cada vez con el arco de Cupido que terminaba con un pequeño montículo de carne en el labio superior y Joey amaba sobre todo el marcado hueco del mentón, tan masculino.

Gimió suave cuando sintió que empezaba a ponerse duro. Con la imaginación rápida e imparable las imágenes de Kaiba comenzaban a pasar sobre su consciente como una gran estampida, ahora no solo imaginaba los labios del CEO, prácticamente los sentía sobre los suyos. Mientras tiraba de ellos entre sus perfectos diente y los chupaba con su deliciosa boca.

Atropelladamente se disculpó con su jefe y Hiro dirigiéndose al baño. Mientras se alejaba dejó la copa vacía de Champagne en la bandeja de un mesero, traspasó un pequeño pasillo vació con dos puertas al final, atravesó la puerta que tenía un pequeño señalador de un hombre con smoking que tenía las palabras “Gentleman”. Joey suspiró cuando no vio a nadie en el interior, con largas zancadas se metió en uno de los cubículos más alejados y trabó la puerta detrás de él. Se apoyó en esta tratando de recuperar el aire, se miró las manos y notó que estaban temblando suavemente.

Desvió sus ojos la latente rigidez en el frente de sus pantalones y jadeó veloz. Él nunca se había masturbado en un lugar público, tragando saliva y con una fuerte mescolanza de excitación y miedo, bajó las manos hacia la cremallera bajándola para sí liberar sutilmente la presión de su empalme. Pasó su mano por el bulto cubierto por sus interiores y jadeó apoyando la cabeza contra la puerta. Bajó el frente de su slip para sacer su goteante erección y lo empujó más abajo hasta que sus testículos quedaron también libres. Le dio una larga caricia a su falo y con su otra mano se acarició las bolas estirando la piel suave en estas.

Con un gemido atragantado cerró los ojos y se escurrió dentro de las sensaciones. Para ese momento Joey ya no tenía la cabeza en ningún lugar más que en la fantasía que comenzaba emerger frente sus parpados.

Kaiba era protagonista de las imágenes que su mente lasciva que como muchas veces antes  formaba parte de sus fantasías.

En cuanto comenzó a acariciarse el CEO apareció como una ilusión parado frente a él, con la camisa totalmente abierta y el cierre de sus pantalones abiertos colgando por sus caderas. Los ojos añil del castaño lo devoraban, las esquinas de sus labios se curvaban exponiendo una sonrisa arrogante. El castaño desabotonó la camisa plomo del rubio hasta el final dejando su cuerpo a su mirada inquisitiva, estiró su diestra para tocar el torso de Joey desde su nuez de Adán hasta su vientre donde hizo más presión.

-¿Me has extrañado, Joey?- preguntó la voz perfecta de Kaiba con un tono sexy. La imaginación de Joey era tan poderosa que fácilmente podía percibir la voz de este en su mente.

-S-si- murmuró el gilvo mientras el CEO elevaba nuevamente su mano hasta sus pectorales.

-¿Qué es lo más extrañas?- acarició alrededor del botón caqui del rubio.

-Tu... Tu...- balbuceó sintiendo el goce propagarse por su cuerpo.

-¿Sí?- preguntó suave uniendo el índice y pulgar para atrapar finalmente el pezón, tirando de él, enviando a Joey una descarga de placer a través de sus sentidos.      

-Tu... verga...- gimió disfrutando con los toques de Kaiba en sus botones de carne.

-Vas a tener que esperar para eso, rubio- el castaño se inclinó sobre él y comenzó a besar su cuello para luego continuar a su clavícula.

Los estremecimientos de excitación se incrementaron cuando el CEO comenzó a bajar por su torso, dando a sus pezones un especial trato cuando los lamió y los pellizcó con sus dientes. Reprimió un jadeo en el instante en que la lengua del castaño continuó lamiendo hasta su vientre.

Kaiba se arrodilló frente a él mirándolo por debajo de sus parpados. Deslizó sus manos por los costados del cuerpo y calvó los dígitos en las caderas del melado. Bajó la cabeza y lamió uno de sus muslos acercándose lentamente a sus genitales, Joey tembló cuando el aliento caliente del CEO acarició su erección. A través de una sonrisa presumida su lengua finalmente tocó la suave piel de sus testículos provocando que Joey suelte un jadeo alto. La prodigiosa lengua de Kaiba estaba haciendo maravillas, con ligeros roces lamió la base de su erección para luego deslizarse hacia el tronco vadeando por el esponjoso glande rosado. Todo el mundo de Joey se detuvo cuando el castaño amplió su mandíbula y engulló su rigidez hasta la base, sus labios lo rodeaban por completo mientras movía la cabeza velozmente.

Con ese ritmo Joey sabía que no iba a durar mucho y sobre todo cuando el CEO rodeó sus testículos entre sus dedos, haciendo una presión dolorosa pero eso lo llevó al borde. Con una última succión el rubio se derramó en el interior de la boca del empresario jadeando ahogadamente.

Abrió los ojos mientras trataba de recobrar el aliento. Bajó perezosamente la mirada, la mano que sostenía su flácido pene estaba bañada en semen así como el suelo y el inodoro. Estiró con lentitud la mano hacia la pared del cubículo y sacó papel higiénico para proceder a limpiar. Guardó su pene en el interior de sus pantalones para luego subir el zipper, se agachó y limpió lo que había ensuciado. Se giró y quitó el seguro de la puerta observando alrededor antes de salir comprobando que no hubiera nadie. Caminó hacia el lavamanos y cubrió sus manos con jabón para luego enjuagarse con la abundante espuma.

Levantó la mirada fijándola  en su reflejo y se sorprendió con la mirada que ésta le devolvía. Los ojos vaporosos de placer aún dilatados, la frente cubierta por una fina capa de sudor y el flequillo pegado en sus sienes. Suspirando mientras el agua corría unió sus manos mojándose el rostro repetidas veces hasta que el color rojo de sus mejillas desapareció.

-Mierda- caminó hacia el lugar donde estaban las toallas dio un vistazo a un lado y encontró a un hombre moreno sentado con un traje de blanco y negro. Su rostro pasó de estar completamente lívido a increíblemente rojo y fue tan rápido el cambio que preocupó al hombre.

-¿Está usted bien, señor?- el hombre se aproximó a Joey y tocó suave su hombro.

-S-si pero- se pasó la palma por su casa y continuó- ¿Hace cuanto está ahí?

-Desde que entró al baño- contestó el hombre con una sonrisa comprensiva- No se preocupe que eh oído incluso peores.

-Ohdiosohdiosohdios- repitió el rubio mientras ocultaba el rostro entre sus manos. Estaba tan avergonzado que quería simplemente desvanecerse.

-Ustedes estaba estresado, es totalmente comprensivo si no tiene experiencia en estas fiestas. No se preocupe- con un ligero toque palmeó su hombro.

-Gracias- dijo con hilo de voz Joey mientras caminaba lentamente hacia la puerta- Y... Disculpe por... Ya sabe.

-Claro- el hombro simplemente se despidió.

Cuando Joey salió del baño algunos hombres caminaban el lugar. Joey los pasó andando rápidamente y sin levantar la mirada llegó a donde estaban sus compañeros. Los dos lo notaron nervioso y parecía que había corrido una maratón.

Hideki se acercó a Joey levantando su mentón suavemente y le sonrió:

-¿Qué paso?- puso la mano en su frente- Estas colorado pero no tienes fiebre.

-Solo... Una situación vergonzosa. Nada más- trató de calmar a su jefe.

-De acuerdo- se relajó el ex modelo mientras volvía a su lugar.

Antes de que Hiro pudiera preguntarle, el hombre con acento francés se acercó a ellos. Joey sabía lo que eso significaba, ni siquiera recordaba haber estado tanto tiempo adentro del baño. Recibiendo una felicitación de sus dos acompañantes y ver como estos cruzaban los dedos por él, siguió al hombre hacia una puerta detrás de la pasarela.

Una vez que atravesaron la puerta de madera encontró una enorme cantidad de personas hermosas paseándose entre largos vestidores. Habían colgados tanto pantalones de todos colores, como camisas y vestidos. Elegantes mujeres tan altas como Joey se paseaban con vestidos preciosos de telas delicadas, los hombres estaban algunos vistiendo pantalones y se colocaban las camisas. Más alejados contra la pared, había una buró donde los maquilladores se encargaban de darle esos colores hermosos a los modelos.

-Joey- llamó el hombre de belleza Clooneynesca y acento francés. Detrás de él había una mujer morena de piel cobriza, preciosos ojos verdes y cabello ligeramente rojizo, a Joey se le hacía familiar- Te presento a la Tyra Banks.

-Muchos gusto en conocerla- el melado tomó la mano que le ofrecía e inclinó respetuosamente acompañando el saludo- Joseph Wheeler.

-Igualmente- comentó mientras soltaba una suave risa- Supe que vas a ser la cara de próxima campaña del señor Gaultier. No me parece extraño, después de todo eres un muchacho tan hermoso.

-Muchas gracias pero definitivamente quedo opacado a su lado- Joey sabía comportarse zalameramente, conocía con exactitud todas las frases y las actitudes para hacer sentir a los demás como si estuvieran sobre un pedestal.

-Y verdaderamente caballeroso. Las costumbres japonesas nunca decepcionan- la muchacha se rió y acercó un poco más- Puedo asegurarte que no te van a faltar conquistas esta noche. Algunas mujeres mueren por un verdadero rubio.

-Es una desgracia que solo consigan una amistad de mi parte- Joey sonrió ampliamente- Vera, señorita Tyra, soy gay.

-Que desilusión- comentó la morena totalmente interesada- Nunca lo hubiera sabido. Tienes esa actitud tan masculina que no se puede deducir a simple vista.

-Muchas gracias- hizo una pequeña reverencia- Lo considero una virtud.

-Tyra- un muchacho se acercó a ellos y llamó la atención de la mujer- Necesitas prepararte, el desfile comienza en media hora.

-Ya voy- se giró hacia el rubio- Mucho gusto en conocerte, Joey. Espero que tengas mucho éxito.

-Joey- el hombre a su lado le llamó la atención- Debes ir a vestirte.

El blondo pasó saliva y se rodó la mirada hacia el hombre. Ese momento era definitivo.       

Notas finales:

Bueno. En el próximo capítulo Joey va a comenzar con la sesión de fotos y ya tengo preparada el dibujo si quieren babear con Joey.

Les dejé el pequeño regalo de Joey acariciandose... Kaiba no es el único calenturiento. Sin más, los saludo.

Gracias por sus reviews. Estoy totalmente agradecida por cada uno de ellos.

Besos.

Valeriana: Facilidad de adaptación.


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