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Tras mi verdadero amor por Shuneii

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Notas del capitulo:

Hola!!!! Quiero agradecer a las personas que me han acompañado a lo largo del fic. Los chicos ya han acabado la secundaria xc que tristeza. Bueno, si quieren crear ambiente, cuando Camus vaya a cantar si conocen la canción busquenla en youtube si pueden c;

POV Milo

     El instituto ha abierto nuevamente sus puertas indicando que las vacaciones de medio año han llegado a su fin. Tendremos que esperar unos cuantos meses más para otro merecido descanso.

     Miro las nubes matutinas recordando la noche de ayer. Aun puedo sentir los labios de Camus rozando los míos. Con mi dedo índice toco mis labios queriendo revivir aquel momento, y suspiro. Desde que regresé a casa por la noche me la he pasado así, suspirando y sonriendo. << ¿Acaso me ha hechizado? Supongo que es el efecto del mago de los hielos. >> Recuerdo cuando le pusimos ese apodo con Aioria debido a dos razones; su tolerancia al  frío y su distante personalidad con las personas que no son cercanas a él.

     Vuelvo a ver el reloj en mi muñeca por décima vez. Ni Camus ni Aioria han llegado. A decir verdad, el parque se encuentra algo vacío. Creo que he llegado muy temprano pero, no podía hacer nada más. Moría de impaciencia por ver a Camus, mi novio.

     Acomodo mi bufanda. Qué raro que no ha llovido de nuevo, desde aquel día. Quizá dentro de unos días la lluvia nos sorprenda nuevamente.

     Después de unos cuantos minutos más de espera, al fin Aioria hace su aparición. Carga con él un gran paraguas, una chaqueta cortavientos con un suéter de lana por debajo, bufanda, guantes, y hasta un gorro con pompón en el extremo; todo a juego. Es algo sumamente gracioso, digno de fotografía.

- ¿No podías traer un paraguas más pequeño? - Río a la vez que lo abrazo a manera de saludo.

No lo sé. Mamá me lo dio luego de salir de casa. No ha llovido los últimos días pero es ella y sus presentimientos extraños sobre el clima.

- Pareces un muñeco de nieve.

- Y tú pareces un chico malo, cosa que no eres Míster Cursi. - Me empuja levemente. No sé por qué se piensan que soy un "chico malo" por el hecho de llevar puesta una chaqueta de cuero.- ¿Y tu novio? ¿Aun no llega?

Él está justo acá, a mi lado. ¿Es que no lo miras? Tal parece que se ha vuelto invisible. - Bromeo con lo obvio.

- Entonces, ¿quién es aquel que veo cruzando la calle?

     Aioria tenía razón; Camus recién llegaba al parque, corriendo como siempre. Si saliera un poco más temprano no tendría que llegar corriendo. Únicamente trae un cárdigan y una bufanda a juego. El mago de los hielos ha aparecido. Saluda a Aioria con un abrazo y a mi con un "Hola, cariño" seguido de un rápido y discreto beso. No me lo esperaba, mucho menos en el instituto; él es demasiado tímido.

    Tras unos minutos de charla las campanas de ingreso nos informan que las clases han dado inicio. 

     El día ha transcurrido normalmente, aunque tengo que admitir que las miradas que nos damos con Camus añaden un toque de alegría a la monótona rutina. 

     En el receso los tres nos dirigimos al jardín donde nos juramos amistad. Qué buenos recuerdos aquellos, pero estos tiempos son mejores sin duda alguna.

¿Y qué cuenta Shaka? - Al inicio del día Aioria nos comentó que ya contaba con su número telefónico. Tal parece que con sus padres siendo socios laborales, les conviene que sus hijos estén en contacto. Creando lazos para el futuro de su empresa familiar. Por otra parte, no es que me desagrade que a veces él haga mal tercio. Pero, en serio también merece recibir amor.

- Vendrá a estudiar la carrera universitaria acá. ¿¡No les parece genial!? Tendremos citas dobles y todos seremos felices. 

     Sonrío ante las fantasías de mi amigo. También quiero un futuro así.

- Aún faltan dos años para eso. - Dice Camus con indiferencia. 

     Camus tiene razón pero eso no impide que Aioria y yo fantaseemos.

- Lo sé cariño, pero podremos disfrutarlos de igual manera. - Sostengo su mentón uniéndonos en un beso.

Si... - Dice nuevamente, esta vez con desánimo.

      Definitivamente algo le pasa a Camus, tal vez peleó con su tía por no estar tan abrigado. Me preocupa pero, decido retirar eso de mi mente ya que solamente quiero disfrutar cada momento al lado de mi bello novio.

    Nuevamente las campanas suenan. El receso ha llegado a su fin. Nos ponemos de pie regresar a nuestro salón de clases. En un acto inesperado Camus me toma de la mano y deposita un tierno beso en mi mejilla para luego sonreírme levemente de lado. Me parece de lo más tierno cuando toma esa actitud. << Mi niño hermoso, mi cielo. >> 

     Con mucho aburrimiento el día escolar al fin concluye. Los maestros se han puesto de acuerdo para llenarnos de tarea. 

     Me despido de Aioria, su hermano ha venido a traerlo en auto. Por otro lado a Camus y a mi nos toca caminar. No me quejo, es algo muy lindo andar los dos juntos por las aceras tomados de la mano, intercambiando sonrisas. Rayos... Lo amo tanto.

 

     Los demás días fueron igual de maravillosos. He de decir que ni he sentido el tiempo pasar.. Siempre acompaño a Camus hasta su casa, a la salida del instituto y, una que otra vez, hasta me he quedado  a almorzar. La vida estando enamorado es tan hermosa. Vivir el día a día buscando la felicidad al lado de tu pareja, poder verle sonreír es algo incomparable. La sonrisa de Camus me hace suspirar como nunca antes nada lo había hecho. 

     Es catorce de octubre, último día de clases de nuestro último año en secundaria. Pronto seremos estudiantes de institutos superiores. Aun no decido qué estudiar y por lo tanto no sé a qué instituto asistiré pero es casi que seguro que no será al mismo al que mis amigos piensan asistir. Siendo sincero, me gustaría estudiar algo con respecto al arte sin embargo mis padres quieren que estudie una pre-licenciatura en leyes. Quieren que sea abogado y continúe con el legado familiar. Y es que, la familia Scorpio se conoce por ser unos abogados de primera y ganar casos de lo más difíciles. Pero, para ser sincero, aunque sé que les debo mi vida entera; si pudiera escoger, ser abogado sería lo último que escogería.

     Salimos al último receso de este año juntos, el siguiente año estaremos separados. Pero eso no impide que los vea en las tardes o fines de semana.

- ¿Qué traes en esa bolsa? - Pregunta Aioria. Por ser el último día Sindy nos preparó algo sabroso; o al menos eso dijo Camus temprano.

- Es comida... - Mi novio responde con lo obvio a la vez que se sienta en el césped bajo la sombra de uno de los árboles. - Voy a decir algo cursi y espero que no te burles, Aioria. - Sonríe.

     Aioria toma asiento frente a Camus. Yo me siento al lado del de cabello carmín y lo rodeo con mi brazo.

¿Recuerdan cuando tres años atrás nos conocimos acá, en este mismo jardín? Yo lo recuerdo claramente. Ustedes fueron mis primeros amigos, y los únicos hasta ahora. - toma la mano de Aioria. - Mi primer y último amor. - Toma mi mano para unirnos en lo que parece un círculo. - Quiero que pase lo que pase, nuestra amistad perdure.

     Camus comienza a llorar inexplicablemente, no me gusta verle así así pero puedo comprenderlo. Nuestras vidas tomaran distintos rumbos, será más difícil llevar nuestra vida de pareja y compartir estos pequeños momentos con amigos. Lo que me consuela es que eso no se opondrá en nuestra amistad o nuestro noviazgo.

     Cuando Camus logra calmarse decide abrir la bolsa de papel. << ¡Estamos mas que listos para comer! >>

- Tía Sindy nos preparo pelmenis. ¡Bon Appetit!

     Ahora entiendo por qué el sentimentalismo. El primer día de secundaria, cuando nos hicimos amigos, Camus se encontraba comiendo pelmenis en este mismo jardín bajo la sombra del mismo árbol. Ahora sería la última vez y nunca volveríamos a hacer, pero tendremos nuevos momentos para archivar en nuestros corazones.

 

     A la salida, todo el mundo se encuentra llorando. Ya pasé por eso en la tarde por lo que únicamente paso de largo los pasillos entre todos los estudiantes que causan alboroto. Camus y Aioria ya se encuentran fuera del instituto para irnos juntos. Hoy por ser un día especial Aioria caminará con nosotros.

- Al fin llegas cariño. - Dice al verme salir algo agitado de la muchedumbre.

Lo siento, había olvidado unos libros en mi casillero. - Lo beso y nos ponemos en marcha.

     Las nubes se miran muy extrañas hoy. << Que suerte... Justo cuando Aioria no trajo su enorme paraguas. >> Tenemos que apresurarnos para que no nos agarren desprevenidos los rayos.

     Nuestra primera parada es la casa de Aioria, unas cuatro cuadras y media al este. << Es estúpido que viviendo tan cerca su hermano llegue en auto por él todos los días, ¿no? >> A pesar de vivir tan cerca del instituto, Aioria no acostumbra ir directo a casa luego del día estudiantil. Aioros, le lleva consigo a la Universidad Estatal de Historia, cerca de la Antigua Acrópolis de Atenea, unos seis kilómetros al sur del instituto.

     Tras unos minutos de caminar, la lluvia comienza a golpear nuestros rostros. Corremos lo más rápido posible bajo las pestañas de las casas. Estamos muy cerca de la casa de Aioria. 

- ¿Seguros que no quieren pasar? - Nos invita amablemente la señora Lion.

Gracias Sasha, pero aun debemos de ir a casa de Camus.

     Antes de retirarnos Aioria se acerca a susurrarme algo sin que nadie se dé cuenta.

Usen condón. - << ¡Ja, ja, ja...! >> Golpe merecido para mi amigo.

     << No es que no piense en eso pero, ¿Camus estará de acuerdo? ¿Es algo apresurado? >> Tras aproximadamente cuatro meses de noviazgo, abrazos, besos y leves caricias; no sabría decir si ya es tiempo de avanzar en la relación. 

 

     Algunos minutos luego, llegamos a casa de Camus. El agua recorre nuestros cuerpos, no hablar de nuestros libros. Que bueno que ya no los usaremos nunca más.

Traeré algunas toallas o ¿prefieres tomar un baño de una vez? - Pregunta a la vez que se quita su camisa mojada, permitiéndome apreciar su torso desnudo. << Manten la cordura. >> 

- Solamente si nos bañamos juntos. - Bromeo.

     Sonríe de lado, seductoramente. Entrelaza sus dedos con los míos, despacio, y cuando tiene un firme agarre en mi mano derecha, me lleva escaleras arriba. << ¿Qué pensará hacer? >> Llegamos a un pequeño pasillo con tres puertas, dos a los costados y una al final del pasillo. La habitación de Sindy, la de Camus y el baño. Cuando he venido a almorzar uso el baño de la planta baja. Nunca antes había subido. 

     Camus me rodea el cuello con sus brazos y hace que su cuerpo empuje el mío hacia atrás, hasta poder recostarme en la puerta del fondo.  Me encuentro entre la fría madera y su cuerpo que emite un fuerte calor. Me atrapa en un apasionado beso mordiéndome un poco para que abra mi boca y que así su lengua me invada. Me sorprende mucho de que él tomara el liderazgo en este beso subido de categoría. Con una mano lo tomo de la cadera atrayéndolo hacia mi. Se estremece al sentir mi pronta erección. << ¿Qué puedo decir? Es su efecto en mi. >>  A como puedo encuentro la perilla de la puerta. La giro para abrir y adentrarnos a la habitación, cualquiera que sea. Una ducha al fondo, el inodoro, el lavamanos y el espejo serán testigos de nuestros actos de amor. Luego de entrar, cierro la puerta con rapidez, sin dejar de besarlo.

     Separo a Camus, un fino hilo de saliva une nuestras bocas. Con mucho cuidado le doy media vuelta, su miembro recién erecto se presiona contra el lavabo. Puedo ver su expresión en el espejo del frente. Su rubor se esparce rápido tiñendo su nívea piel. Mi lengua se apropia de su delicado cuello y mis manos acarician sus pequeños y rosados pezones. 

- ¡Ah...! - Se queja ante la presión que ejerce mi boca en su hombro. He dejado una pequeña marca de propiedad en el.

     Sigue con pequeños jadeos al sentir que bajo una de mis manos hasta su  entrepierna. Dejo una pequeña risilla escapar cuando le veo a través del espejo. Me observa, como queriendo descifrar lo que vendrá luego. Así es como deslizo mi mano derecha dentro de su pantalón y acaricio su miembro por sobre su ropa interior. Aun acariciando su pecho, mi lengua esparce pequeños y fugaces besos por toda su nuca y hombros, causando que mi novio muerda su labio inferior. << Casi en mi límite. >> Por instinto, mis caderas comienzan un vaivén, haciendo que mi erección acaricie su bien formado trasero. Sus manos sujetan firmemente el lavabo. Miro el espejo de nuevo, esperando ver su reacción, pero éste ya se ha empañado. 

Camus... - Susurro en su oído izquierdo.

     El sonido de un teléfono nos distrae.

Es un texto... Ah... - Dice en un jadeo.

- Ignóralo. - Le pido dando una rápida lamida en el lóbulo de su oreja.

- Es el tono de mi tía. 

     Lo suelto un momento, para que pueda leer el texto. Aunque las ganas de poseerlo son muchas tengo que admitir que si no contesta podría meterse en problemas. Luego de un vistazo mueve sus dedos rápidamente por el teclado, para luego mostrármelo.

"Llego en veinte minutos, pasaré por una pizza."

"Ok. Milo está acá, duchándose. Yo pondré los libros y ropa a secar. Te explico luego."

- Lo siento amor, en seguida te traigo ropa limpia y una toalla. - Dice saliendo del baño dejando la puerta abierta.

     << Perfecto... Ahora tendré que encargarme de "eso" solo.  Ya qué, otro día será. >> Cierro la puerta y retiro mi ropa dejándola sobre el inodoro. Me adentro a la ducha y la enciendo dejando caer el agua tibia sobre mi cuerpo. Se siente tan bien. 

     Escucho unos leves golpes en la puerta, es Camus. Le indico que entre y tras abrir la puerta se queda paralizado. << Soy un completo idiota. >> He olvidado correr la cortina. Finge como si no ha visto nada pero su sonrisa lo delata. Toma mi ropa mojada, y coloca una toalla y ropa seca en su lugar.

Baja rápido, tengo algo que mostrarte.

     Nuevamente me deja solo. Ahora siento tanta pena. Mi novio me ha visto desnudo pero yo a él no. Al menos no completamente, es injusto.

 

     Luego del baño y de tranquilizante por completo, me visto con la ropa de Camus. Es un pijama gris holgado, creo que es lo único que encontró de mi talle. << No importa, con tal que sea de su propiedad y tenga su aroma... >> "Baja rápido, tengo algo que mostrarte" << ¿Qué será? >> Seco un poco mi cabello y me dirijo escaleras abajo. Camus se encuentra con una guitarra en el sofá.

- ¿Qué haces cariño? - Le miro extrañado, tomando asiento a su lado. Veo un viejo cuaderno sobre la mesa de centro.

Escribí una canción para ti, para nosotros. - Sonríe mientras termina de afinar la guitarra acústica. Realmente me inclino hacia la música electrónica y rock, sin embargo siendo una canción escrita por Camus; estoy dispuesto a escuchar.

     Sus dedos comienzan a moverse creando una linda melodía. Suave, sin prisa. Tras la breve introducción empieza a cantar. Mis ojos lo contemplan con admiración. Es realmente bueno tocando, pero la letra, realmente llega al alma.

"Tú y yo, tomados de la mano viendo el mar.
Recuerdos que a mi vuelven tan solo al oír tu voz.
Todo es felicidad.
Porque al sonreír yo soy feliz.

Tú llenas mi mundo de amor, si...
Y la promesa es que vamos a estar,
Juntos tú y yo;
Bajo el mismo cielo azul...

Al caer las hojas al suelo pienso,
La vida me ha dado fuerza y crecimiento.
Siento una gran dicha y suerte al tenerte.

Si algún día nos perdemos
Tenemos que encontrarnos en algún lugar.
Y bajo el mismo cielo azul."

     Junto con la letra, la melodía llega a su fin. Atrapo a Camus en un abrazo. Me siento tan feliz de tenerlo conmigo, justo como dice la canción. Y tan orgulloso de ser su pareja. Pero,

- Cariño, el cielo no está azul ahora mismo.

- Entiendes a lo que me refiero. - Ríe con mi inesperada reacción.

     El sonido de la bocina nos advierte de que Sindy ha llegado, <<¡Junto con la pizza! >> Al entrar me saluda rápidamente y coloca la pizza en la mesa de centro, sobre el cuaderno de Camus; éste lo retira de ahí tras unos segundos. La pelirosado va por unos platos, vasos y gaseosas, sirve un gran pedazo de pizza a cada uno y en un abrir y cerrar de ojos prepara todo.

Lo siento por la prisa chicos, pero el estómago no entiende de razones. Por cierto, ¿Ya te dijo , Camus? - Dice antes de dar una mordida a su pizza.

     No entiendo bien su pregunta pero veo como Camus se tensa y se adelanta a contestar.

- Sí, ya le mostré la canción que escribí.

     La conversación queda allí, dejándome más que intrigado.

 

     El almuerzo estuvo delicioso pero ya es hora de que vaya a casa, mi teléfono se ha descargado y mis padres han de estar como locos sin poder contactarme. Convenientemente la lluvia ha parado. Me despido de Sindy, Camus me acompaña hasta la puerta.

Otro día te devolveré el pijama. - Lo beso en la mejilla.

No te preocupes amor. Puedes quedártela. - Me abraza tiernamente. << ¿Amor? ¿Acaso he escuchado bien? >>

     Mira al cielo, alegre, para luego cogerme del mentón y hacerme mirar hacia arriba.

Este es el cielo azul del que hablaba. Nuestro cielo azul.

     Unimos nuestros labios antes de que me retire a mi casa. Esta vez no fue la luna quien lo presenció, sino el cielo azul adornado con el arcoiris que era como una promesa de amor hacia el otro.

 

Notas finales:

     Espero haya sido de su agrado, nos saludamos en el próximo cap c;


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