Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tras mi verdadero amor por Shuneii

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hasta que tuve tiempo para aparecer ;u; Ya los extrañaba. Bueno agradezco a quienes han dejado reviews y a quienes se toman su tiempo para leer. Me he tomado mi tiempo para leer cada capítulo y ver mis errores D: Tengo que corregir tantas fallas ortográficas por culpa de mi celular /u Sisi suelo escribir en mi móvil, pero me tomaré algunos días para arreglar esos errores y que disfruten de una mejor lectura. (Actualización: ya estoy en eso) 


 


Este cap. Está dedicado a mi neechan querida, Camil el Camus de mi Milo. Y pues… El título lo dice todo. ¡La espera valió la pena! ¿Ok no? Si no te gusta el contenido explícito, por favor no leas. c;


 

POV Milo


     Es domingo ocho de octubre, el día en el que vine al mundo. Rasco mis párpados con el costado de mis manos, adormecido. En momentos como este me pregunto cómo hubiera sido mi vida si hubiera crecido con mis progenitores… La puerta de mi habitación se abre de golpe dejando ver las siluetas de mis padres quienes alegremente se aproximan cantando el "Happy Birthday".


 


- ¡Pide un deseo! – Exclama mi madre, Kardia, al finalizar la canción.


     Lo pienso un rato y, tras unos segundos, cierro mis ojos juntando mis manos al frente de mi mentón.


<<Verdaderos padre y madre; les agradezco por la vida que decidieron darme. Mis padres adoptivos son extraordinarios y mi novio es inigualable. No tengo más deseos que pedir salvo, tenerlos a mi lado por una eternidad. Sé que así será y, un día todos nos encontraremos en el más allá.>>


     Soplo las quince velas que están sobre el pastel de manzanas preparado por mi padre quien, es un maestro de la repostería. 


 


Entre risas y charlas llegamos a medio día. No puedo creer que la mañana se nos fuera tan rápido. 


Entonces… Tengo que ducharme y preparar mi vestuario para más tarde. – Veo si captan la indirecta para darme mi espacio. << Necesito estar listo para cuando venga Camus. >>


Claro tesoro. Tu padre y yo iremos a preparar tu otra sorpresa. Ponte algo presentable y baja cuando estés listo. De seguro y tendremos todo ordenado para entonces, con lo lento que eres en el baño… – Bromea llevándose a mi padre con ella.


     << Una sorpresa, ¿eh? ¿Qué podrá ser? Más vale que me apresure para averiguarlo. >>


     Pensando en las palabras de mamá, me pongo de pie tomando la bata de baño y una toalla. Entro al baño haciendo muecas al verme en el espejo frente de mí. Río con ello. Camino hasta la tina girando la llave para que el agua corra, espero a que esté a nivel. Una vez, con la cantidad de agua apropiada, me introduzco y acomodo mi cuerpo. Es tan relajante. Cierro mis ojos pensando en lo maravilloso que será esta noche. Pienso en la maravilla de tener a Kardia y a Dégel como padres, de haber conocido a Aioria y, de tener al novio más estupendo de todo el universo. Mi vida es simplemente perfecta. Me sumerjo en el agua, conteniendo la respiración. Siempre me ha gustado el agua, soy un buen nadador, no es por presumir, pero de pequeño gané muchas carreras en el instituto e incluso estuve en la federación, aunque fue por muy corto tiempo. Salgo a tomar oxígeno, aprovechando para verter el jabón de burbujas aroma lavanda en el agua de la tina.


     Pasada una media hora, aproximadamente, salgo de la bañera. Envuelvo mi cuerpo con la bata y camino hasta el lavabo. Mi cabello mojado deja un rastro de agua que, al caer en gotas me deleita con su melodía. Tomo el shampoo y el acondicionador. Llevo mi cabello hacia adelante agachándome un poco para poder lavarlo apropiadamente. Al final lo envuelvo en la toalla enrollándolo para posicionarlo sobre mi cabeza. Así, por fin, salgo del baño. Camino hacia mi clóset, abriéndolo para escoger el vestuario que utilizaré. << ¿Sería conveniente vestirme de una vez para la noche? >> Decido que sí. Así que tomo un pantalón de lona negra, algo tallado, la camisa con el logo de mi banda favorita, mis Timberland y un chaleco de lona clara sin mangas. Me visto rápidamente luego de secar mi cuerpo y darle suavidad con crema. Secó mi cabello tras echarle gotas para que fuese más fácil peinarlo. Y, listo.


     Bajo las gradas con emoción, topándome con la sorpresa de no ver a nadie en la sala. Me deslizo con preocupación al comedor obteniendo el mismo resultado. Igual en la cocina. Me sorprendo al oír unas risas provenientes de jardín trasero, me acerco a la puerta de vidrio que comunica al exterior, logrando ver a mis padres y a mis amigos del alma dándole los toques finales al almuerzo sorpresa. El aroma de la parrillada llena mis fosas nasales al abrir la puerta.


- ¡Sorpresa! – Gritan todos al unísono.


Bicho, Feliz cumpleaños. ¡Ya eres más viejo! – Exclama Aioria tomándome en un abrazo. – Toma. – Dice entregándome una pequeña caja transparente de la parte superior. Una nueva uña para mi guitarra y un pequeño dije de oro con el detalle grabado del signo zodiacal de escorpio se observan en su interior.


- ¡Gracias!... 


Sht, no he acabado. – Susurra interrumpiéndome. – Ten, guárdalos bien. – Coloca en mi mano una pequeña bolsa con el nombre de una farmacia. Puedo imaginar de qué se trata. Guardo el contenido discretamente en el bolsillo trasero de mi pantalón.


     Seguido de Aioria, Camus se apresura a darme mi abrazo. Acaricio su espalda deslizando mi mano por la camisa de manga larga color gris elaborada con una tela tan suave como su cabello, que se talla perfectamente a su figura. Aprovecho para inhalar su encantador aroma.


Felicidades amor. - Dice suavemente cerca de mi oído.


 


     Terminamos de almorzar intercambiando anécdotas de mis cumpleaños anteriores, así como del instituto. Camus parecía algo ofuscado con el segundo tema, perdido en el espacio. Pero, no le di mucha importancia, a mí también me preocupa el cambio de nivel de estudio. Mamá nos trajo pastelillos de vainilla con relleno de manzana. << ¿Qué puedo decir? Es mi fruta favorita. >> Ayudamos a llevar los platos sucios al lavatrastos y escolto a Camus hasta mi habitación para que pueda llevar su maletín mientras Aioria y mis padres preparan el carro para ir al concierto.


Camie, de verdad te agradezco por este gran regalo. – Digo recostado en el umbral de la puerta viendo como mi novio coloca su maletín a un lado de la cama.


- No hay de qué, cariño. Tú mereces eso y más. – Sonríe arrugando su nariz en un gesto tierno. – Eres el mejor novio que alguien pueda pedir y este regalo no es nada a comparación de los regalos que me das en el día a día. – Se acerca lentamente tomando mis manos. – Eres inolvidable, Milo. – Baja su cabeza, ocultando sus bellos ojos a mi punto de vista. Aprovecho para unir nuestras frentes mientras acaricio la parte superior de sus finas manos.


Te amo Camus, no te imaginas cuánto. Eres mi amor, aquel por el que siento una pasión inmensurable. Mi apasionado amor. Por quien yo caería en el Yomutsu si me lo pidiesen. – Y tras mi rápida confesión levanto su rostro por la barbilla para darle un rápido y espontáneo beso lleno de mucho sentir.


      Alcanzamos a mis padres y a Aioria quienes ya se encontraban cerrando el portón del garaje. Subimos al auto familiar que al instante es puesto en marcha. Viajamos durante una hora a velocidad estándar para poder llegar al lugar del concierto en la cima con vista al mar en Cabo Sounio, muy cerca del Templo de Poseidón. La fila de autos ya comienza a ser notable. Menos mal que llegamos temprano, de lo contrario sería un dolor de cabeza entrar. Bajamos el automóvil, frente a la entrada principal, prometiéndole a mi padre que lo veríamos allí mismo luego de acabada la visita a camerinos. Le tendría que llamar algunos minutos antes para que él se aparcase de nuevo ya que, mientras el concierto dure, iría con mi madre a un centro comercial cercano.


     Con los gafetes y entradas en mano, realizamos nuestra fila correspondiente. Es cuestión de unos minutos para que podamos llegar a nuestros asientos en primera fila.


Volveré en uno momento. – Avisa Aioria dejándome a solas con Camus.


Camus. – Llamo su atención. – Me dirás loco, pero a la hora del almuerzo te noté algo distraído. – Manifiesto mi preocupación. - ¿Ocurre algo? No olvides que me puedes confiar lo que quieras.


 


- Qué cosas dices… - Bromea dándome un abrazo. – Supongo que es el sentir de los “cambios”. Esa presión de que ya nada será igual. – Su voz divertida contrasta con su profundo e indirecto discurso. – Disfrutemos esta velada, ¿te parece?


     Une sus labios con los míos posando sus manos en mis hombros.


 


¿En serio vas a comerte todo eso? – Pregunto al ver a Aioria volver con algunos bocadillos.


- ¡¿Qué?! Solamente son dos hot dogs, tres pedazos de pizza con peperoni, unos nachos con queso, salsa, carne, frijoles colorados; papas fritas, un cono de palomitas de maíz con extra mantequilla, un helado de maní, una gaseosa extra grande y un chocolatito. – Enlista añadiendo un puchero como diciendo “No me alcanzó para más.”


     Camus ríe al ver como éste trata de sentarse sin dejar caer ninguno de sus bocadillos. Añadiendo que, también, saca su celular para poder realizar una videollamada.


-¡Hofa guafo! (Hola guapo) – Saluda con un trozo de pizza en su boca, al rubio en la pantalla.


      Dejamos al gato enamorado a un lado. Tomo la mano de Camus y lo atraigo a mi cuerpo, haciendo que su cabeza se recueste en mi pecho; disfrutando de la cercanía. Mantenemos ese contacto hasta que las bocinas hacen resonar el lugar. Los integrantes de la banda salen uno a uno al escenario. Veo a Camus quien me sonríe dándome permiso para poder ponerme de pie y disfrutar de la música. Él me acompaña minutos después tras cruzar algunas palabras con Aioria y saludar a Shaka. Lo sigue Aioria quien, da vuelta a su celular para que Shaka también pueda disfrutar del concierto. Toda la comida ha desaparecido, solo queda el helado. << No entiendo, verdaderamente no lo comprendo. >>


 


      El concierto llega a su fin y para agradecer la asistencia de todos, la banda toca su canción más famosa. Los tres cantamos al unísono, lástima que a Aioria ya se le haya acabado la carga del celular, apuesto a que Shaka también nos acompañaría entonando la melodía. Sonando las últimas notas de la canción, un hombre joven, se acerca a nosotros.


- Hola. Tú debes de ser Camus. – Saluda tomando la mano de Camus. – Soy Aspros, el amigo de Sindy. Representante de la banda. – Explica dando un beso en la mano que sostiene. << ¿Quién se cree que es este tipo? Camus es solamente mío. >> – Eres tan bello como tu tía me ha contado. - << Ya. En serio. >>


Ah, mucho gusto Aspros. – Responde soltándose del agarre para poder tomar mi mano. – Gracias por el cumplido… Él es mi novio, Milo, y mi amigo, Aioria. – Me sonríe nervioso. 


Oh, el cumpleañero. Es un gusto.


    Con algo de desagrado por su acción con Camus, tomo su mano apretando fuerte y saludando con un "Mucho gusto", algo forzado. Tras haber saludado a Aioria nos conduce por la puerta hacia los camerinos explicando cómo colocarnos los gafetes para no tener algún problema con los guardias. Caminamos por largos pasillos llegando a los camerinos donde la banda me esperaba con un pastel de chocolate y avellanas, “el favorito de Camus”, pienso. Río ante la sorpresa recibiendo las felicitaciones de los chicos. Sacamos unas fotos para recordar el momento. Posteriormente, degustamos el delicioso pastel. A este paso subiré de peso, aunque habrá valido la pena.


 


      Nos despedimos de Aspros y de la banda quienes nos acompañaron hasta la puerta del auditorio.


- ¡Eres un suertudo! – Exclama Aioria sentado en la banqueta mientras esperamos a mis padres. – Ahora tienes el número telefónico de los integrantes de tu banda favorita. 


- Soy más suertudo por tener a Camus como novio. – Digo dándole un beso en la nuca al mencionado a quien tenía abrazado. – Y al mejor amigo que pueda existir. 


     La bocina del auto me sobresalta, suelto a Camus rápidamente asumiendo que mis padres no nos han visto. Subimos al auto acomodándonos, estamos realmente exhaustos.


- ¿Cómo se la pasaron chicos? – Cuestionan al mismo tiempo con emoción.


Genial, gracias por preguntar. – Dejo caer mi cabeza en el hombro de Camus cerrando los ojos sin quedarme dormido.


 


     Aioria se despide de todos, aunque no pueda verlo escucho como su madre agradece desde el portón de entrada. Volvemos a ponernos en marcha por unos diez o quince minutos más. En auto a esta hora cuando no hay tráfico, el ir y venir se hace más fácil. Al llegar a casa donde, al fin, abro mis ojos ya descansados.


- Imagino que están cansados. - Dice papá viéndonos subir las escaleras. – Descansen bien que mañana temprano Sindy pasará por Camus.


Buena noche Camus, buena noche amor. – Se despide mamá, abrazando a papá.


     Caminamos de la mano por el vestíbulo del segundo piso, abriendo torpemente la puerta. Deberíamos dormir pero quiero disfrutar de la compañía de mi novio, un momento más.


- ¿Qué haces? – Pregunto al ver a Camus desenvolver su bolsa para dormir. – No, no, no señor, usted dormirá conmigo. – Sonrío dándole un beso.


- ¿Seguro, amor? Tus padres podrían pensar mal...


Algún día compartiremos cama, sería bueno practicar… - Bromeo. – Para ver si roncas o pateas, claro. Además, creo que comprenderán que quería que mi invitado descansara cómodo.


     Ríe arrugando su nariz para luego sacarme la lengua, tomando asiento en mi cama. Enciendo la televisión, con poco volumen, buscando una película en el servidor de cable. Al encontrar una, un poco interesante, camino lentamente para sentarme junto a Camus. Mis padres creen que estamos a punto de dormir así que no tenemos que mientras no hagamos mucho ruido, todo estará bien. Los muros de la casa son aislantes al sonido, solo si es algo exageradamente fuerte podrían escuchar. Permanecemos viendo la película por un par de decenas de minutos, intercambiando rápidos besos y abrazos; hasta que unos “ruidos” llaman nuestra atención.


- Ah… Dé, dégel…. Ah, ah…. – Miro a Camus y ambos tratamos de apaciguar nuestras risas cubriendo nuestras bocas.


Su-supongo que creen que estamos dormidos. – Dice algo ruborizado.


- Sí, eso ha de ser. Pero, de alguna rara forma, me excita. – Confieso viendo los labios de Camus.


Enfermo… - Sonríe girando los ojos. – Pero siendo honestos, ya somos dos.


     Me deslizo al frente de Camus, seductoramente, atrayéndolo a mí. Paso una pierna por debajo de la que él tiene extendida y hago que, con la que tiene flexionada, rodee mi cadera. Con ambas manos acerco su cabeza, por el cuello, para que nuestros labios se encuentren. Su nerviosismo hace que sus mano tome, mi cabello, halándolo un poco, acción que logra excitarme más. Nuestros labios se entreabren para poder dar paso a nuestras lenguas que, exploran en armonía la cavidad del otro. Nuestras cabezas se sincronizan en una coreografía permitiéndonos penetrar más profundo en el otro. Deslizo mis manos por la espalda de Camus, jugando con su cabello en el trayecto. Me separo un poco, debido a la falta de oxígeno, recostando mi frente en la de él; viéndolo directo sus ojos carmesí que expresan un deseo incomparable. Introduzco mis manos dentro de su camisa, retirándola lentamente. Su pecho queda al descubierto. Expuesto, listo solo para mí. Transporto mi peso del eje de mi cuerpo hacia adelante, haciendo que Camus se recueste por completo en la cama, quedando mi cuerpo entre sus piernas. Sirvo cortos, lentos y profundos besos en las comisuras de su boca, penetrando con mi lengua, de vez en cuando su boca mientras acaricio el costado de su torso.


Mh… - Gime suavemente al sentir la presión de mi cuerpo contra su recién erección. 


     Me deslizo mirando fijamente el rostro sonrojado de Camus, hasta llegar a la parte central de su pecho. Aprovecho para darle algunos besos y unas que otras lamidas eróticas; a la vez que, con ambas manos, ejerzo presión en sus pequeños pezones rosas. Succiono levemente dejando una pequeña marca rojiza. Tomo un poco de aire, puesto que la respiración empieza a volverse agitada. Retomo mi trabajo tomando su pezón derecho entre mis labios, mordiéndolo suavemente, para luego pasar mi lengua por sobre él rápidamente, arrancándole más y más gemidos.


Mnh… Ah... Milo, más… Más… - Articula titubeante el bello chico bajo mi cuerpo. Estamos siendo ruidosos, a pesar de ser cuidadosos. Me preocuparía porque mis padres escuchasen nuestros jadeos y gemidos, pero ellos los emiten con más fuerza, opacando los nuestros.


- Camus… - Digo su nombre con voz ronca pasando al otro pezón para succionarlo dejándolo del mismo color carmesí, que el de sus mejillas. Posa sus manos sobre mi cabello enredando sus finos dedos en él. Río al notar que con eso busca que no me separe de su pecho. << Esto te vuelve loco, ¿eh? Tomaré nota. >>


     Mi mano derecha busca el cierre de su pantalón. Con un poco de dificultad logro bajar la cremallera, sacando su palpitante miembro. Regreso a probar la dulzura de sus labios, recibiendo sus gemidos que, retumban en el interior de mi boca. Rodeo con la palma de mi mano su virilidad ejerciendo fuerza haciendo que un poco de líquido pre-seminal, salga deslizándose por el glande hasta llegar a mi mano. Me recuesto sobre mi brazo izquierdo llevando mi mano manchada por su líquido a mi boca, lamiéndola eróticamente. Sus labios entreabiertos y sus ojos suplicantes hacen que se vea adorable mientras observa cómo ingiero el elixir que me da. Decido, quedarme a esta distancia para poder deleitarme con lo que a continuación se aproxima. Regreso mi mano a su intimidad, acariciando sus testículos por medio del escroto haciendo que separe un poco más sus piernas a la vez que arquea su espalda hacia atrás y cierra sus ojos permitiéndose degustar una hermosa sensación.


- Amor, ¿te habías masturbado antes? – Pregunto curioso.


Una… Una sola vez. Pe-pero no logré eyacular. – Confiesa cubriendo su rostro.


Entonces, haré mi mejor trabajo. – Sonrío de lado, mordiendo mi labio inferior.


     Tomo su miembro con un poco de fuerza masajeándolo en la base. Comienzo con movimientos ascendentes y descendentes a una velocidad lenta, aumentando con el pasar el tiempo mientras disfruto de las reacciones de Camus. Muerde su labio inferior y luego, el mismo, acaricia su pecho. Me encanta esa iniciativa suya. Cuando logra acostumbrarse al ritmo, cambia de posición; recostándose sobre su costado derecho para desabrochar mi pantalón y sacar mi erección. Con la punta de su pulgar acaricia mi glande, llevándose su dedo a la boca tras unos segundos; dejando un hilo de fluidos entre ambos. Tomo ambos miembros apretándolos juntos para masturbarlos al mismo tiempo ganándome más jadeos de mi ardiente novio.


Ah… Ahhh… Ahhhhh… - Dejo de lado mi virilidad para enfocarme solo en la suya. 


     Aumento la velocidad halándo hacia distintas direcciones, procurando no lastimarlo. Me detengo en la parte superior acariciando en círculos su parte más sensible, haciendo que arquee su espalda dándome a entender que está a punto de eyacular. Lo sorprendo uniéndonos en un beso al atraerlo hacia mí, dejando nuestros miembros presionados por nuestros vientres, sintiendo como su líquido se esparce por nuestros abdómenes. Me abraza para luego hincarse retirando mi pantalón y luego el suyo, posicionándose entre mis piernas entreabiertas.


Es mi turno de hacerte sentir bien. - Susurra masturbando lentamente mí, aun, miembro erecto.


     Acerca su boca al objeto que mira con lujuria. 


- No tienes por qué hacer eso... - Digo apenado.


Lo hago porque te amo. Quiero que te sientas tan bien como yo. 


     Y tras eso, veo como mi miembro se pierde en su cavidad bucal. << Ah… Se siente tan cálido. >> Ejerce presión con sus labios, auto penetrándose con mi intimidad. Lame la punta con movimientos veloces de lengua, mezclándolos con un masaje en mi extensión. Nuevamente lo introduce todo, lamiendo el tronco desde adentro para luego sacarlo y lamer mis testículos. Mi abdomen se contrae, mi mente está en blanco, dándole paso a que realice lo que sería una felación desenfrenada.


     Coloca sus manos bajo mis glúteos, flexiono las piernas para apoyarlo. Comienza con una penetración lenta y, conforme va aumentando la velocidad y emitiendo más jadeos, mi cadera comienza a moverse por instinto. Coloco mis manos sobre su cabeza y me muevo más rápidamente. Sus manos acarician mi entrada y las extensiones de mis piernas. Dejo de moverme, dejando mi cadera elevada para poder eyacular. Recibe mi líquido en su interior, salvo unas gotas de más que escaparon, manchando su cabello y rostro. Sonríe por el accidente, tomando cada gota sobrante para ingerirla. He de admitir que era una vista tan excitante.


- Te amo… - Susurro cuando termina de limpiarse.


Yo a ti, mi chico malo. – Se acerca a mi sentándose en mi regazo. – Tenemos que deshacernos de esto. – Añade retirando mi camisa. 


     Me estiro alcanzando a como puedo mi pantalón, sacando de la bolsa de farmacia en mi bolsillo trasero uno de los paquetes de preservativos que me obsequió Aioria. Qué descuidado fui al llevarla conmigo todo el tiempo. Vuelvo a tomar nuestros miembros, estimulándolos mientras beso a Camus. Una vez erectos, me coloco el preservativo con mucho cuidado. Elevo la cadera de Camus.


¿Estás seguro de esto? 


Nunca estuve más seguro de algo. Quiero que mi cuerpo no pueda olvidarte.


     Tras esas palabras, lentamente me introduzco en él. Deja salir un quejido ocultando su rostro en mi cuello. Mueve sus caderas y besa mi mentón diciendo “Hazme tuyo”, indicando que el dolor ha pasado. Sujeto su cintura para poder embestirlo con sumo cuidado mientras beso su cuello procurando no dejar marcas muy fuertes. Él, acaricia mis brazos mientras yo, sus glúteos.


Más.. Ahhh, más rápido… Mi, Milo… - Susurra en mi oído mordiendo levemente el lóbulo de mi oreja. << Me encanta que diga mi nombre con esa voz llena de placer. >>


     Atiendo a lo que mi amado novio pide embistiéndolo con mayor velocidad y fuerza. Sus labios buscan los míos. Y perdemos la razón. A como puedo, giro mi cuerpo para llevarlo a la cama, colocándome sobre su cuerpo. Él aprovecha para rodear mi cadera con sus piernas, permitiéndome penetrar más profundo. Rodea, también, mi cuello con uno de sus brazos, y usa el otro para masturbarse. La velocidad ha aumentado y en un mal movimiento mi miembro sale de su entrada. << Mierda. >> Vuelvo a colocarlo y a retomar la frecuencia de embestidas mientras le beso apasionadamente. 


 


     Llegamos a la última embestida, acabando juntos, llamándonos uno al otro. Me dejo caer, abrazándolo; agradeciéndole por el mejor regalo de todos. Ahora éramos un solo ser.


 


     Es de mañana y escucho a los pajarillos cantar desde el exterior. El sol se cuela por la cortina en la ventana, por lo que puedo percibir con mis parpados aún sobre mis ojos. Extiendo mi mano tratando de sentir su adictiva y suave piel mas, no siento nada. Absolutamente nada más que el vacío. 


 

Notas finales:

Nos leemos a la próxima!!! 

Gracias por leer n////n c;


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).