Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tras mi verdadero amor por Shuneii

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

      Hola~ Los saludo con un nuevo capítulo de “Tras mi verdadero amor”, tengo que decir que todos sus comentarios me alientan a seguir escribiendo este fanfic de fan para fans. Así que ¡Gracias por sus comentarios! 

Habiendo dicho todo, dejo que disfruten del material.

 

POV Camus


- ¿Bueno? - Escucho una voz familiar por la bocina de mi nuevo móvil. 


- ... - Respiro hondo pensando en algo qué decir. Hace algunos segundos estaba tan confiado de volver a hablar con mi amigo y ahora, los nervios y dudas carcomían mi interior de una manera difícil de describir.


¿Quién habla? - Insiste con un tono de preocupación.


- Aioria... - Logro articular en un hilillo de voz.


- ¿Sí? ¿Quién habla? – Escucho como su voz suena distante. Sospecho que ha apartado el teléfono para hablar con alguien más. En el fondo puedo escuchar una charla. "No sé, es un número extranjero. ¿¡Extorsionadores!?". Río un poco con esa ocurrencia. – Voy a llamar a la policía si no dice quién es.


Gato tonto. ¿Acaso ya te has olvidado de mí?


¿Camus? – El tono de duda no pasa desapercibido. - ¡Camus! ¡Aioros, es Camus quien habla al teléfono! Saluda. – Seguido de eso escucho el amable saludo del hermano mayor de mi amigo en Grecia. - ¿Cómo has estado? Nos tenías tan preocupados. Hacía tanto que no te comunicabas.


- Lo sé, arruiné mi antiguo móvil en un arranque de desesperación. – Explico recordando cómo aquel pequeño aparato sufrió las consecuencias de mis emociones una de las tantas noches en vela esperando a que el destino me diera una respuesta de mi existencia.


Qué lo siento, pero ahora ya podremos hablar de nuevo. Al rato te agrego a mis contactos. – Hace una pausa para suspirar. - ¿Quieres que le diga a Milo de tu cambio de móvil? A decir verdad... Creo que aún sigue tratando de marcarte al otro. Es un chico insistente.


No, no, no. – Me apresuro a contestar. – Esta bien así. – Aparto el móvil un momento para escuchar un "ya estamos cerca" del chofer del auto. – Aioria, me alegra volver a escuchar tu voz. A decir verdad, tengo algo muy fuerte que contarte, pero tendrá que esperar. Ya he llegado a mi destino.


     Cuelgo la llamada dejando a mi amigo con las palabras en la boca. Mi corazón palpita rápidamente con el simple hecho de haber escuchado el nombre de Milo. Suspiro alejando todos los bellos recuerdos de aquel chico que tanto amo. 


Joven Camus. – Llama el chófer llamado Frank.


Dígame Frank. – Digo tomando mis cosas para bajar del automóvil.


No vendré a recogerlo por la tarde ya que el joven Aspros dijo que tenía unos asuntos importantes que tratar con usted. Por eso le informo que será él quien vendrá a buscarlo al terminar las clases.


     Salgo del vehículo acomodando mi uniforme. Tengo que admitir que extraño mucho aquellos días en los que vestía a mi gusto. El tono del saco y pantalón de vestir solamente hacen que me vea más pálido de lo que normalmente soy. Entro al edificio del Instituto de Ciencias Médicas de París, pasando por el gran jardín que adorna la entrada al establecimiento. No tardo mucho en llegar a mi salón. Uno de los mejores de todo el lugar. Grandes ventanales permiten ver al exterior. Dejo mis cosas en mi asiento, sacando mi bata y lentes protectores. La primera clase del día es química así que me encamino hacia el laboratorio donde otro día escolar comienza.


 


Buena tarde Camus. - Saluda Aspros al bajar de su deportivo.


- Buena tarde. – Respondo cordialmente.


¿Qué tal estuvo tu día? – Se adelanta a abrir la puerta del auto, haciendo un ademán para que entre; cerrándola luego de eso.


- No me quejo. – Me limito a contestar. - ¿Tenías asuntos importantes que tratar conmigo? – Alzo una ceja divertido. No recuerdo nada sobre "asuntos a tratar" con este chico de cabellera oscura.


Si bueno... Es sobre Milo. – Me da una mirada rápida para luego poner en marcha el auto. - ¿Has hablado con él?


¿Por qué tendría que hacerlo? 


     De alguna manera la conversación comienza a parecerme incómoda. Sé que es el representante de la banda favorita de mi novio... ¿ex – novio? Pero, eso no le da derecho de meterse en mi vida privada.


- Bueno, eso iría en contra del trato que has hecho con mi padre. Sabes que estas comprometido con mi hermana, ¿no es así? Por lo mismo te advierto, debes de cortar con esa relación cuanto antes.


No es como si Milo y yo tuviéramos todavía una relación. No he hablado con él desde que me fui de Grecia. Y no me interesa hablar de él contigo. – Volteo a ver hacia el exterior que pasa a gran velocidad por mi ventana.


- Es bueno saberlo ya que, por lo visto, tú no estás del todo contento por tu futura boda con Saori. Me refiero a que, después de todo, eres gay. Quizá mi padre y todos en mi familia no lo sepan, pero no tienes porque fingir conmigo. – Lo miro de reojo notando una pequeña sonrisa con un toque de picardía. 


¿Tú estarías feliz de casarte con alguien que no quieres? – Pregunto seriamente evitando el otro tema.


     Repentinamente, el auto frena parqueándose frente a un pequeño edificio donde claramente se podía leer "Auto-Hotel" con letras luminiscentes . Mis ojos saltan de sus cavidades y mi corazón palpita rápidamente. Mis cinco sentidos se ponen alerta de cualquier movimiento extraño. << ¿Qué piensa hacer conmigo? >> Tengo la respuesta más que clara. Volteo a ver al chico a mi lado con algo más que pánico reflejado en mi rostro.


- Quiero que entremos allí. Creo que tanto a ti como a mí nos hace falta un poco de... Ya sabes. Tú para nada eres un niño santo. Al igual que yo, te masturbas pensando en el chico que amas y apuesto que aquella noche en que nos conocimos, ustedes dos tuvieron sexo. Además has estado conteniéndote desde la muerte de tu tía. En cuanto a mi...  


     Coloca una mano cerca de mi entrepierna. Veo aquel lugar donde sus dedos comienzan a acariciar, moviéndose ávidamente hacia el norte. Por más que desee impedir sus caricias mi cuerpo no reacciona. Como si se tratase de una pesadilla en la que solo eres un espectador y eres incapaz de moverte o gritar. Siento como con su otra mano agarra bruscamente mi mentón haciendo que lo mire nuevamente. 


– Tú me pareces un chico apuesto y definitivamente me interesas. Me gustas, Camus. – Termina de decir pegando sus labios a los míos.


     Su lengua trata de entrar en mi boca, al impedírselo se limita a lamer mis labios. Me resulta tan asqueroso. Lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas. Su mano se cola por mi camisa, acariciando mi torso. Sus labios pasan a un costado de mi cuello, dando besos impulsivos y violentos. Desagradable. Siento algo raro en mi entrepierna, dirijo mi vista a ese punto nuevamente. << Mierda. ¿Por qué? Esto no es lo que quiero, ¡no lo quiero! >> Mi cuerpo reacciona a los estímulos aunque yo no lo quiera, una erección golpea contra mi pantalón por el interior. 


     Como una acción retardada, mi mano impacta contra su rostro. Tomo mis cosas y salgo de aquel deportivo dejando a ese chico que, obviamente, trató de violar de mí.


     He corrido sin rumbo desde hace unos minutos, viendo hacia atrás innumerables veces, pensando que Aspros ha podido seguirme. Al recobrar el control de mi cuerpo y mi mente me detengo a observar mi alrededor. << Estoy lejos de casa... Oh que digo, no tengo un hogar. >> Y, para no mentir, no quiero regresar a esa gran mansión donde no pertenezco. Sin embargo, no tengo a dónde ir. Decido tomarme mi tiempo para volver a la mansión donde sin duda alguna me toparé con el chico de largos cabellos oscuros. Limpio mis lágrimas y camino un poco más viendo los comercios. Afortunadamente mi cuerpo ya ha vuelto a la normalidad. 


     Tras una mirada rápida al lugar, siento que el lugar me es muy familiar. Cerca vive uno de mis compañeros del instituto, mi único amigo en mi tierra natal. Quizá pueda ir a visitarlo. Busco una panadería por alguna de las esquinas. Al encontrarla, al otro lado de la acera, espero para cruzar. La casa al lado, de dos niveles pintada de color amarillo, es la de mi amigo. Toco el primer timbre en el muro, tras unos segundos una pequeña luz roja se enciende y se escucha una voz por el intercomunicador.


- ¿Sí? 


¿Shura? Soy yo, Camus, ¿puedo pasar?


Claro, en un momento abro.


     La luz se apaga. Shura no tarda tanto en abrir la puerta de su casa, sonriéndome y ofreciéndome entrar. Lo saludo con un fuerte abrazo, lo cual le parece raro ya que usualmente no me agradan las muestras de afecto, pero en este momento realmente me hace falta sentir el afecto de alguien y escuchar un "no te preocupes, todo está bien".


     Había llegado a aquella vivienda solo un par de veces antes para poder realizar una que otra asignatura del instituto. Es así como inconsciente mente sé dónde se encuentran los ambientes de la casa. Sin ser invitado, empiezo el recorrido hacia la sala de estar; tomando asiento en el pequeño pero cómodo sofá. La mirada de mi amigo refleja claramente incertidumbre. No sería de extrañar, es una faceta de mi personalidad que nunca, en los pocos meses que llevo a su lado, había visto; el vivo ejemplo de un rostro que desborda consternación y desasosiego. 


¿Sucedió algo que deba saber? – Rompe el silencio sentándose a mi lado, tomando mi mano.


No... Solo, quería pasar a saludar. Ya sabes... - Aparto mi mano rápidamente mientras dibujo una sonrisa de falsa serenidad.


- Si claro, ¿deseas tomar un poco de té? Podría ayudar a que te tranquilices. – Se pone de pie nuevamente encaminándose a la cocina. 


     No puedo culparlo de su reacción, después de todo, los conocimientos de medicina que tenemos hasta ahora nos llevan a pensar en distintas formas de hacer sentir mejor a las personas a nuestro alrededor. Algo de medicina natural para nivelar el desbalance emocional, el instituto al que asisto es sin duda uno de los mejores a nivel mundial al preparar a sus alumnos para cualquier situación desde el primer día de clases. Podría decirse que, de ser necesario, estamos más que preparados para afrontar consultas generales o asistir a cualquier médico en urgencias. Es la ética del instituto el preparar a los mejores bachilleres en medicina, con un nivel de enseñanza semejante al de cualquier universidad o colegio mayor. Pero, al igual que el alto nivel de enseñanza, las mensualidades se encuentran por las nubes. << Que suerte que el señor Kido pague todas esas cuentas >>, debería de estar agradecido por su bondad; aunque la verdad me haya impuesto una carrera que no deseara. En cuanto a Shura, él realmente tiene vocación para esto. Sus padres, empresarios españoles, aceptaron e hicieron el esfuerzo de que él viniera a Francia a estudiar en el "instituto de sus sueños", viviendo en la casa que su difunta abuela heredó a su madre. Su meta para la vida es ser médico de caridad en países de Latinoamérica. Incluso hizo el trámite de una media beca. El resto del dinero para sus estudios, comida, transporte y gastos varios los obtiene de la renta del segundo nivel del edificio donde nos encontramos. Algunos arreglos en el acogedor hogar (colocar las puertas de acceso a los apartamentos en ambos niveles, dejando las gradas fuera como conexión. Instalación eléctrica e hidráulica por separado.), hicieron que la casa obtuviera un inquilino rápidamente. Sin contar con su trabajo los fines de semana, como guía infantil en el museo Louvre. A comparación de eso, soy un mocoso mimado. Un arrimado de una familia rica y poderosa de Paris.


 


Death me ha dicho que debo ir a recoger un material que me servirá para el fin de semana. No tienes problema de quedarte solo un momento, ¿verdad? – Dice tomando su chaqueta, guardando su móvil en el bolsillo interior. Sonrío dando el último sorbo de té. 


- Vete tranquilo. Esperaré acá, aún no tengo ganas de volver. – Limpio las comisuras de mis labios con el borde de mi manga.


Camus, sé que no hace mucho que nos conocemos. Aun así, te has vuelto mi amigo y por lo mismo me preocupo. Estoy para ti cuando lo necesites, pero deberías de ser más abierto con la gente; tratar de hacer nuevas amistades. – Después de esas palabras, sale de la casa. Escucho como el portón principal suena al ser cerrado. 


     Hago a un lado lo que mi amigo ha dicho, dejando la taza de té en la mesita frente a mí para poder desplomarme en el sofá. Cierro mis ojos sin quedarme dormido. Los recuerdos comienzan a fluir. Veo a Milo sonreír, extendiéndome su mano. Congelo esa imagen para que permanezca en mi mente. << Oh por los dioses, lo extraño tanto. >>


     Unos golpes comienzan a traerme de nuevo a la realidad. Suenan, primero, a la distancia; volviéndose más sonoros al despejar mi mente de mis pensamientos. 


- ¡Shura! – Grita desesperado.


     Abro la puerta con irritación 


Él no está. Volverá en unos veinte minutos.


- Joder, no puedo esperar. – Rasca la parte trasera de su cuello mirando a todos lados. – ¿De casualidad conoces algún médico que no cobre tan caro por consulta? 


- Bueno, dependiendo de lo que sea, podría ayudar. Soy compañero de Shura.


¡Genial! ¿Podrías chequear a mi hermana? A decir verdad, los médicos de por acá tienen unos precios elevados por consultas y sus opiniones no son de ayuda ya que siempre dicen lo mismo. – Sonríe. – Yo te pagaré.


- No tengo mi equipo acá, pero Shura no se molestará si utilizo el suyo. 


     Voy a la habitación de mi amigo, buscando un pequeño maletín. Como ya había dicho. El instituto, para obtener el alto nivel de enseñanza, exige a sus alumnos que cuenten con material y equipo profesional. Encuentro el maletín bajo la cama. Me disculpo por haber agarrado aquello sin permiso,  << el fin justifica los medios. >> El chico que espera en la puerta parecía muy necesitado de ayuda así que no podía negarme si la salud de alguien corre peligro, después de todo soy un futuro médico. Aunque la idea no me agrade del todo.


Lo tengo, ¿a dónde vamos? – Pregunto ignorante de mi contexto. 


- Hacia arriba, ven. – Se adelanta en los escalones. A decir verdad, me siento como un idiota. Era más que obvio que se tratase del inquilino de Shura. ¿Quién más tendría las llaves del portón principal? – Pasa, cruzando la sala, es la puerta de la izquierda. – Cierra la puerta después de que entrara.


     Camino a través de la sala de estar sin poner atención en todo lo que se encuentra a mi alrededor. Podría decirse que, he entrado en mi papel de "aquel que tiene que ayudar". Giro la perilla de la puerta, entrando en la habitación. Lo primero que observo es una pequeña niña tendida en la cama. Sus ojos se abren al verme tomar lugar junto a ella. Vuelve su mirada a la puerta para ver a quien supongo es su hermano.


- No temas pequeña. – Trato de sonar sereno, aunque no lo estuviese del todo.


- ¿Y Shura? – Pregunta sin verme.


- Él no está, sin embargo, este chico ha aceptado chequearte. – Explica sentándose en el borde de la cama, lo suficientemente lejos para no intervenir. Abro el maletín y proceso a esterilizar todo el equipo. Al terminar, bajo la atenta mirada de la menor, me coloco el estetoscopio para oír su ritmo cardíaco.


¿Puedes sentarte?


Me duele un poco el pecho pero, si onii-chan me ayuda podré... - El chico actúa velozmente, ayudando a su hermana a sentarse.


     Introduzco mi mano bajo el camisón de la niña, colocando la base fría del aparato en su pecho. Su corazón suena bien. Hago lo mismo en su espalda, esta vez pidiéndole que respire hondo. Logro escuchar una pequeña irregularidad en su respirar.


¿Tiene algún problema para respirar? ¿Alguna enfermedad hereditaria?


- Tiene asma crónica. Fui a buscar a Shura porque hace unos minutos se le estaba dificultando respirar.


- O... Onii-chan, mi pecho. – Dice con algo de dificultad por lo cual su hermano la recuesta de nuevo en la cama.


Ya veo. ¿De casualidad ha presentado algún calambre en el área de la tráquea?


Hasta ahora no.


Eso es bueno. – Le sonrío. - ¿Cómo te llamas? – Le pregunto a la niña que nos mira con preocupación.


S-Sinmone. – Se ruboriza ocultándose bajo la sábana. - ¿Tú?


- Mi nombre es Camus. Sabes Sinmone, tienes un poco tapados tus bronqueos. Por el momento no puedo recetarte nada ya que no soy un médico todavía y en todo caso es Shura quien lleva el registro. Pero, para aliviar ese dolor de pecho tengo este bálsamo. – Saco del maletín un pequeño frasco. - ¿Puedes ayudarme? – Me dirijo al chico quien asiente. - Tu hermano te dará un masaje en el pecho con esto. – Señalo el frasco para luego dárselo al chico. – Frota delicadamente el área de su pecho. Desde el mentón hasta el final de las costillas. Eso refrescará su pecho y hará que respire con mayor facilidad. Sin embargo... Tengo que hablar contigo luego de que termines.


     Salgo de la habitación, dejando a la pareja de hermanos en una charla personal. Tomo asiento en uno de los sofás. No pasa mucho tiempo hasta que él llega.


- ¿Realmente esta bien? – Se sienta al frente.


- Esta estable. Pero, es importante que lleves a nebulizarla. Como te digo, yo no soy un médico para decir si está del todo bien. Necesita estudios para saber el tratamiento correcto, el asma es distinto en cada individuo. No te digo que pienses de manera negativa ya que ella necesita de tus fuerzas y ganas de luchar para salir adelante. Hay personas que llegan a curarse por completo de la enfermedad. Algunas con la edad... Otras mediante medicamentos. – Tomo aire, quitándome el estetoscopio del cuello y guardándolo en el maletín. – El nebulizarla disminuirá la acumulación de mucosidad en sus bronquios. Debes de tener cuidado con ella ya que por el esfuerzo que hace para respirar con su sistema respiratorio tapado, los músculos alrededor del cuello se tensan mucho y eso provoca un calambre. Muchas veces a causa de eso la cabeza busca una posición "cómoda" y se voltea, haciendo que los conductos respiratorios se compriman y se bloquee por completo el paso del oxígeno.


     Explico a detalle señalando y haciendo ademanes con mi propio cuerpo. Noto como mi manera de ejemplificar algo serio le resulta gracioso, riendo un poco. Su risa se me contagia. Ambos tomamos aire para seguir charlando.


Te agradezco de todo corazón que hayas venido. Estaba tan preocupado por Sinmone. Ella es lo único que tengo en este mundo luego de la muerte de nuestros padres. – Su semblante se torna sombrío. Puedo comprender ese sentimiento a la perfección. – Oh, lamento no haberme presentado. – Sonríe de nuevo. Acomoda un mechón de cabello color rojizo. Sus ojos de un tono púrpura brillan a pesar de la preocupación. Me tiende su mano de nívea piel semejante a la mía. – Mi nombre es Surt.


     Nuestras manos se juntan en un saludo formal. Una sensación de confianza recorre lo mi cuerpo. Tengo tanto en común con él, pero a la vez somos tan distintos. A pesar de haberlo perdido todo y tener a su hermana en una situación crítica, él sigue sonriéndole a la vida. Y yo, simplemente soy patético; cerrándome ante todos los que me rodean. "Deberías de ser más abierto con la gente; tratar de hacer nuevas amistades", las palabras de Shura vuelven a mí. ¿Será el destino quien me ofrece nuevas personas para estimar en mi vida?

Notas finales:

     Wahhh~ no sé por qué me extendí tanto en este capítulo, pero tenía tanto que decir. Por una parte, han aparecido nuevos personajes, nuestros dorados que tanto amamos. Algo de la historia de Shura y… Gente nueva en la vida de Camus. 

Cx Por otra parte, revisando capítulos anteriores, descubrí que describo mucho lo que son las edificaciones en las que se encuentran los personajes :u Perdón si a alguno le llega a molestar. Después de todo soy dibujante y a eso me dedico. Siento que ayuda a que ustedes puedan imaginar de una mejor manera el contexto en el que se desarrolla la historia. En cuanto a la enfermedad de Sinmone… Mi hermano tiene asma, algo no tan serio ahora, pero recuerdo que en sus momentos críticos así fue como se desarrolló. Como ya dije, soy dibujante y no médico así que no tomen esto como una sugerencia. Ojo que lo estoy advirtiendo e.e En cualquier caso, esto es solo un fanfic cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia. 

Los dejo con la duda de hoy… Ya que el capítulo no termino con intriga planto mi semillita acá *se oculta tras Camil para que no la vapuleen* ¿Quién será el chicho nuevo del instituto de Milo si Camus se encuentra todavía en Francia?

Nos leemos a la próxima. Besos! c;

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).