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Tras mi verdadero amor por Shuneii

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Notas del capitulo:

Damas y caballeros la autora más lenta del mundo entero ha regresado(¡!) para celebrar el cumpleaños de nuestro amado bicho. ¡¿Cómo están?! Al fín he terminado este capítulo en honor a nuestro querido bicho y su cumpleaños (08.11) Y felicidades a nuestros queridos escorpiones, aunque ya pronto acaba su régimen zodiacal. Tengo que confesar que siempre – siempre – empiezo a escribir los capítulos para la celebración en fecha de Japón pero, por alguna razón no me agrada del todo lo que escribo… Queda como un borrador, lo releo, lo lee mi hermano, a veces se lo paso a mi querida neechan Camil y termino cambiándole algunas cosillas para publicarlo en la noche del día siguiente, osea casi el 09.11 (En mi país aun son las 11:10 p.m.) cx Oh Dios, cambia ese hábito mío, igual el de escribir una larga – larga – nota de autora.


Ya sin más, ¡disfruten!

POV Milo


     Mi mente comienza a reaccionar, despertando del extenso sueño en el que me vi envuelto luego de una sesión de sexo rutinaria. El aroma a rosas es lo primero que percibo, tan embriagante que hace que sienta irritada mi nariz. Puede ser eso o la dosis de cocaína que inhalé ayer para poder disfrutar del placer sin que vagos recuerdos vinieran a mi mente. Doy media vuelta en la cama logrando ver el cabello rubio con puntas rojizas del chico con quien he tenido encuentros efímeros desde hace ya un año. Cabe decir que luego de la graduación mis visitas a su casa, así como idas a hoteles de paso, han sido más a menudo.


Aphrodite. – Susurro tratando de que voltee a mirarme.


¿Hmn? – Balbucea adormitado.


     No pasa ni un minuto y el chico gira sobre sí, colocando sus brazos alrededor de mi cuello a la vez que envuelve mi torso con su pierna. La sábana cubre pocas partes de su cuerpo permitiéndome una vista muy erótica. Mas no tiene ningún efecto en mí.


No me gusta que me abraces. – Retiro sus manos, pasando a buscar mi ropa tendida en el piso junto con algunos envoltorios de preservativos y unos que otros juguetes sexuales.


¿Te vas tan pronto? – Hace un tierno puchero. – Y yo que creí que hoy si tomarías un baño conmigo.


Hoy quedamos de vernos con Aioria, ¿recuerdas? Tengo que ir por algo de ropa limpia. – Hago una pausa para verme en uno de tantos espejos en la habitación del rubio. – Además, prefiero tomar un baño en mi casa. Sin nadie que me moleste.


     Sin mirar hacia atrás, abandono la habitación. Podría decirse que soy un patán por mi forma de ser con él, pero realmente no puedo y no quiero darle falsas ilusiones. Desde un principio sabía a qué se afrontaba si quería tener una relación conmigo. Aunque lo que tenemos no es un noviazgo en si, más bien lo llamaría una relación de amigos con derecho a sexo. Aun así, él no se negó en lo absoluto. Sinceramente, es un buen chico y deseo que algún día encuentre alguien que sí pueda amarlo como se merece, pero por el momento se niega a dejar la frágil y difícil relación que tenemos.


    << Camus, ¿qué estarás haciendo en estos momentos? Si conocieras esta parte de mi, ¿seguirías amándome? ¿O es que acaso, dejaste de hacerlo hace mucho tiempo ya? >> Divago en pensamientos sobre mi pasado, aunque muy presente amor. 


     Llego a casa, mis padres no están. Recuerdo que dijeron algo sobre ver un apartamento para mí, cerca de la universidad. Preguntaron si iría con ellos, pero dije que tenía planes con un amigo. Obviamente sin comentarles nada sobre drogas o sexo.


- Universidad...  - Suspiro recordando las palabras de mi amigo Aioria hace un par de años atrás, una fantasía imposible. – Facultad de derecho de la Universidad Estatal de Athenas... - Subo las escaleras dejándome llevar por la lluvia de pensamientos que inundan mi mente. 


     Realmente no quiero estar allí, pero ha sido el sueño de mis padres que sea un abogado. No puedo negárselos ya que después de todo, sin ellos no sería nada.


       Me introduzco a mi habitación, deslizando mi espalda por lo largo de la puerta que recién cerré segundos atrás. Alzo la vista a una repisa donde se encuentra una polvorienta medalla de cobre con el número uno grabada en ella.  


 


"- Tus pinturas son hermosas. Realmente puedo sentir lo que expresas en ellas. – Sonrió el francés sosteniendo la pintura que inscribí en el concurso de aniversario del instituto a mediados de octavo año, un paisaje colonial con un volcán al fondo sobre un fondo que representa el ocaso. – Sin duda ganarás el primer puesto, Milo.


- ¿Tú crees? No es lo mejor que he hecho. – Dije apenado, jugando con la punta de mis dedos manchados con pintura luego de pasar una noche en vela dando pinceladas sobre el lienzo.


- En serio creo que ganarás. – Acarició el borde de la pintura en un área que ya había secado, al ver eso mi cuerpo se calentó como si esos finos dedos me estuviesen tocando a mí. – Porque tu pintura transmite un sentimiento muy cálido. No sé qué es con claridad, pero me gusta mucho. Sé que las demás personas al verla pensarán lo mismo y te darán la medalla ganadora. "


 


      Tenía razón. Después de todo mi pintura ganó. Tenía razón en todo... Ese sentimiento cálido iba dirigido a él. Sin saberlo, desde antes de aquel momento yo sentía ese sentimiento especial hacia él. Una confesión silenciosa por medio de imágenes y palabras de apoyo, de parte de ambos. Lágrimas comienzan a surcar mis mejillas, mi nariz se comienza a taponar haciendo que al respirar dificultosamente produzca ese, difícilmente audible, sonido del llanto.


     Pasados algunos minutos limpio mi rostro con el reverso de mi manga. Poniéndome de pie, me dirijo al baño para tomar una tranquilizadora ducha y prepararme para ver a los chicos.


 


- ¡Milo! ¡Al fin llegas! – Aphrodite corre a abrazarme afectuosamente, como si hubieran pasado semanas sin vernos. Sinceramente no soporto esa parte de él. Le lanzo una mirada de desaprobación haciendo que regrese a su asiento frente a Aioria y su acompañante.


Como de costumbre, te apareces al último.


- Hola gato. Hola Shaka. – Tomo asiento junto a Aphrodite en una de las mesas de un restaurante familiar del centro de la ciudad.


     Pedimos algo del menú. Mientras esperamos a que esté listo nuestro pedido observo como unos cuantos niños se divierten en los juegos del área infantil. De vez en cuando salimos así para pasar el rato. Luego de que Shaka viniera a vivir a Grecia para estudiar su carrera universitaria Aioria ha sido monopolizado. Para él no es secreto lo que hay entre Aphrodite y yo así que amablemente lo invita a salir junto con nosotros.


Aioria me habló mucho de este restaurante. Dijo que era su favorito cuando era pequeño. – Escucho la tranquila y armoniosa voz de Shaka. – Aunque nunca me imaginé que ordenaría un menú infantil. - Cubre su rostro avergonzado por la actitud infantil de su novio.


- Pero, cariño... Quería un Pikachu... - Simula el sollozo de un niño a punto de estallar en un ridículo berrinche, despertando ternura en su pareja; quien acaricia su mentón. Absteniéndose de darse un beso debido a la presión social. De por sí ya es demasiado raro para la gente ver a un grupo de cuatro jóvenes juntos. Tres de ellos de lo más melosos.


     Veo como el rostro de Aphrodite muestra una profunda tristeza. Sé lo que piensa, y lo que siente. "Un sentimiento que anhelas de parte de alguien que está fuera de tu alcance." << Sí tan solo él estuviese aquí. >> Siento como si de momento una daga de metal frío se clavase en mi corazón, recordándome que Camus se ha ido. Trayendo a mi memoria todas las veces que traté de contactarlo por medio de llamadas, e-mails y mensajes, pero él nunca contestó. Y una idea cruza mi mente al darme cuenta que él ya no volverá.


- Entonces te decía, vi este anuncio en el periódico esta mañana. – La voz de Aioria hizo que reaccionara. Parpadeo aclarando mi vista, poniendo mis ojos en el anuncio del que mi amigo hablaba.


- ¿Concurso de bandas?


- Puede ser una buena idea para pasar el rato. – Da un sorbo a su batido de fresas con leche.


La verdad es que yo no soy bueno en la música, pero puedo apoyarlos moralmente. – Shaka ve hacia otro lado apenado, para luego tomar el anuncio y leerlo completamente en voz alta. - ¿Tienes una banda y quieres darla a conocer? ¡Qué mejor oportunidad que está! ¡La disquera que llevó a la fama a "The Zodiac Boys" busca nuevos talentos! Te esperamos a ti y a tu banda el sábado diez de diciembre a las dieciséis horas en "Sanctuary Hotel" en la zona viva de la capital de Grecia.


¿Zodiac Boys? ¿No es esa tu banda favorita? – Cuestiona Aphrodite ladeando la cabeza levemente a la derecha en un gesto tierno.


Eso creo... - Contesto secamente, aun dándole vueltas a la vaga idea en mi mente.


- Bueno, de ser así... No me molestaría estar en la banda.


Yo puedo tocar la batería. – Comenta el de cabello castaño haciendo ademanes como si estuviese tocando una batería imaginaria, robándonos unas cuantas risas a todos en la mesa.


- Yo puedo cantar... - Añade Aphrodite, apenado.


- ¿Eh? - Alzo una ceja divertido ante la reacción del de piel pálida, haciendo que éste se ruborice. – Bueno, yo puedo tocar la guitarra. Supongo. – Sonrío levemente. No parece mala idea.


- ¡Oh! Y la banda se puede llamar Uh... Uhm... - Piensa por un momento el chico junto a mí. Al parecer su estado de ánimo ha cambiado gracias a que me mostré un poco feliz. - ¡Ya sé! ¿Qué les parece "Bad guys"? A mí me suena genial puesto que la primera vez que vi a Milo y posteriormente a Aioria tenían pinta de ser chicos malos. – Hace para atrás de su oreja uno de sus mechones que ha caído a su rostro.


     << Chico malo. >> El recuerdo de Camus vuelve a cruzarse. Muevo mi cabeza para alejarlo. Este chico, Aphrodite. Está más que claro que es obra del destino. Suspiro y giro para ver a mi amigo con derecho. Creyendo que lo que estoy a punto de decir es lo correcto. O al menos, esperando que así sea.


- Me parece muy bien y si Aioria no se opone acepto que la banda lleve ese nombre. – De reojo observo que el gato asiente y seguidamente inicia una charla con Shaka sobre quien sabe qué. Aprovecho para tomar la mano de Aphrodite, sorprendiéndolo en el acto. – Oye. Quería hablar contigo sobre algo que ha estado dando vueltas dentro de mí desde hace un rato. – Susurro logrando que se confunda más y más con cada palabra. – Creo que talvez... Tú y yo podríamos tratar de tener algo serio. No garantizo nada, pero realmente quizá sea momento de un nuevo capítulo. No digo que sea un noviazgo... Pero tampoco quiero que siga siendo un trato de amigos con derecho a sexo, ¿entiendes? – Sin poder entenderlo del todo yo mismo, los carnosos labios de Aphrodite forman una sonrisa; su cabeza se mueve verticalmente en respuesta afirmativa y algo dentro de mí me dice que he hecho algo bueno, sin embargo.


- ¿Bueno? – El castaño coge su celular, dejando de hablar con su pareja.


     Mi oído se agudiza logrando percibir una voz familiar preguntando "¿Estás solo?", al otro lado de la línea.


Espérame un momento. – Aparta el móvil de su rostro para hacerle saber a Shaka que volverá al terminar la llamada.


     Aioria se aleja de nosotros y con una sonrisa comienza una charla muy agradable con la otra persona. Suena como si hablasen a menudo. Esa voz. << ¿Camus? Tenías que aparecer justo ahora cuando creía que mi vida nuevamente tomaba su rumbo. >>

Notas finales:

Bueno, acepto comentarios y críticas constructivas. Realmente quería hacer que Milo no pareciese un patán por cómo trata a Aphrodite así que esto fue lo que surgió. Decirles que él tiene un motivo para actuar así, no es justificable pero tampoco lo hace malo.


Ahora, vengo a dejarles las dudas.


¿Shaka aceptará que su novio es un infantil? ¿Las llamadas de Camus pondrán celoso al rubio? ¿Qué pasará luego de la llamada? ¿Aphrodite tendrá su romance con el bicho? ¿Milo recordará que el manager de su banda favorita es Aspros? ¿Recuerdan a Aspros cx? ¿Para qué habrá llamado Camus?


 


Lo sabrán en el siguiente capítulo, nos leemos (¡!) c;


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