Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un día como cualquier otro por CrazyFanGirl

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como prometí e mi FF principal, aquí un regalo para todos vosotros por mi falta de consideración y mi año sabático. Intentaré no coger otro, pero tampoco subiré semanalmente.

Oficialmente, este es mi primer Lemon. Si podéis opinar y aportar consejos estaría SUPER agradecida ^^

Lógicamente se aconseja haber visto la serie de Magi (o al menos hasta conocer a estos dos personajes y algo de su personalidad) para una mejor lectura.

Disfruta de la lectura x3

PD: Recordad bien el título cuando estéis leyendo muajajajajaj

     Era un día como cualquier otro. Me levantaba temprano, me bañaba en bolas en el río, después desayunaba, me acercaba al despacho a trabajar pero acababa dando la vuelta y paseando por el palacio hablando con las sirvientas, luego llegaba Jafar y me arrastraba de vuelta al despacho delante de miles de ojos que apenas ponían atención, no era ningún espectáculo nuevo.

 

     En ese momento terminé de escribir y me estiré hasta tumbarme encima de la mesa. Levanté la mirada hacia Jafar que seguía archivando documentos supuestamente de vital importancia.

 

     -No me mires así Sin-sama –dijo mirándome de forma asesina. Lo único que quería ese hombre era que siguiese escribiendo durante mil años sin dejarme morir en paz…

 

     -¿Y cómo te miro?

 

     -De la misma manera en la que miras a las mujeres a las que frecuentas. Vuelve al trabajo, por favor –De verdad, ¿Quién es aquí el rey?

 

      -¿Cómo voy a volver al trabajo después de decirme algo como eso? Porque no parece que te moleste cuando se dirige a ti…

 

     -Me molesta, por eso me enfado –Me miró aun más siniestramente.

 

     Sonreí- Eres tan mono cuando te enfadas… Que pena que solo unos pocos puedan verlo.

 

     -Solo tú has sobrevivido a un enfado mío y es porque eres más fuerte que yo.

 

     -Y menos mal que estoy aquí para controlarte –Me levanté de la silla y le empujé contra la pared sin dejarle escapar.

 

     -Suéltame Sin-sama…

 

     -No lo haré –Saqué mi sonrisa más pícara- No queremos que haya más víctimas por tu… cómo llamarlo… ¿bipolaridad?

 

      -La única víctima serás tú.

 

     -Entonces suéltate y atácame –Apreté más fuerte y me acerqué a su cara.

 

      Se sonrojó y… bueno, me pegó una patada en los genitales –Vete de putas si te apetece jugar, pero conmigo no.

 

      Me estaba retorciendo por el dolor en el suelo y, como buen diplomático que soy, me rendí- Está bien, volvamos al trabajo. Pero antes, como mi más fiel sirviente, deberás curarme la herida de guerra que acabas de originar. Si no querías que fuese buscando señoritas de compañía, haber avisado y me quedaba aquí trabajando hasta caer rendido en la noche. –Bueno, a lo mejor rendido no- Quizás así te  preste la atención que me estas pidiendo a gritos.

 

     Mientras hablaba Jafar me rodeó y se dirigió al escritorio, sin embargo, conseguí agarrarle del tobillo a tiempo y se calló: ¿Por qué te gusta hacerme sufrir Sin-sama?

 

     -¿Por qué te gusta a TI hacer sufrir a los demás?-tiré de él hasta aplastarle con mi musculoso cuerpo- Alguien debe castigar al castigador…

 

     -Tienes que cumplir tu deber como rey –ya estaba cambiando de tema- al igual que yo el estar siempre a tu lado.

 

      -Exacto –apenas unos centímetros nos separaban- Debes estar a mi lado…-le beso superficialmente- por siempre.

 

     Nuevamente su cara se tornó roja: Pero no soy una concubina. Si quieres un agujero busca en un burdel.

 

      -Es muy difícil encontrar uno decente…Además, ¿quién dice que solo busco eso? –susurré a su oído. Empecé a esparcir besos por su cuello y torso. Lentamente.

 

     -Lo haces siempre, no paro de leer quejas de mujeres –intentó apartarme- Sin, para, no hace gracia. –le ignoré.

 

     -¿Y por qué crees que lo hago? No paran de rechazarme y mi cuerpo tiene sus necesidades.

 

     -No te rechaza nadie porque  nunca te has enamor-

 

     -Mentira –le corté. Posé mi mano en su mejilla- ¿Y tú eras el especialista analizando el comportamiento humano?

 

     Levanté su barbilla y le robé un nuevo beso a esos finos y fríos labios. Esperaba recibir un tajo en la mano o en la cara. Bueno, nunca llegó a hacerle nada a mi rostro, o más bien no quiso. Ahora que lo pienso, podría haber sido perfectamente capaz, o bien no quería que los demás se alarmasen, o bien realmente no deseaba lastimarla…

 

     Y entró. La boca del pelilanco se abrió ligeramente dejándome así pasar mi lengua.

 

     -Idiota. ¿Si te comportas así con todos como querías que supiese si era distinto o no? Llevo años sintiendo esto por ti. –me separé sorprendido. ¿De verdad había oído bien?

 

      -Jafar…

 

     -¿Qué quieres? –desviaba la mirada.

 

     -La tengo durísima.

 

     Me golpeó en la mejilla (pues sí que me dio alguna vez jajaja)- ¡Hazte una paja! –sin duda estaba enfurecido. Sacó las cuchillas que esquivé por los pelos.

 

     -Hey, hey, hey… tranquiiilo. Ya sabes como soy. No puedo evitarlo. –cogí sus propias cuerdas y le até a la columna más cercana.

 

      -¡Te confieso mis sentimientos y tú solo pensando en follar!  Suéltame. Mañana te busco una esposa a ver si así asientas la cabeza.

 

     -¡¡Sabes que yo nunca he deseado a ninguna mujer de verdad!! ¡Y si no, te lo digo ahora! Acepto tus sentimientos porque estamos en la misma situación. ¡Te amo y te he amado desde entonces!

 

     Ya no quedaba una pizca del Sinbad despreocupado y alegre. Nunca había estado en una situación así anteriormente, y por lo tanto nunca había mostrado mi debilidad ante nadie desde que abandoné mi hogar de nacimiento. Y con debilidad me refiero a… lagrimas. Jafar al momento se dio cuenta y, cohibido, se escondió en mi pecho. Una escena completamente irreal.

 

     -Entonces sé solo mío yo seré solo tuyo. Pero como te pille con una mujer o Judal o Yunan no quedará de ti ni rastro.-sonreí. Sabía que no sería capaz, o puede que sí.

 

     -Ninguno te llegaría a la suela de la sandalia –y firmé mi pacto con otro beso. Esta vez uno tierno y lleno de amor.

 

     Él intentó abrazarme, pero seguía atado. Vacilé un momento, no sabía si soltarle o no. Ya habría otra ocasión para ello, y le solté. Tomé su mano y lo conduje tranquilamente hacia mi escritorio para después tumbarle sobre mí.

 

     -Te amo Sin –me acomodé y noté como los papeles se arrugaban bajo mi cuerpo- Los vas a estropear, aunque son los de basura –se colocó a horcajadas incitándome a que continuase.

 

     -Si quieres podemos esperar. Tenemos todo el tiempo por delante. No quiero obligarte.

 

     -Te lo has ganado por haber adelantado el trabajo de estos dos días, pero no te acostumbres

 

     -Aun así me duelen las partes… y más si te subes así –obediente como siempre intercambiamos posiciones.

 

     -¿Te sigue doliendo?

 

     -Quizás puedas ayudarme a aliviarlo, o podría perder una parte importante de mi físico –me incliné para besarle una vez más. Sus labios se estaban tornando cálidos. Empecé a acariciarle las caderas muy suavemente…

 

     -¿Sin, no prefieres ir a un sitio más cómodo? Puede aparecer cualquiera –ya se estaba poniendo nervioso, debía empezar ya, pero con algo ligero.

 

     -No aguanto más… no podría llegar hasta la habitación. –comencé metiendo mi mano en su túnica hasta llegar a su pecho.

 

     -No soy una mujer, estoy plano, si es lo que pretendes

 

     -En realidad busco otra cosa… -al rozar algo puntiagudo con las yemas de los dedos éste gimió. Reí por lo bajo- Lo encontré.

 

     Su cuerpo se estremecía por el contacto superficial, sin embargo, consiguió elevarse hasta besar mi cuello… e incluso morderlo- ¿Qué debería hacer?

 

     Mentiría si dijese que no me pareció adorable esa expresión- Lo que te diga tu sublime instinto de mujer –continué quitándome los pesados djinns y joyas doradas de encima, y con esa carga aligerada me dispuse a hacer lo mismo con la suya y desgarre su túnica poniendo al descubierto su lívido cuerpo al cual no tarde en aportar un color rojizo con mis mordeduras, pequeñas pero fuertes.

 

     -Sin –gimió mi nombre de una forma que nunca había imaginado escuchar- Soy virgen, lo sabes ¿no?

 

     -¿Qué tiene eso de relevante? Simplemente admites que me has entregado tu cuerpo por amor… y con amor lo utilizare –volví a mi tarea besando su delgado abdomen, continuando mi descenso.

 

     -Como solo quieras utilizarlo te recuerdo que puedo soltarme y matarte –inseguridad.

 

     -Sería una pena matarme con lo que nos había costado llegar hasta “aquí” –soplé sobre su virilidad. Sin duda estaba distraído y no se había percatado de mi posición.

 

     -Hazlo Sin…

 

     Cerré mi boca entorno a su extremo presionando mi lengua contra su glande. Otro gemido, esta vez más alto y a la vez más débil. Jafar intentó reprimir el resto cuando empecé a hacer círculos, pero no iba a permitir que me privase de aquella música para mis oídos. Luego absorbí completamente su miembro hasta rozar sus genitales e inicié un vaivén. Lento y a la vez agresivo… Su cuerpo se relajó por un segundo, pero volvió a tensarse en cuanto aumenté el ritmo. De más en más rápido, sin vacilar, sin frenar, sin menguar las fuerzas, y justo al alcanzar el culmen de tensión me aparte y besé sus labios tan fuerte que, aunque deseaba con ansias escucharlo, su grito retumbó en las paredes de mi boca.

 

     Tras retomar el aliento, Jafar levantó su mirada hasta toparse con una mirada llena de deseo que intentaba comunicarle lo que seguiría a continuación.

 

     -Tus deseos son órdenes, mi rey. Dime qué quieres que haga

 

     -Que te relajes y disfrutes por una vez en tu vida. Te lo has ganado

 

     Pasé el dedo índice siguiendo su columna vertebral hasta su orificio, humedecí mi falange y lo introduje sin apenas avisar y comencé a moverlo dilatándolo.

 

     -Yo también quiero hacerte disfrutar como tú me lo haces a mí

 

     -No me harás parar ahora, ¿verdad?-su cuerpo se tensó al sentir una segunda falange entrar y acelerar el trabajo.

 

     Gruñó- …Yo solo quiero que te guste…

 

     -No te preocupes, lo haré. Si no, ya habrá más oportunidades –Le besé una vez más comiéndome aquellas últimas palabras que había dejado en el espacio que había entre nosotros e hice que se las tragase- Te quiero

 

     -Pues yo te amo- Y se abrazó a mi espalda besándome con tanta fuerza el otro lado del cuello que juraría que esa marca sigue en mí- y eres mío

 

     -Creía que era al revés-Se lo demostré al amenazar su cavidad ahora vacía con mi miembro, que se introdujo en una única y potente estocada que le arrancó un grito e innumerables maldiciones, lo que provoco que se soltase. Y no pesaba dejarle huir. Agarré sus muñecas rojizas y las pegué contra la mesa-He dicho que relajes tu cuerpo y disfrutes, si no nunca podré sacar a mi pequeño de lo apretado que estás

 

     Sorprendentemente no dijo nada y al sentirme parcialmente liberado comencé a mover mis caderas. Solté un gemido. Casi inaudible, pero lo solté. Había que ver lo estrecho que podía ser el ano de un hombre

 

     -Avísame si te duele, masoquista-Un tajo recorrió mi mejilla- No me llames así

 

     -Corrijo, -golpeé con fuerza provocando que toda su espalda se tensase-sadomasoquista

 

     -Hay que serlo para enamorarse de ti

 

     Decidido a descargar todas las ganas acumuladas, continué con mi movimiento sin bajar el ritmo. Gotas de sudor caían sobre su pecho. Como me molestaba el turbante me lo arranqué dejando al descubierto mechones húmedos que caían a modo de cascada rozando el torso de Jafar y produciéndole cosquillas y provocando así que se estremeciera y gimiese aún más. Ahora las palabras sobraban y solo faltaba aumentar y aumentar cada vez más el ritmo. Me coloqué mejor entre sus caderas y agarré bien sus piernas.

 

     -Más Sin, me encanta…-virgen y tan exigente. Vas a ver lo que es bueno.

 

     -¡Armadura Djinn: Baal!-Ahora con la armadura de la Ira y de los Héroes, daba pequeños calambrazos sobre la piel del Jafar.

 

     -¿Sin, soy yo o te ha crecido?

 

     -Es mío, no es cosa de ningún “genio”. Por favor, calla que no me concentro.

 

     -¿Entonces por qué gastas magoi?

 

     -Para poder complacer a la persona que amo y que es difícil de saciar-Retomé el ritmo con otra estocada como la primera realizada

 

     -Ah… Baka, a mí me complaces solo con tus besos

 

     -Cállate...

 

     Le mordí el labio inferior y noté el sabor de la sangre lo cual excitó mucho más a mi amante. Tripliqué la fuerza con mi magoi dispuesto a gastarlo más allá de los límites. Me daba igual que nos fuese atacar esa misma noche algún enemigo y que cavase con mi vida. Cada vez que lo pienso me llamo loco y necio, pero así es el amor…

 

     Noté ya próximo el final. Jafar, con las muñecas libres, se agarraba a lo que podía arrugando papeles y rompiendo plumas y demás objetos del escritorio que no habíamos tirado aún. Solté sus piernas y coloqué las manos en el borde de la mesa para darme más impulso. Y un grito asoló el despacho, incluso el castillo entero. Pronto le siguió uno más grave. Me corrí dentro de mi consejero sin aviso alguno. Nos miramos a los ojos como dos tortolitos de toda la vida sin siquiera darme cuenta del viscoso líquido que empapaba nuestros vientres. Volví a la normalidad cayendo a su lado, ambos con la respiración entrecortada, oyendo solo los latidos de nuestro corazón a punto de un infarto. Él me abrazó colocando su cabeza en mi pecho, sin embargo, no me dio tiempo a corresponderlo. Unos pasos de guardas avanzando por el pasillo. Hay que ver lo rápidos que son y lo bien entrenados que están los condenados.  Levanté al peliblanco en brazos, cogí la ropa  y lo llevé detrás de una cortina. Sería fácil encontrarnos con lo fuerte que respirábamos.

 

     -Creo que piensan que nos han atacado

 

     -Me da igual que nos vean, nunca había disfrutado tanto…-Era la primera vez que le oí decir semejante frase, pero me callé, no quería estropearlo- Siento haber roto tu túnica -Susurré cubriéndole con mi manto.

 

     -Tenemos que quedarnos aquí hasta la hora de la cena para poder vestirnos a no ser que tú vayas a mi cuarto a por ropa limpia.

 

     -Supongo que verán normal ver a su rey desnudo por palacio. Les hecho y vuelvo en un momento –Le besé fugaz y castamente- Te quiero

 

     -Pues yo te amo –Y se sonrojó con sus propias palabras tapándose con i manto. Salí por los pasillos silbando y saludando a quien me cruzaba y sin decir nada más dispuesto a cumplir mi misión.

 

 

 

     “¡Ah! ¡Pero qué despiste! ¿No HABÍA dicho que era un día como cualquier otro? JAJAJAJAJAJAJA”

 

     -¿Se puede saber de qué te ríes?

 

     Jafar estaba situado a varios metros de mí ojeando unos papeles ‘de suma importancia’ (como decía al principio de esta historia) de las estanterías, mientras yo estaba tumbado con la barbilla apoyada en mi escritorio. Descansando la vista básicamente.

 

     -¿Estás seguro de que quieres seguir en esa postura?

 

     Ya estábamos. Ese sadomasoquista me miraba con una mirada diabólica. Cualquier niño diría que era el hombre del coco o satanás. Me levanté y continué leyendo otro nuevo informe. Torcí la boca en una mueca.

 

     ‘Eso nunca pasará’

 

 

Notas finales:

Pfffff Realmente me costó escribir este one-shot y de verdad espero que os haya gustado. Me encanta esta serie y espero que saquen ya la tercera temporada (¿Alguien sabe si habrá y cuando saldrá? Estaría bastante agradecida -.-")

Nos vemos en mi otro FF ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).