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El día más feliz de su vida. por Lady_Chocolat

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Notas del fanfic:

Antes de nada quería aclarar que esto le empecé a escribir antes del final de Naruto y por tanto no tiene nada que ver.

Lo de siempre, tanto el universo como los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto y yo no me lucro con nada de esto. 

¡Y ahora a leer y disfrutar!

Naruto suspiró por décima vez en esa mañana. Llevaba horas enterrado bajo montones y montones de papeleo con un dolor de cabeza inmenso y estaba más que harto. Se desperezó sobre la “no tan cómoda” silla del Hokage y se levantó sobándose las nalgas. Si seguía así al final su culo acabaría reblandeciéndose y cayéndose, y nadie quería eso. Recién cumplidos sus veintidós años Naruto había sido nombrado Hokage de la aldea oculta de la Hoja. Y había sido el día más feliz de su vida.

Meses antes Tsunade, la antigua Hokage, le había anunciado que pronto dejaría el puesto. Había dicho algo de que ya estaba vieja y que prefería pasar sus últimos días dedicándole todo su tiempo a su gran compañero de aventuras, el Sake. Bueno, realmente no había dicho eso, pero tras media hora de discurso Naruto decidió dejar de escuchar y sacar el sus propias conclusiones. Sea como fuere pasaron seis meses entre el anunciamiento y lo que fue realmente la “embestidura”. Seis meses de aburrida y desesperante preparación. Naruto tuvo que dejar las misiones y quedarse en la aldea empollando. Porque para ser Hokage no solo había que ser de los ninjas más fuertes de la aldea, no. Para ser Hokage había que saberse todas las jodidas normas y leyes de la aldea, todos los protocolos y había tenido que tomar alguna clase para refinar su educación. Los señores feudales no estaban acostumbrados a que los kages se dirigieran a ellos con “tío” o “tronco”.

Habían sido seis meses desesperantes, especialmente para Tsunade quien se había encargado personalmente de la educación del idiota del rubio. A veces se preguntaba que que extraña fuerza le había hecho creer a ella que Naruto era la mejor opción para llevar adelante una aldea entera. Pero entonces recordaba lo mucho que se estaba esforzando el rubio por alcanzar su meta y lo duro que había luchado los últimos años para hacerse valer y que los demás le reconocieran. Un buen Hokage debía ser fuerte, sabio y carismático. Naruto cumplía lo primero y lo tercero casi a la perfección. En cuanto a sabio, meh, hacía lo que podía, por suerte el Hokage siempre contaba con un grupo de sabios a quien escuchar y eso tranquilizaba a la vieja Tsunade.

Y más tarde que pronto llegó el tan esperado momento. Ese día había sido declarado fiesta local, nadie trabajaría y todos tendrían el día libre. La música acompañaba por las calles de la aldea, que se inundaban de olores a comida de los numerosos puestos de comida rápida. Era un día de celebración y todos los habitantes de Konoha lo estaban disfrutando. La ceremonia fue larga y, porque no, aburrida. Además de calurosa, el sol del verano achicharraba a todos los presentes provocando más de una insolación. Pero eso no importaba, no para Naruto, que no sentía ni frio ni calor, para quien el tiempo pasaba muy deprisa y luego muy despacio, dejándole desorientado y a la vez atento a todo lo que decían y hacían los maestros de ceremonia, Mentiría si dejara que no estaba nervioso, pero eso no era nada en comparación con la emoción que sentía. No iba a llorar porque era un tío fuerte pero puede ser que los ojos se le humedecieran un poco más de lo común. Solo pensar todo lo que había peleado por estar en ese momento ahí, hacía que se erizara todo el cabello. Y había valido la pena.

Después de los aplausos y de que el rubio fuera oficialmente nombrado hokage la fiesta continuó hasta altas horas de la noche y hasta entonces Naruto estuvo recibiendo visitas de casi todo el mundo. Gente que conocía y otras a las que no que le felicitaban, algunos se disculpaban por su actitud en el pasado, otros le hacían regalos y Naruto paladeaba con gusto el ver como algunos de los adultos que se había apartado de él cuando aún era un niño, se tragaban su maldito orgullo. Ay, ser Hokage iba a ser la rehostia.

Luego invitó a sus amigos más cercanos a una fiesta privada en la torre Hokage y a la mañana siguiente descubrió porque Tsunade solía estar de tan mala leche cuando salía por la noche. Su maldita cabeza explotaría, o su estómago, o las dos cosas si se le ocurría moverse. Maldita ginebra, maldita su falta de control y malditos los papeles sobre su mesa. Naruto bostezó y sintió como sus ojos se llenaban de lagrimitas. Era su primer día de trabajo como Hokage y estaba destrozado, perfecto. Pero tampoco podía marcharse a sus casa, quedaría mal, no habían pasado veinticuatro horas desde su embestidura ¿Qué clase de Hokage parecería si su aldea le veía marcharse a mitad de jornada con ojeras y muerto de sueño? No, no, no, no podía permitirse ese tipo de imagen, no con todo lo que había trabajado. Quizá si salía por la ventana… Naruto dejó que su mirada se posara en el transparente cristal del ventanal que estaba a su espalda, pero rápidamente desechó todos eso pensamientos y lleno de unas inexplicables fuerzas renovadas se puso a ojear los documentos en su escritorio.

No pasaron más de diez minutos antes de que esas inexplicables fuerzas se fueran a la mierda y el rubio cayera frito sobre el papeleo.

Tampoco pasaron más de veinte cuando la puerta del despacho del hokage se abrió dejando pasar una figura enmascarada. Quizá si esta persona se hubiera molestado en llamar antes de entrar como marcaba el protocolo el hokage se habría despertado y no habría ofrecido una imagen tan lamentable, pero siendo realistas, ese no era su estilo. El nuevo invitado cerró tras de si y se retiró la máscara revelando una cara que, de estar despierto, Naruto habría reconocido al instante.

Sasuke sonrió al ver el estado del rubio, no solía hacerlo, pero nadie le miraba. Había entrado al despacho con intención de felicitar al rubio por su nuevo puesto, por haber cumplido su sueño. Cuando era más joven hubiera llamado loco a cualquiera que le hubiera comentado la idea de que Naruto podría llegar a ser hokage, sin embargo, con el tiempo y a pesar de sus años como exiliado había podido observar como el rubio crecía y se hacía más y más fuerte hasta que tal idea se le hizo menos descabellada e incluso real. Y ahí estaba, dormido sobre el escritorio, típico de Naruto.

Acaba de volver de una misión, había lamentado no haber podido asistir a la ceremonia, pero el trabajo era el trabajo y Naruto le perdonaría. Habían pasado cinco años desde que había vuelto a la aldea cogido de la oreja por Sakura y empujado por el rubio. Desde entonces había estado tres años completamente recluido entre las murallas de Konoha, nadie se fiaba de él, temían que volviera a cruzársele un cable y destruyera la aldea o cualquier otra cosa. Se veía las veinticuatro horas del día vigilado y las pocas veces que salía de casa solo recibía miradas de terror o asco por parte de sus vecinos. Él intentaba no darle importancia y casi lo conseguía. Solo su rubio amigo se había dado cuenta de la situación que estaba viviendo el moreno y tras un año de insistencias, papeleo, reuniones, discusiones y casi una pelea a muerte con el raikage, consiguió que las aldeas y sus responsables kages perdonaran al único descendiente vivo que quedaba del clan Uchiha.

Perdonar por su puesto no significaba olvidar y aunque consiguió un puesto como ANBU, ya que como ninja Sasuke era realmente unos de los mejores, nunca dejó de estar vigilado. Daba igual cual fuera la misión, de que tipo o que rango, él siempre tenía un compañero que como misión tenía cumplir el objetivo principal y matarle si se le iba la pinza. Sasuke rio ante su propio pensamiento mientras se acercaba al durmiente Naruto. Como si le pudieran matar tan fácilmente.

Todo lo que tenía ahora era gracias a ese idiota, por mucho que reconocerlo en alto fuera una patada a su orgullo.

Se inclinó hacia el rubio para asegurarse de que estaba dormido y en efecto, estaba babeando sobre los papeles de una misión de rango S. Un ligero temblor por parte del chico hizo que Sasuke se alejara ¿tendría frio? No llevaba la capa de hokage. Miró a su alrededor hasta que la divisó en un perchero cercano al ventanal.

Se acercó a este con pasos lentos, no quería despertar al rubio, aunque debiera hacerlo, sabía de la fiesta de la noche anterior, si Naruto se había dormido sus primer día como Hokage era porque realmente si estaba cansado.

Con la capa entre sus manos y sintiendo momentáneamente como una madre preocupada la dejó caer sobre el cuerpo durmiente que solo se removió al sentir algo sobre él. Sasuke temió por un momento que despertara y le pillara en un acto tan maternal y tan impropio de él, sin embargo le duró poco, pues Naruto había empezado a roncar levemente. Sasuke rio de nuevo ante la actitud de su amigo y se reprochó mentalmente porque ese día ya se estaba pasando.

Se inclinó de nuevo ante el chico y dudó antes de hacer lo que había pensado, era vergonzoso, pero quería hacerlo.

—Enhorabuena dobe— susurró en su oído y antes de alejarse y que el rubio se removiera plantó un beso en su mejilla, cerca de la comisura de sus labios. Y desapareció, como si nunca hubiera estado allí, sintiendo un ardor en sus mejillas. Parecía un adolescente y eso le avergonzaba, pero Naruto estaba dormido y él llevaba tanto tiempo… removió su cabeza despejando aquellos pensamientos tan asfixiantes de su mente mientras seguía saltando por los tejados de Konoha.

Mientras tanto en la torre hokage aun sobre la mesa con los ojos muy abiertos y tocando la parte en la que los labios de Sasuke se habían posado Naruto no se terminaba de creer lo que había pasado. De un inusual pálido trató de recomponer la compostura incorporándose sobre el asiento. Se había despertado cuando sintió que alguien le tapaba, pero al sentir el chakra de Sasuke había preferido hacerse el dormido. Si hubiera abierto la boca en ese instante seguramente el moreno le habría matado por haberle sorprendido en una situación tan “maternal”. Y cuando pensaba que Sasuke se marcharía este se inclinó sobre él y tras felicitarle le había besado. Naruto había abierto al instante los ojos, pero allí ya no había nadie. Maldito.

Naruto sentía como se le subían los colores y el pálido de la primera impresión se tornaba a un rojo tomate que hacía que le ardiera la cara entera.

—Él… E-el…—Si lo pensaba fríamente solo le había dado un beso en la mejilla, peligrosamente cerca de los labios, si, pero en la mejilla al fin y al cabo. Aunque incluso eso era raro viniendo del Uchiha. Y luego, luego había desaparecido, quizá se había visto descubierto, quizá no se había creído su falso sueño, quizá ahora estab calculando el lugar más idóneo para volar la torre hokage con él entro sin ser descubierto.

Naruto tembló.

Pero lo que más le intriga le daba era ¿por qué? Si ese beso se lo hubiera dado Sakura, Hinata, e incluso Tsunade no habría pasado nada, no se hubiera hecho preguntas raras ni mucho menos. Pero había sido Sasuke, su mejor amigo Sasuke, por el que se humilló, luchó y defendió a muerte, daría su vida por él si fuera necesario, lo tenía muy claro. ¡Pero es que le había besado!

¿Podía ser que él a Sasuke..? El corazón del rubio comenzó a bombear rápidamente, el pulso se le aceleró y sintió como se le cortaba la respiración. Bueno, el moreno era atractivo y joder, a quien iba a engañar, había estado persiguiéndole por tres largos años, al principio, aun joven, pensaba que era simple amistad, pero con el tiempo esos sentimientos complejos que antes llamaba amistad comenzaron a deformarse en algo mejor, o peor, no sabía cómo denominarlo. Sasuke era su amigo y además un traidor, eso tenía que estar mal de cualquier manera y aunque Sasuke volvió a la aldea Naruto trató de ignorar esos sentimientos, ese sudor frio que le recorría la espalda cuando el moreno le miraba demasiado intensamente y provocaba que su pulso se acelerara.

Pero él le había besado y viniendo del moreno era casi como una confesión. Quizá… quizá todo eso que sentía no estaba tan mal, quizá debería ir a casa del Uchiha y hablar sobre todo eso.

Naruto se puso en pie rápidamente, no podía salir por la puerta, alguien le vería, se giró hacia el ventanal y grande fue sus sorpresa cuando se dio cuenta de que era de noche. Naruto arrugó el entrecejo, sabía que era lento, pero de ninguna manera había pasado todo el día pensando. Sin embargo una mirada a su reloj y un rugido de sus tripas le indicaron que hacía seis horas que se había pasado la hora de comer ¿es que nadie había notado su ausencia?

Sacudió sus cabellos con energía y salió disparado de la torre con el corazón yéndole a cien dirección barrio Uchiha, donde el moreno vivía en la casa más grande, totalmente solo. Antes de llegar se paró en un puestecito, le pareció bien comprar algo, al fin y al cabo necesitaba una excusa para aquella visita.

Se paró frente a puerta, dispuesto a llamar cuando algo dentro de él hizo “clic” ¿No estaba quizá precipitándose un poco? Es decir, era Sasuke, el frio Sasuke. Y el hacía mucho, por no decir veintidós años que estaba esperando compartir su vida con alguien. La idea de que Sasuke estuviera interesado en él de la misma manera que él lo estaba en Sasuke era absurda. Absurda y descabellada. Giró sobre sus pies y solo avanzó unos pasos antes de que una voz conocida le detuviera.

—¿Dobe que haces? —Naruto se giró con una sonrisilla nerviosa dibujada en la cara.

—Yo eh… —Trató de inventarse una buena excusa cuando de nuevo su amigo habló.

—¿Eso son tomates fritos? —Sasuke señaló la bolsa que llevaba Naruto mientras olfateaba el aire.

—Si…— Naruto calló y Sasuke espero a que añadiera algo más sumiéndose así en un corto silencio que le rubio volvió a romper—. Pensé que podríamos cenar, ya sabes.

—A ti no te gusta la verdura —Sasuke lo miraba analítico, como sabiendo que algo ocultaba, sin embargo se apartó de la puerta dejándole vía libre al rubio para entrar en su casa.

—Pues mira lo que hago por ti, teme —respondió mientras le guiñaba un ojo.

La cena fue bien, Sasuke adoraba los tomates, Naruto eso lo sabía bien, habían hablado, más Naruto que Sasuke, reído, más Naruto que Sasuke, discutido y por último se había pegado y por supuesto, quien más recibió fue Naruto, quien se encontraba el en sillón de la sala de Sasuke encogido sobre sus rodillas fingiendo llorar.

—Vaya Hokage nos ha tocado —Sasuke rio y Naruto le miró mal, pero entonces recordó porque había ido allí y las manos comenzaron a sudarle, se estaba poniendo nervioso.

—Oye Sasuke…— Naruto se incorporó mirándole de frente y este noto el cambio en su actitud y en su voz. Naruto se estaba poniendo serio.

—¿Dobe? —Naruto prefirió ignorar el insulto y continuar con su plan.

—Esta mañana tu… bueno tú, entraste a mi despacho ¿no?— Naruto pudo percibir el imperceptible tic en la ceja de su amigo.

—Sí, estabas dormido, quería felicitarte —Sasuke no parecía sorprendido porque Naruto supiera de aquello, le habían visto entrar en el despacho, cualquiera de los secretarios de Naruto pudo habérselo dicho.

 —Ya, te oí —Naruto miró a Sasuke, si era lo suficientemente listo lo pillaría y de hecho la reacción no se hizo esperar. Sasuke palideció de pronto y al instante cambio a un “adorable”, según ojos de Naruto, color rojo, justo como sus irises.

—Usura… tonkachi  —La voz de Sasuke sonaba tenebrosa y Naruto temió por su vida cuando el sonido de un chidori activándose inundo la habitación. Tenía que actuar rápido si no quería morir a manos del moreno. Sin embargo fue más lento de lo que quería y le chidori de Sasuke se estampó en su costado, lanzándole unos metros hacia atrás y dejándole inmovilizado. Dolía, realmente dolía. Sasuke era un bestia.

El moreno se acercó a él, Sharingan activado y con pinta de querer activar otro chidori. Naruto tembló y Sasuke se arrodilló a su lado, activando por fin la maldita bola de rayos. Sabía que no le mataría, pero seguramente le mandaría al hospital y a él mismo al calabozo, al menos hasta que Naruto aclarara la situación.  

Su movilidad quedó reducida, pero antes de que la mano izquierda del moreno se hundiera en su estómago Naruto consiguió elevarse levemente y besar la frente del más pálido, quien se paró en el aire.

—Gracias teme —Sasuke deshizo el chidori, se levantó y desapareció por uno de los pasillos.

Pasaron unos minutos, que si no fuera por la regeneración de Kurama hubieran sido horas, hasta que Naruto pudo incorporarse y volver a moverse con normalidad. Sasuke seguía sin aparecer y Naruto, tontamente, temió que hubiera vuelto a escapar, así que corrió por los pasillos de la mansión hasta que lo encontró en una de las salas, mirando, aparentemente unas fotografías.

—Sasuke….

—Mi padre me mataría —Su voz sonaba lúgubre y Naruto se acercó mirando sobre el hombro del moreno la foto. Un retrato familiar.

A Naruto le temblaron las manos antes de abrazar por la cintura al otro, como si supiera que iba a ser rechazado.  Sin embargo, Sasuke no se movió ni un milímetro.

—Y mi madre… bueno, no sé cómo reaccionaría.

Naruto aspiró el aroma del Uchiha, rozando su nariz con el pálido cuello del otro, quien se dejaba hacer.

—Y mi hermano… él me llamaría tonto.

Los brazos de Naruto estrujaron más el delgado pero fuerte cuerpo de su compañero, sabía que no estaba llorando, pero sabía que si no lo hacía era porque era demasiado orgulloso como para hacerlo delante de él.

—Los tres te querrían, igual o más que yo —Sasuke se movió levemente y Naruto aflojó el agarre sin llegar a soltarle, Sasuke giró sobre sí mismo, esta vez enfrentando esos ojos azules que le había perseguido durante tantos años y que no pudo olvidar a pesar de los esfuerzos —. Te quiero.

El moreno se acercó, ambos se miraban y ninguno cerró los ojos cuando sintieron los labios del contrario sobre los propios. Un contacto leve, como un roce y corto.

—Y mis padres, estoy seguro de que te adorarían —. Y Sasuke rio, pero no de una manera altanera como solía hacer, sino de pura alegría y Naruto le volvió a besar, porque los labios de Sasuke eran realmente suaves y este accedió al contacto, porque interiormente sabía que llevaba mucho tiempo soñando con eso.

 

Naruto suspiró por décima vez en esa mañana. Llevaba horas enterrado bajo montones y montones de papeleo con un dolor de cabeza inmenso y estaba más que harto. Se desperezó sobre la “no tan cómoda” silla del Hokage y se levantó sobándose las nalgas. Si seguía así al final su culo acabaría reblandeciéndose y cayéndose, y nadie quería eso. Recién cumplidos sus veintidós años Naruto había sido nombrado Hokage de la aldea oculta de la Hoja. Y había sido el día más feliz de su vida.

Él día más feliz de su vida, al menos, hasta la tarde del día siguiente, cuando Sasuke, entre besos le había dicho que le quería y él en un arrebato de felicidad le había propuesto vivir juntos.

Naruto sonrió ante el recuerdo mientras miraba por la ventana.

—Hokage, vine a traerle el informe de la última misión.

—¿Cuántas veces te he dicho que llames antes de entrar? —preguntó mientras se giraba hacia él recién llegado que ya había cerrado de nuevo la puerta.

—Callate —replicó el moreno mientras se acercaba a su Hokage y se sentaba sobre su escritorio—. Sabes la de beneficios que nos ha traído mi mala costumbre.

Naruto alzó una ceja. Y Sasuke lo atrajo de la capa hasta dejarlo entre sus piernas y muy cerca de su cara.

—¿Te refieres al hecho de que uno se colara en mi despacho y por un simple besito ahora tenga al ninja más sexy de todo el País del Fuego entre sus sabanas?

Naruto no pudo resistirse a esos labios y a esos ojos negros que tanto le gustaban. Se acercó acabando con la poca distancia y degustó por completo la boca del que ahora era su pareja. Sasuke Uchiha.

—Tampoco es para tanto —Soltó el moreno mientras se separaba.

—¿A no? —replicó el rubio mientras se alejaba fingidamente ofendido.

—No —respondió mientras posaba sus manos sobre el trasero del contrario para acercarlo de nuevo— Vaya, tanto tiempo sentado te lo está reblandeciendo—. Bromeó el moreno.

—Ya, fuera Uchiha, tengo cosas que hacer —Naruto se alejó molesto, sabía que bromeaba, pero no le gustaba. Sasuke rio ante la actitud de su novio. Últimamente reía mucho y eso era extraño.

—Como quiera Hokage-sama —Sasuke no lo solía llamar así y si lo hacía era para calentarlo, con efecto inmediato, sin embargo para cuando Naruto se giró para comérselo sobre su mesa, fantasía bastante recurrente, el moreno estaba desapareciendo por la puerta y cuando ya estaba por cerrarse le volvió a escuchar.

—Esta noche haré ramen, no tardes.

Naruto sonrió ante la noticia, realmente le amaba.

Notas finales:

Bueno, aquí me gusta explayarme que yo hablo por los codos ¿que os ha parecido? Me gustan la opiniones y las críticas, me alimento de vuestros reviews y bueno, para las que escribís ya sabeis lo gratificante que es recibir uno.

En fin, esto lo empecé antes del final como ya he explicado al principio y por tanto hay cosas que bueno... me he saltado a Kakashi como Hokage, por ejemplo, pero ahí es donde está un poco el punto del fanfiction ¿no? 

Se que realmente no es una historia super original y de hecho es un poco cliché, pero a veces me gusta escribir cositas así, sin darle muchas vueltas al asunto y bueno polluelos, espero que lo hayais disfrutado al menos. 

¡Besitos a todos! 

Y feliz año!


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