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Couvade por hideky

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Notas del fanfic:

Hola pues un nuevo aporte para esta pareja.

Debo admitir que fue muy dificil, ya que nunca habia tratado de escribir a un Rido tan... distinto(¿?)

Mi mente esta muy mal definitivamente, pero asi es mas interesante no?

Iba a subirlo ayer pero mi hermano hackeo mi controlador y tomo el control de la compu, suerte no salio nada porque desconecte de golpe la red.

Gracias a los que me hablaron en el fic gemidos, fueron una razón para lograr este corto, realmente les agradezco. 

 

Notas del capitulo:

Los personajes pertenecen a Matsuri Hino.

 

Gruñó, era estúpido pero necesario; masajeo ejerciendo un poco de fuerza en el puente de la nariz; su piel se crispo con la poca pero perturbadora información que hasta ahora había logrado procesar.

Pasó con un poco de duda la página removiéndose incomodo  en el maullido colchón.

Síntomas 
Estos son algunos de los síntomas más frecuentes: náuseas, vómitos, cambios de humor, antojos, aumento de peso, cansancio, tensión baja, calambres en las piernas e incluso dolores abdominales similares a las contracciones de la embarazada. ¿Te suenan?


¿A qué hombres afecta este síndrome?
El síndrome de Couvade suele aparecer en las parejas más cariñosas. Y en la mayoría de los casos, esos hombres se implican luego mucho en el cuidado de los hijos y son buenos pa…

Tan siquiera leyó la última parte antes de cerrar de golpe aquel libro  ¿acaso el idiota de Sein le estaba viendo la cara? Esa porquería de libro no acertaba con ninguna característica sobre ellos en su vida "marital”

Tks… — un escalofrío recorrió su cuerpo "¿cariñosos ellos? " si claro, si ellos eran eso, Kaito amaba cuidar flores y Touga-sensei era un hippie que defendía vampiros.

Recordando un poco la información se detuvo a pensar; si Rido ya presentaba antojos, significaba que hubo un periodo en el que mimetizó las náuseas y vómitos ¿cuándo había sucedido aquello?

He ¿Alguna vez sentiste náuseas o terminaste besando el retrete? — cuestionó fijando su vista en su amante; Rido se giró a mirarle con pereza; se encontraba echado en el mueble frente a la cama en posición desinteresada, su barbilla apoyada en su mano derecha.

Puede — soltó desinteresado dejándose caer nuevamente.

Zero elevó una de sus finas cejas, se levantó de la cama y se dispuso a ir a la biblioteca para dejar el extraño libro en su lugar, debía haber algo o alguien que le brindara información sobre los efectos de aquel fenómeno en vampiros, así podría prever el comportamiento de Rido ya que según el libro, la pareja del embarazado cambiaría de acuerdo a sus impulsos.

Rido en si no era un ser común y cada síntoma mimetizado sin duda sería como una caja de Pandora.

Al regresar tuvo que reprimir una pequeña sonrisa; Rido se tambaleaba camino al baño, encogió sus hombros al oír el golpe seco de la puerta; el mayor había cerrado la puerta descargando toda su ira y lo siguiente que se podía oír  eran sonidos de arcadas y gruñidos acompañados de una larga lista de improperios.

"como no disfrutar de ello " cruzó por su mente, al menos no era tan malo, Rido pagaría por 8 meses y el dependiendo del riesgo el intervendría.

Se dejó caer con cuidado en el mueble, se recostó mirando el techo, pensando sobre todo lo acontecido, no sabía ni cómo ni cuándo pero se encontraba acariciando con suavidad el leve bulto que se formaba en la zona ventral.

Parpadeo una vez, dos, en cualquier punto sin querer se sumió en la inconsciencia.

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Despertó un poco adolorido debido al lugar donde descansaba, con alivio se percató que sólo había pasado una hora, se reincorporó y se dirigió al cuarto de baño al sentir su vejiga llena.

Rido seguía ahí, sentado en el piso recargado en la pared aun lado del excusado.

El mayor al presentir su presencia le miro de forma indescriptible, Zero instintivamente protegió su vientre escudriñándolo con la mirada.

Sorprendentemente el mayor le ignoró luego, girándose y cerrando los ojos, el menor pillaba el mensaje mudo, no se movería de ahí.

Un poco cohibido procedió a realizar su necesidad fisiológica de miccionar, acomodo nuevamente su ropa al terminar y bajo la palanca.

Acércate — pidió girándose a verle con profundidad, Zero obedeció, el mayor lo acomodo entre sus piernas pegando el cuerpo del albino a su pecho, inclinó un poco su cabeza y enterró su nariz en las hebras plata sedosas aspirando el fresco olor del shampoo de Zero.

"Raro " describiría aquella situación Zero y  a pesar de ello, no se sentía en absoluto amenazado, el mensaje era claro.

"sólo déjame estar así un poco más”

El bicolor había encontrado calma, su respiración se volvía acompasada arrullando a Zero en el proceso con leves caricias que proporcionaban los latidos de su corazón.

Habían permanecido minutos ahí, Rido decidió que era suficiente cuando sintió la respiración ligera del menor, se había dormido.

Le tomó en brazos y se dirigió a la cama donde lo recostó y se hecho al lado, había encontrado una fórmula para evitar mareos y náuseas, no había nada mejor que el fresco olor de su pequeño amante.

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Observó el plato frente a él: frutas, un vaso de sumo y un pequeño caramelo de limón como salida.

Zero le observó expectante, si no cedía aun poseía la suficiente fuerza para obligar al presumido vampiro a consumir su desayuno sin rechistar.

Sonrió con cinismo, tomó la cuchara y comenzó a devorar el platillo; cabrones antojos, sólo porque su cuerpo lo ansiaba no había podido negarse, de no ser así, en la vida tocaba los insulsos alimentos humanos.

Zero suspiro imperceptiblemente, por hoy había podido comprobar uno que otro síntoma: náuseas, vómitos, cambios de humor, antojos, cansancio.

Sólo quedaban tres síntomas, que sin duda traerían problemas al unirse a los demás.

Rido jugueteo con la envoltura del dulce, observó de reojo a Zero, el menor vestía un pantalón negro y una camisa de seda blanca, tan apetitoso, se le antojaba incluso molestable. 

Lo que Zero no sabía era que sólo habían quedado dos síntomas, claro que Rido nunca en su milenaria vida le diría: "Hey… ¿Sabes?  Estoy gordito”. Rido nunca lo admitiría.

Oye… llevas seis meses, está bien que no se te note — comentó casual el mayor.

Que puedo decir… tu hijo tenía que ser — bostezo el pelo plata recostándose en un mueble largo. — debemos pensar en dos nombres, uno de niña y otro de niño — indicó Zero reposando las manos en su abdomen, se hecho sobre uno de su costados mirando al bicolor.

Ambos meditaron un rato.

Seth pega para ambos sexos  — sugirió Rido tras el silencio.

Hotaru es igual — le siguió Zero. — cuando nazca se decidirá por uno — añadió.

Rido se encogió de hombros, reincorporándose para dirigirse al mueble, se relamió los labios al tener la vista de Zero bajo su cuerpo, ya no podía contenerse.

Zero jadeo al sentir la experta lengua de Rido en su cuello, las manos del mayor arrancaron súbitamente su ropa, dejándolo a su merced, no quedándose atrás con ayuda de sus garras destrozó la ropa del mayor, sintiendo sus yemas arder con cada roce, con Rido era así, un sinfín de emociones se aglomeraban cada vez que ambos se encontraban.

Rido — gimió.

El aludido le observó con ojos juguetones, le obligó a flexionar un poco las piernas, entrando poco a poco en sus entrañas.

Zero se sujetó de la espalda ancha y musculosa reprimiendo un grito ante el placer de sentir como Rido  llegaba a aquel punto.

Rido— embestida — ah…

Rido apoyó una de sus manos al costado de Zero mientras que con la otra tomaba por la barbilla al menor.

Mírame — susurro con voz ronca, Zero se perdió, la profunda y seductora forma de hablar de Rido lo debilitaba, cerró con fuerza los ojos negándose a complacer al engreído.

Rido amplio una sonrisa algo macabra, paseo sus manos hasta detenerse en las tetillas del menor.

Ahgn… — embestida — que… haces — embestida.

Zero le observó frunciendo el ceño, mordiendo sus labios al sentir leves corrientes eléctricas en sus tetillas, literalmente.

Mírame — embestida — siente — estocada

Rido! —

Sentir aquello en su hombría le desarmo por completo, Rido había ganado.

Aquello detonó el clímax, Zero se vino, Rido dio dos estocadas más antes de venirse.

Ambos cayeron rendidos, ante el inusual encuentro.

Inusual ante la gentileza del mayor.

Los cambios de humor a veces traían beneficios para Zero y sus caderas.

O al menos así lo vio el menor.

Pasaron así hasta el octavo mes, Zero tuvo que lidiar con un volátil pura sangre, claro que a veces no interfería, como aquella vez donde casualmente se toparon con los nobles del rey de los estúpidos, Rido había terminado por lanzarle un gran bloque de concreto al irritante vampiro de hielo, pobres nobles, aquel día se habían topado con el Rido-mala leche.

Él había disfrutado todo cómodamente desde el techo de un edificio, no era estúpido, quería vivir.

Ahora sólo quedaba soportar los últimos síntomas, calambres y dolores, debía tener paciencia o acabaría perforando el cráneo del mayor.

¿Qué haces? — cuestionó al ver a Rido inquieto en el salón.

Me quedaré ciego — comentó con simpleza colocándose  con movimientos torpes un par de lentes.

El menor se cruzó de brazos, ahí iban otra vez.

Yo creo que tienes otra cosa — comentó serenamente al ver los leves temblores del mayor.

Tengo la visión borrosa — se defendió Rido.

Zero se acercó y colocó una mano en su frente y la otra al mayor.

Lo que tienes es fiebre… probablemente por el dolor  de los calambres — confirmó, Rido le observó sin entender.

¿Enserio?  ¿Acaso a los vampiros nunca les daba fiebre o qué?  Se le hizo al irónica la situación, claro, Kaname destrozaba su cuerpo y era normal, pero si cogía una pequeña temperatura era algo de otro mundo, debía estar jodiendo.

Espero al menos una sonrisa ladina pero nada. Ostia… sí que hablaba enserio.

Cuando uno está en cinta a la mujer a veces le dan calambres y dolores, tú ya sabes en zonas…— explicó un poco cohibido, claro sin demostrarlo.

Siento como si me hubieses follado toda la noche — comentó con una sonrisa zancarrona, Kiryu Zero en ese instante había deseado tener a su amada pistola, sin importarle un pepino quedar viudo, habría alado el gatillo sin remordimiento.

Valía la pena soñar.

¡Muérete! — profirió saliendo del lugar.

Tal vez Zero no pudo notarlo pero, una pequeña grieta se produjo en un rincón de la pared por donde había cruzado.

Si, convivir con un Rido "embarazado " era todo un dilema.

Zero se dirigió a la cocina, cada vez que se enfadaba trataba de relajarse que mejor que algo afrutado.

Vaya~ ¿Acaso ha vuelto a pelearse Zero-Sama? — cuestionó un muchacho de cabellera ébano y ojos esmeraldas, vestía un traje negro, al parecer estaba descansando puesto que el saco lo había dejado colgado en un filo de refrigerador.

Deberías trabajar, tu hermano se pondrá furioso si te ve vagando — comentó con una sonrisa burlona Zero sentándose en un pequeño banco del mini bar.

Psff… no lo creo — se despreocupó, el joven sintió por alguna razón su integridad física amenazada, los vellos de su nuca se erizaron al sentirse amenazado.

¿Te vas ya?— cuestionó extrañado al ver al joven colocarse su saco.

Si, recordé que en unos minutos tenía que encontrarme con mi Otoüto, nos vemos Zero-Sama — se excusó saltando por el ventanal de la cocina.

Bueno… Zero tampoco notaba el "leve" peligro que corrían los sirvientes de aquella mansión cada vez que se le acercaban.

Zero  recostó su cabeza en la mesa de la barra, a veces el bebé le exigía dormir a deshoras de su rutina.

En los momentos que Rido deba salir, tomarás su lugar como el pequeño rey de la casa, serás mi compañía pequeño, voy a cuidarte — susurro con voz sedosa, su mano paso con cariño por su vientre plano, increíblemente a pesar de llevar meses su vientre no crecía, el pequeño se había ocultado de tal forma que si hubiese seguido ignorando los síntomas no se percataría del no nato dentro de él.

Rido observaba fijamente la escena, cubrió su rostro con la palma de su mano, sonreía, pero no como siempre era una sonrisa de derrota, había perdido ante su amante, y es que esa escena nunca había esperado espectar, Zero era la opción correcta, sentía algo indescriptible, por primera vez no sabía qué hacer ante las reacciones involuntarias de su cuerpo.

El amor era un maldito sádico cuando se lo proponía.

Rido al nunca experimentar aquello no podía comprender que aquel sentimiento era felicidad producida por el amor entre ambos.

Porque aunque ambos no lo notarán, eran una pareja amorosa, inusual pero amorosa a su manera.

Rido acarició la silueta del rostro de su amante si llegar a tocarlo, se había dormido.

Aunque te sientas tan a gusto en cualquier parte de la mansión seriamente no puedes dormir aquí — cargo al menor estilo princesa y hundió su rostro en el cuello del menor, un ligero aroma a lima inundó sus sentidos.

Cuando Zero despertó sintió un ligero peso en su vientre, enfocó su vista y observó con algo de fascinación el rostro durmiente del mayor, si bien dormían juntos Rido rara vez era el último en despertar, la expresión relajada que se mostraba en aquel momento en el rostro de Rido daba otra imagen de su personalidad.

Un simple click y sonrió con malicia al tener la imagen inmortalizada en su teléfono.

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Iba a matarlo, y esta vez se había asegurado de llevar a Blody Rose, lastimosamente se la habían arrebatado cuando disparo a uno de los ayudantes de Sein en la pierna.

El dolor era insoportable, sentía que se iba a partir, las gotas de sudor perlaban su frente.

Sein había ordenado a todos los integrantes de su equipo obedecer estrictamente sus órdenes si no querían perder la cabeza en manos del paciente o de su pareja.

La cual observaba en silencio desde un extremo, en caso de que Zero quisiera matar a alguien, Rido se encargaría de calmarlo con su aura.

Sein si no comienzas de una vez voy a matarte — siseo furibundo Zero presionando con fuerza su mandíbula.

El pelo verde sabía que aquello no era broma.

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Rido sintió un escalofrío agradable al tener un pequeño bulto en sus brazos, su piel era blanca, sus pequeñas manos se movían inquietas en el aire.

No tenía idea de cómo comportarse, camino hasta la pequeña cuna color blanco con tallados azules, el hermano de la pequeña que sostenía en brazos dormía tranquilo.

Fue… inesperado — la voz ronca de Zero atrajo su atención, el menor se reincorporó, gracias a los poderes regenerativos que poseía se había recuperado en un par de horas.

Seth y Hotaru, conveniente — soltó con tono burlón Rido.

Zero por esta vez le dio toda la razón.

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Oto-Sama ¿en diciembre por qué aparece un ancianito con un disfraz rojo y un saco? — una pequeña niña se encontraba echada en el suelo dibujando un pequeño paisaje.

Los crayones se encontraban apilados en orden, colores y tajador junto a varias hojas color blanco, la pequeña nena centro sus bicolores orbes en las de su progenitor.

El taheño le observó, sus bicolores encontraron orbes iguales a las suyas, la niña esperaba una respuesta, sus largas y tupidas pestañas  se movían como el aleteo de una mariposa al pestañear.

Los humanos dicen que es bueno, según sé,  se  mete a media noche en tu casa por la chimenea, se come tus galletas y se toma tu leche te deja un regalo y tal vez husmea entre tus cosas, los niños le gustan — respondió apoyando su mentón en la palma de su mano.

Oto-Sama — llamó la niña tras reflexionar un poco, el mayor la observó — Si llega aquí ¿puedo matarlo?  papi dice que si alguien así se me acerca debo golpearlo ¿me ayudas? — pidió de forma animada, sus mejillas se sonrojaron por la emoción, su Oto-Sama siempre cuidaba de ella, su hermano Seth y ella admiraban a su Oto-Sama, incluso ayudaban a espantar a los pervertidos y locas obsesionados con su Oto-chan cada vez que iban al pueblo.

Claro, será divertido — Rido sonrió con cinismo, la pequeña era divertida.

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El viejo quiso que me sentará en sus faldas, a pesar de que le dije que ni Hotaru y yo queríamos participar, Hotaru comenzó a llorar así que lo golpee, tu dijiste que hagamos eso cada vez que se nos acerca alguien desagradable ¿Oka-san también haría lo mismo no?— el pequeño le observó con sus hermosas orbes bicolores a diferencia de su gemela su ojo derecho era amatista y el izquierdo de un color azul eléctrico. 

Zero acarició los cabellos con cariño — tal vez y oye…— atrapó una de sus mejillas presionando un poco — ya te dije que no soy una mujer para ti soy Oto-san — recordó, el pequeño se sobo la mejilla.

Pero tú puedes tener bebés así que debes ser la mamá — refuto el pequeño, luego se acercó a su papi y le dio un poquito en la mejilla, ambos estaban en el mueble del salón — Oto-chan cuando crezca me voy a casar contigo y tendremos muchos bebés — sonrió al ver el pequeño sonrojo del albino — serás solo mío — afirmó abrazando a su Oto-chan, el mayor  creyó ver por un momento un fondo rosa con flores. 

Zero sintió su rostro arder, de cierta forma la actitud posesiva del pequeño se le hizo familiar.

Descansa Seth— los rayos del sol se asomaban por las cortinas, por lo que ambos pequeños sentían ya sueño.

Zero llevó a Seth a su cuarto encontrándose con Rido en la habitación contigua.

¿Golpearon al viejo vestido de Papa Noel?— cuestionó Rido divertido.

Zero bufo — no sé porque presiento que mi advertencia fue retorcida por ti — Rido amplio su sonrisa.

Me aseguro de que no sean como la multitud — dijo con sorna mientras se acercaba a su amante.

Seth quiere casarse conmigo y tener muchos bebés — soltó con sarcasmo a la vez que se sonrojaba.

Eres un tsundere tierno que puedo decir — respondió encogiendo sus hombros,lo atrajo por la cintura mientras lo guiaba hasta la recámara que compartían. — Voy a prevenir alguna situación marcando lo mío — comentó con voz ronca.

¡Quién es de tu propiedad Baka! —

El síndrome de Couvade suele aparecer en las parejas más cariñosas. Y en la mayoría de los casos, los varones se implican luego mucho en el cuidado de los hijos y son buenos padres.

Quien lo hubiese pensado. 

Notas finales:

Gracias por su lectura.

 


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