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You o la importancia de los deseos. por Aomame

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Notas del fanfic:

Hola! Me presento en este fandom, un placer. 

Esto es un song fic. La canción es U de Taemin. 

Hacckiko, linda, espero que te guste. 

y disculpa mi extraña manera de hacer songfics

You

o la importancia de los deseos

1

Taemin ve la sonrisa más hermosa del mundo.

Domingo. 6 pm.

El atardecer pintaba el cielo de dorado. En su mano derecha, Taemin, llevaba una bolsa de plástico, dentro de ésta, bebidas y frituras. A su lado se escuchaban las zapatillas deportivas de Minho  golpear contra la acera. Él no llevaba nada, ganó el “piedra, papel y tijeras”, y se dedicaba a canturrear con las manos en la nuca mientras caminaba.

De pronto, se escuchó un gritó infantil que venía de la otra acera. Un balón de futbol soccer rodó hasta los pies del más alto. Taemin, vio como su compañero detuvo el balón  con un pie y luego ágilmente lo elevaba hasta sus manos.

Un niño cruzó la acera y se detuvo justo frente a ellos,  Minho se acuclilló y le tendió el balón. Y entonces, ahí estaba.

No era una sonrisa de comercial ni de revista. No era una de esas sonrisas tímidas que solía tener cuando no conocía a alguien. No se trataba de una de esas sonrisas  de compromiso ni de cuando no le quedaba de otra. No era una sonrisa cualquiera, era la más hermosa del mundo. La sonrisa que Taemin siempre había querido ver. Una sonrisa tranquila, despreocupada, amable, clara y tan cálida que de sólo verla olvidaba hasta su nombre.

Lamentablemente, era una sonrisa que no estaba dedica a él, si no a un niño de cara tan sucia de barro como sus zapatos, cuyas medias de soccer estaban una arriba y otra abajo; y cuyo pelo parecía no haberse lavado en años. Minho le sonrió y le revolvió el pelo sucio cuando le entregó el balón. El niño agradeció y cruzó la calle para reunirse con sus compañeros.  Minho, entonces, se irguió y avanzó un par de pasos antes de notar que Taemin no lo seguía.

-¿Qué pasa?-. Le preguntó al tiempo que giraba sobre sí mismo para poder verlo.

Taemin levantó la vista cuando escuchó su voz.

-Nada-dijo con un hilo de voz.

-Entonces, vamos. Nos están esperando-Minho lo llamó con una mano.

2

Taemin pide un deseo.

Domingo. 11:55 pm.

-¡Hey, Minnie! ¿A dónde vas?

-Al baño-mintió y salió de la sala dónde el resto de sus compañeros veían películas.

Hasta ese momento, había permanecido como todos los demás, sentado en  la sala, comiendo frituras, aunque no debiera, y tomando refresco, aunque tampoco debiera. Pero a diferencia de sus compañeros que veían la pantalla del televisor, y seguían las acciones de los protagonistas de los filmes, él tenía la vista fija en uno de ellos. Toda la noche se la había pasado mirando a Minho, buscando en cada gesto suyo un atisbo de esa bella sonrisa. Claro que Minho había sonreído esa noche, es más, hasta se había carcajeado en un par de ocasiones. Pero no, no era eso lo que Taemin quería ver.

En más de una ocasión, el más alto, había girado el rostro y su mirada le había encontrando. En tales ocasiones,  le preguntó  si quería algo. Y Taemin sólo había podido negar, y decir que nada. Consciente de que no podía seguir con lo mismo, decidió salir e intentar despejarse un poco fuera de la casa.

Salió al patio y se sentó en el piso. Un largo suspiro salió de entre sus labios y se elevó una nube blanca de vapor al cielo. Y justamente ahí fijó la vista. Hace mucho, mucho, tal vez desde que lo conoció, se había enamorado de Minho. Pero no se había dado cuenta hasta ese día en el que se quedó encerrado en el baño, y  llorando, desesperado y asustado clamó por él, porque era a él a quién necesitaba.

En silencio había soportado tal sentimiento, pero a medida que éste crecía se daba cuenta que no podría soportarlo más. Había creído, erróneamente que permanecer a su lado, como hasta ahora, sería más que suficiente.

Se dejó caer de espaldas sobre el frío piso, el cielo  estaba oscuro y ligeramente estrellado. Un bonito cielo para ver, para compartir. Pero Minho, con quién deseaba compartirlo, estaba adentro, sonriendo alegremente, sin conocer nada de lo que el corazón de Taemin guardaba para él. Si tan sólo pudiera reunir el coraje y decírselo…

Hablando de sonrisas… cerró los ojos y evocó la imagen de  Minho sonriendo cálidamente. Ojalá pudiera ver esa sonrisa de nuevo, ojalá pudiera ser él quién provocara tal milagro. Nada lo haría más feliz.

Poco a poco abrió los ojos de nuevo, justo entonces, una estrella fugaz cruzó el firmamento.

-Quiero ser capaz de hacerle sonreír así de nuevo-dijo al tiempo que juntaba las palmas de sus manos como en una oración-Por favor estrella fugaz, hazme capaz.

3

Taemin se mira al espejo.

Lunes. 9 am.

Tres “adioses”, escuchó mientras permanecía hecho un ovillo, medio dormido, medio despierto, entre el edredón. El último fue de Onew, “No le cierres la puerta a Minho” fue lo que escuchó de él.  ¿Qué significaba aquello? apenas si pudo oírlo, pero no le dio mucha importancia. No tanto como al hecho de que él único que no se había despedido había sido, precisamente, Minho.

Vacaciones. La palabra sonaba tan rara pero tan maravillosa que por eso, la noche anterior todos habían decidido pasar un rato juntos sin hacer nada productivo.  Al día siguiente partirían cada uno a sus lugares de origen, con su familia. Y fue justo así como pasó. Todos se despidieron menos uno. O quizás lo hizo, pero él no lo escuchó.

Taemin se quitó el edredón de encima y miró al techo. Maldito Minho, seguro estaba malhumorado porque la noche anterior lo pisó sin querer cuando regresaba del patio. ¿Pero tanto como para no despedirse? Suspiró y se sentó, la cabeza le daba vueltas. Tal vez había dormido mucho, esa mañana había sido el último en levantarse, cosa rara.

-¡Arriba!-se dijo y levantó los brazos, notó ligeramente que la tela de su pijama le cubría las manos, frunció el ceño extrañado,  pero al mismo tiempo se encogió de hombros. Entonces, se dispuso a dejar el lecho, levantó las piernas y se impulsó hacia enfrente para levantarse cuál artista marcial, pero tropezó con su pantalón pijama y sólo logró caer de cara contra el edredón-¿Qué dem…?

Fue entonces que puso atención, o más bien, se puso atención. Miró sus manos escondidas tras los pliegues de las mangas del pijama, exasperado arremango como pudo la tela y descubrió sus dedos, unos dedos pequeños en una palma pequeña.  “¿Qué está pasando?”  Se preguntó sintiendo un vació en su estomago. Asustado gateó sobre el lecho hasta salir de él, el pantalón resbaló por su cadera junto con la ropa interior. Se puso de pie y se dio cuenta, que ni los calcetines le quedaban más, que la parte superior del pijama le llegaba casi a las rodillas y que él no pasaba del metro de estatura, el suelo, de pronto, estaba demasiado cerca.

Giró el rostro desesperado y encontró el espejo. Trastabillando  y tropezando con sus propios pies, Taemin se acercó a él. Y se vio, se vio a sí mismo a los 8 años. Con los ojos desorbitados y el corazón latiéndole a mil, se giró y arrodillo en el piso.

-Es un sueño-se dijo-Un sueño. ¡Despierta, Taemin! ¡Despierta!-se pellizcó el brazo, un fuerte dolor le recorrió la espina dorsal. No era un sueño, era espeluznantemente real. Se giró de nuevo al espejo y se miró-No puede ser…-su voz era sólo un murmullo- No…-y sin más, las lágrimas afloraron y llenaron sus ojos hasta desbordarse.

Se sentía igual de desesperado como esa vez en el baño. Sólo que esta vez, no había nadie que le salvara.

-Min…ho…-sollozó.

4

Minho conoce a Taemin.

Lunes. 10 am.

-¡Rayos!-maldijo.

Minho corría calle arriba, en la espalda llevaba una maleta deportiva que se bamboleaba al ritmo de sus pasos.

-¡Rayos!-repitió cuando miró el reloj por milésima vez y comprobaba que…-¡Se me hizo tarde!

Como odiaba eso, era lo peor. Todo por quedarse a jugar soccer, no tenía porque hacerlo. Él sólo había ido a correr esa mañana, pero unos chicos del parque lo habían invitado a jugar porque les faltaba uno, y ahí estaba él de idiota aceptando. Perdió la noción del tiempo y cuando se dio cuenta tenía pocas horas para llegar al aeropuerto y tomar su avión.

-¡Demonios!-Aceleró su carrera, le imprimió toda la fuerza que le quedaban a sus piernas y rezó por alcanzar el vuelo. Lo que era peor, tenía que regresar a la casa por sus maletas.

Sonrió cuando vislumbró la casa, “un poco más” se dijo y pensó que se iría así de sudado como estaba, era eso o perder el avión.

Abrió la puerta y entró hecho un bólido, era una suerte que aún hubiera alguien en casa. Aventó su maleta deportiva sobre el piso, y se prometió volver por ella, ya lavaría sus cosas en otro momento. Subió las escaleras y tropezó en ellas en un par de ocasiones.

-¡volví!-anunció esperando respuesta cuando pasó corriendo enfrente de la puerta de la habitación, directo al baño (se lavaría la cara al menos). Pero la respuesta que escuchó fue un estruendo, como si se hubiera caído un armario entero. Preocupado volvió sobre sus pasos y entró a la habitación.

En efecto se había caído un mueble y éste estaba boca abajo, y parte de su contenido desperdigado en el piso.

-¿qué pasó?-preguntó, pero no recibió respuesta.

Algo no iba bien, tragó saliva. Tal vez, ya todos se habían ido y la puerta estaba abierta por otra razón.

-¿hay alguien aquí?-una razón como, tal vez, un ladrón.

Su voz no encontró eco. Con cautela avanzó al interior de la habitación.

-¿Key? ¿Jonghyun?-no, ellos no. Cuando él había salido a correr, ellos se estaban alistando para irse. Entonces…- ¿Onew? ¿Taemin?

¡Pack! Un golpe se escuchó justo detrás de él, giró sobre sus talones y frunció el ceño. ¡Pack! ¡pack! El golpe provenía del armario volteado. Minho se sorprendió al principio, ¿qué rayos era eso?

-Ayu…da…-escuchó levemente.

-¿Taemin?-la voz sonaba apagada, pero creyó escuchar su voz, o quizás estaba alucinando. Tal vez había corrido mucho y la sangre había embotado su cerebro. Se acercó al mueble y apoyó la oreja en la madera-¿Taemin?

Como respuesta escuchó de nuevo un par de golpes. Sin duda ahí había alguien. Fuera Taemin o un ladrón, no podía dejarlo ahí. Tomó aire, y agarró los bordes del armario. Sus piernas sobre explotadas esa mañana hicieron fuerza, así como sus brazos y terminó por levantarlo, hasta  ponerlo en pie.

Jadeó y pensó que al día siguiente no se iba a poder mover. Apoyó las manos en sus muslos, hasta ese momento no se había dado cuenta de lo cansado que estaba. Escuchó como alguien empujaba la puerta del mueble y salía. Se quitó el sudor de la frente y levantó la vista.

Un niño de unos ocho años, lo miró con cara de asustado. Minho creyó estar alucinando, ahora sí. ¿Qué hacía un niño ahí?

-¿quién eres?-le espetó realmente desconcertado.

-Ta…Taemin-dijo el niño que estrujaba entre sus manos el suéter que portaba.

-¿ah?-Minho  apoyó la espalda en la pared. Estaba completamente confundido. Sí, seguro alucinaba. Cerró los ojos y apretó los parpados-Momento-dijo, si lograba calmar su corazón y respiración, tal vez todo tendría sentido.

5

Minho pierde el vuelo.

Lunes. 11:30 am.

A pesar de que no había podido dejar de llorar, Taemin, buscó entre los regalos que llevaba a casa, precisamente un par de prendas que pensaba regalarle a un sobrino lejano suyo. Así que, con un pantalón, suéter y tenis que le quedaron a la perfección, volvió a mirarse al espejo.

¡Qué desastre!  Pero el verdadero desastre estaba por empezar. Escuchó la puerta de la entrada cerrarse con violencia. Luego unos pasos apresurados por las escaleras y luego…

-¡Volví!

¡Era Minho! El pánico se apoderó de él. Minho, Minho, ¿por qué él? Eso no era bueno, nada bueno. Miró a su alrededor, necesitaba esconderse, en lo que fuera. Y fue así como entró corriendo al armario, lo hizo tan rápido que al cerrar la puerta el mueble cayó de frente. La ropa cayó sobre él, y la puerta quedó bloqueada. Y él, él quería llorar y maldecir como nunca en su vida.

La voz de Minho apareció de nuevo. Sus pasos sigilosos sobre el piso tensaron su pulso. “Vete, Vete” pensó primero. Pero luego recordó que no podría salir de ahí sin ayuda, y morir encerrado en un armario era de las muertes más estúpidas que se le podían ocurrir. Así que pidió ayuda. Ayuda que Minho le dio. Y cuando su eje volvió a estar vertical al piso, abrió la puerta del armario lentamente. Minho jadeaba, la playera deportiva que vestía estaba empapada en sudor, al igual que el cabello sobre su frente. Quiso llamarlo pero su voz estaba trabada en su garganta.

-¿quién eres?-los ojos extrañados de Minho lo hicieron tragar saliva.

-Ta…Taemin-así se llamaba, pero en cuanto lo dijo supo que había sido un error.

-¿ah?-Minho cerró los ojos-Momento.

-Taemin-dijo intentando corregir su error-busco a Taemin.

Minho abrió los ojos, se despegó de la pared y  frunció el ceño.

-¿quién eres?

-Soy…-Ah, parecía enojado-su…su primo.

-Su primo-el chico repitió lo que él niño le había dicho, se rascó el cuello pensativo al tiempo que metía su mano libre en el bolsillo de su pantalón-No sabía que tuviera…

-Somos lejanos-dijo apresurado, tenía que mentir. Jamás, Minho, ni nadie, le creería que él era Taemin-Vine a verlo… por vacaciones.

-Ya, pero creo que se fue. ¿Él sabía que vendrías?

-Se lo dije pero, creo que se le olvido.

-Vaya, bueno es un poco despistado. Le llamaré-dijo y se dirigió a la puerta para buscar su teléfono móvil en la maleta deportiva arrumbada abajo.

Taemin asintió y luego corrió a buscar su teléfono. Lo apagó precipitadamente y lo escondió entre los edredones. Minho regresó momentos después.

-No contesta-se rascó el cuello de nuevo, y distraídamente, después, se estrujo la playera del lado de su corazón-tal vez si llamó a casa de tus padres.

-No…no están. Están en casa de mis tíos.

-¿La familia de Taemin?-el niño asintió- entonces llamaré ahí.

-Es que tampoco están ahí, iban a…iban a ir a la playa.

-¿la playa?

Taemin asintió y suspiró, cuantas mentiras en tan poco tiempo. ¡Qué horror!

Minho, por su parte, no podía estar más conflictuado. Tenía un vuelo que tomar, pero no podía dejar a ese niño ahí solo. Y si Taemin no contestaba las llamadas, ¿qué diablos iba a hacer? Se acercó al niño y se acuclillo frente a él, realmente tenía cierto parecido con Taemin. Suspiró, permaneció un momento pensativo, de nuevo se llevó la mano al pecho y estrujó su playera del lado de su corazón. Había tomado una decisión.

-Te quedarás conmigo hasta que pueda hablar con ese despistado, ¿de acuerdo?

Taemin asintió entre conmovido y apenado. Minho miró su reloj y comprobó que por más que se apurara no llegaría al aeropuerto a tiempo.

 

6

Minho hace preguntas.

Lunes. 12 pm

Minho se quitó la playera en cuanto entro al baño, estaba empapada de sudor y todo lo demás también (no hace falta ser específicos). Abrió la regadera y templo el agua antes de quitarse el resto de la ropa.

Momentos atrás, después de darle un desayuno improvisado a ese niño, del cual ni sabía el nombre, había llamado a Taemin de nuevo, y de nuevo la voz monótona de una mujer le dijo que el número que había marcado no estaba disponible o estaba fuera del área de servicio. Luego llamó al resto de sus compañeros, nadie sabía nada de Taemin, excepto que lo habían dejado dormido cuando todos se habían marchado.

Genial, genial, genial…

Ahora bien, llamó a la aerolínea y canceló su vuelo, no agendó otro porque no estaba seguro de poder tomarlo. Pidió disculpas a su familia indicándoles que había surgido algo de último momento, no dio más detalles. Lo matarían cuando llegara…si llegaba. Algo dentro de él le decía que por el momento no podía hacer más que permanecer quieto y esperar.

Se lavó a conciencia.  Suspiró cuando salió de la ducha y comenzó a secarse, se ató la toalla a la cadera y abrió la puerta del baño.

En la cocina, el primo de Taemin desayunaba,  un plato de cereal con leche, encaramado a la barra. Minho, escurriendo de agua aún y sin más ropa que la toalla, entro y abrió la puerta del refrigerador.

-Hyung te vas a enfermar-le dijo el niño tímidamente.

Minho cerró el aparato y se dio la vuelta para mirarlo. El niño dejo caer la cuchara dentro del plato de cereal salpicando la superficie de la barra.

Taemin le miró de arriba abajo, como estaban sólo ellos dos, Minho no tenía problema alguno en quitarse la ropa, y quizás si no estuviera él ahí, andaría desnudo por la casa muy tranquilo. Pero eso tenía un problema inherente: no podía dejar de verlo, era como su llevara una especie de imán atrapa ojos en ese torso suyo.

-No me enfermaré- Minho subió a un banco y en un vaso sirvió el jugo que había sacado del refrigerador.

Taemin volvió a tomar la cuchara que se le había caído, por estar ensimismado en el otro.

-¿Cómo te llamas?-preguntó el mayor y así comenzó el interrogatorio. Taemin tragó saliva y puso a trabajar su cerebro, un nombre, un nombre que no fuera Taemin, porque… bueno, porque no.

-¿mi nombre?

-Ajá- Minho lo miró frunciendo el ceño al tiempo que levantaba su vaso de jugo y tomaba un sorbo.

-Mi nombre…ah, pues…mi nombre- se escuchó el golpe fuerte del vaso de jugo cuando el mayor lo dejo sobre la barra, eso lo sobresaltó y contestó lo primero que le vino a la mente- Seyun

-Seyun-repitió  y suspiro-y dime Seyun ¿Cómo está eso de que ibas a ver a Taemin aquí?

Ack, no, eso significaba que venían más mentiras que inventar. Mientras pensaba, y para disimular, apuró su cereal. Paciente como guardia inglés, Minho aguardó su respuesta con la mejilla apoyada en la palma de la mano.

-Yo estudio en un internado cercano-dijo cuando no hubo más cereal que comer- como mis padres iba a ir a la playa, para que no me fuera sólo, se supone que me iría con mi primo. Pero…se fue sin mí.

Minho frunció el ceño. Ok, de acuerdo, a Taemin se le pierden las cosas, es cierto que es poco despistado y hasta tonto, pero olvidar a su primo en medio de la nada… ¿Qué tal que él no estuviera ahí? ¿Qué haría el pobre niño?

-Ya… ¿y qué hacías dentro del armario?

-Dentro de… me asuste, hyung, no era la voz de…mi primo.

-Ya…pues tú también me diste un susto a mi-dijo y le sonrió levemente, pero no era la sonrisa que Taemin estaba buscando.

“¡Eso es!” se dijo “El deseo” de pronto, recordó aquello. Seguramente  la estrella fugaz había cumplido su deseo, pero vaya forma de hacerlo: ¡convirtiéndole en un niño! Qué bonita forma, además no era seguro que Minho le mostrara su sonrisa, y si no lo hacía ¿entonces qué? ¿Se quedaría así para siempre? ¿Y Minho? Él no lo cuidaría por siempre, no tenía por qué hacerlo. Pero la duda que más le afligía era si a Minho le dolería la desaparición de Taemin ¿Y si no?

-Lo siento-dijo de pronto Taemin, y Minho  volteó verlo con las cejas levantadas-arruiné tus planes ¿verdad?

-Nah, no te preocupes. Las vacaciones van iniciando, aún tengo tiempo de ir por ahí.

-Lo siento, sé que soy una carga.

-Claro que no-el mayor se puso de pie y dejo el vaso vacío de jugo dentro de la tarja-Cuidar de ti es como cuidar de Taemin.

Taemin lo vio estirarse y bostezar.  Aquellas palabras, ¿eran buenas o malas?

7

Taemin es aplastado.

Lunes. 7 pm

Por fin había oscurecido. Sentado en piso del patio, con las piernas recogidas contra su pecho, Taemin miraba hacia el cielo fijamente. Buscaba una estrella fugaz, una más para pedirle lo contrario, o más bien un deseo que lo devolviera a su  estado normal. Así como estaba menos posibilidad tenía de… ¿qué decía? No tenía oportunidad ninguna de nada de ninguna forma.

Suspiró, cerró los ojos y se puso de pie. Comenzaba a hacer frío y no quería resfriarse y darle más problemas a su hyung. Entró a la casa y arrastrando los pies se dirigió a la sala. La televisión estaba prendida, la luz apagada y Minho dormido en el sofá.

Lentamente, Taemin se acercó a él. Suspiró de nuevo y se le quedo mirando un rato. Con la estatura que tenía ahora, estaba a la distancia perfecta para verlo a detalle sin tener que agacharse.

-¿Debo  decirte como me siento?-murmuró-¿debo decirte lo que me pasó?

De pronto, tenía ganas de llorar. Con los dedos tocó la tela del cuello de la pijama de otro, siempre le han gustado sus pijamas, y esa era de tela suave, hasta se veía calientita. Minho se movió ligeramente sobre el sillón, y él apartó la mano. Pero no se alejó, siguió observándole. Se veía lindo dormido, tan tranquilo que daba envidia.  Se acuclilló en el piso y se acercó al oído del otro.

-Minho-le dijo suavecito, esperando ser oído y no al mismo tiempo-Te quiero

Dentro de su sueño, la persona más querida para Minho le decía “Te quiero”, él sonreía, y se giraba para abrazarle. Pero se encontró en el aire, y  flotó en el vacío por un segundo antes de  encontrarse con el piso y despertar de golpe.

Taemin había visto, sin moverse, como su compañero se giraba en el sofá tan bruscamente que no pudo quitarse, y cayó al piso con Miho encima de él. Sin embargo, el contacto no duró mucho, el mayor se incorporó de inmediato, aun medio dormido pero ligeramente espantado.

-ah, perdón-se disculpó al notar que sin querer había aplastado al primo de su amigo-¿te lastime?

Taemin negó con la cabeza, pero ese pequeño, contacto hizo a su corazón saltar de manera brutal.

8

Taemin tiene celos

Martes. 9 am

-¡Buen día, Minho!-

 Justo cuando estaban desayunando, tocaron a la puerta principal. El mayor fue a abrir la puerta, y  Taemin escuchó  una voz femenina que se colaba desde el recibidor. Frunció el ceño al tiempo que los pasos se acercaban a la cocina.

-¿Es él?

Minho asintió.

-¡Waa que lindo! Es igualito a Taemin-la chica le pellizcó una mejilla y él se sobó la zona malhumorado- Hola, me llamo Sulli ¿y tú?

Taemin la miró ceñudo, y luego a Minho que bostezaba atrás de ella despreocupado.

-Seyun-dijo su nombre falso a regañadientes.

-¿Quieres comer algo?-ese era Minho preguntándole a Sulli.

-No, gracias. Ya desayuné-le respondió ella con una sonrisa- Me enteré que estabas cuidando del primo de Taemin ¿Dónde está Taemin?

-Perdido en el espacio-dijo el mayor subiendo de nuevo a su banco, y continuar con su desayuno-no puedo comunicarme con él.

-Oye, ¿pero no te parece que ya debió darse cuenta que le falta el primo?

-Quiero suponer que viene en camino.

Sulli miró al chico y al niño alternativamente.

-Oye, Minho, ¿no será hijo de Taemin?

-¡Pfffffff!-El chico escupió el café que estaba tomando- Sulli, no digas…

-¿Por qué no?-apoyó los codos en la barra y miró muy fijamente al niño que le veía con el ceño fruncido- El parecido es extraordinario.

Taemin quería darle un golpe, como niño sería perdonado. ¿Qué iba a pensar Minho de él?

-Pero es su primo ¿verdad?-Minho miró al niño con una mirada que Taemin no conocía. Una mirada que buscaba una respuesta satisfactoria.

-Sí, mi papá es un señor.

Sulli echó a reír y se acercó a Minho. Con una confianza que hizo que Taemin apretara fuertemente el vaso de leche con la mano, Sulli, rodeo el cuello de Minho por la espalda y apoyó el mentón en la cabeza de éste.

-¿qué van a hacer hoy?-le preguntó

-Ni idea-Minho se sentía incapaz de moverse ahora.

-¡vamos al parque! Este niño tiene que jugar.

“No quiero ir” tuvo ganas de decir, Taemin, pero de pronto se encontró en el parque. Los niños a su alrededor de verdad estaba jugando, pero él no tenía ganas, parecía haber olvidado cómo. Sin embargo, para disimular, se sentó en la arena y se puso a hacer dibujos amorfos sobre ella con un palito de madera que encontró. Tal vez eso era más infantil de lo que su edad le permitía, pero de esa manera estaba cerca de Minho y Sulli, podía escuchar lo que decían y mirarlos disimuladamente.

Todo iba bien, entre comillas. Porqué la imagen de Minho y Sulli sentados en una banca hablando tan armoniosamente, de pronto, comenzó a molestarlo. Ella hablaba, él reía o él hablaba y ella reía. Hacían bonita pareja, siendo objetivos, pero eso no era más que un grano en…ahí. Sin darse cuenta, empezó a picar con violencia la arena con el palito de madera. Olvidó los dibujos.

Entonces ella lo dijo, dijo aquello que derramó el vaso.

-Oye, Minho, no te parece que parecemos una familia.

-¿una familia?

-Ajá-Sulli sonrió-El hijo-señaló a Taemin-la mamá-se señalo a sí misma colocando la palma de su mano en su pecho- y el papá- tocó el pecho de Minho con su mano, igual que lo hiciera consigo misma.

Taemin se puso de pie y en dos zancadas eliminó la distancia entre ellos. Ellos reían por esa estupidez. Se plantó a un lado de Minho, pero éste no le prestó atención seguía con ella, ¡con ella!

Enojado tiró de su mano.

-¿qué sucede?-Minho lo miró interrogante.

“Sucede que no quiero que estés con ella” gritó internamente “Sucede que…no quiero perderte”

-Tengo hambre-terminó diciendo, como el niño que se suponía que era.

-¡Vamos a comer! Hay hamburguesas por aquí cerca-dijo Sulli

-¡NO!-ese fue Taemin.

-¿no quieres hamburguesas?-preguntó Minho.

-¡No quiero que vaya ella!-Ups, se le había salido. Nervioso volteó a ver a Minho que a su vez miraba a Sulli quién le devolvía la mirada.

-Bueno-dijo ella arrastrando las palabras-Yo…tengo que irme.

-Sulli…-

-No te preocupes, Minho, así son los niños-ella le sonrió y se levantó de su asiento-Me dio gusto verte-se despidió de él con un beso en la mejilla y luego volteo a ver al niño que seguía aferrado a la mano del mayor-Adiós, Seyun.

 

En la hamburguesería, Minho sorbió  su soda mientras veía comer al primo de Taemin.

-¿no te cayó bien Sulli?

-No…es eso.

-¿Entonces? Fuiste algo grosero con ella ¿sabes?

Taemin lo miró, no quería ser reprendido, menos por culpa de esa chica.

-Lo siento. Es que no me siento cómodo con las personas nuevas.

-Ya, bueno, pero a mí tampoco me conocías.

-Es distinto…mi… primo… Taemin…siempre habla de ti-dijo y giró el rostro para evitar que se notara el sonrojo de sus mejillas.

-¿siempre habla de mí?-Minho lo miró sorprendido, y se acodó en la mesa –Oye, ¿y qué  dice?

Sus miradas se encontraron y Taemin sintió que el piso a sus pies se hundía poco a poco. Podía decírselo, ahora que no era él mismo en toda la extensión de la palabra.

-Que… eres callado pero que eres amable. Que lo cuidas mucho y lo apoyas…que le gusta cuando sonríes porque cuando lo haces se pueden ver que tienes un corazón cálido.

Miró su hamburguesa para esquivar la mirada penetrante de Minho. Si continuaba, Minho descubría su corazón  y no podía permitírselo.

-¿A…a ti…?-tragó saliva- ¿te cae bien Taemin?

-Sí-la voz de Minho le hizo levantar el rostro.

-¿por qué?

-Es lindo, siempre que me equivoco me deja seguirlo en los bailes-Taemin rió- Juega conmigo video juegos… Es mi persona favorita-le dijo con una radiante sonrisa que le hizo estremecer.

-¿de…de verdad?

-Ajá

Minho ladeó el rostro mientras veía las reacciones del primo de Taemin. Era tan parecido a éste que daba miedo. Sus facciones y sus gestos, a veces creía estar hablando con él, sólo que por alguna razón se había encogido. Sonrió, y lo vio comer hamburguesas con la misma cara de glotón de su compañero, eran como clones, era realmente Taemin en chiquito. Su sonrisa comenzó a desvanecerse  cuando las palabras de Sulli resonaron en su cabeza “¿Y si es hijo de Taemin?” No, no podía ser, ¿o sí? Suspiró e intentó desechar la idea, después de todo no había conocido a ninguna chica que saliera con él, pero claro, ¿cómo estar seguros? Y en caso de que sí ¿qué?

9

Minho se golpea

Martes, 10 pm

Como la noche anterior, Taemin se quedó en el patio esperando ver una estrella fugaz y pedir un contra deseo. Después de escuchar lo que Minho había dicho de él, comenzaba a agarrar coraje, ganas de decirle, “también eres mi persona favorita”. Pero al parecer las estrellas fugaces estaban escasas esa noche.

Decidió regresar a la habitación, al abrir la puerta se dio cuenta que Minho ya estaba recostado. Entró, cerró la puerta y se sentó en el piso mirando en dirección a su amor platónico. ¿Qué iba a hacer si no podía regresar a su cuerpo original?

¿Podría seducir a Minho con su cuerpo de niño? Ladeó el rostro y se mordió el labio inferior. Como se puede seducir a alguien de 23 años teniendo tú  8 años. Imaginó ciertos escenarios, siendo niño  acercamientos sensuales y provocativos podían tildarse de inocentes. Como un gatito que no sabe lo que hace, ofreciendo su cuerpo, su alma… Podría…

No, ¿qué diablos estaba pensando? Eso le traería problemas a Minho… en caso de poder lograrlo. Suspiró y se encogió ahí mismo. Su suspiro despertó a Minho, quién se dio la vuelta y se incorporó.

-¿qué pasa?

Taemin lo miró con el rostro compungido. Sin decir nada gateó hasta él y se metió en las cobijas. Minho lo recibió extrañado, el niño se acurrucó en su pecho y él lo abrazó.

-Estás frío ¿dónde estabas?

-Afuera

-¿No podías dormir?

Negó sacudiendo la cabeza.

-¿Te sientes mal? ¿Es por qué tu familia no ha venido por ti?

-No…es que…

Minho esperó a que terminara de hablar, pero no pasó, Seyun  (Taemin) se apretó contra su cuerpo y no dijo nada más. Pacientemente, Minho le acarició el cabello, en tanto el pequeño conciliaba el sueño. Seguramente se sentía solo, debía extrañar a su familia. Mañana volvería a hablarle a Taemin, y también a su casa, tal vez aún quedaba alguien en ahí.

Entonces pasó algo raro, algo que ya había notado pero había desestimado. Abrazar a Seyun era como abrazar a Taemin. Su cuerpo se sentía igual, su aroma era el mismo. Estaba tan cerca, que si cerraba los ojos no notaría la diferencia, excepto por la altura. En pocas palabras, ese algo que había notado, eran sus sentimientos por Taemin y su cuerpo simplemente reaccionaba ante ello. Excitación pura y simple. Pero…pero…

Se despegó del cuerpo del pequeño, con cuidado para no despertarlo. Apartó las mantas y lo envolvió con ellas. Salió de la habitación y se metió al baño. Una vez ahí, llenó sus pulmones  y luego exhaló sonoramente.

Se sentó en el piso del baño, con la espalda apoyada en la puerta. Desamarró el cordón de su pantalón pijama, y lo apartó junto con su bóxer lo suficiente como para poder tocarse a sí mismo. Esa sensación de calor que le recorría el cuerpo, sus pensamientos volcados al momento de aquel abrazo, todo le llevó poco a poco, al ritmo de sus manos, al clímax. Jadeó e hizo la cabeza hacia atrás disfrutando de los coletazos de placer que le azotaban.

Cuando abrió los ojos y calmó su respiración, se puso de pie, se limpió y lavó las manos. Entonces, se miró al espejo. ¿Qué demonios estaba haciendo? Le gustaba Taemin, eso siempre lo había sabido, había hecho lo que acababa de hacer antes, pero pensando en Taemin. Pero esa noche, esa noche, había pensado en el niño que estaba cuidando, el primo de Taemin.

Abrió la llave del agua y metió la cara en chorro. ¿Se estaba volviendo loco? ¿Ese era su lado oscuro? Sintió miedo, terror de sí mismo.

-¿qué estoy haciendo?-se dijo cuando cerró la llave del agua y miró su rostro empapado en el espejo-¿qué?-pegó la frente al vidrio y suspiró-¡¡ahhhh!! ¡Soy un degenerado!-gritó,  golpeó su frente contra el espejo varias veces, hasta que escuchó el estruendo del espejo al estrellarse, y en el lavabo vio gotas rojas de sangre.

-Me estoy volviendo loco-dijo al tiempo que abría de nuevo la llave de agua para lavar su herida.

10

Taemin se confiesa.

Miércoles,  10 am

Era un sueño muy bonito, más que eso, era un sueño que resumía todas sus fantasías en una. La imagen sencilla de una pareja haciendo el amor. Y es que dormir junto a la persona que amaba, llevaba ese tipo de historias a su cabeza.

Taemin sonreía mientras soñaba. Su colchón básicamente era el cuerpo de Minho y su almohada el pecho de éste. Y dentro de su mente, la posición no cambiaba mucho; excepto por que estaban ambos despiertos. Él a horcajadas sobre la cadera del mayor, con las manos apoyadas en su bien formado abdomen, moviéndose  según se sintiera mejor. En su sueño, sus cuerpos estaban unidos, sus respiraciones agitadas y sus miradas al encontrarse decía palabras, palabras dulces que provocaban espasmos de placer.

El sueño de Minho difería en un detalle, uno muy importante: el chico que sobre su cadera se movía con total lujuria, era Taemin, sí, pero de unos 8 años. Un sueño contradictorio, porque mientras lo disfrutaba al mismo tiempo lo padecía. En la realidad, Minho fruncía el ceño, su mente se debatía entre lo correcto y lo que no. Demasiada carga mental para un sueño, terminó por despertarlo de golpe, como se despierta de una pesadilla. O más bien se arrancó a sí mismo de aquella tormentosa escena. Sin embargo, el despertar llevaría consigo el susto de encontrarse en una situación similar al sueño.

Asustado de sí mismo, aún medio dormido, Minho se incorporó de golpe y el niño encaramado a su torso cayó al colchón debajo de ellos. Y entonces, Taemin fue obligado a salir de su perfecto sueño. Se talló los ojos confundido al tiempo que se sentaba sobre la colchoneta.

Minho ya estaba de pie cuando logró abrir los ojos. El chico le daba la espalda y permanecía quieto. Bostezando el pequeño niño de 8 años que era Taemin el llamó y su voz provoco en el otro un escalofrío.

-Hyung, ¿qué hora es?

-Las 10-musitó-tomaré un baño- y abandonó la habitación sin siquiera regalarle una mirada.

Taemin apartó las cobijas y se puso de pie. En el espejo su imagen de hace dos días no había cambiado. Suspiró y se alisó la ropa. Llevaba dos días con las mismas prendas y comenzaba a sentirse incomodo al respecto.  Y más cuando al ducharse tenía que ponérsela de nuevo.

El detalle de la ropa no pasó desapercibido para Minho. Durante el desayuno el muchacho hizo la observación, le preguntó si no había llevado más ropa. Taemin soltó la cuchara y arrugó la servilleta en lo que pensaba que decirle.

-ah, es que…yo…sólo venía por mi primo-dijo sin mirar a la cara a su interlocutor- se supone que era rápido.

-Ya-Minho frunció el ceño ligeramente extrañado, pero no preguntó más al respecto- Entonces, tendremos que ir de compras.

-¿eh?-Teamin levantó la vista y negó con la cabeza repetidas veces-No es necesario.

-Claro que sí, llevas dos días con esa ropa, debe estar muy sucia. ¿Y no te incomoda dormir con ella?

-Sí, pero…

-Nada, te compraré algo de ropa-le sonrió del otro lado de la mesa-luego se la cobraré a Taemin-agregó malicioso.

Taemin asintió y sonrió ante esas palabras.

Y así fue como pasado el medio día se encontraban en una tienda departamental. Taemin, quién había decidido no abusar de la amabilidad de su hyung, escogió un cambio más de ropa, a decir: playera, suéter, pantalones, ropa interior y una pijama; por suerte, zapatos no eran necesarios. Todo con ayuda de una dependienta que cariñosamente le guiaba por la tienda.

Minho por su lado, sentado en una banca de la tienda se pasó un gran parte del tiempo intentando comunicarse con Taemin. Pero simplemente aquel había desaparecido. Harto de la voz de la operadora, se dedicó a mirar al pequeño primo lejano de Taemin. Lejano…parecían padre e hijo, o hermanos. Ladeo el rostro analizando los gestos y movimientos de éste, mientras escogía ropa. Eran tan iguales. Se llevó la mano a la frente y una punzada le recordó sus sucios pensamientos de la noche anterior y de aquel sueño. La herida hecha por el espejo parecía una pequeña estrella roja sobre su piel, y le punzaba de vez en vez, la había cubierto con su fleco y ahora tenía un ligero tic: se llevaba la mano a la frente para comprobar que tal herida estaba cubierta.

Suspiró y volvió a esgrimir su teléfono portátil. Esta vez llamaría a casa de Taemin, esperó en la línea, un click y una voz femenina le hizo sentir que el mundo aun existía en algún lado. Era la madre de su compañero, preguntó por él, y ella le dijo que Taemin no se había comunicado, excepto por un mensaje en el que decía que tardaría un par de días más en llegar. Minho no quiso decir nada del primo, tal vez le crearía un problema a su compañero, el cuál probablemente andaba tonteando por ahí con quién sabe quién. Colgó y apretó el aparato fuertemente entre sus manos. Con quién y qué estaba haciendo Taemin, eran las preguntas que golpeaban su cerebro, no estaba muy seguro de querer saberlo, y una ardiente sensación de vacío le invadió el estomago. Estaba celoso, molesto de pronto al imaginar mil situaciones absurdas.

-Terminé, hyung-la voz de Seyun lo sacó de sus pensamientos oscuros. Levantó la vista hacia él. El pequeño sonreía vistiendo sus nuevos atuendos. La dependienta esperaba a su lado con un par de bolsas en la mano y un ticket de compra en la otra. Minho se puso de pie y tomó el ticket para pagar en caja.

Taemin correteó a su lado y se encaramó al mostrador de la caja intentando ver la cantidad de lo gastado, pero Minho fue muy cuidadoso para evitárselo.

-Vámonos- Minho dio aquella orden como se le da a un hijo, y era precisamente eso lo que las chicas de la tienda pensaron. Pero para Taemin era música para sus oídos, le gustaba Minho cuando estaba serio, le gustaba de cualquier forma.

De regreso pararon y compraron un helado, Taemin caminaba tomado de la mano del mayor, mientras con la otra sostenía el dulce. Era como tener una cita, se dijo, ir de su mano, que le comprara cosas y lo mimara. Era como una cita, con un pequeño defecto, faltaba un beso, una caricia. Sin embargo, no faltaban las miradas, tal vez era su imaginación, pero descubrió un par de veces a Minho mirándolo fijamente, como si lo examinara.

 

Por la tarde, pidieron pizza.

-Oye ¿juegas?-Minho esgrimió el control de la consola de video juegos. Taemin/Seyun asintió realmente contento.

Taemin estaba sentado en el sillón en flor de loto, con media pizza en colgando de su boca y el control entre las manos. Minho se había acomodado en el piso recargándose en los bajos del sillón, con la caja de la pizza a un lado. Ambos, completamente sumergidos en el juego.  Los jugadores virtuales corrían de un lado a otro disputándose un balón virtual dentro de una cancha virtual y entonces…

-¡GOL!-Minho levantó los brazos al tiempo que gritaba. Era el final del juego. Marcador 6-4 a su favor. “Nada como ganar” se dijo y volteó a ver a su competidor-Hey, juegas bien.

Taemin vio esa cara de felicidad suya, esa sonrisa de triunfo que le decoraba el rostro. La vio y sonrió también, porque no aun si había perdido el juego, había ganado la sonrisa de Minho, su felicidad.

-Eres muy bueno, hyung-le dijo-¿jugamos otro?

-¿ah? Ya es tarde deberías ir a dormir.

-¡No quiero!-infantilmente  soltó el control y se corrió en el sillón; le rodeó el cuello con los brazos-¡Quiero la revancha!

Minho rió, le tomó los brazos y se puso de pie. Taemin quedó colgando de la espalda del mayor, rió también y se aferró más fuerte a él.

-¡Hyung, me voy a caer!-dijo cuando Minho comenzó a caminar en dirección a la habitación.

Como respuesta el otro aumentó la velocidad de sus pasos, Taemin se dejó llevar de esa forma poco ortodoxa a la recamara. Apoyó la frente en la nuca de Minho, se llenó de su aroma, de esa mezcla de colonia masculina y su propio sudor que siempre le embotaba el cerebro.  Cerró los ojos y se llenó del tacto de esa espalda, una espalda fuerte y ancha, una a la que siempre había querido aferrarse. De pronto, sintió bajo sus pies el mullido tacto de los edredones. Entonces, se obligó a abrir los ojos.

Minho lo soltó y se giró para mirarlo, le sonrió. Taemin no quería que se diera cuenta, pero no había un lugar para esconderse de esa mirada.

-Me gustaría ser tu novio-soltó. Así como la caída de una cascada, como el flujo del viento entre los árboles. Así sin pensarlo, sus labios pronunciaron aquello sin permiso de su cerebro. Y en cuanto lo dijo, se arrepintió. Sintió como los colores se subían a su rostro, pero ahora las palabras se le mezclaban y tropezaban en su lengua, traducción, no podía hablar.

Los colores también subieron por el rostro de Minho. Aquellas palabras sólo le causaban más confusión de la que ya tenía. No sabía cómo actuar y menos cómo responder. Avergonzado, le revolvió el cabello con el fin de desviar la atención sobre sí mismo.

-Ponte el pijama-dijo y después de aquella confusa caricia, dio media vuelta y salió de la habitación.

11

Minho se confiesa

Miércoles.  11 pm

Se sentó en el estudio y dejó caer la cabeza pesadamente sobre el escritorio.

-¡Auch!-se quejó, se había golpeado en la herida de la noche anterior, pero no se movió.

El primo de Taemin era el primo, no Taemin. ¿Por qué se sentía así por él? Estaba siendo irremediablemente atraído por ese niño. Un niño que con su inocencia lo tocaba y le decía cosas que probablemente Taemin no le diría. Era como estar sumergido en una pesadilla muy dulce.

Levantó el rostro y sacó su teléfono celular. No tenía llamadas perdidas, no tenía mensajes. Ahora si quería encontrar a alguien que lo ayudara, antes de que él mismo se comportara como nunca se había comportado. Comenzó a marcar el número de Taemin, una y otra vez, pensando que si insistía en algún momento le contestaría, una especie de telepatía, quizás.

Tan ensimismado estaba que no notó cuando Taemin abrió la puerta y se asomó. Había cierta desesperación en los movimientos de Minho que lo asustaron, y lo asustó más, cuando éste se hizo para atrás de fleco y descubrió la herida en su frente.

-¡Hyung!-alarmado entró a la habitación y se encaramó a al escritorio-¿qué te pasó?

Minho, con el celular en la mano, lo miró desconcertado-¿qué me pasó de qué?

-Tu frente-Taemin estaba realmente preocupado.

-Ah, esto- se tocó la herida y suspiró-un accidente en el baño, ¿no viste que el espejo estaba estrellado?

-Pero…-No lo había notado, y eso que había estado ahí cinco minutos antes-¿Cómo te pegaste ahí?

Minho lo miró fijamente por un par de segundos y luego con un suspiro volvió a dejar caer la cabeza sobre el escritorio.

-¡Auch!-se quejó de nuevo sólo que con voz más baja. Taemin no sabía qué hacer, estaba a punto de entrar en crisis.

-Hyung…

-No es nada, no te preocupes-Minho giró un poco el rostro, sin despegarlo de la mesa, y le miró, al hacerlo una sonrisa se extendió por su rostro-Estás haciendo la cara de preocupación de Taemin- le dijo y le tocó la punta de la nariz con la punta de su dedo-Te le pareces mucho-musitó después.

El pequeño niño frunció el ceño, pero al mismo tiempo estaba contento por aquel contacto. Qué simple y feliz se sentía.

-¿en verdad me parezco mucho?

-Ajá-Minho suspiró de nuevo-hasta hueles igual a él.

Primera noticia, se dijo Taemin, tenía un olor particular.

-Pero ¿eso que tiene que ver con que te hirieras, hyung?

Minho desvió la vista y apoyó el mentón sobre la madera del escritorio. Un largo, muy, muy largo suspiro salió de sus labios.

-Te le pareces tanto que me siento confundido-dijo bajito como si no quisiera ser escuchado. Después de todo, ¿por qué le contaría eso a un niño? Tal vez, se contestó a sí mismo, porque un niño no entiende del todo y es sencillo decirle algunas cosas.

-¿Confundido?-el confundido era Taemin que, en su cuerpo de niño, tenía que pararse se puntitas para apoyar los brazos en el escritorio.

Minho suspiró de nuevo, se irguió y le miró.

-¿Te digo algo pero no se lo dices a nadie?

-Sí

-¿A nadie, nadie? ¿Ni siquiera a Taemin?

-Sí-la curiosidad le picaba.

Minho se levantó de su silla, y se acuclilló frente al niño. Antes de hablar tomó aire.

-¿Recuerdas que te dije que Taemin es mi persona favorita en el mundo?

El pequeño asintió.

-Bueno, eso es porque…él me gusta-desvió la vista-quiero decir, estoy enamorado de él… yo… lo quiero- tragó saliva-que te parezcas tanto me confunde. A veces pienso que eres él,  comienzo a pensar cosas que no debo. Anoche me pasó y como no es algo correcto me castigue, creo, hiriéndome, aunque la verdad no es que yo quisiera…

Minho intentó explicarse lo mejor que pudo, pero Taemin había dejado de escuchar después de la palabra “quiero”. Estaba sorprendido, por supuesto que, gratamente. De momento no sabía cómo reaccionar, estaba pasmado, el corazón le latía a mil y el cuerpo no le reaccionaba.

Fue hasta que escuchó otra parte del discurso que se sintió despertar del sueño: “… tú eres un niño…” La voz de Minho traspasó sus oídos con esa frase y dejó de escuchar después.  Era cierto, él era un niño, al menos físicamente, aunque Minho confesara quererlo, él no podía corresponderle con ese cuerpo.

Una especie de pánico le recorrió el cuerpo, comenzó a plantearse seriamente la posibilidad de no volver a su estado original, ¿y si no lo hacía, qué iba a hacer? De una cosa estaba seguro: perdería a Minho. Principalmente porqué aunque éste le quisiera, jamás se atrevería a salir con un niño de 8 años, por más sentimientos por él que tuviera. Quiso llorar, patalear y gritar. Miró a Minho, quién seguía hablando, y las ganas de llorar subieron por su garganta, se le llenaron los ojos de lágrimas.

-¿Qué te pasa?-Minho había dejado de divagar en el tema cuando vio las primeras lágrimas surcar las mejillas contrarias.

Taemin le miró con sorpresa, sintió sus lágrimas calientes, e impotente se giró en redondo y salió corriendo de ahí.

Se dirigió al patio. Abrió la puerta que daba a éste con estruendo y se paró a la mitad con la mirada en el cielo.

-Una estrella fugaz, por favor, una estrella fugaz-murmuraba una y otra vez,  mientras lloraba.

 

12

La estrella fugaz y el deseo.

Miércoles. 11:59 pm

 

Minho se espantó al ver la reacción del pequeño primo de Taemin. Suspiró y calmó a sí mismo antes de salir en su busca. Probablemente lo que le dijo había impactado al pobrecito. Lo encontró en el patio. Daba vueltas  sobre su propio eje con la mirada perdida en el lienzo oscuro de esa noche.

-Seyun-lo llamó, pero el chico no respondió, murmuraba algo y no dejaba de llorar.

Cualquiera habría pensado que el pobre estaba una crisis. Se acercó a él y le detuvo;  le tomó de los brazos y le obligó a mirarlo.

-Lo siento-le dijo- lo que te conté, lo siento. Te prometo que buscaré a Taemin con más ahínco, te iré a dejar con tu familia. No llores, te juro que no te haré nada.

Taemin bajo la vista poco a poco, la fijó en el chico que le hablaba. Comprendió de inmediato que éste se sentía culpable de alguna manera. Sentía atracción por un niño y sabía que eso no era correcto, que una sensación así, termina lastimando a todo mundo.

-No…no es eso-alcanzó a balbucear- Yo sé… pero…

-¿qué sucede? ¿No te encuentras bien?

Taemin negó, y levantó la vista al cielo. Un contra-deseo, quería uno de esos. Minho levantó la vista también, intentando ver lo que él otro veía, pero sólo veía un cielo nocturno más estrellado de lo normal, y nada más.

-¿Qué hay ahí?- preguntó quedamente.

-Busco una estrella fugaz-dijo el pequeño.

-¿Una estrella fugaz? ¿Para qué?

Taemin volvió a mirarlo, las lágrimas se anudaron de nuevo en su garganta.

-Quiero pedirle…-tragó saliva-…deseo que Taemin… –él por supuesto, en su cuerpo adulto-…pueda decirte que te quiere también.

Minho le miró aún más sorprendido. Suspiró aliviado.

-¿Sabes? Yo deseo lo mismo-Sonrió. Sus labios se curvaron lentamente, en una armonía total. Era una sonrisa genuina y clara, cálida y genuina. La sonrisa más hermosa del mundo. Esa que había provocado tal cadena de eventos.

Taemin se quedó sin aliento, ahí estaba la sonrisa que lo había atormentado durante esos días, y era para él. El llanto regresó con más fuerza, pero con otro significado, se sentía feliz. Y no le importaba ser un niño ahora. Se limpió el rostro  con el dorso de la mano y habló de corrido sin detenerse, en desesperación, amor y suplica.

-Soy yo-dijo- Minho soy yo. Yo soy Taemin. Pedí un deseo a una estrella fugaz, quería que me sonrieras como le sonreíste al niño del balón ¿te acuerdas? Pero no pensé que me volviera un niño. Minho yo también te quiero. Soy yo, soy yo.

Claro que era él, Minho lo sabía. Podía verlo, mientras el niño hablaba, su voz de fue trasformando a  la de un adulto. Sus manos y piernas se alargaron, su torso se irguió, su rostro maduró; la ropa que llevaba estalló al no poder contener más ese cuerpo adulto. Era como ver a un hombre lobo transformarse pero sin lo del lobo.

Se sentó en el suelo y observó aquello boquiabierto. Era una locura, probablemente ahora sí se había vuelto loco. Pero al final, si lo era, era una locura, también, muy dulce. Taemin terminó su metamorfosis. Era un hombre de nuevo que lloraba bajo la luz de la luna. El deseo se había cumplido, había sido capaz de hacer sonreír a Minho de esa manera. Pero se sentía desolado.

-Soy yo-seguía diciendo, inconsciente de su condición actual. Pensaba que ahora que sus sentimientos habían hecho eco, no podría vivirlos.

-Taemin-la voz de Minho le hizo levantar la vista, asintió aunque no era una pregunta-Taemin, eres…

-Sí, soy yo-se acercó a él-Minho, aunque tenga cuerpo de un niño, yo te quiero como un adulto. Por favor…

-Eres Taemin- Minho desvió la vista, avergonzado. Era Taemin y él le había dicho el secreto que había guardado por mucho tiempo. Eso era lo que lo perturbaba más que el hecho de haber visto semejante cosa fantástica.

-Minho…- Taemin gateó hasta él y le miró suplicante-…no te arrepientas, Minho, no te arrepientas de decir que me quieres. Yo también te quiero, estoy enamorado de ti, desde siempre.

Le tomó el rostro con las manos, buscó su mirada, que ya no tuvo a donde escapar. Sus ojos se encontraron, se reconocieron. Minho asintió, le tomó de la muñeca y se soltó poco a poco del agarre.

-Y yo de ti-firmó con ello su declaración de amor, tiró de él un poco, y lo atrajo hacia sí. Fue él quien acunó esta vez el  rostro ajeno entre sus manos, y sin más, le besó.

Un beso con sabor a gloria, a amor. Taemin estaba pletórico de felicidad, sentía que de un momento a otro su corazón explotaría.

Cuando se separaron, se sonrieron uno al otro.

-Será mejor que entremos, o te vas a resfriar así como estás-dijo Minho.

-¿Así como estoy?-Taemin no había reparado en sí mismo hasta ese instante. Bajo la vista para mirarse, y sorpresa, estaba desnudo. Pero no sólo eso, sus manos eran las de un adulto, se puso de pie y encontró que el suelo estaba más lejos que unas horas antes. Sonrió y levantó la vista hacia Minho que también se había puesto de pie-¡Volví!-le dijo aún más feliz y se abrazó a él.

-Sí-Minho correspondió el abrazo, y le besó la sien, antes de separase de nuevo-Vamos a dentro-insistió.

Taemin asintió, y corrió al interior de la casa, justo ahí se dio cuenta del cambio de temperatura. Estaba helado, adentro estaba más cálido. Minho tenía razón, podría resfriar.

-Voy a vestirme-dijo apurado, pero apenas dio un paso sintió que Minho le detenía de la muñeca. Se giró para mirarlo interrogante.

-Dije que entráramos-explicó Minho-No que te vistieras.

Y una sonrisa nueva y desconocida afloró en sus labios.

FIN

Notas finales:

Hola, de nuevo.

Bueno, yo... soy nueva con respecto a Shinee, 2min y demás. Así que es probable que encontraran esto muy OCC. 

En fin, espero que les haya gustado. Debido a que la idea del fic corrió sola, no coloqué la letra de la canción, pero creo, tiene la esencia (Espero XD) 

El shota... me cuesta trabajo imaginarlo u.u así que espero que no haya quedado tan feo, Hacchiko (mil perdones si, sí) 

Me voy!!

Ciao!!


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