Es irónico (o tal vez, adecuado) que Jongdae, siendo un estudiante de Cine, viva los momentos más importantes de su vida a través de una cámara de video.
Los últimos días habían pasado entre trajes oscuros y flores marchitas. Primero los paramédicos, luego la policía, caminaron por el apartamento, recogiendo evidencia y desordenando memorias almacenadas en los rincones del habitación. Algunos vecinos fueron a visitar también, inclinando sus cabezas para ver qué había pasado en el apartamento 5ª.
Era un muchacho tan dulce, todos los asistentes al funeral habían dicho. Nadie lo hubiese pensado, dijeron. Tan joven para quitarse la vida.
Pero no había sido una sorpresa para Jongdae, quien había estado viendo a Byun Baekhyun decaer lentamente por los últimos tres meses. Cuando Jongdae retornó a casa encontró un apartamento lleno de policías y un oficial trató de explicar la llamada que recibieron y el cuerpo… y aunque la noticia cayó sobre Jongdae como un baldazo de agua fría, no había estado sorprendido.
Así que finalmente lo hizo, fue el único pensamiento que pasó por su cabeza mientras el policía lo conducía fuera de su apartamento.
La primera vez que se encontraron fue en el coro de la universidad. Jongdae se sentía un poco incómodo saliendo fuera de su zona de confort; a pesar de que había participado en el coro en la secundaria. El coro de la universidad estaba compuesto mayormente por estudiantes de música y nadie a quien él conociese. Llegó a la habitación, revisando sus partituras, y Baekhyun se paró junto a él.
Baekhyun sonrió cálidamente mientras se presentó. (Byun Baekhyun. Estudiante de piano) y Jongdae sonrió igualmente feliz cuando le respondió.
Se sentaron uno junto a otro por el resto del semestre, y en los días en los cuales no tenían coro, empezaron a encontrarse alrededor de la universidad. Primero en cafeterías y librerías, luego en restaurantes y clubs.
Incluso llegó un momento en que no necesitaban encontrarse en ningún lugar, porque ya pasaban cada momento del día juntos.
El apartamento no se siente igual después que los policías se retiraron. Todos los instrumentos estériles y químicos dejan un aire a hospital sobre el aroma al detergente de Baekhyun en las sábanas y al té en la cocina.
Aun así, Jongdae quiere quedarse ahí, tratando de recordar tanto a Baekhyun como fuese posible. Pero un poco antes de la hora de la cena, Minseok se asoma a la puerta, insistiendo que Jongdae se quede en su casa por algunos días. Él insiste que está bien, que no necesita una niñera cuidándolo, y Minseok no trata de convencerlo, simplemente señala el refrigerador vacío y las manchas de crema para afeitar sobre sus mejillas.
Después del accidente, Baekhyun empezó a faltar a las reuniones, volviéndose cada vez más reticente mientras se distraía viendo las burbujas en su vaso de gaseosa explotar. Primero dejó de prestar atención a las palabras, y luego a conversaciones enteras, prefiriendo la reflexión tranquila. En vez de mirar a su alrededor, parecía ver dentro de sí mismo. Pero Jongdae estaba desesperado por mantener a Baekhyun junto a él, inclinándose para tomar su mano, susurrando Tao te hizo una pregunta, o, ¿te sientes bien? hasta que los dedos de Baekhyun se entrelazaban con los suyos lentamente y sus ojos vidriosos volvían a enfocarse en él.
Luego llegaron los días en los que Kyungsoo llamaba a Jongdae sin parar. El tema de sus conversaciones telefónicas era siempre el mismo. Empezaban con la voz cansada de Kyungsoo cortándose a través del auricular, suplicándole que fuese y recogiese a Baekhyun, y siempre terminaban con Jongdae haciendo de tripas corazón.
Y cada vez que Jongdae aparecía quince minutos después, casi sin respiración tras correr por las escaleras, y encontraba a Baekhyun en uno de los cuartos de práctica. Baekhyun arrastraría sus manos sobre las teclas del piano, suavemente de modos que las teclas no harían ningún sonidos, y Jongdae miraría mientras Baekhyun observaba a las teclas regresando a su posición después que sus dedos se deslizasen sobre ellas. Siempre se pregunta en qué pensaba Baekhyun mientras observaba las teclas; si Baekhyun tenía envidia del modo en que las teclas podían regresar sin esfuerzo alguno a la posición donde estaban antes.
Algunos días pasan antes de que Jongdae logra convencer a Minseok que estará bien por sí solo, y tan solo pasa un día en casa cuando suena el timbre y encuentra a un policía en su puerta. Tomamos esto como evidencia, dice el joven hombre, pero pensamos que sería mejor si usted lo tuviese de vuelta.
Jongdae gira la cinta de video entre sus manos, trazando los rasguños en el plástico negro y la etiqueta a medio despegar que dice para Jongdae.
No había nada malo con Baekhyun.
O al menos eso es lo que dice el doctor antes de corregirse en voz baja, susurrando que no era cierto que no hubiese nada malo, si no que no pudieron encontrar nada malo, nada incorrecto. Desde el día en que su auto se deslizó fuera de control en una carretera congelada y metal se clavó entre sus brazos, Baekhyun visitó a docenas de doctores a quienes les hizo la misma pregunta, y la respuesta siempre era la misma. Incontables chequeos le dicen que las heridas ya han sanado.
Pero no importaba lo que dijesen los exámenes, Baekhyun podía sentir que había algo malo circulando por su cuerpo.
El dolor viajaba a través de su cuerpo cuando las teclas del piano eran presionadas contra las yemas de sus dedos. Nunca había tenido un dolor sordo persiguiéndolo a lo largo del día antes, y los pinchazos de dolor que atormentaban sus músculos, no tenía por qué sentirlos.
Pero no había nada malo en Baekhyun.
El doctor le escribió una prescripción para un potente analgésico, Tylenol, y Jongdae releyó la receta médica tantas veces que memorizó las instrucciones.
1 tableta cada 4 horas, no exceder 6 tabletas en 24 horas.
Jongdae pudo haber tomado 14 tabletas de Tylenol en el tiempo que le tomó insertar la cinta en la cámara y poner play.
Hace algunas semanas Baekhyun dejó de ir a las reuniones completamente.
Jongdae regresa a casa para encontrar a Baekhyun inclinado sobre la bañera, agua helada derramándose sobre sus brazos extendidos.
Para aliviar el dolor, Baekhyun respondió cuando Jongdae preguntó. Pero tan solo hace que duela más.
¿Por qué, entonces? Y las palabras quedaron flotando en el aire entre ellos. Jongdae ya no era capaz de entender a Baekhyun, y la confusión tan solo los apartaba cada vez más.
Al menos es un tipo de dolor diferente. Baekhyun no lo estaba mirando.
Y Jongdae frotó los brazos de Baekhyun cuidadosamente con una toalla, secándolo tan delicadamente como podía.
La cámara se prende.
En el video, Baekhyun pasa las páginas de un libro, y Jongdae reconoce el libro que solía estar en la mesa de noche de Baekhyun. Que solía aparecer bajo la almohada de Baekhyun. Que solía estar entre las manos de Baekhyun, dedos frágiles apretando la cubierta.
Y Baekhyun no está hablando. Ni siquiera está mirando a la cámara. Pero el pecho de Jongdae se llena tan solo con la imagen de Baekhyun.
Una semana antes de la muerte de Baekhyun, Jongdae despertó al escuchar a Baekhyun sollozar por el dolor. Observó las muecas de dolor que Baekhyun hacía cada vez que intentaba cerrar sus manos, hasta que no pudo soportar ver más, y rodeó a Baekhyun con sus brazos, rogándole que se detenga.
Esperando en la oficina del doctor, Baekhyun trataba de ahogar sus gemidos de dolor en el hombro de Jongdae, y él no sabía qué decir además de que todo estará bien. Porque todo tiene que estar bien.
Pero no había nada malo en Baekhyun.
Su respiración se detiene mientras observa a Baekhyun servir un líquido transparente en su taza. Tan solo es agua, Jongdae susurra para sí mismo, aunque sabe que no es verdad.
Su profesor siempre decía que los acercamientos servían para dejar ver las emociones del cineasta. Este, Jongdae piensa mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas, sería el momento perfecto para un acercamiento.
Imagina a la cámara acercándose para capturar las gotas de té que se escapan de la boca de Baekhyun, y el modo en que su manzana de adán sobresale de la elegante curva de su cuello.
Entonces, la cámara se alejaría lentamente, capturando la imagen de los brazos se caen suavemente de la mesa, los dedos que se extienden en ambos lados de la silla, y el suave rasgar de las uñas contra la madera, que casi le impiden escuchar un susurro que dice lo siento.