Estaba tan cansado que tan pronto tomó asiento en el auto, sus parpados empezaron a caer, pesados. El trabajo había aumentado y en los últimos días se había hecho casi imposible conciliar el sueño, por mínimo que fuera, iba a aprovechar el viaje para dormitar al menos.
Entre sueños, buscó una posición más cómoda, aunque más bien fue que le acomodaron, Mao inspiró profundamente y no volvió a moverse o al menos ya no fue consciente de eso.
Abrió los ojos con la sensación de que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuviera despierto.
—Aun falta para llegar.
La suavidad con la que le habían hablado, instaba a volver a dormir, pero era el dueño de la voz y descubrir quién era su cómoda almohada lo que le hizo levantarse de un salto. Él había estado durmiendo en las piernas del bajista. Mao se acomodó con cuidado, y la mano que había estado sobre su hombro todo el tiempo, cayó al costado de Aki. Él estaba recargado sobre la ventana, con los ojos cerrados y respirando acompasadamente. Mao se estiró un poco para confirmar si estaba dormido o no. Tal vez se había acercado demasiado, Aki abrió los ojos y le miró como si fuera la primera vez que lo hiciera. Mao sintió un escalofrío cuando las manos del bajista se colocaron en sus mejillas y sin más, le besó en los labios, apenas un roce.
—Mira —señaló Aki por la ventana–. Creo que estamos cerca.
Todo el tiempo que había estado reprimiendo sus sentimientos, noches diciendo a sí mismo que era solo un enamoramiento pasajero, que estaba confundido, que pronto pasaría y eventualmente hasta se reiría de su —supuesta— atracción por el bajista, habían quedado destrozados en un segundo. Y Aki allí, como si nada hubiese pasado.
>>¿No tienes nada que decir? —Aki preguntó después de un rato. Y algo en su impertérrito rostro indicaba que no estaba tan tranquilo como quería aparentar, que estaba igual de ansioso como él lo estaba. Entonces, pensó Mao, el beso no había sido algo hecho por inducción del sueño o una inapropiada broma. Mao permitió a un silencioso suspiro que se llevara la tensión de la que había sido presa.
Tal vez era la hora…
—Si le robas un beso a alguien, ¿Cómo haces para devolverlo? —Aki se alzó de hombros como si no fuese su asunto, aunque estaba muy interesado en la respuesta.
Sí, era la hora.
Mao se estiró y devolvió lo que debía.
Aquí las notas finales para completar las 500 palabras. Konan, espero que le haya gustado ;; Bueno, se mata el momento marico escribiendo este tipo de después del drabble pero no hay de otra (?).
Últimamente me he obsesionado con los drabbles, son tan bonitos… creo que estaré publicando algunos en la cuenta YumeRyusaki. Y ese es un aviso que a nadie debe importarle XD. Bueno, ya se han cumplido las quinientas palabras, por su –posible (¿)- atención, gracias.