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Lo dicen las estrellas por gaemi

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Notas del capitulo:

Primer fic que cuelgo por aca, de los chicos de GOT7. Espero les guste y disfruten de la lectura tanto como yo escribiendolo. Sí es así, dejenme reviews, realmente se agradecerán u v u.

Recorrer las calles ebrio justo la madrugada del primer día del año resultaba algo medianamente común de ver. Y era prácticamente la manera en que iniciaban la mayoría de los días de Mark desde hacía un par de meses. Jackson ya le había sugerido, casi implorado, que comiera algo antes de beber para que el alcohol no le pegara tan fuerte. Pero vale, ahora ni siquiera recordaba ni su nombre, después sería momento de arrepentirse.

 

El look que llevaba el muchacho era bastante casual, a decir verdad. Camisa a rayas azules y blancas que se asomaba por encima de su pantalón de vestir negro. Sus zapatos marrones se iban arrastrando por las calles de Seúl, se escuchaban los vitoreos a lo lejos, y aunque habían pasado más de 20 minutos ya de que empezara el año la gente no paraba de gritar como loca, haciendo explotar cohetes y llenando toda la ciudad de un ruidasal.

 

“Pobres perros”, pensó. Aquellos animalitos le temían al horrible estruendo de los cohetes, y en ese mismo momento Mark se sentía como uno. Se tapó las orejas cuando el cielo se vio iluminado de violetas y rojizos, soltando un grito de exasperación. ¿Para dónde demonios quedaba su casa? Se arrepentía de no haberle tomado la palabra a Jackson cuando le ofreció quedarse a dormir en el apartamento del menor, pero él se negó rotundamente por temor a que estando borrachos las cosas terminaran de alguna manera… mal. Ya muchas chicas le habían mencionado que harían buena pareja, y no quería darles el gusto  aquellas muchachillas cuya cabecita loca no les dejaba ver las cosas como eran en realidad.

 

~

 

La fiesta de la empresa llego a su cúspide cuando las doce campanas sonaron y los fuegos artificiales llenaron de vivaces colores el cielo. Pero ni YoungJae ni aquellos idiotas que amenazantes frente a él apuntaban con una navaja se detuvieron a presenciar tal maravilloso espectáculo.

 

Aquello no le sorprendía realmente a YoungJae, estaba consciente de lo intolerantes que eran cierto grupo de compañeros de trabajo que se negaban rotundamente a aceptar que en el planeta existieran seres que se interesaran por las personas de su mismo sexo. Esta parte de él nunca había avergonzado a YoungJae, aunque tampoco era que lo estuviese gritando a los cuatro vientos las 24 horas del día. Simplemente se aceptaba como era, esto es lo que él era.

 

La fiesta a su alrededor era alegría y éxtasis en estado puro, quizá todo un poco exagerado, por no decir fingido. Y nadie se detendría a defender a YoungJae de aquellos hombres que le sacaban poco más de un palmo el más bajo de ellos. Era su fin, listo, habría que resignarse. Acompañaría al año, partiría con él. Hora de meter su alma en una maleta y correr alegremente hacia la luz…

 

¡Un momento! ¿Acaso se estaba rindiendo? Puede que en el fondo fuera un cobarde pero aun valía la pena luchar. Así que no supo cómo le hizo, de donde salió aquel valor, pero lo golpeó. Un puñetazo en la nariz al más alto de sus atacantes que se encontraba justo en el centro de aquella media luna de homofóbicos que lo rodeaban. Corrió directo a las escaleras cuando le dejó vía libre aquel hombre al retorcerse de dolor.

 

Ni siquiera pensó en usar el elevador, aun estando en la terraza de un edificio de 15 pisos. No sabía si aquella era la opción más segura, pero el miedo le taponeaba el cerebro y no le daba mucho chance a pensar. Los perseguidores sonrieron con sorna, tomando uno de ellos el elevador, el resto siguiéndolo por las escaleras sólo para engañarlo. La presa estaría acorralada de vuelta en cuestión de minutos.

 

Se sujetaba con fuerza del pasamanos, mirando de reojo a sus espaldas cada cinco segundos para comprobar que lo estaban siguiendo aquello tipos, incluso al que había golpeado. Bien, no era de extrañarse, tampoco era muy fuerte. Temía caerse, las escaleras se desdibujaban bajo las plantas de sus pies a cada zancada, estaba volando a centímetros del piso, apenas si llegaba a tocarlo. El frió de la intemperie, en aquel momento justo en uno no podía asegurar si era demasiado tarde o demasiado temprano, lo golpeaba de lleno poniéndole la piel de gallina, y tuvo tiempo de maldecirse por no llevar un abrigo, algo ciertamente irrelevante para la situación en la que se encontraba.

 

Aterrizó en la planta baja de manera estrepitosa, trastabillando hasta el mostrador. Había llegado milagrosamente dos segundos antes de que el elevador se abriera a un costado mostrando a aquel atacante que en su despiste no había recordado. Pegó un gritito del que seguro se avergonzaría, pero no ahora. Las puertas de cristal automáticas tardaron lo que a él le parecieron siglos en abrirse, liberándolo a las nubladas calles de Seúl. No nevaba, gracias al cielo, pero aún quedaba lo restos de ventiscas anteriores. Los fue pateando a su paso, gritando con frustración cuando sus zapatos resultaban demasiado pesados en aquellas montañas de nieve que se alzaban sobre la acera.

 

Los atacantes observaron el carro arrollando a YoungJae y se paralizaron a suficientes metros para que el conductor no los notara por ahí. El cuerpo del muchacho salió disparado al frente en la carretera, parecía una muñeca de trapo que podía ser maltratada sin piedad y no opondría queja alguna. Su cabeza rebotó contra el piso en un golpe sordo, que los dejó totalmente consternados. Se miraron unos a los otros con ojos que asimilaban a los de un conejo, y no necesitaron palabras para ponerse de acuerdo y emprender la fuga de regreso a la fiesta de año nuevo de la empresa.

 

~

 

JaeBum palmeaba eufóricamente al ritmo de la música que una de las pocas estaciones de radio que no realizaba el conteo de año nuevo aun alcanzaba a emitir. A su lado, JinYoung movía sus dedos rítmicamente, mirando distraído por la ventana. La luz de semáforo cambió a verde y el mayor arrancó a toda velocidad, pegando un grito de diversión que fue coreado por su copiloto.

 

Era el mejor comienzo del año que podían tener jamás, cerrado con broche de oro, misión cumplida. Chocaron las palmas al tiempo que subían el volumen de aquella canción que nunca antes habían escuchado pero al resultar alegre y divertida les venía como anillo al dedo.

 

El ritual del cambio de año no era algo que estuviera arraigado a su cultura, pero habiendo pasado tanto tiempo entre aquella sociedad comenzaba a serles una costumbre agradable. Los años humanos no pasaban factura en ellos de la misma manera, así que podían disfrutarlo de manera aún más plena que la mayoría de las personas de las que se veían rodeadas.

 

JinYoung sacó un arma del tamaño de su puño del interior de su mochila. Era verde y morado, colores bastante brillantes, de textura metálica. Varios arillos recorrían su forma, rematando con una especia de cola de demonio que formaba el gatillo. Apuntó hacía la calle vacía que estaban a punto de pasar a una velocidad que de seguro ameritaría una multa por superar el límite en la urbe. Observó por la mirilla, la calle estaba limpia. Simuló el sonido de disparos atrayendo la atención de JaeBum, que lo fulminó con la mirada.

 

—Jr.… JinYoung, guarda eso, no seas idiota, no es momento de usar-

 

— ¡La carretera! ¡La carretera! ¡Mira a la carretera, JB!

 

Apenas si le dio tiempo de voltear para notar los cuerpos que se estrellaban al mismo tiempo en el cristal de su auto rojo.

 

~

 

Mark se tambaleaba con la vista borrosa por una avenida tan vacía que parecía que nadie la había pisado en años. Ni un perro siquiera. ¿Habría perros cerca? Quería ver uno… no traía comida que darles, y seguro los asustaría. Los perritos siempre huían de él cuando lo percibían así de borracho. “¡Pero estoy genial!”, se autoconvencía, nunca se había visto tan radiante —según él—.

 

Se tumbó a mitad de la acera, sentándose con las piernas cruzadas como indio y se frotó las manos para darles un poco de calor, el alcohol lo mantenía a una temperatura aceptable pero sus manos continuaban heladas, lo mismo con sus orejas. Silbó un par de veces a la tranquilidad del viento que soplaba frente a su rostro. Las cosas se habían calmado un poco por ahí, aunque a lo lejos aún podían escucharse sonidos similares a cañonazos que solo le volvían loco.

 

—Casa… casa…—murmuraba para sí mismo, tapándose la mitad del rostro con sus manos entrelazadas, ahuecándolas para dejar escapar su aliento entre ellas. Tosió escandalosamente cuando le llegó la peste a alcohol. Necesitaba unas mentas antes de llegar a casa para que nadie lo descubriera, pero recordó que desde hace unos meses vivía sólo. No culpaba a sus padres por no poder seguir soportando aquello.

 

Se disponía a recostarse sobre el frío asfalto y tomar una corta siesta cuando el ruido de un motor lo despertó de su ensimismación. Se paró de un saltó, al parecer aquel auto venía a alta velocidad, y al girar su rostro notó al otro lado de la acera a un chico trajeado corriendo con apenas fuerzas hacia él.

 

El carro lo iba a matar, y salvarlo fue lo primero que se le pasó por la cabeza. No llegó a tiempo para empujarlo lejos, pero si para estrellarse contra el parabrisas del auto y rebotar en el capo.

 

~

 

— ¿L-los matamos? —Jr. bajó del auto asustado, corriendo ante aquellos dos —supuestos— cadáveres que se encontraban tirados frente a su auto—. Porque si no, de todos modos el parabrisas y la abolladura nos van a costar una buena cantidad…

 

—Recuerda que la muerte de un humano no se toma tan a la ligera como la de alguien de nuestra especie—de nuevo aquella mirada con la JB le reprendía—. Ellos no se regeneran, estamos a una distancia demasiado grande de su escasa habilidad genética.

 

—Eso no responde mi pregunta, ¿siguen vivos o no? ¿Nos meterán a prisión…? Ay no, un policía interespacial en prisión…—la voz del menor estaba plagada de miedo, acercándose a los heridos y empujando con la punta del pie a uno de ellos como si fuese cualquier alimaña.

 

—Ya cállate por favor, no seas indiscreto— JaeBum se agachó sobre uno de los chicos, el que llevaba un traje, y reposó la oreja en su pecho para ver si podía alcanzar a escuchar los latidos que su corazón luchaba por emitir—. Éste está vivo, por ahora.

 

Jr. observó con los ojos muy abiertos lo que hacía su compañero y se dispuso a realizar aquello con el otro chico. Un “tum tum” a ritmo pausado lo recibió en aquel pecho, y tras comprobar que estaba vivo se irguió para analizar a aquel humano. Estaba todo desgarbado, apestaba a alcohol, su nariz resaltaba en aquel rostro alargado rematada por unos gruesos labios.

 

—Corot llamando a Jr., Corot llamando a Jr. —Canturreó JB desde donde estaba—. Jr., ¿me escuchas? Repito, ¿me escuchas?

 

El mencionado volteo a verlo con una mueca burlona y se levanto, dejando indefenso al  muchacho alcoholizado y herido.

 

—Siguen vivos, vámonos.

 

JaeBum suspiro con pesadez y miró al cielo, como pidiendo paciencia.

 

—No podemos dejarlos a su suerte…

 

— ¿Y entonces?  Nosotros no podemos arreglarlos.

 

—Querrás decir curarlos. Pero es cierto, no podemos. Llamaré a una ambulancia.

 

— ¡Espera! Si la llamamos sabrán que fuimos nosotros quien los arrollamos…

 

—Bien pensado. Llámalos tu —le lanzó al teléfono al menor, que apenas si tuvo tiempo de cacharlo—. Quédate aquí y finge que solo eres un testigo, yo iré a dejar el auto a un lugar seguro.

 

Jr. así lo hizo, se limitó a marcar y darle sus coordenadas —sí, coordenadas— al personal del hospital que se encontraba al otro lado de la línea. A la operadora le resultó bastante extraño que aquel chico no pareciera ni un ápice alarmado, aun después de haber presenciado tal accidente. Después de ubicar a que calles se refería con los datos que le dio, enviaron una ambulancia para allá.

 

Por su parte, JaeBum manejó hasta un callejón apenas lo suficiente amplio para que entrara el auto. Se salió del interior como pudo, casi no había espacio para abrir la puerta del coche. Se colocó a un par de metros del auto y sacó un arma similar con la que había estado jugueteando JinYoung hacia uno instantes, sólo que más delgada y alargada, y disparó contra el transporte, que lentamente se fue borroneando del paisaje. Una vez corroboró que se hubiera vuelto por completo invisible, regresó corriendo con su compañero.

 

Bastaron no más de cinco minutos para que la ambulancia ya estuviera ahí, puesto que al parecer cerca de ahí había un hospital. Dos paramédicos uniformados con mala cara debido a la falta de vacaciones en una fecha como esta, se apresuraron a darles los primeros auxilios a Mark y a YoungJae, y luego subirlos en camillas a la parte trasera de la ambulancia.

 

— ¿Usted fue quien llamó? —El conductor de la ambulancia atravesaba con la mirada a JinYoung quien, nervioso, se apresuró a asentir frenéticamente. En ese momento llegó JaeBum y le pasó un brazo por los hombros, lanzándole una mirada amenazante al conductor quien de inmediato apartó la vista.

 

Aunque los paramédicos les ofrecieron —casi ordenaron— que acompañaran a los heridos al hospital, ambos se negaron rotundamente. Había cosas más importantes que hacer. Sin embargo, JaeBum procuró recordar el nombre del hospital para verificar más adelante si aquellos dos habían sobrevivido. Asesinar a dos terrícolas dejaría una mancha imborrable en su expediente.

 

~

 

Apenas el hospital permitió visitantes, Jackson entró en la habitación que Mark compartía con YoungJae. A pesar de que el impacto no dejó más que huesos rotos en YoungJae y un hombro dislocado en Mark, a este último le fue necesario practicar un lavado de estómago debido al alto índice de alcohol que había en su sangre.

 

El rostro de Jackson era una máscara de molestia que escondía preocupación, pero no la pudo mantener mucho tiempo cuando su amigo recuperó la conciencia. Mark abrió los ojos lentamente, parpadeado repetidas veces, formando abanicos sobre sus pómulos con la sombra que proyectaban sus pestañas. Atrapó la mirada de Jackson, arqueando una ceja sin entender que cojones hacía en la blanca e impecable cama de un hospital.

 

— ¡Markie! —gritó aliviado, lanzándose sobre el mayor quien emitió un grito de dolor que se vio ahogado por los suspiros y las frases de alivio de Jackson al tiempo que restregaba el rostro en su pecho cual gato.

 

— ¿Q-qué me pasó? —preguntó con hilo de voz.

 

—Ibas ebrio por la calle y te pasó un carro encima— no sabía si Jackson lo hacía para molestar o para que aquello no resultara tan grave, pero su  sonrisa al decir aquellas palabras no era muy tranquilizadora para Mark.

 

—Y nosotros lo conducíamos… -murmuró Jr. desde el otro lado del cristal. JB le dio un sopapo y se llevó un dedo a los labios, indicándole silencio. Ambos espiaban por la ventana desde hace un buen rato lo que sucedía en aquella habitación. El más cercano a ambos era YoungJae, aquel chico rubio que ya no llevaba un traje sino una bata de hospital. Iba vendado de la cabeza y su brazo roto se mantenía levantado en una férula de metal.

 

—Qué no nos escuchen—ordenó el mayor y el otro le miró con el labio inferior abultado, ligeramente ofendido.

 

— ¿Qué es lo peor que puede pasar si se enteran? —espetó rodando los ojos.

 

— ¿Lo peor? —gruñó—. Lo peor, ¿dices? Podemos terminar en una prisión de humanos, ¿te imaginas? Dos policías intergalácticos en una prisión en Terra…

 

—Ya, ya te entendí, tranquilízate. Pero de todos modos no podemos dejarlos así nada más… ¿Cuántos años de vida les quitamos? Dices que los humanos no se regeneran, y pensándolo bien, deberíamos recompensárselo de alguna manera.

 

JaeBum parecía coincidir con aquella idea. Se llevó la mano a su barba inexistente, como veía que hacían los terrícolas cuando se pensaban algo muy serio.

 

— ¿Qué le gusta a los humanos? ¿Dinero, quizá?

 

JinYoung asintió enérgicamente.

 

—A los humanos también les gusta aquella asquerosa cosa que ellos llaman carne…

 

—Pero no tiene tanto valor…

 

—Con el dinero compran carne— Jr. se encogió de hombros.

 

—Pero no les hace tan feliz tener carne como tener dinero.

 

—Oh no, claro que sí, ¿has visto sus caras cuando les ponen un plato de cosa enfrente? ¡Peor cuando están hambrientos!

 

Aquellos dos terminaron por enfrascarse en una acalorada discusión para ver si los humanos preferían la carne o el dinero. El alboroto proveniente de la ventana captó la atención de Mark, quien apenas estaba asimilando todo lo ocurrido la madrugada de aquel día, y de Jackson, quien no paraba de intentar de darle ánimos de una manera que no parecía dar éxito. Ambos dirigieron su mirada hacia aquel punto con expresión confundida y Mark le indicó con un gesto de cabeza a Jackson que fuese a ver qué era lo que sucedía.

 

Jackson se dirigió sigilosamente a la ventana, pasando frente al inconsciente YoungJae que no notaba nada. Descorrió la cortina de golpe, dejando en evidencia a los dos chicos que se peleaban afuera. JaeBum y JinYoung se quedaron paralizados al instante, mirando de reojo a la persona en la ventana. Sus miradas se cruzaron, transmitiéndose el mismo mensaje: correr. Se tomaron de las manos y salieron disparados fuera del hospital.

 

Sin embargo, aquella huida no duró demasiado. Doblando una esquina un par de calles más adelante, chocaron contra un chico de altura superior a la de ambos. Los tres cayeron de sentón en la acera y Jr. y JB no paraban de quejarse hasta que reconocieron frente a ellos, con mirada severa y el ceño fruncido, a otro chico de su planeta.

 

— ¿YuGyeom? ¿Qué haces aquí? ¿Y dónde está BamBam? — se apresuró a hablar el mayor de los tres.

 

—Lo hemos visto todo— el chico de brillantes cabellos rosas les fulminaba con la mirada—. Sabemos lo que hicieron la noche anterior.

 

—Sabrás entonces que no lo hicimos con intensión…— JinYoung habló, levantándose y sacudiéndose el trasero, sin darle demasiada importancia a las palabras del más joven.

 

—Creo que ustedes no comprenden cuál es su misión aquí— YuGyeom lo interrumpió con un gruñido, mostrando sus blancos dientes—. “Nosotros, policías intergalácticos de la estrella Corot, hemos sido enviados al planeta Terra con la misión de capturar y regresar a nuestro lugar de origen a todos los de nuestra especie que comentan delitos que atenten en contra de los terrícolas, con el fin de restaurar la paz y evitar una posible guerra interplanetaria.” Por si no lo recuerdan, aquello es parte del juramento que hicimos antes de ser enviados aquí, mis queridos hyungs.

 

—Por supuesto que estamos conscientes de ello—a JaeBum comenzaba a hartarle que alguien siglos menor que él le hablaran de aquel modo—. Más no entiendo que tiene que ver con lo que hemos hecho. No fue planeado, y me disculparas, pero ha sido culpa de aquellos dos terrícolas estúpidos.

 

— ¡Les han robado esperanza de vida! ¡Mark Yi En Tuan perdió 9 años y Choi YoungJae 12! —bramó el menor. Los otros dos retrocedieron un paso, mirándose entre ellos consternados.

 

— ¿Quiénes…?

 

—Los chicos que atropellaron —YuGyeom frunció el ceño—. ¿No se han dado a la tarea de averiguar sus nombres?

 

Ambos se encogieron de hombros. Suficiente ya habían hecho al buscar en que habitación habían sido internados. El de cabello rosa suspiro con pesadez.

 

—Como les decía… ustedes dos han atentado contra la vida de los terrícolas mencionados —poco a poco iba desfundando una pistola laser que los mayores, en ese momento desarmados, miraban con horror—. Y BamBam y yo, al igual que ustedes, somos policías. Podemos enviarlos presos de regreso a Corot, no importa su posición social. Ahora son delincuentes.

 

Los ojos de JinYoung y JaeBum parecían a punto de salirse de sus orbitas. Jamás se imaginaron que aquello podría costarles su libertad y su trabajo.

 

— ¡No! —Saltó JB, lanzándose sobre él y sacudiéndolo por los hombros—. YuGyeom, ¿acaso no somos tus hyungs? Somos como hermanos, lo sabes. Por nuestra amistad, ¿no podrías darnos otra oportunidad? —YuGyeom le miraba con horror, como si no pudiera creer sus palabras—. Quizá… quizá no dejarnos en total libertad, sino imponernos un castigo menos… radical… Por favor.

 

YuGyeom se apartó bruscamente y les dio la espalda, comenzando a caminar en círculos. Sus labios se fruncieron, estaba a punto de salir a flote el chico dulce y suave que realmente era, no podría fingir por mucho más tiempo.

 

—JaeBum hyung… —su voz a comparación a hacia unos minutos sonaba mucho más tranquila, incluso compasiva, lo que tranquilizó a los otros dos de inmediato—. Aún existe otra manera.

 

Los mayores se quedaron de piedra al escuchar aquello, mirándolo expectantes, deseosos de conocer la manera de arreglar su situación.

 

—El futuro es incierto, cada decisión que tomes cambiara tu destino… y con ello, tu esperanza de vida. Supongo que eso ustedes ya lo saben. Le han restado una buena cantidad de años a aquellos hombres, pero, si de alguna manera, ustedes les salvan la vida, y con ello, les agregan años a su existencia, podría ser una manera en que enmienden su delito. Hacerles que tomen una decisión diferente, conseguir un mejor trabajo, incluso una pareja, incluso esos detalles pueden aumentar tus años de vida. Si logran reponer los que les han arrebatado, BamBam y yo perdonaremos su condena.

 

De nuevo Jr. y JB intercambiaron miradas y tras un par de segundos asintieron para ellos. Después, JB se acercó a YuGyeom y le ofreció su mano.

 

—Es un trato. Seremos los ángeles guardianes de aquellos dos idiotas.

Notas finales:

Muchas gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo<3


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