DESPUÉS DEL FINAL
El día estaba llegando a su fin, el primer día después de la tormenta... El día de la graduación de Ichinose Haru, ese día que marcaba el final de una historia trágica y el inicio de una nueva vida, que después de todo lo que había pasado, ella podía catalogar como “normal”, pero claro sin faltar la persona que ella más apreciaba en su vida y por la cual, por primera vez podía dejar de sentirse sola.
— ¡Vaya!... — Expresó Haru, estirando los brazos con los ojos cerrados y una gran sonrisa de lado a lado.
— ¿Qué? — Cuestionó Tokaku, con una ceja inclinada, mirando atentamente a su hasta ahora amiga y la única persona en su vida.
— ¿No es raro?, por primera vez en mi vida, me siento totalmente libre y plena, sin preocupaciones y pudiendo sonreír plenamente, me siento tan tranquila, que me hace sentir un vacío. — Expresó Haru con una sonrisa y un toque de nostalgia muy marcado en su rostro.
— ¿No me digas que quieres tener nuevos intentos de asesinato? — Preguntó Tokaku tranquilamente, dando un sorbo a su bebida.
— ¡Tokaku- san!... — Gritó Haru, un poco molesta por la pregunta de mal gusto de su amiga. — No es eso… es solo que, no puedo creer que todo por fin… haya terminado, y todo Tokaku- san, es gracias a ti. — Comentó Haru con una sonrisa ligera mirando a su seria amiga, la cual solo la miraba en silencio, para así atreverse a añadir algo más. — Tokaku- san, eres lo único que tengo, estoy tan feliz de haberte conocido…
Tokaku, quien se había mantenido estoica todo ese tiempo, reacciono un poco a esas últimas palabras de Haru, si bien Haru para ella, también era lo único que tenía, por lo cual podía sentirse orgullosa, y aun sin mencionar palabra, le dedico una sonrisa a Haru.
— Es tarde… ya son las 8 de la noche, ahora ya no tenemos un dormitorio al cual ir; Haru asumo que no tienes un lugar donde quedarte…
— Etto… no, antes solía quedarme en pequeños departamentos que me eran asignados, y cambiaba cada rato por los constantes intentos de asesinato, ahora que por fin me han dejado libre… no tengo a donde ir. ¿Qué haremos Tokaku-san? — Preguntó una preocupada Haru a su amiga, llevando sus manos cerradas cerca de su pecho.
Tokaku se quedó pensando un segundo, si bien; ella era la legítima heredera del clan Azuma y de igual manera, la última del clan, por lo que si bien, ella tenía un hogar… el hogar del clan Azuma, donde ella nació y se crío. Tokaku desde que entro a la academia 17, jamás reconsidero regresar a esa casa, sin embargo, ella ahora podía considerarse de “vacaciones”, como le había dicho su molesto sensei Kaiba.
— En las afueras de la ciudad… — Habló Azuma, dudosa de lo que estaba por decir, si bien, ese hogar no le traía muy buenos recuerdos. — Esta mi casa, la casa del clan Azuma... si te parece…
— ¡Me parece excelente Tokaku- san! — Habló muy energética Haru, no podía ocultarlo, Haru siempre ha querido saber más sobre Tokaku, y el hecho de poder visitar su hogar, le parecía un buen comienzo, además que no tenían un lugar mejor al cual ir.
De esta manera, con el dinero que Kaiba le había dejado en su cuenta a Tokaku, como premio por haber “despertado”, como a él le gustaba decir, Haru y Tokaku tomaron un taxi, para ir a las afueras de la ciudad, sin embargo; como el clan Azuma era propietario de grandes terrenos a las afueras de la ciudad, la casa original de Tokaku, se encontraba algo lejos de la carretera, por lo que ambas tuvieron que caminar para poder llegar.
— Esta muy oscuro, Tokaku-san… — Dijo Haru, tomando del brazo a Tokaku, pegándose lo más que le era permitido para poder caminar juntas.
— No hay razón para tener miedo… haz pasado por cosas peores, no seas infantil.
— Pe-pero… Tokaku- san… ¿está muy lejos tu casa aun?
Tokaku miró a Haru de reojo, dando un suspiro de resignación, no se podía evitar esa era su Ichinose Haru.
— Tranquila, yo te estoy aquí y te protegeré. — Si bien, Tokaku no era muy buena consolando, sin embargo esas palabras fueron más que suficientes para tranquilizar a Haru, quien solo se limitó a mirarla con una sonrisa, diciendo su nombre.
Tokaku, como siempre iba preparada y lleva dos lámparas de mano, dándole una a Haru, para así poder alumbrar el camino, ya eran las 9 de la noche y según Tokaku faltaba poco para llegar a su hogar; Haru agarrada del brazo de Tokaku, no decían palabra alguna, sin embargo, Haru iba jugueteando con la lámpara alumbrando a los lados, al más mínimo ruido que llegaba a escuchar por el bosquejo a lado del camino, actuando como un tipo detective.
— ¿Qué fue eso?... — Cuestionó Haru, alumbrando a un árbol de alado, al escuchar hojas moviéndose.
— Una ardilla… — Contestó Tokaku, con la mirada fija en su camino, entonces se escuchó un sonido de hojas moviéndose, causando que Haru, emocionada alumbrara en esa dirección.
— ¿ahora que fue eso?... seguramente ninjas estén siguiéndonos. — Decía nuevamente Haru, en forma de juego, haciendo que la pobre de Tokaku, solo suspirara.
— Fue un ratón…
— ¡Oh! Tokaku- san, así no es divertido. — Dijo Haru, inflando sus mejillas en forma de pucheros, por el poco sentido del humor de su amiga.
— No veo nada de divertido en el hecho de imaginar que un ratón es un ninja encubierto. — Dijo Tokaku, con los ojos cerrados sin importarle los pucheros de Haru.
Haru resignada, se dedicó sólo a seguir el paso de su amiga, sin quitar los pucheros, causando otro suspiro de Tokaku, fue entonces cuando Tokaku se paró en seco, mirando del lado derecho del camino fijamente y alumbrando con la lámpara.
— ¿Qué ha sido eso?... — Preguntó Tokaku en voz baja a Haru.
— ¡Oh! Tokaku- san ¿ya quieres jugar a los ninjas? — Preguntó Haru emocionada.
— Shhh…. — La silenció Tokaku, más sería de lo normal, haciendo caer a Haru que algo no andaba bien. — ¡Quien quiera que seas, muéstrate… no sirve de nada que te ocultes! — Gritó fríamente Haru, a los árboles cuyo fondo solo era oscuro.
— je- je- je, típico de ti Tokaku- san…. — Se escuchó una voz entre los árboles, si bien era una voz bien conocida por Tokaku y Haru, entonces poco a poco apareció una silueta entre las sombras de los árboles, alumbrados por las lámparas.