“Extra”
El sonido de la puerta le hace abandonar su computador, suspira y se dirige a la entrada, abre la puerta encontrando una mata de cabellos rojos, frunce el ceño extrañado, nadie lo visitaba y el que aquel chico estuviese frente a él, mirándole fijamente con una media sonrisa parecía demasiado sospechoso.
r13;¿Qué es lo que…? ¿Quién eres?
r13;¿Qué quién soy? No me digas que te has olvidado de mi r13;se cruza de brazos, otra media sonrisa aparece en su rostro relajado, alcanza a notar el filo de sus dientes, una fugaz imagen cruza por su cabeza pero al instante se esfuma.
r13;No te conozco r13;sentencia tratando de cerrar la puerta pero un pie se lo impide, aquel chico lo empuja de nuevo dentro de su caza, trastabilla hasta que su espalda choca contra una de sus paredes r13;. ¿Qué mier…?
r13;Vamos a jugar, Haru-chan r13;abre los ojos con sorpresa, no podía creerlo, él… no podía ser quien cree que es.
r13;¿R-Rin? r13;de nuevo esa pequeña media sonrisa altanera, ¿desde cuándo era tan creído? Un beso sorpresivo le desarma, aquel sabor que había estado tratando de olvidar vuelve, no podía ser, aquello había sido un error que no podía volver a repetirse r13;. Rin idiota, suéltame r13;le empuja apartando su rostro.
r13;Ahora ya no soy un niño Haru, sé lo que hago, puedo hacerte correr más de cinco veces r13;se estremece ante aquellas palabras, lo vuelve a mirar, directamente a sus ojos, y se derrite bajo aquella mirada cargada de fuego.
Acepta la nueva danza de sus labios, se abraza de su cuello, ¿cuándo ha crecido tanto? Han sido cinco años sin verse, y los cambios son notables. La pierna de Matsuoka se posa entre las suyas, rosando su entrepierna constantemente, el agarre de sus brazos se hace aún más fuerte, cierra los ojos con fuerza disfrutando de aquello.
r13;Dah… n-no, Rin basta.
r13;¿No quieres jugar con el Rin mayor? r13;Hace un puchero, Haru pone los ojos en blanco ignorando el calor que comienza a invadir todo su cuerpo.
r13;Te pido que te vayas r13;le empuja un poco, algo en su voz duda, no quiere dejarle ir pero… aquello era tan peligroso, bueno… menos de lo que fue hace cinco años.
r13;¿No quieres hacerlo conmigo porque ahora si es legal? r13;le acusa con mirada dura. Aquellas palabras provocan molestia en Haru, Rin no le iba a provocar con acusaciones tan estúpidas como aquella.
r13;Lárgate de mi casa Rin r13;le avienta, esta vez convencido de que se quiere deshacer de aquel molesto pelirrojo. Matsuoka gruñe tomando al otro de los brazos r13;. ¿Qué dem…? Suéltame.
r13;Quiero jugar r13;susurra en su oído mientras lo empuja hacia donde recuerda esta su habitación. Sus labios se unen en una danza frenéticamente desesperada, quería que sus cuerpos se unieran de nuevo, quería sentir el cuerpo de Haru haciéndolo suyo, quería… quedarse para siempre con Nanase r13;. Haru
Sin poder soportarlo mucho el pelinegro le toma del rostro, besándole con pasión casi reprimida, ambos se sientan en la cama, Haru en el colchón de la cama y Rin en su regazo. Las manos se pasean por cada rincón posible, las ropas se desprenden con lentitud, los labios saborean aquello que hace años no probaban.
r13;Rin r13;murmura al sentir los dientes del pelirrojo enterrándose en su piel. El fenecí continua, Haru le da la vuelta al asunto dejando al pelirrojo bajo él. El sudor comienza a empaparlos, Rin se retuerce de placer, desde aquella vez que no ha probado otros labios, desde aquella vez que no ha sentido la piel de alguien más, y aquello le encantaba, porque Haru era de él y él era de Haru, así de simple r13;. Rin r13;murmura de nuevo con el rostro entre las piernas del pelirrojo, sus labios besan con devoción aquellos glúteos, el agujero que palpita con excitación esperando ansioso la intromisión del otro.
r13;Ha-Haru… aaah, l-lo necesito… ya, aaah r13;arquea la espalda jalando los cabellos de Nanase, su lengua, por Dios, se sentía tan bien dentro de él que sentía terminar en cualquier momento. Haru se levanta, aquella vista que le regalaba el pelirrojo era un verdadero deleite.
Se acerca a su rostro, hilitos de saliva resbalan por sus labios y Rin se encarga de limpiarlos paseando su lengua por aquellos apetecibles labios. Sus bocas comienzan a danzar en un baile lento mientras sus caderas siguen el ritmo de los besos, roses, jadeos, sonidos de sexo, aquello era excitante, Haru estaba bastante ansioso.
Rin gruñe al sentir la punta del pene del pelinegro entrar en su cavidad, aquello era enorme, ¿cómo había entrado la primera vez? Rasguña la espalda de Haru, gime, lágrimas caen de sus ojos, su cuerpo se estremece de placer. Quería más, quería llegar hasta el final.
r13;Ha~ruu r13;mueve su cadera hasta que se siente profundamente lleno, y la danza comienza. Chapoteo, golpeteo, rechinidos; todo parecía un sueño, el sentimiento aún seguía ahí, y quemaba como siempre, Haru creyó jamás volver a ver al pelirrojo, pero ahí estaba, bajo su cuerpo, pronunciando su nombre mientras lo penetra, ambos unidos en un solo cuerpo, ambos amándose como la primera vez, recuperando el tiempo perdido.
r13;R-Rin… Rin… mgh, Rin r13;el pelirrojo muerde y rasguña, provocando pequeñas heridas y moratones, aquello iba en aumento, las estocadas eran certeras, un placer infinito invade ambos cuerpos, Rin se retuerce, gimiendo una y otra vez cercas del oído del pelinegro.
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Haru acaricia la espalda desnuda de Rin, de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, deteniéndose un poco en la espalda baja para masajear y después repetir la acción. La respiración calmada de Rin golpeaba en su cuello haciéndole cosquillas, pero le relajaba, los pequeños ronquidos, los dedos ciñéndose en su cintura… ¿dedos?
r13;¿Rin?
r13;Hola r13;sonríe adormilado, aquellos ojos color fuego le derriten.
r13;Hola r13;el menor se acerca para besarle los labios tiernamente r13;. ¿Cómo estás? r13;pregunta sin quitarle las manos de encima.
r13;Increíble. Gracias por no rechazarme r13;ronronea restregando su nariz en el hombro del pelinegro.
r13;¿Por qué volviste?
r13;¿No es obvio? Regresé por ti tontito. No podía estar lejos de ti, nunca dejé de pensar en ti; en tus labios, en tus caricias… te amo Haru r13;su boca se une con la otra, el beso es tierno, transmitiendo el amor antes proclamado.
Recuerdos regresan a su mente, traviesos jugueteos inocentes que se convierten rápidamente en encuentros fugases con gemidos y sonidos no aptos para menores de edad, pero que sin embargo a los que Rin se acostumbró en su tercer encuentro. Y todo aquello se reduce a eso, ambos acostados en la cama después de cinco años separados, después de extrañarse y llamarse mutuamente entre encuentros consigo mismos.
Aquello no era un final, porque aún faltaba una gran historia por escribir, recuerdos que evocar, palabras y cariño que recuperar, juegos que aún debían practicar... porque… nadie se aburre de los juegos, ni siquiera los adultos experimentados. Ambos siempre llegaran con un “Vamos a Jugar…” aunque ya no fueran niños.
~FIN(?)~