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Siempre estaré a tu lado por Dynast

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Esta vez era Haruka quien estaba esperando a Makoto pacientemente en la sala. Era algo bastante poco habitual, ya que normalmente el que se atrasaba era él. Los hermanos pequeños de Makoto trasteaban alrededor, nerviosos.

 

- Voy a echarlo de menos... - se quejó el pequeño mientras hacía un puchero.

 

- Pero volveréis en las vacaciones, ¿verdad? - preguntó la hermana mientras observaba a Haru.

 

- Hum - éste asintió con la cabeza y volvió a mirar en dirección a las escaleras. - ¿Qué estará haciendo? Está tardando...

 

Decidió levantarse para ir a mirar, y se encontró a Makoto en su habitación dando vueltas mientras parecía que hablaba consigo mismo. Tenía un papel con un montón de cosas apuntadas.

 

- Veamos... Esto lo he metido, esto también... - realmente parecía muy concentrado, así que cuando Haruka decidió acercarse para tocarle el hombro, soltó un grito, asustado. - ¡Haru! No vuelvas a sorprenderme así...

 

- Al final Rei y Nagisa van a tener que estar esperando por nosotros...

 

- Aaah... Lo siento... - volvió a observar su habitación. - Es que soy tan despistado que siempre me dejo algo y no me fio - se volvió para sonreír a Haruka.

 

- ... ¿Llevas lo imprescindible?

 

- Sí, eso ya lo he revisado.

 

- Pues entonces... - agarró la maleta y lo agarró a él del brazo para salir de ahí - si te dejas algo que no sea importante, siempre podemos comprarlo allí.

 

- ¡Haru, espera! ¡El bolso, el bolso! - se soltó para coger rápidamente una bandolera que había junto a la puerta, se giró y suspiró. - Está bien, vámonos. Aunque sigo pensando que me dejo algo.

 

- Eso le pasa a todo el mundo cuando se va de viaje. Deja de darle vueltas.

 

Bajaron y se dirigieron a la salida. La madre y los hermanos de Makoto se acercaron para despedirse.

 

- ¡Recuerda que tienes que llamarnos, hermanito! - le replicó su tierno hermano pequeño, en un puchero.

 

- Claro que lo haré - comentó éste mientras les acariciaba la cabeza a los dos pequeños. - Espero que puedas desenvolverte bien con ellos sin mi ayuda - le dijo con dulzura a su madre mientras la abrazaba.

 

- Lo mismo te digo a ti. Aunque seas ya tan grande, siempre seguirás siendo mi pequeño, Makoto. Haru... - se giró hacia él mientras le sonreía y se acercó a abrazarlo a él también - cuida bien de este despistado chico, ¿de acuerdo?

 

Haru se sonrojó un poco mientras asentía con la cabeza y recibía el abrazo. Salieron de la casa mientras se despedían de ellos y a Makoto se le escapaba alguna lágrima.

 

- Aaah... Y eso que me dije a mí mismo que no iba a llorar...

 

- No se puede remediar. Siempre has sido un llorón - comentó Haruka, seriamente.

 

- Haru... No seas tan malo... - se quejó el castaño mientras hacía un puchero. - ... ¿Ya te has despedido de tus padres?

 

- Sí, esta mañana. Antes de que se fueran a entrenar un rato.

 

- Bien - Makoto sonrió, alegrándose de que al final hubieran podido volver desde tan lejos para ver a su hijo antes de que se trasladara.

 

- Me han comentado que con el dinero que saquen de alquilar la casa podré pagar sin problemas el piso contigo.

 

Makoto asintió con la cabeza mientras sonreía y lo agarró del hombro, ya que se veía un poco entristecido por dejar todo eso atrás.

 

- Siempre podremos volver. Y cuando lo hagamos, tranquilo, serás bienvenido en mi casa - le comentó, mientras sonreía amablemente.

 

Haruka asintió con la cabeza y dejó de verse tan tenso.

 

Al final llegaron a tiempo para reunirse con Rei y Nagisa e ir los cuatro juntos al aeropuerto. Los dos jóvenes habían insistido a más no poder con lo de que deseaban ir a despedirse de ellos. Llegaron con bastante antelación al vuelo, así que pudieron pasar un buen rato juntos. Cuando se aproximaba la hora, todos comenzaron a ponerse algo emotivos, incluso Haru.

 

- Recordad que tenéis que avisarnos cuando podáis volver - les recordó Rei entre lágrimas.

 

- ¡Y llamadnos! - les gritó Nagisa.

 

- Claro, chicos - les respondió Makoto mientras se retiraba una lágrima que estaba a punto de rebosar su ojo y caer.

 

Se despidieron efusivamente y subieron al avión. El viaje era bastante corto, pero aún así se les hizo eterno. Haru, que hasta el momento había parecido tranquilo, comenzó a ponerse realmente nervioso, así que Makoto intentó tranquilizarlo.

 

- Es normal, Haru. Los cambios siempre dan miedo.

 

El moreno se giró y lo observó durante un momento. Miró cómo había agarrado su mano durante todo el viaje y se dibujó una ligera sonrisa en su rostro.

 

- No da tanto miedo - susurró, y acto seguido siguió mirando por la ventanilla del avión.

 

No tardaron demasiado en instalarse en el piso. Makoto tenía familiares allí que no dudaron en ayudarlos en todo lo que necesitaran, recordándoles en todo momento que ellos iban a estar en la misma ciudad.

 

- Tu familia es realmente muy agradable. Ahora entiendo por qué no dudaste en venir aquí - comentó Haru mientras terminaban de revisar que todo estuviera en orden.

 

Makoto sonrió y revisó todos los planos que les habían dado, así como números de teléfono que pudieran necesitar, y la dirección dónde ellos vivían.

 

- Han sido ellos los que se han encargado de buscar un buen piso de estudiantes que quedara relativamente cerca de la universidad - explicó mientras exploraba los dormitorios. - Tú quieres quedarte con este, ¿verdad? - le preguntó, mientras señalaba el que tenía baño propio. Haruka asintió con la cabeza y observó las vistas que tenía la habitación. - Desde aquí se puede ver gran parte de la ciudad. - Observó al moreno un momento - ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta cuando terminemos de llenar los armarios? - Observó las cajas que había junto a la entrada. - Mañana tenemos que terminar de hacer todo el papeleo de las matrículas, aunque no vayamos a empezar hasta dentro de unas semanas.

 

- Sí... - respondió Haruka mientras sentía la brisa que entraba por la ventana mecer su cabello.

 

- ¡Oh! También tenemos que...- corrió rápidamente a la cocina, fijándose en que el frigorífico no estaba del todo vacío. - Bueno, mi tío nos ha dejado algunas cosas, pero tenemos que ir a hacer la compra. No tiene que ser hoy, así que si quieres que vayamos a cenar fuera... Y así nos familiarizamos con la zona.

 

- Está bien.

 

Haruka observó que Makoto estaba un poco hiperactivo. Realmente se veía feliz, y no se estaba quieto. Siguió hablando, bastante acelerado, sobre lo que iban a hacer mañana y cómo iban a poder convivir sin problemas ya que había dos baños.

 

- Pero aún así, sigo pensando que tienes que tener cuidado para no quedarte dormido en la-

 

- Makoto - Haruka lo agarró de la muñeca, porque no dejaba de moverse de un lado para otro, ordenando las cosas.

 

- ¿Sí? - preguntó mientras se paraba y se giraba con una sonrisa en sus labios.

 

- Tranquilízate - le dijo, mientras apartaba la mirada.

 

- Haha, lo siento - descendió un poco la cabeza mientras seguía sonriendo. - Es que estoy realmente emocionado - lo observó un momento, y tras apartar la mirada y mostrarse algo dubitativo, se sonrojó un poco y habló. - Y feliz, porque estés aquí.

 

Haruka lo observó durante un momento en silencio, pensativo.

 

- ¿Y a dónde creías que iba a ir si no? - terminó preguntando.

 

- Pensé que tal vez preferías estar con Rin - terminó confesando, un poco entristecido, pero sin que desapareciera la sonrisa de su rostro.

 

- Nadaré junto a Rin - comenzó a explicar. - En cada torneo, podré verlo. Sé que estará ahí - agachó la cabeza, pensativo. - Igualmente me comentó que alguna vez vendría a visitarnos. Y también... - volvió a mirar a Makoto - me gustaría volver a verte nadar a ti, y a Nagisa y a Rei. Sé que da igual dónde estemos, siempre podremos volver a nadar juntos, aunque no sea en un campeonato.

 

- Claro, Haru. Yo espero terminar trabajando en algún polideportivo, así que siempre podrás venir a nadar. Y si quieres que nade contigo, lo haré - le comentó con una amable sonrisa. - De todas formas, la vida es larga. Quién sabe si en el futuro nos volveremos a juntar nosotros cuatro.

 

- Pero... Lo que quiero decir... - Makoto lo observó algo preocupado, porque de pronto se veía un poco entristecido. - Rin se fue. Ahora nos hemos separado de Rei y Nagisa. Pero tú...

 

No dijo nada más, pero Makoto supo exactamente lo que quería expresar. Se acercó y afirmó con su cabeza, sonriendo, haciéndole entender que lo había entendido.

 

- No podrías soportar que me fuera de tu lado, ¿verdad Haru? - pensó para sí mismo mientras entrecerraba los ojos y soltaba un suspiro. - Yo tampoco podría. Me tenía que haber dado cuenta de esto antes... - desvió la mirada, sintiéndose un poco mal por ello. - Lo siento, Haru.

 

Cogió el bolso y verificó que llevaba todo metido dentro, mientras su amigo lo observaba algo desconcertado.

 

- ¿Por qué te disculpas?

 

Makoto le dio unas palmaditas en el hombro, y le invitó a salir.

 

- ¿Vamos?

 

Haru suspiró tras quedarse un momento mirándolo, y finalmente salieron a la calle. Se pasaron la tarde familiarizándose con la zona. Tokio era realmente enorme, y eran conscientes de que iban a necesitar mucho tiempo para verlo entero. Pero en ese momento, con que se quedaran con la distribución de esas avenidas era suficiente.

 

- Aquí está la entrada al metro de esta zona. Mi tío ya nos ha dado un mapa con las líneas. La universidad está a pocas paradas, aunque... - se frotó la barbilla, preocupado - me ha comentado que es bastante agobiante.

 

- Está bien, nos acostumbraremos - concluyó Haru tras echar un último vistazo a la entrada y seguir caminando.

 

Tras seguir dando un paseo, pararse a descansar en algún parque, y continuar viendo tiendas y demás lugares de interés, les empezó a entrar hambre. Decidieron volver, ya que tardarían otro rato, y así sería mejor si llenaban el estómago en algún lugar cerca de casa. Haru se fijó en un restaurante que tenía un cartel luminoso con un gran pescado azul fuera. Makoto se dio cuenta de que se había parado para mirarlo.

 

- ¿Quieres ir ahí?

 

Haruka asintió con la cabeza y entraron. Makoto se pidió un ramen y a Haru le daba igual qué comer con tal de que llevara algo de pescado. El sitio era bastante acogedor, y el dueño fue muy amable con ellos, así que regresaron bastante contentos a casa.

 

- Volveremos en alguna ocasión si quieres - le comentó a Haru, por lo que este asintió con la cabeza.

 

Cuando llegaron a casa, el moreno decidió darse un baño para relajarse un poco, por lo que Makoto aprovechó para llamar a su familia y comentarles que habían estado instalándose e investigando la zona. Tras estar unos minutos hablando, se dio cuenta de que Haru ni había avisado a sus padres cuando llegaron, por lo que se apresuró para recordárselo y se metió al baño de su habitación.

 

- Haru, ¿ya llamaste a tus padres?

 

- Les mandé un mensaje cuando llegamos - murmuró, mientras seguía jugando con unos animalitos de goma que estaban flotando en el agua.

 

- ¿Y eso? - preguntó Makoto, divertido, mientras se agachaba junto a él para verlos mejor. Se fijó en que había uno con forma de delfín - Aaah, ese es aquel que cogiste del club, ¿verdad? No pensaba que los traerías - sonrió levemente.

 

- Sí... - le dio un toquecito, por lo que empezó a deslizarse por el agua.

 

Makoto se fijó en que esta vez el agua tenía jabón y Haru también parecía tener resto de champú en el pelo. Descendió la mirada y se dio cuenta de que estaba desnudo. Se levantó de golpe, totalmente avergonzado, mientras se sonrojaba un poco. El suelo estaba algo húmedo, por lo que se resbaló y se cayó, dándose un golpe en los lumbares.

 

- Ay ay ay... - se quejó mientras se frotaba la zona con la mano.

 

- ¡Makoto! - Haru se volvió hacia él en cuanto vio que se resbalaba, preocupado.

 

- Estoy bien, estoy bien - le dijo mientras sonreía.

 

El moreno hizo un amago de levantarse, pero Makoto fue más rápido y lo paró a tiempo agarrándolo de los hombros, mientras desviaba la mirada y seguía sonrojado.

 

- ¿Po-por qué no me has dicho que estabas desnudo? - le preguntó mientras incluso cerraba los ojos por la vergüenza.

 

Haruka volvió a sentarse en la bañera, y observó los animalitos.

 

- Sólo me pongo el bañador por las mañanas - comentó totalmente tranquilo mientras daba toquecitos a un patito de goma.

 

- Bu-bueno... - se frotó la frente, mientras se quedaba de espaldas a él. - Voy a hacer las camas - mientras hablaba, Haru cogió la alcachofa de la ducha y se terminó de retirar los restos de champú que tenía en el cabello. - Aún no las hemos hecho.

 

- Espera. Te ayudo - comentó mientras se disponía a salir de la ducha.

 

Makoto se dio cuenta de que estaba detrás de él, completamente desnudo, y sintió cómo su corazón comenzaba a palpitar fuertemente y se le erizaba el pelo de todo el cuerpo.

 

- ¿Pero qué hace...

 

Sin girarse un grado tan siquiera, salió del baño a todo correr y cerró la puerta de golpe.

 

- ¿Makoto? ¿Qué ocurre? - preguntó Haru, extrañado, mientras se ponía la toalla alrededor de la cintura. Realmente no entendía la situación.

 

Salió del cuarto de baño, encontrándose a Makoto apoyado contra la pared mientras se agarraba el pecho con la mano, algo alterado. En cuanto lo vio salir, abrió mucho los ojos en señal de pánico, y se apartó. Entonces se dio cuenta de que llevaba puesta la toalla y se estaba secando el pelo desinteresadamente con otra que se había puesto sobre los hombros. Haru se fijó en que Makoto estaba totalmente rojo y se preocupó.

 

- ¿Estás bien? Estás todo colorado - comentó mientras acercaba su mano para tomarle la temperatura.

 

- ¡Aaah! - Makoto la apartó de un manotazo, asustado, a la par que retrocedía un par de pasos. - Ah... Lo siento Haru - se disculpó al darse cuenta. - Es sólo que... - desvió la mirada, avergonzado - no puedes pararte así desnudo delante de la gente...

 

- ¿Hmm? - éste abrió los ojos, extrañado. - Pero ambos somos hombres, y ya te he visto desnudo, Makoto.

 

El mencionado se sobresaltó y se puso incluso más colorado.

 

- ¡Pe-pero eso no es lo mismo! ¡Éramos niños!

 

- No sólo es eso. Alguna vez que te has olvidado la toalla en el club también te he visto.

 

- Haruuuu... - se llevó la mano a la cara, no pudiendo soportar la vergüenza que estaba sintiendo.

 

- No pensé que te importara tanto. Lo siento - dejó la toalla de la cabeza sobre la cama y se giró hacia Makoto. - Voy a cambiarme.

 

- Va-vale.

 

Salió rápidamente de la habitación y entrecerró la puerta. Volvió a colocar su mano sobre su pecho, notando cómo su corazón no paraba de latir con fuerza.

 

- Vivir juntos... va a ser mucho más difícil de lo que creía... - pensó para sí mismo mientras suspiraba.

 

Notas finales:

Estoy escribiendo esto como descanso mientras continuo otro fic que tengo, en el cual sí tengo unas cuantas cosas para pensar xD Así que no sé cuánto tardaré con cada capítulo, pero pretendo terminar todos los fics que tengo aquí. Sólo pido paciencia T_T

 

En este caso la historia va a ser sencillita, y con una gran sorpresa final. Espero que os esté gustando =)

 

Saludos ^^


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