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Siempre estaré a tu lado por Dynast

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Notas del capitulo:

Aquí ya empieza la acción, huhuhu :)

Los días transcurrieron sin mayores incidentes. Ambos hicieron todos los trámites necesarios para establecerse en la Universidad, ya que antes de ir allí lo habían revisado todo pacientemente. No asistirían a las mismas clases, pero estarían en el mismo campus. Los horarios tampoco es que coincidieran del todo, pero igualmente podrían disfrutar de la compañía del otro cuando llegaran a casa.

 

De esta forma llegaron los primeros días de universidad. Makoto, pese a ser algo tímido, encajó rápidamente en la clase debido a su carácter agradable. De hecho, cuando llegó la hora de elegir un delegado, visto que nadie quería hacerlo realmente, decidió ofrecerse voluntario, y todos estuvieron más que de acuerdo en aceptarlo. Debido a que se tomaba las clases muy en serio y se preocupaba por todo el mundo, rápidamente hizo buenas migas con los profesores. Se sintió bastante relajado al descubrir que no era demasiado diferente de sus días de instituto, salvo que tenía que estudiar mucho más. En sus horas libres, además, podía ir en todo momento a la piscina olímpica que tenía el campus para relajarse un rato. Todavía no era época de exámenes, pero sabía que iba a agradecer el tener la piscina cuando tuviera que pasarse horas metido en la biblioteca.

 

Haru, por su parte, empezó con su duro régimen de entrenamiento. Al principio fue complicado, ya que no estaba acostumbrado a que desconocidos se encargaran de decirle que hiciera una cosa u otra. Temió volver a perder la fe porque lo presionaran a nadar de una forma que él no quería, pero entonces al volver a casa Makoto siempre lo reconfortaba diciendo que encontraría la forma de mejorar sin dejar de ser él mismo. De todas formas, el castaño era consciente de que los entrenadores lo presionaban tanto porque tenía un potencial excepcional, así que no había nada por lo que preocuparse.

 

Seguían poniéndose en contacto con sus amigos con frecuencia. A Rei y Nagisa les iba muy bien en el instituto, ya que Rei seguía ayudando con sus estudios al rubio. También se puso en contacto con ellos Rin, que había accedido a otra universidad que entrenaba atletas olímpicos en Australia. Por lo visto Sousuke había decidido irse allí con él.

 

Los días continuaron pasando, y la verdad es que Haru empezaba a estar muy tranquilo en ese ambiente. Ya se había acostumbrado al cambio. Le seguía pareciendo extraño que Makoto le hubiera impuesto unas normas de convivencia, pero realmente se veía molesto desde el incidente del baño, y no quería que volvieran a pelearse, así que lo aceptó. Aún así, se sentía frustrado, porque parecía que su amigo cada vez lo evitaba más. Él apenas había tenido contacto con nadie aparte de los entrenadores, y sabía que Makoto había hecho otros amigos en la universidad. Lo entendía, pese a ser tímido, de los dos él había sido siempre el que más facilidad había tenido para eso. Pero el problema era que últimamente cada vez que se acercaba a él, el castaño intentaba mantener a toda costa cierta distancia entre ellos. Por ejemplo, si se sentaba al sofá a ver una película, Makoto se quedaba en un sillón que había al lado en vez de sentarse junto a él.

 

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Un día, llegó Haruka a casa tras su entrenamiento de tarde y se encontró a Makoto en la sala con el portátil. Parecía que estaba haciendo un trabajo, y había varios libros abiertos. En cuanto escuchó la puerta cerrarse, se giró para saludarlo.

 

- Buenas tardes, Haru - le dijo con una sonrisa, mientras se quitaba las gafas. - ¿Cómo te ha ido hoy?

 

- Cansado, pero bien - comentó mientras se retiraba los zapatos.

 

- Me alegro - sonrió más marcadamente, viendo cómo se esforzaba día a día. Se giró y continuó con el trabajo.

 

Haru dejó su bolsa de deporte en la habitación y tras meter las cosas a la lavadora, se sentó junto a Makoto en el sofá, para echar un vistazo a lo que estaba haciendo, por curiosidad. Éste se sorprendió en cuanto lo vio a su lado, y Haru pudo comprobar cómo volvía a distanciarse de él de esa forma tan evidente.

 

- Si quieres ver la televisión ya me voy a terminar esto a mi habitación - le comentó gentilmente mientras recogía todo y se iba cuanto antes.

 

Haru lo siguió con la mirada en todo momento, sin decir nada. Cuando se quedó solo en el sofá se sintió profundamente entristecido, así que encendió la televisión para evitar pensar en ello. Notaba que algo estaba fallando, y no le gustaba. Dejó a Makoto tranquilo hacer sus deberes, y fue cuando estaban cenando que sacó el tema.

 

- Makoto, ¿estás enfadado conmigo por algo? - preguntó finalmente, algo nervioso.

 

- ¿Eh? - al mencionado se le cayó la comida de los palillos de forma cómica al escuchar eso, y abrió los ojos, totalmente sorprendido. Observó a Haruka, extrañado, y vio cómo el muchacho agachaba la cabeza, afligido. - ¿Por qué piensas eso, Haru? - le preguntó, preocupado, mientras no dejaba de mirarlo.

 

- Da igual, olvídalo - contestó mientras seguía comiendo.

 

Makoto siguió observándolo con preocupación, y no pudo dejarlo estar.

 

- Ya sabes perfectamente cuál es la única razón por la que podría enfadarme contigo, Haru - comentó muy seriamente.

 

- Sí, lo sé - siguió comiendo, pero era imposible dejar de sentir esa opresión en su pecho. - Entonces, ¿por qué... - pensó para sí mismo mientras apretaba su puño contra su muslo.

 

- Haru - el mencionado levantó la mirada al escuchar su nombre, encontrándose a Makoto observándolo con dulzura. - Da lo mejor de ti mañana también, ¿vale?

 

- Hmm... - asintió con la cabeza a la par que se sonrojaba un poco.

 

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El fin de semana llegó y Haruka fue el primero en levantarse, para darse un baño con su bañador puesto. Se extrañó de que Makoto siguiera en la cama, ya que él solía levantarse el primero, y recordó que esos días había estado hasta tarde preparando trabajos para los seminarios. Salió del agua y, tras secarse un poco, fue a su habitación. Estaba tirado sobre la cama, de una forma totalmente desastrosa, con las sábanas revueltas y abrazado a la almohada mientras mantenía su boca medio abierta y tenía el pelo castaño completamente alborotado. Llevaba puesto un pijama corto de verano, que también se le había revuelto y tenía gran parte de su trabajado abdomen descubierto. Realmente se veía como un niño durmiendo. Se acercó de forma inocente, para intentar despertarlo ya que habían pensado aprovechar el día para ir a algún lugar juntos, debido a que últimamente habían estado muy ocupados. Lo zarandeó un poco, por lo que Makoto se movió y comenzó a abrir levemente los ojos. Aún estaba medio dormido. Vio a Haru y sonrió, feliz.

 

- Haru... - lo mencionó, adormilado.

 

Antes de que el moreno pudiera reaccionar, sintió cómo lo agarraba del brazo y lo tiraba junto a él para comenzar a abrazarlo. Intentó apartarse como pudo, mientras se esforzaba por terminar de despertarlo.

 

- Oye, Makoto - lo llamó mientras intentaba quitárselo de encima, pero era imposible ya que tenía más fuerza que él.

 

- Haru... - volvió a llamarlo el castaño, totalmente ido, mientras se acurrucaba detrás de él.

 

Haru dejó de resistirse un poco a la par que apretaba los dientes e intentaba pensar cómo soltarse de ese osito de peluche gigante con forma humana. Espero un poco a ver si aflojaba el agarre, y visto que no era así, volvió a impacientarse y siguió moviéndose. Fue entonces cuando, de pronto, notó algo duro contra su pierna. Descendió la mirada, descolocado, y se percató de que el castaño tenía una erección. Se puso más nervioso y continuó moviéndose para librarse de esos fuertes brazos. Viendo que era imposible separarlo de él, decidió tirarle fuertemente de una oreja mientras volvía a decir su nombre.

 

- ¡Makoto!

 

- Au au au... - se quejó este mientras entreabría los ojos y fruncía el ceño por el repentino dolor. Cerró los ojos de nuevo y empezó a frotarse la lastimada oreja mientras terminaba de despertarse y se separaba del moreno. Levantó la mirada y se encontró a Haruka sentado en el colchón, observándolo enfadado. - ¿Qué ocurre, Haru?

 

- No te levantabas, y te me has echado encima - comentó mientras se cruzaba de brazos.

 

- ¿Que me he echado... - de pronto sintió que su cuerpo estaba más caliente de lo habitual y descendió la cabeza, encontrándose con que su entrepierna estaba más despierta que él. - ¡Woah! - se tapó rápidamente con las sábanas, a la par que empezaba a sonrojarse y se ponía absurdamente nervioso. Agachó la cabeza, avergonzado - Lo-Lo siento...

 

- Está bien. Ambos somos hombres, así que lo entiendo. Yo también me he levantado así alguna  vez por la mañana - dijo seriamente, y se levantó de la cama de forma apática. - Soluciona eso y ven a desayunar - dijo con un tono totalmente calmado.

 

Makoto se quedó sentado en el colchón, totalmente descolocado, queriendo que se lo tragara la tierra en ese momento.

 

Haruka comenzó a preparar el desayuno, como había dicho, y escuchó que Makoto salía de su habitación. Se dio cuenta de que se había terminado la mermelada que le gustaba a su amigo, así que fue hacia la sala a coger otro tarro, ya que guardaban las cosas allí.

 

- ¿Ya has solucionado eso? Muy rápido... - comentó al verlo, pero se dio cuenta de que llevaba consigo una toalla.

 

- No, em... - continuaba evitándolo con la mirada. - Vo-voy al baño - dijo, totalmente abochornado.

 

Sin decir nada, continuó andando en esa dirección para ir a la sala. Makoto se paró en la puerta del baño, y vio que Haru se acercaba a él, por lo que se asustó y se pegó completamente contra la puerta mientras Haru pasaba por el pasillo. El moreno lo observó, sorprendido por tan brusca reacción, y frunció el ceño. Aquello lo estaba molestando de una forma casi demencial.

 

- ¿Se puede saber qué te pasa? - le preguntó mientras se acercaba un poco hacia él.

 

Makoto se puso incluso más nervioso y levantó la mano que tenía libre por delante de él, como gesto para que no se acercara.

 

- Maldita sea, Haru... No te me acerques tanto - le murmuró mientras desviaba la mirada y se veía que realmente lo estaba pasando mal.

 

El moreno se paró en seco y lo observó con confusión. Makoto lo encaró finalmente y volvió a desviar la mirada, afligido.

 

- Lo siento... - comentó entristecido, antes de meterse al baño.

 

- Tsk... - Haru chasqueó los dientes, molesto, y volvió a la cocina.

 

En cuanto el castaño terminó, se dirigió hacia allí también.

 

- No queda mermelada... - comentó haciendo un pequeño puchero, al mirar en el frigorífico.

 

- En la sala hay más. Ve tú a por ella - comentó aún enfadado el moreno.

 

Makoto sonrió algo incómodo. Realmente le dolía que se hubiera enfadado con él de esa forma.

 

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Llegó la siguiente semana y al volver a casa uno de los días, Makoto lo recibió con una sonrisa de nuevo. El moreno se sorprendió porque parecía que había estado esperándolo.

 

- Haru, quiero hablar contigo de algo.

 

Aún seguía algo molesto, pero aceptó y ambos se sentaron en la sala. Como siempre, él en el sofá, y Makoto en el sillón.

 

- Yo... em... - el castaño comenzó a juguetear con sus manos, nervioso, mientras agachaba la mirada. Finalmente lo encaró con una sonrisa - Voy a ir una temporada a vivir a casa de mis tíos.

 

En ese momento, el cuerpo de Haru reaccionó solo y se levantó bruscamente del sofá, asustando a Makoto, mientras lo observaba fijamente con el ceño fruncido.

 

- ¿Ha-Haru?

 

- ¿Por qué? ... - preguntó, totalmente enfadado.

 

- No es por nada en especial... - intentó excusarse el castaño, mientras balbuceaba un poco.

 

Se acercó apresuradamente y lo agarró del cuello de la camisa, por lo que Makoto retrocedió y se pegó completamente contra el respaldo del sillón, aún más asustado.

 

- O-oye Haru...

 

- Primero empiezas a evitarme sin razón, ¿y ahora pretendes marcharte sin explicarme por qué? Si ha ocurrido algo, me gustaría saberlo. ¿Es que acaso no soy tu amigo? ¿Ya no confías en mí? - preguntó, con una expresión de profunda tristeza e impotencia en su rostro. - ¿Pero qué te ocurre?, ¡maldita sea! - se preguntó a sí mismo mientras apretaba más sus dientes en tensión.

 

Makoto sintió cómo su corazón se contraía dolorosamente al verlo así e intentó explicarse como pudo.

 

- Só-sólo van a ser unos días. Y si quieres me pasaré por aquí a visitarte - comentó mientras sonreía casi entrado en pánico, y sentía que comenzaba a acalorarse.

 

- ¿Se puede saber qué te pasa conmigo? - desvió la mirada, entristecido. - Si no es porque estés enfadado, entonces...

 

- Haru, tu pierna... - le dijo de pronto en un susurró casi agónico, mientras apartaba la mirada.

 

- ¿Mmm?

 

Observó durante un momento a Makoto. Había ladeado la cabeza y estaba completamente colorado mientras respiraba sofocadamente y había comenzado a sudar. Sus amables ojos verdes ahora se veían nerviosos y llenos de incertidumbre. Había colocado sus manos delante de él, a modo de defensa. Entonces se fijó en su propia posición. Lo estaba agarrando del cuello de la camisa y había apoyado una rodilla sobre el sillón, entre las piernas de Makoto, para acercarse más a él. Sus rostros se encontraban a pocos centímetros, por lo que podía escuchar la fuerte respiración de su amigo. Bajó la mirada y observó su pierna, apoyándose levemente contra el cuerpo del castaño. Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había... ¿excitado?

 

- ... - se quedó mirando fijamente su entrepierna durante un momento, descolocado, a la par que comenzaba a sonrojarse un poco.

 

- Haruuu... por favor, quítate de encima mío... - le suplicó su propietario mientras se tapaba la cara con una mano, totalmente abochornado, y lo empujaba con la otra. Era incapaz de abrir los ojos por la vergüenza.

 

El moreno se incorporó y se quedó de pie frente a él. Makoto se veía realmente alterado, y no encontraba las palabras para explicar esto. Haru recordó que ya lo había visto en alguna otra ocasión esos días huir rápidamente al baño, y parece que por fin los engranajes encajaron en su cabeza.

 

- Así que estás... cachondo - comentó totalmente serio mientras lo observaba con los ojos entrecerrados y un poco como entrado en trance.

 

- Ca... Ca... Ca... - Makoto por su parte abrió totalmente los suyos al escuchar esa palabra y sintió cómo se le clavaba una flecha en la espalda, dejándolo totalmente K.O.

 

- Pero no lo entiendo - se cruzó de brazos y desvió la mirada. - Si es por alguna chica de la universidad, entonces, ¿por qué querrías irte a casa de tus tíos?

 

- ¡Haru! - Makoto se levantó de golpe del sillón y lo agarró de las manos, mientras se veía totalmente afligido. - No-no es eso... - agachó la mirada y volvió a sentarse, mientras escondía su cabeza con sus brazos. Ambos se mantuvieron en silencio durante unos segundos hasta que el castaño decidió seguir hablando. - Me quería marchar porque esto es... esto es... - se mordió el labio, abrumado - es por ti.

 

- ¿Por mí?

 

Makoto levantó la cabeza, pero se negaba a mirar a Haruka a los ojos.

 

- Sí. Estoy... estoy así por ti - soltó un suspiro. - Y cada vez va a peor, así que pensé que... alejarme una temporada lo solucionaría - se llevó las manos a la frente, mientras le temblaban un poco. - Aunque, realmente... dudo mucho que eso lo arregle... - comentó casi en un susurro.

 

Desde esa posición no podía verle el rostro, pero Haru observó que la alfombra comenzaba a mojarse por lo que parecían lágrimas que caían de los ojos de Makoto, y se agachó, totalmente abrumado, sin saber cómo reaccionar.

 

- No pensé que esto... me resultaría tan difícil. Pero es que mi cuerpo no me hace caso. Es realmente frustrante, y no voy a poder soportarlo mucho más - levantó la cabeza, para mirar a Haruka a los ojos, mientras se forzaba a sonreír aunque sus mejillas estaban llenas de senderos de lágrimas y experimentaba algún espasmo mientras hablaba. Apretó sus labios, dubitativo, a la par que sus ojos mostraban una gran ansiedad, como queriéndose liberar de un gran secreto que había comenzado a pesar demasiado. - Me gustas, Haru... así que no lo puedo evitar - dicho eso, apartó la mirada, abrumado y comenzó a sollozar en serio. Se tapó la cara con las manos mientras se agazapaba y todo su cuerpo empezaba a temblar.

 

Haru se quedó al principio ahí delante, totalmente pasmado y con los ojos abiertos como platos. Su cuerpo se negaba a reaccionar y su mente se había quedado en blanco. Entonces comenzó a sentir un fuerte dolor en su pecho y se abalanzó sobre Makoto para abrazarlo.

 

- ¿Haru?

 

Se quedó totalmente sorprendido y observó cómo el moreno lo apretaba con más fuerza en torno a su abdomen y se negaba a separarse.

 

- Haru... - comenzó a acariciarle el pelo mientras sonreía, con esos ojos tristes - gracias por intentar reconfortarme.

 

- ¡Está bien! - exclamó de repente, sin separarse ni un milímetro.

 

- ¿Eh? - Makoto abrió los ojos, sorprendido.

 

Haruka se separó de él bruscamente y lo miró a los ojos totalmente decidido. Esos zafiros brillaban en ese momento con la misma intensidad que cuando observaba su adorada agua.

 

- ¡Está bien si le gusto a Makoto! - confesó con total seriedad.

 

- Haru... tú, realmente... - Makoto comenzó a reír mientras se secaba los ojos con la manga, no dando crédito de la situación. Por la posición en la que se encontraban, y lo serio que se mostraba el moreno, cualquiera diría que le estaba haciendo una proposición de matrimonio.

 

- Ya lo dije, cuando estábamos en el instituto - explicó, mientras apartaba la mirada, pensativo.

 

- ¿Eh? - Makoto comenzó a mirarlo no entendiendo muy bien a qué se refería.

 

- Dije que si fuera una chica, sería con Makoto con quién saldría - recordó, con el mismo tono serio de antes.

 

Makoto suspiró al recordar aquello.

 

- Pero dijiste que era porque era el camino más fácil. Y creo recordar... - comenzó a rascarse la frente, molesto. - Que me cambiaste por unas latas de caballa...

 

-  Pero... - Haruka apartó la mirada, algo entristecido.

 

Makoto cerró los ojos, abatido. En ese momento era incapaz de saber qué pasaba por la cabeza de ese chico, pero definitivamente debía estar actuando sin pensarse mucho las cosas, como siempre. Seguramente habría reaccionado así por lástima, al ver cómo lloraba de esa forma tan patética, lo cual no lo alegraba en absoluto. Lo miró de nuevo, a la par que sentía que su corazón volvía a contraerse dolorosamente.

 

- Haru... ¿No preferirías que siguiéramos teniendo la relación que hemos tenido hasta ahora? ¿Sabes tan siquiera lo que estás diciendo?

 

Acarició la mejilla del moreno con gentileza. Sabía perfectamente que Haru no había estado nunca en una relación sentimental con nadie. Sí que era cierto que era con él con quién había pasado más tiempo, pero no sabía hasta qué punto era consciente de lo que significaba el tener ese tipo de relación con alguien. Comenzó a sonreír de nuevo, desolado, notando el salado sabor de sus lágrimas sobre sus labios. Decidió seguir hablando, con un tono amable, mientras el moreno le seguía dedicando una mirada tan intensa que parecía que le atravesaba el alma, haciendo que su corazón palpitara muy fuertemente.

 

- Yo estaré bien con lo que sea mientras tú seas fel- en ese momento vio cómo Haru se abalanzaba sobre él y no le dio ni tiempo a reaccionar. El moreno apresó bruscamente sus labios con los suyos, haciéndolo callar. - ¿Eh? - se quedó un momento en trance, hasta que comenzó a reaccionar al notar que incluso los estaba presionando con su lengua. - ¿¡EEEEEHHHHH!?

Notas finales:

Conclusión del capítulo: Makoto es un tontito adorable y Haru ha perdido la paciencia xD Go go Haru! :D

Espero que os esté gustando, un abrazo a todos ^^

 

P.D.: Lo que ha dicho Haru sobre salir con Makoto si fuera chica es oficial de un CD drama de Free! xD


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