Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Laberinto de Espinas por Shinen Uchiha

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aqui publico este ItaDei.

Regalo de cumpleaños para mi mejor amiga y hermana Natsuki Uzumaki.

Natsuki-aneuesan.... Eres mi mejor amiga, muchas felicidades por tu cumple, tqm espero que te guste esto que hice para ti. Muchas gracias por tantos años de amistad eres mi mejor amiga, recuerda que cuentas conmigo para todo. 

Felicidades Aneue-san!

“ En un día de estos en que suelo pensar 
“ hoy va a ser el día menos pensado”,
 
nos hemos cruzado, has decidido mirar,
 
a los ojitos azules que ahora van a tu lado…”
 

Camino lentamente por las calles de la fría ciudad de Tokio. Lo único que ocupa mi mente es la mirada de aquellos ojos ónix que entraban en lo más profundo de mi alma, sentir que a cada segundo desnuda más y más mi corazón dejándome expuesto a un mar de sensaciones extraordinarias.  Rio al recordar algo.

Llevamos solo unos meses de conocernos y ya hablo como si lo conociera de toda la vida. Pero… ¿No se necesita conocer a alguien de años para sentir algo especial por él? No, para mí eso no tiene importancia ni mucho menos ahora que estoy a tan solo unos minutos de encontrarme con él, con la persona que ocupa mi mente y mi corazón, con Itachi Uchiha.

Entro a la cafetería y siento como el aire caliente de la calefacción golpean mi rostro, recorriendo el lugar observo a un pelinegro sentado en una de las mesas más alejadas de la puerta leyendo un libro.  El libro que le regale hace exactamente 3 semanas. 

Camine a paso tranquilo hacia él, aun que quisiese llegar lo más pronto posible no debo dejar al descubierto mi entusiasmo.

— Hola extraño hum. —saludo entre sonrisas mientras tomo asiento frente a él.

—Konichiwa, Deidara-kun— respondió — Llegaste temprano. — sonrió alegremente al tiempo que guardaba su libro.

Me encogí en hombros —Sabiendo lo obsesionado que estas con la puntualidad no me convenía llegar tarde, o me habrías colgado de un árbol, hum—bromee un poco.

Su risa elegante y agraciada llego a mis oídos y logre controlar el sonrojo que aquel simple gesto provocaba en mí.

—Oh Deidara-kun, claro que no te colgaría de un árbol —sonrió de nuevo — Están muy cerca del suelo, mejor de la torre de Tokio.

                                                       Ambos reímos por su chiste.

 

Después de nuestro encuentro en aquella vieja cafetería salimos a pasear y luego al cine, antes de despedirnos él insistió en pasar por un parque que está en el centro de la ciudad. Ya estaba atardeciendo y los colores naranja y rojizo hacían contraste con el rosa de los arboles de cerezo.

—Esto es hermoso ¿No crees, hum?

—Sí, pero hay algo un más hermoso que el atardecer—respondió sin quitar su vista del horizonte.

— ¿Qué es, hum?—cuestione intrigado.

Sonrió encantadoramente y sus siguientes palabras me robaron el aliento—Tú.

Sentí mis mejillas arden mientras él se acercaba lentamente hacia mí y acunaba mi rostro en con sus grandes manos.

—Desde que te conocí llamaste mi atención, con tus gestos, tu manera de hablar, la manera en que miras, ese brillo en tus ojos me dejo cautivado —una mano soltó mi rostro para tomar mi mano derecha —Me gustas mucho, Deidara-kun y quiero ser algo más que un amigo para ti; me gustaría ser la persona con la que compartes tus sonrisas y tus miradas llenas de amor, quiero ser Tú persona especial.

Me quede sin palabras, mi mente no procesaba todo lo dicho por Itachi, de pronto todo quedo claro. Itachi me quería y quería ser algo mas para mí. Sonreí  ampliamente y me acerque lentamente a él. 

Nos besamos lenta y dulcemente, en aquel beso le transmití todos los sentimientos guardados que tenía,  con ese beso abrí las puertas de mi corazón y acepte el suyo, entregándole entre suspiros el mío y pidiéndole en silencio que lo aceptara. Tiempo después el beso se volvió apasionado, como si nuestras bocas ya se conocieran y solo estuvieran esperando el momento de volver a estar juntas.  Nos separamos lentamente y apoyó su frente en la mía. 

—Supongo que eso es un sí.

“Desde el momento en el que te conocí 
resumiendo con prisas tiempo de silencio
 
te juro que a nadie le he vuelto a decir
 
que tenemos el récord del mundo en querernos...”
 

 

 

—Eres un romántico sin remedio, Deidara-kun—dijo Itachi cuando tomaba mi mano y caminábamos por la feria que había llegado a la ciudad.

—No soy un romántico, Itachi-kun. Solo digo que sería lindo que nos tomáramos una fotografía en aquel puesto para que nos hicieran un llavero, y después ir a comprar lámparas de papel, dar un paseo por el lago que está cerca y soltarlas allí, pero antes de eso podemos ir a algún juego y ganar un peluche y te lo podría regalar, hum. —comente tranquilamente mientras observaba todos los puestos intentando encontrar el mejor para ganar un peluche para Itachi. Gire mi rostro topándome con el del azabache que me miraba con los ojos entrecerrados. —Bueno, lo admito soy un romántico, hum.

El Uchiha se detuvo bruscamente, tiro del brazo de Deidara y este choco contra el fuerte pecho de su novio, sintió como unos brazos lo tomaban por la cintura y levanto su rostro sonrojado solo para derretirse en los brazos de su amado, aquella mirada llena de adoración y amor que le brindaba el ojinegro era demasiado para él.

—Eres un romántico, sí; pero eres mío.

                                                                   Y lo beso.

Ya han pasado 4 meses desde que dos jóvenes iniciaron si historia de amor, como todos los días el pelinegro pasa a recoger al rubio y juntos caminan por las calles antes de llegar a la universidad.

Algo inusual esta ocurriendo en las afueras de su escuela.

— ¿Qué estará pasando, hum? —pregunto a su acompañante mientras disimuladamente se pegaba mas a él e intentaban mirar que originaba aquel alboroto.

—No lo sé, vallamos a ver. —le respondió Itachi quien recibió de buena manera el acercamiento mas intimo de su novio.

Un BMW negro estaba estacionado en la entrada y tanto chicos  como chicas rodeaban a algo o a alguien. Una voz desconocida rompió el silencio que se había formado tras que una joven hiciera una pregunta.

—Solo espero encajar bien y encontrarme con mi destino… ‘ttebayo.

Un encantado y apuesto chico rubio, ojiazul, con sonrisa zorruna y un aura brillante que transmitía paz era la razón de todo aquel movimiento.  

Al pasar al lado  de él Deidara comento.

—Parecer ser un chico nuevo—sonrió antes de volver su vista al frente— espero que sea amigable, hum.

—Hmp. —respondió Uchiha, lo que su joven acompañante interpreto como un gesto de indiferencia.

Pero lo que Deidara no observo fue cuando una profunda mirada tan oscura como la noche se topo intensamente con otra tan azul como el cielo.

 

“Por eso esperaba con la carita empapada 
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
 
porque ya sabes que me encantan esas cosas
 
que no importa si es muy tonto, soy así.
 
Y aún me parece mentira que se escape mi vida
 
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
 
donde los viernes cada tarde, como siempre,
 
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."
 

“Escapando una noche de un bostezo de sol 
me pediste que te diera un beso.
 
Con lo baratos que salen mi amor,
 
qué te cuesta callarme con uno de esos...”

 

Aquel joven extraño era parte del plan de intercambio que la universidad estaba promocionando. Tenía la misma edad que ellos y fue asignado al salón de clases de Itachi Uchiha.

—Itachi-kun, te estaba esperando para irnos juntos, hum— un sonriente rubio camino hasta quedar frente a un atractivo pelinegro, dándole un beso rápido en los labios.  

—Lo siento Deidara, tengo un trabajo en equipo para mañana y necesito terminarlo lo mas pronto posible, así que no podré irme contigo hoy— se excuso el pelinegro antes de tomarle ambas manos y apretarlas gentilmente. — ¿Lo entiendes, verdad? Te prometo que este fin de semana saldremos a pasear todo el día.   

Un poco shockeado, respondió.

 —No te preocupes Ita, está bien, hum. ¿Quién es tú compañero esta ves? ¿De nuevo Kisame-san?

—No, es…

Un grito interrumpió su conversación

— ¡Itachi-chan! —El mismo joven que hacía un mes había causado tanto revuelo con su llegada bajaba las escaleras de la entrada de la universidad corriendo para llegar con el azabache.

¿Itachi-chan? Aunque no quería le era imposible no mirar a aquel chico con desconfianza, y más aun sabiendo que él sería el compañero de su novio.

—Aquí estas, ¡Te estuve buscando por toda la escuela ‘ttebayo! Ya es hora de irnos para empezar el trabajo de Anko-sensei—y como si se acabara de dar cuenta deparo en la presencia de la otra persona—Tú debes ser Deidara-san ¿no? Mucho gusto, mi nombre es Uzumaki Naruto y soy compañero de Itachi-chan; él me ha hablado mucho de ti.

Sonrió solo por educación y estrecho la mano que él Uzumaki le ofrecía —El gusto es mío, espero que Itachi-kun te haya contado cosas buenas de mi, hum.

El mencionado se tenso ligeramente.

—Creo que es hora de irnos, Naruto-kun.

—Cierto, bueno, me alegra haberte conocido al fin, Deidara-san—dijo sonriendo ampliamente, despidiéndose de él y adelantándose hacia su coche.

—Nos vemos mañana, Deidara. —se despidió el azabache mientras le daba un ligero beso en los labios, pero el rubio lo  tomo por la cabeza e intensifico el beso, volviéndolo uno apasionado.

—Hasta mañana, amor, pórtate bien—terminó el ojiazul, antes de que su novio le diera la espalda y se subiera al BMW de Naruto.

Vio como el auto se perdía a lo lejos, camino a paso tranquilo hasta su casa con una mirada extraña en su rostro.

Para muchos eso fue solo la presentación entre dos estudiantes de la misma escuela, pero ambos rubios sabían que había algo mas entre líneas al momento en que se presentaron ante el otro.

                                      Todo cambiaria a partir de ese momento.

Ese fin de semana no se vieron, ya que Deidara enfermo de la gripe y no quería contagiar a Itachi. Las siguientes semanas no fueron mejorando, cada vez se miraban menos y por cualquier tontería peleaban.

Su mundo perfecto se estaba cayendo a pedazos.

“Pasaron seis meses y me dijiste adiós, 
un placer coincidir en esta vida.
 
Allí me quedé, en una mano el corazón,
 
y en la otra excusas que ni tú entendías...”
 

 

Una tarde de Mayo, salieron a dar un paseo. Algo andaba mal, el Uchiha estaba muy distante y eso no le daba buena espina a Deidara.

Horas más tarde caminaban por el mismo parque que vio como iniciaba esa historia de amor.

—Deidara, tenemos que hablar—su rostro era serio, sin una pizca de humor en sus rasgos, algo extraño en él.

— ¿De qué, hum? —ya lo sabía, estaba cien por ciento seguro de lo que quería decirle, pero prefería alargar mas esta situación haciéndose el desentendido.

—Las cosas ya no están bien entre tú y yo y lo sabes. Ya no es lo mismo que en un principio, últimamente peleamos demasiado y…

Dejo de escucharlo, sus ojos estaban cristalizados pero no derramaría una lágrima frente a él, sabía que pelaban últimamente, pero eso no era al suficientemente fuerte como para terminar, se arreglaría con un poco de comunicación, pero esa no era la verdadera razón por la que le decía todo aquello.

Esa razón había llegado hace 2 meses a su vida y se llamaba Naruto Uzumaki.

—… por eso creo que debemos terminar.

No dijo nada, se quedo en silencio por unos minutos, mirando el atardecer que estaba en todo su esplendor “Como aquel día, hum”.

— ¿Eso es lo que quieres, hum?

Itachi pareció dudarlo.

—Si, pero aun así podemos ser…

—Está bien, no te preocupes, hum. Espero que seas feliz Itachi, muchas gracias por el tiempo que estuviste conmigo.  SI fuiste mi persona especial.

Se dio la media vuelta, no avanzo mucho hasta que sintió como lo tomaban suave pero firmemente del antebrazo.

—Espera… No quiero que te vayas solo así—intento persuadirlo de que se quedara, en sus ojos se miraba preocupación, pero desvió la mirada antes de poder notar la poca duda en ellos.

—¿Para qué quieres que me quede, hum? Ambos sabemos que esta salida era solo para terminar los lazos entre nosotros ¿no? No veo por qué quieres que me quede más tiempo, hum.— se soltó delicadamente  de su agarre.

—No pienses eso, Deidara; de veras yo…

Ya no pudo mas, ese fue el detonante para que todo su coraje, que hasta el momento intento controlar, pero ya no más.

A los ojos de Itachi vio en cámara lenta como Deidara se giraba con una mueca de furia en su rostro y el cabello volaba como un abanico a su alrededor.

                                                   Después un dolor punzante.

Deidara jadeaba y temblaba ligeramente aun con su puño en alto, miraba como el Uchiha estaba tirado en el piso con la cabeza de lado y una mano en su rostro. Se levanto lentamente sin girar su rostro, cuando lo hizo Deidara pudo ver lo que ocasionó su golpe. Su mejilla se había hinchado.

—Dei…

—¡URUSAI! —grito el rubio.

—Nunca te dije nada, trate de ser un buen novio, un buen amigo y un buen… —se sonrojo ligeramente, pero eso no quito su coraje— Intente que esta relación fuera bien; cuando comenzaron tus “salidas por proyectos”  pensaba que no tenía por qué  decirte algo y no lo hice. Después  todo se fue a la mierda cuando tus “coqueteos” fueron más descarados con el Uzumaki ,  cuando tenía motivos de sobra para reclamarte no te dije nada. Ya sabía a lo que venía el día de hoy, así que decidí disfrutar hasta el último momento, hum —Su rostro no mostraba ningún sentimiento, ahora era su momento de hablar, no dejaría nada adentro. Tenía sus puños fuertemente cerrados y sus nudillos estaban blancos; su fría mirada se poso en la sorprendida del pelinegro.

>>—Pero ¡Nooo! Tenías que arruinarlo, quería que quedáramos en los mejores términos pero tú lo echaste a perder cuando me detuviste; Me contuve e intente  ser amable y volverme a ir, pero tenías que decir esa estúpida palabra, esa jodida palabra. ¿Tanto estar con él  te afecto, no? —Dijo con una sonrisa irónica en su rostro — ¿Por qué  tienen que decir eso cada vez que terminan una oración? ¿Acaso piensan que las personas no les creen? ¿O piensan  que así van a confiar más en ustedes? ¿O… —dudo —¿Por qué, Itachi, porque lo dicen, hum?

Itachi no contesto, aun estaba anonadado por todo lo que le había dicho el ojiazul.

>>—Olvídalo Uchiha, déjame en paz y no vuelvas a buscarme. —Itachi hizo el ademan de tocarlo, pero Deidara se movió rápidamente y le sujeto la muñeca, con una voz sin sentimiento dijo—No soy débil, ni delicado, Itachi. Creo que me conoces lo suficiente para saberlo, como también creo que sabes que se me defender y que no dudare en utilizar todo lo que esté a mi alcance para protegerme. Así que déjame en paz, haz de cuenta que nunca nos conocimos, que nunca tuvimos nada en común, hum .

Se giro y comenzó a caminar a paso imponente. Se  detuvo al escuchar la voz de Itachi, pero no lo miro.

—Matte,Deidara, esto… esto no puede…

—Itachi…  no molestes, hum.

                                                               Y todo termino.

Por eso esperaba con la carita empapada 
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
 
porque ya sabes que me encantan esas cosas
 
que no importa si es muy tonto, soy así.
 
y aún me parece mentira que se escape mi vida
 
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
 
donde los viernes cada tarde, como siempre,
 
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."
 

 

Le costó tanto hacerse el fuerte cuando terminaron, no destrozarse ante la hipocresía y desvergüenza de su ex – novio, cuando llego a su casa lloro por un largo tiempo. No se sentía de ánimos ni siquiera para comer. No se presento a la escuela en una semana; después de tanto pensar decidió que no mostraría su dolor al mundo, ni a Uzumaki Naruto.

No paso mucho tiempo antes de que la relación Uchiha-Uzumaki se hiciera pública, y tardo aun menos  las especulaciones del rompimiento con Deidara.

—Hola, Ita-chan.

—Hola, Naruto. —respondió con una sonrisa en su rostro. Estaban en los pasillos de la universidad, justo cuando estaba el cambio de hora, cuando los alumnos salen de sus salones para entrar al de su siguiente clase.

De repente Naruto sonrió y se abalanzo contra  Itachi en un abrazo muy comprometedor, antes de besarlo.

—Naruto… —susurro después de separarse. Él solo sonrió y dirigió su azul miraba detrás del pelinegro, donde cierto pelirrubio se encontraba observándolos, en medio del pasillo, un tanto alejados  de ellos pero lo suficientemente cerca para ver con claridad la sonrisa de satisfacción del joven Uzumaki.

Se giro y se fue de allí.

Y es que empiezo a pensar 
que el amor verdadero es tan sólo el primero.
 
y es que empiezo a sospechar
 
que los demás son sólo para olvidar...
 “

Mentiría si dijera que no le dolió, ¡Dios! Le calo hasta lo más profundo de su ser, porque aun lo amaba, aun estaba perdidamente enamorado de él. Camino hacia el mismo lugar, a donde iba desde hace más de un mes.

Llego al mismo parque, se sentó en la misma banca y observo los arboles que estaban allí. Meditaba acerca de todo lo que había pasado y que tenía que olvidar a Itachi.

…………………………………………………………………….……………..…

—Espero que te haya gustado nuestra cita, Deidara.

—Si, claro Sasori-kun, hum. —ese era el  nombre del  chico con el que había salido. No podía negar que era muy atractivo, pero era suficiente. No sentía lo mismo, por más que quería nunca llegaba a sentir algo mas por los chicos con los que salía que una amistad.

Llevaba 5 meses intentando estar en una relación que durara al menos mas de 3 semanas y no  podía.

Nunca funcionaba, siempre terminaba comparándolos con Uchiha y todo de iba al caño.

Despidió a Sasori amablemente y espero a que se fuera. En lugar de entra a su casa camino hasta el lugar de siempre, aquella vieja banca de madera bajo los árboles de cerezo se volvió su lugar favorito, era como algo inevitable ir todos los días allí y sentarse a contemplar todo a su alrededor.

Se sentó  y vio a un niño con sus padres reír con alegría, tenía las mejillas sonrosabas a causa del frio  del mes de Diciembre.

Suspiro,  era un masoquista.

Un tonto masoquista.

Iba a ese lugar solo para esperar… esperaba que Itachi llegara con él y le dijera que se había equivocado y que quería volver.  Sabía que no era posible que eso sucediera, no creía que fuera a pasar. Esperaba a un Itachi con un ramo de rosas pidiéndole volver, y después de hacerse del rogar aceptaría e Itachi se burlaría de él por ser tan romántico y sonrojarse por el hecho de que le hayan regalado unas flores y volverían a ser la pareja  feliz que eran antes.

                                                           Sonrió con tristeza.

  Eso no pasaría. Él nunca vendría.

Había escuchado rumores acerca del rompimiento de Itachi y Naruto, los rumores comenzaron hace un par de semanas, pero solo eran eso, rumores. No podía esperar que Itachi terminara a Naruto por  él.

                                              Volvió a sonreír, pero esta vez con dolor.

Pudo haber terminado con Uzumaki, pero pudo haber sido por alguien más.

Ya había anochecido y el frio era más intenso, se levanto y se fue a su casa.

—Otro día mas —susurro al viento.

Por eso esperaba con la carita empapada 
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
 
porque ya sabes que me encantan esas cosas
 
que no importa si es muy tonto, soy así.
 
y aún me parece mentira que se escape mi vida
 
imaginando que vuelves a pasarte por aquí,
 
donde los viernes cada tarde, como siempre,
 
la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."

 

Su cuerpo no resistía mas, ese día no fue a la banca de siempre.  Tenía una fuerte opresión en el pecho, dolía demasiado.

Lloro a mares y no sabía porque, era como si su cuerpo lo necesitara. Se recostó en su cama mientras abrazaba a una almohada como si su vida dependiera de eso.

Y cerró los ojos.

Se sintió tranquilo, como hacía meses no lo estaba. Era una sensación maravillosa. A lo lejos escucho como tocaban la puerta, pero no abrió. Se sentía tan bien que no quería dejarlo. Se sentía ligero.

Unas gotas cálidas cayeron en su rostro, no podía abrir los ojos pero aun podía escuchar un poco.

—Lo siento, lo siento.

“¿Qué? ¿Quién es, hum? ”

Dentro de la habitación un pelinegro lloraba, estaba sentado en la cama con un rubio en su regazo. Lo arrullaba mientras sostenía delicadamente su rostro y le susurraba.

—Lo siento, perdóname… no fue… no fue mi intensión… yo solo… —su voz se cortaba.

Deidara no se movía, su cerebro daba órdenes de levantarse pero su cuerpo no respondía.

Lo único que pudo hacer fue emitir un quejido.

— ¿Deidara? ¿Me escuchas? — La esperanza era palpable en su voz, un suspiro salió de Deidara — Yo… De verdad lo siento…  no sabía lo que hacía cuando…  cuando tu y yo…

>> —Tengo que confesarte algo… — el joven ojiazul se movió ligeramente,  en realidad le costaba mucho moverse. — Hoy no fuiste al parque, no te vi allí, por eso vine a verte, aun tengo las llaves de tu casa. —su voz sonó como si hubiera hecho el intento de sonreír—  Cuando terminamos yo estaba muy confundido, creí… creí que lo que quiera era estar con Naruto, pero… pero me equivoque. Nunca te olvide ¿sabes? Había ocasiones que lo llamaba por tu nombre, no podía sacarte de mi mente.  La verdad es que te seguía — una sonrisa triste surco su rostro — Siempre a la misma hora tú ibas y te  sentabas en la misma banca, de bajo de los mismo arboles de cerezo en el parque. Yo te observaba desde lejos… pensando en por qué te deje ir aquel día.

Deidara solo volvió a suspirar.

>> — Naruto y yo terminamos hace más de un mes… las cosas ya no estaban bien, en realidad nunca lo estuvieron, llego un punto que los comparaba en todo y él ya no podía con eso. Terminamos y yo… intente volver a hablarte… a verte; pero cada día te veías mas decaído, más triste, dejaste de ser esa chispa  brillante que eras. Me preocupe mucho, tantas veces que quise acercarme a ti en el parque, pero no podía, no después de lo que paso.

“¿Por qué, Itachi? ¿Por qué hasta ahora? Pero me hace feliz el saber que yo también fui alguien importante para ti, hum”

Deidara sonrió, de nuevo esa sonrisa sincera y cálida que antes no había mostrado.

—Tarde me di cuenta pero,  te amo Deidara.

Deidara dejo de moverse.

El corazón de Itachi dejo de latir, sus ojos se abrieron enormemente, su alma dejo su cuerpo.

—¿Deidara…? ¿D- Deidara responde? ¡Deidara! —Agito el cuerpo inerte del joven rubio  para que despertara — ¡No te vayas! ¡Te amo Deidara, te amo! — Su llanto era más fuerte, convulsionaba por la fuerza del mismo — ¡Deidara…. Te amo!

...................................................………………………………………

Por las frías calles de  Tokio un pelinegro  caminaba a paso lento mientras ajustaba su bufanda, entro a una cafetería  y se sentó a leer un pequeño libro, mientras esperaba.

Horas más tarde se levanto y volvió a salir a la calle. Paso por una florería y compro un ramo de rosas rojas. Llego a aquel parque que por aquellas fechas estaba casi vacío… Busco con la mirada cierta banca en particular y sonrió;  se paro frente a la banca y mirando al árbol de cerezos frente a él se acerco.

Se arrodillo y dejo las rosas en el suelo. Saco de nuevo su libro y comenzó a leer junto a una piedra con un grabado en ella. No le importaba que las personas lo miraran de manera extraña, no les tomaba importancia.

 Todos los días a la misma hora se sentaba en aquel lugar junto a  esa piedra grabada a leer el mismo libro, un libro que aquella persona especial para él se lo había regalado.

Una picazón en los ojos le comenzó a dar al recordar aquella tarde tan dolorosa, cuando Deidara…

Tan concentrado estaba que no se dio cuenta que alguien se acercaba.

—Debo regalarte otro libro, has leído ese mas veces de las que puedo contar, hum. — comento burlón un apuesto rubio al tiempo que se sentaba a su lado.

—Te daré una lista de mis mejores 10 para que los tengas en consideración. — respondió Itachi. Cuando Deidara se acomodo el Uchiha lo atrajo a él y lo beso fieramente, como lo hacía desde el día que lo creyó muerto. — Te amo Deidara. — Le entrego el ramo de rosas rojas y le regalo un pequeño beso en la mejilla.

Deidara se sonrojo  —También te amo. Gracias, hum.

Se miraron a los ojos e Itachi acaricio la mejilla de Deidara.

—No sabes lo feliz que me hace que estés junto a mí. No me dejes nunca.

—Me alegra haber esperado a ti, ahora que te tengo no te dejare ir, hum.

Se volvieron a besar mientras dejaban el ramo de rosas frente a aquella piedra donde grabaron sus nombres después de que volvieran a estar juntos.

La tarde que Deidara casi muere en los brazos de Itachi ambos se dieron cuenta de algo… El amor es una joya maravillosa, pero se tiene que cuidar porque es fácil llegar al sufrimiento en su lugar.

 

—“Ámame… Toma mi mano y no la sueltes”

 

 

FIN.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).