Jill caminaba desconcertada asía su casa, su paso era cada vez más rápido, estaba perpleja, hace dos malditos días ellos habían llegado a sembrar cizaña otra vez, esta vez, fue la gota que rebalsó su paciencia, fue tanto su rabia y su descontrol que termino golpeando a su abuelo, su impotencia era grande su dolor abrazador. Tanto que dejo las cosas bien en clara entre ellos. Se sentía enojada, adolorida, tenía una gran mescla de emociones que luchaban por salir a flote pero como era ella, sol tenia espacio para una o dos por vez, pero ahora todos ellas queriendo salir, se le formaba una rara sensación en el pecho, estaba irritable, tenía la necesidad de golpear algo hasta cansarse con tan de sacar alguna emoción. Cualquier cosa o persona que se le cruzara en el camino seria gravemente lastimado.
Afortunadamente nadie y nada se le cruzo en el camino, pero eso no hizo que se calmara ni un poco llego dando un portazo, ignoro a todos, incluso a Sarah, subió directamente a su cuarto y se encerró, no dejo pasar a nadie una vez que estuvo sola estallo, saco todo su frustración y dolor a fuera, se desquito con la ventana, con su escritorio, con su armario, con prácticamente todo lo que encontró, voltio su cama completa con un solo movimiento y una vez que fue capaz de recobrar su conciencia y el autocontrol de sus movimientos ya cansada se sentó en el suelo de rodillas y colocando sus manos en el piso lo miro mientras recobraba el aliento.
- ¡MALDICION!- exclamo al borde de las lágrimas
“No tienes nada raro o turbio que quieres contarme” ella le había advertido y esas palabras calaban hondo en su mente ante la respuesta
“no tengo nada” esa fue su maldita respuesta, si tan solo no hubiera sido esa su respuesta, tal vez aquello no le había caído como balde de agua fría. Se agarró su cabeza tratando de ordenar sus ideas, tratado de calmarse y ser la antigua Jill, la que era metódica, la que no interponía sus emociones ante la razón, debía ser calma y fría, debía serenarse… le tardo unos 10 minutos lograr ese estado, se levantó y se colocó su traje para entrenar y se aproximó a la su puerta y la observó, hace varios minutos Sarah tocaba su puerta desesperada preguntando si estaba bien. Dio un respiro y abrió. Ahí estaba ella frente a su puerta esperando, cuando su prometida noto su presencia la miro preocupada.
- ¿estás bien? ¿Qué paso?- pregunto preocupada Sarah, Jill la miro seriamente sin cambiar su expresión, Sarah noto que Jill había llorado pero algo era distinto, era como si la Jill que conoció al principio estuviera frente a ella
- Estoy bien- dijo a secas- iré a entrenar no quiero que nadie me moleste
- Ok… ¿me dirás que pasa si te dejo tranquila?- me miro directo a sus ojos pero los esquive
- No me pasa nada- exclame sin mirarla y baje
Al llegar al dojo mi entrenador estaba ahí y mirándome se puso serio, él sabía que en el estado en que me encontraba debía solo a limitarse a combatir conmigo.
- Al fin decides volver a entrenar como siempre- sonrió
Simplemente me puse en guardia y empecé a luchar contra él, necesitaba desquitarme de alguna forma antes de hablar con mi padre, pero con el pasar de los minutos solo lograba enfadarme más, cuando se había vuelto tan bueno, esquivaba con todos mis movimientos y de paso recibía varios golpes, se esquivaba uno recibía tres o más.
- Muy lenta y predecible- exclamo luego de haberme tirado al suelo, yo me levante lentamente y volví a atacarlo sin éxito.
El con un ágil movimiento se colocó cerca mío asiendo que retroceda pero el coloco si pie detrás de mis pierna, provocando que pierda el equilibrio y me empujo con una mano.
- Cae aprendiz de cuarta- exclamo serio, yo le mire enojada mientras caía lentamente y me estrellaba con fuerza en el suelo.
Volví a levantarme lentamente, pero el coloco su mano en mi cabeza provocando que me quedara en el suelo aun.
- ¿Qué te perturba?- me pregunto sin quitar su mano
- Nada- dije con dificultad
- Repito… ¿Qué te perturba? Estas aquí pero a la vez no, algo cambio, ciento que estas muy inestable, ¿qué te dijeron esta vez?
- Tsk- a duras penas saque un sobre de mi bolsillo y se lo pase, la tomo y me soltó, lo abrió con cuidado y al verlas palideció.
- Ja…jazmín- pronuncio sorprendido
- ¿Le conoces?- le pregunte sorprendida ante su reacción
- No… digo si…. Digo no- dijo algo aturdido
- ¿Sí o no?- le exigí
- Pregúntale a tu padre quien es ella…suficiente por hoy no quiero darte otra paliza- prácticamente salió huyendo de ahí, esa reacción le dijo a Jill que esto iba serio, esa mujer, de tan solo verla en la foto, le provocaba ira, si la viera en persona la molería a golpes de tan solo verla.
- Esta mujer…- se levantó y se fue a duchar y a esperar a su padre para tener una discusión.
Espero impaciente hasta que al fin llegara. Una vez que el apareció por la puerta el supo que algo andaba mal. Ella se paró de golpe y se acercó a él con violencia tomándolo por la camisa y estrellándolo contra la pared. Saco las fotos y las estrello fuertemente contra la pared
- Maldito… me dijiste que no había nada… ¡bastardo!- le grito furiosa
- Suéltame- exclamo serio sin elevar su tono de voz
- Me estoy cansando de tu estúpida voz neutra sin emociones…- le espeto aun mas enojada
- Jill…- una de sus manos se pos en su brazo- suéltame-
- No me toques- le dijo soltándolo al fin
Él se arregló la camisa que ya tenía tres botones menos, le miro normal y se dio cuenta que Jill estaba conteniéndose para no golpearlo, se notaba que necesitaba una explicación rápida o de lo contrario tendría que enfrentarse a su hija, a pesar de sus discrepancia muy seguidas que tenían nunca habían llegado a una pelea física más allá de un intercambio de golpes o ella le pega o él le pega pero nada más. Aun que le parecía llamativo para saber le fuerza de su hija este no era el momento.
- Cualquier cosa que te hayan dicho es mentira- exclamo sentándose en el sillón.
- Te equivocas…- cerro los ojos tratando de contenerse- no solo me dijeron algo también me mostraron evidencia-
Su padre confuso se levantó con calma y fue a ver las fotos que estaban en el suelo boca abajo. Las tomo y al verlas palideció. Eran fotos tomadas de hace un mes aproximado. Malditos como pudieron adelantarse.
- Ella es…- pr primera vez vacilo un poco en hablar con su hija
- Jazmín- finalizo cortante
- Si…- el padre de Jill le dio la espalda no tenía deseos de mirarle y más con lo que le iba a contar, sabía que esta verdad, iba a ser más dolorosa para ella que para el mismo- ella es… mi único amor prohibido- finalizo dando un gran suspiro-
- ¡¿QUE?!- exclamo
- ¿Es increíble como alguien como yo termino enamorado? Como ya sabes mi compromiso con tu madre fue algo que destinaron nuestros padres, pero ambos al principio estuvimos en desacuerdo...- se llevó la mano a la cabeza- pensé contarte esto después de que se vayan tus abuelos o cuando seas mayor de edad, pero tus abuelos decidieron adelantar esto- suspiro resignado- Jill presta atención a lo que te voy a contar, calla y escucha hasta el final…
Jill miraba sorprendida y con demasiada con función mientras de sus ojos brotaban incesantemente lágrimas de dolor, su padre quien nunca había demostrado alguna emoción de cariño por ella, por primera vez se sentía triste por haberle revelado la verdad, sabía perfectamente que aquello le estaba destrozando el corazón lentamente. Pero también sabía que ella podía cargar con ello y salir a delante después de todo, la historia no se repetía. Las cosas tarde o temprano mejorarían para Jill pero le costaría.
Sin saber que hacer o decir Jill se levantó bruscamente y salió corriendo de su casa necesitaba salir de esa ahí, necesitaba alejarse y ordenar sus emociones que se acumulaban en su pecho, provocándole un gran dolor en el pecho. Olvido todo en su casa una chaqueta sus llaves incluso su celular, se encontraba sin nada con una gran presión en su pecho y sin poder parar de llorar, estaba en la deriva dentro de las calles oscuras que se hacían eternas y cada vez más estrechas.
Las horas pasaban y el padre de Jill miraba su reloj de bolsillo con preocupación hacia 4 horas su hija se había ido corriendo hecha pedazos y no tenía planeado volver, a su lado Sarah estaba demasiado preocupada por ella, se movía nerviosa por la sala de un lado a otro, el padre de su prometida le había puesto al tanto de lo que había ocurrido incluso le había pedido su ayuda y sin darle más rodeos le conto la misma historia, la misma sin cambiar ninguna palabra. Los segundos pasaban exageradamente lentos y ella no paraba de ver la puerta, esperaba ver a su prometida entrar por esa puerta, pero no pasaba nada, eran cerca de las 1 am y ella aun no volvía, aun que el padre de Jill le dijo que tarde o temprano volvería y que no se preocupará tanto, no podía simplemente irse a dormir, aunque él le dijo que ella sabía defenderse mejor que nadie y ella lo sabía, no podía sacarse la preocupación en su interior, las calles de noche son peligrosas y más para alguien que estaba tan abatida como ella.
- Por qué no vuelves Jill- se preguntaba una y otra vez
A la mañana siguiente Sarah estaba sentada en el gran sillón, sin darse cuenta había pasada casi en vela toda la noche, en algún momento se durmió, pero paso la mayor parte del tiempo en el gran sillón esperando que Jill llegara. Pero por desgracia no lo hizo, a mañana paso y ella aun no daba señales de volver la había llamado pero se dio cuenta que había dejado su celular en casa, decidió salir un momento luego de comer algo y ducharse. Salió en búsqueda de su prometida pero no la encontró. Cada vez se sentía más desesperada por no verla, esperaba de todo corazón que no hiciera nada estúpido, como la otras veces, resignada luego de buscar por los alrededores decidió volver y enviarle un mensaje a Jake y a Vivian por si la habían visto o algo por el estilo, esperando que se haya ido a alguna casa de ellos.