Los días corrían transcurriéndose en semanas y así hasta completar un mes quedaba alrededor de dos semanas para entrar a clases y hace unos días nos avisaron de nuestra fiesta de compromiso. Por mi lado estaba teniendo clases excautivas con Vivian, era difícil aprender a bailar, sin decir que no sabía usar tacos, seria la aventura más difícil de mi vida y a ambas nos prohibieron tajantemente tener algún tipo de discusión o pelea, sin decir que hoy iba a empezar un entrenamiento especial con mi maestro ya que el se iría por varios días fuera de la cuidad así que me mostraría un par de veces un ejercicio y cuando el llegase tendría que tenerlo dominado a la perfección, eran muchas cosas para tan poco tiempo .
- Jill hora de entrenar, recuerda que solo tengo unos minutos para enseñarte esta técnica- me maestro me llamo, de inmediato me levante del gran sillón y fui a verlo, al llega tenia preparados maderas sujetas, ambos nos encontrábamos en el patio, ya que los días eran muy calurosos y el dojo era un infierno
- Jill, quiero que con tu puño rompas esas maderas- dijo, yo sonreí confiada era algo fácil, me pare frente a la madera tome distancia y con un gran impulso atravesé la madera sin dificultad.
- Bien hecho, un gran impulso… pero eres capaz de romperla a una distancia reducida, el se paro enfrente de otra madera y a una distancia de alrededor de 30 centímetros sin impulso la rompió. Me quede sorprendida al verlo hacer eso, coloque otra madera me coloque a la misma distancia que mi maestro y di un golpe, pero la madera no se rompió, de hecho me dolió, mis nudillos quedaron inmediatamente rojos y parte de la piel se había desprendido.
- Duele…- dije mientras me apartaba y trataba de contener el dolor.
- M… Jill, dudaste al dar el golpe si haces eso, no servirá y te dañaras tu sola-
- Entiendo… -dije mientras me reincorporaba- pero, ¿para qué me servirá esto?- le pregunte
- Muchas veces hay situaciones en la que no tienes la suficiente distancia para golpear- se acerco a mí y lanzo coloco su puño en mi rostro a una muy corta distancia- bueno la que trato de enseñarte es que no necesitas un gran impulso para dar un buen golpe-
- Entiendo- me acerque otra vez y a la misma distancia que la otra y di otro golpe, pero con el mismo resultado, me tire al suelo mientras me revolcaba en verdad dolió, ahora se había desprendido aun mas piel y dolía como un demonio
- La madera debiera temerte no al revés- exclamo mi maestro- bueno por ahora me retiro te dejo esa tarea, cuando llegue del viaje tienes que mostrarme tus resultados-
- ¿eso es todo?- le dije asombrada- pensé que era algo más complejo que un golpe a corta distancia-
- Entenderás su complejidad cuando practiques mas- sonrió confiado y dicho esto se fue, mire la madera y empecé a golpear la madera, no negaba dolía mucho.
- Duele…- grite mientras me tiraba al suelo exhausta, joder quien hubiera imaginado que fuera tan difícil, lo único que había logrado hasta el momento era manchar con sangre la madera. Me levante y mire la madera, trate de concentrarme, hasta el momento había entrenado por horas y aun vacilaba en el último momento tenía que hallar la forma de no dudar, así que me concentre e imagine el rostro de la persona que más odio y lance un golpe.
- ¡DUELE!- grite y volví al suelo, en aquel momento me hice bolita para tratar de aguantar el dolor, mire el cielo y estaba oscuro- esta anocheciendo-
- Nunca pensé en reírme tanto- dijo Sarah con una amplia sonrisa
- Trata de hacer eso y no te reirás tanto- dije mientras descansaba todo mi cuerpo en el pasto, podía sentir como mis manos tiritaban, que horror, decidí dejarlo por hoy así que me levante pero no sin vengarme de su comentario.
- Sarah… toma…- le coloque una pequeña araña que había recogido del pasto, aquella aventurera, trepaba por mi mano. Inmediatamente ella lanzo un gran grito, que era música para mis oídos, para luego lanzarme un gran insulto para luego terminar en la palabra maldita. Me fui riendo de aquello olvidándome del dolor de mis nudillos. Al entrar fui a darme una ducha la cual fue la ducha más dolorosa que he tenido, al terminar me vestí y me dedique a curarme las heridas, me aguante bastante no gritar de dolor, pero al fin paso. Baje las escaleras y la señora encargada de cocinar, nos tenía una sorpresa, ella era amable esta desde que tengo uso de razón sirviendo en mi casa aun que ya es una persona muy mayor.
- Jill ¿qué tal el entrenamiento?- me pregunto mientras me veía entrar a la cocina por algo de comer
- Bien, duele pero va bien, pero no crees que es muy tarde, deberías irte a descansar- dije algo preocupada, ella es una persona de la tercera edad, era como mi abuela, y el hecho de que se quede muy tarde me preocupa, no quiero ni pensar que por forzarse le venga algo y se muera.
- No te preocupes mi niña, esta anciana aun puede y me iré una vez que te vea comer- sonrió
- Ok – dije , en aquel momento ella me sirvió un café y una gran tajada de torta, me alegre inmensamente al ver la torta, era mi favorita, se veía deliciosa, en aquel momento llega Sarah, escondo mi comida como si ella me la fuera a quitar
- No seas egoísta Jill- rio un poco la anciana, cada vez que vía que ella asía eso, le provocaba gracias, ahora que lo recordaba siempre hizo eso, cuando se trataba de tortas, no importa quién entrara ella protegía su comía. En aquel momento la anciana le sirve lo mismo a Sarah y ella responde con un gracias se sienta un poco apartada de Jill- bueno niñas las dejo hay más en la despensa si quieren mas- dicho esto ambas jóvenes se despiden, Sarah empieza a comer sin problemas pero en aquel momento Jill no es capaz de tomar el tenedor, sus manos tiritan y le es imposible comer, trata de tomar café pero a duras penas puede.
- Maldición- dice enojada
- ¿Qué pasa?- Le pregunta Sarah mientras tomaba un sorbo de café
Tal vez se excedió con el entrenamiento esta vez fue el primer pensamiento de Jill, miro a Sarah y se sonrojo un poco, admitir que no era capaz de tomar un simple tenedor, realmente le llegaba a su orgullo, no podía fingir que no pasaba nada porque ella misma se había delatado.
- yo…em…- dijo mientras miraba a otro lado y sonrojada levemente- em… yo… no… puedo tomar el tenedor- dijo
- ¿He?- se sorprendió Sarah, al escuchar eso, luego miro sus manos y las vio heridas- debe doler- pensó, pero luego ideo un plan para reírse un rato y de paso lastimar un poco el orgullo de Jill- vaya… que mal- fingió preocupación- ¿quieres que te ayude?- sonrió de medio lado mientras se acercaba, vio que Jill la miraba entre enojada y sonrojada, algo que le causo gracias.
- No necesito tu ayuda… - exclamo Jill, pero el estomago de esta desmintió eso, tenía hambre y no podía probar bocado.
- ¿Segura?…- dijo con voz provocadora, tomo el tenedor y tomo un poco de torta del plato y le acerco al rostro de Jill- esta deliciosa- sonrió de medio lado, el rostro que tenia Jill en ese momento le causaba mucha gracia, porque nunca pensó en eso antes, siempre era Jill, quien decía algo provocativo pero ahora era al revés a ella le incomodaban y no sabía qué hacer cuando se le insinuaban así. Vio como tragaba fuerte, se acercaba lentamente y tomaba el pequeño trozo de torta. Rio bajito mientras Jill escondía su rostro entre la mesa y su brazo.
- Mas- dijo Jill mientras se levantaba y abría un poco la boca, yo me asombre pensé que tal vez huiría por esto último se le veía bastante descolocada y ese leve rubor en sus mejillas hacia ver que estaba avergonzada pero ahora se había repuesto y se le veía normal.
- Me alegra que tomes tu papel de esposa tan serio Sarah- dijo mientras sonreía confiada- ahora dame mas, tengo hambre- exigió yo me enfurecí y le enterré la torta en el rostro mientras me iba
Mientras tanto Jill quien tenía la torta en el rostro encontró otra forma de comer, para luego ir a limpiarse, al volver su café ya estaba frio así que busco una pajita y se lo tomo para luego irse a dormir.
Los días pasaron y el entrenamiento progresaba lento, sus nudillos se habían llevado la peor parte a penas era capaz de comer, sus manos temblaban y dolía mucho. Tal vez no sería capaz de cumplir esta meta, la subestimo y este sería su gran error, debería dejarlo pronto seria su fiesta de compromiso así que eso debía ser prioridad debían sanar sus manos y ver que se pondría, aparte sus clases de bailen iban bien así que eso era un problema menos, su gran problema sería que se colocaría, porque, ni en un millón de años se colocaría un maldito vestido. Decidí ir con mi abuela a ver qué es lo que me colocaría ya que por lo que había oído Sarah ya tenía listo su vestido. Solo faltaba yo, pero alguien que no quiere usar un vestido para una ceremonia formal sin parecer ridícula.
- Abuela… no quiero usar vestido- le dije mientras me sentaba de golpe en la silla
- Pero pequeña…¿Por qué te niegas?- dijo algo cansada
- No me gusta, mi libertad se restringe y no se usar tacos- dije mientras me rascaba con fuerza mi nuca
- M…- se llevo la mano al mentón y pensó- se me ocurre algo, haber espérame un segundo- dicho esto se paro y fue a buscar a alguien, yo la mire ir se y llegar con u hombre alto con una guincha de medir, me obligo a estarme quita tomo medidas y empezó a preguntar por colores, yo quede muy interrogante al escuchar eso, pero mi abuela tenía una gran sonrisa en su rostro por lo que no me opuse y además confío en ella. Al terminar de hacer las medidas hablo un rato con mi abuela y se marcho luego nos fuimos del lugar.
- Abue… ¿qué hiciste?- le pregunte interrogante
- Confía en mí ya verás dentro de poco- sonrió muy confiada, yo mire al frente y sonreí y decidí esperar, ya con algo menos solo quedaba el peinado pero eso se vería ese día.
Al fin el tan esperado día llego, ambas por ser un día muy ajetreado no se habían visto la cara en toda la mañana y casi todo el día, al fin Jill vería lo que ella portaría ese día. Estaba en su cuarto esperando que llegara su abuela, se había bañado y estaba en ropa interior su peinado estaba un poco mas rebelde ese día , pero ya se lo arreglarían más tarde, ahora que lo pensaba ella tenía el cabello igual que su madre solo que el de su madre era menos rebelde, sonrió al recordar eso le agradaba tener algunas características de su madre ya que siempre le decían que se parecía a su padre.
Su abuela entro por la puerta con una caja, yo la mire expectante quería saber que era lo que tenia preparado, al abrir la caja, me di cuenta que era un traje de hombre, quede asombrada, ella me paso la camisa que era blanca y ajustada a mi cuerpo, vaya me quedaba bien y mis movimientos no se restringían, ella me puso la corbata que era del mismo color me paso el pantalón que también era a la medida era algo ajustado en las piernas pero me gustaba, empecé a sonreír inconscientemente, luego me coloco un pequeño chaleco hecho con el mismo material solo que un poco más brillante este no poseía mangas y poseía tres botones, para ultimo dejar el terno, este se parecía un poco al que usaba en mi colegio, mi mire al espejo y quede impresionaba, no me hacía ver varonil, como era algo ajustado y a la medida me quedaba realmente bien. Resaltaba un poco mis atributos me daba un poco de vergüenza pero era mucho mejor que usar vestido. Me coloque los zapatos y mire con una gran sonrisa a mi abuela quien derramaba unas lagrimas.
- Gracias abuela eres la mejor- la abrace ella se aparto un poco, lo mas probable para no arrugar mi traje y mancharlo con lagrimas
- No agradezcas, es que te ves realmente hermosa- sonrió ampliamente mientras se limpiaba las lagrimas- quien diría que te convertirías en una chica tan bonita y bien dotada, tan flaquita y pequeña que eras-
- No digas mas abuela…- me mire al espejo, realmente me quedaba genial- gracias por todo-
- Solo falta el peinado y estarás hermosa- me saco de mi cuarto y nos dirigimos a la peluquería ahí me torturaron mi cabello se enreda con facilidad así que lo peinaron le colocaron cremas y para al final me hicieron una cola de caballo y dejaron libres mis mechones de cabellos que adornaban mi frente, de haber sabido que me aria eso me lo hubiera hecho yo, al verme otra vez al espejo me veía bien así que Sarah no podría molestarme con mi apariencia, ahora que lo pensaba ella se había ido a la casa de sus padres para sus preparativos, me preguntaba que vestido usaría. De todas formas ellas es la persona que se ve bien hasta con una bolsa de basura.
Ahora estaba camino a la fiesta de compromiso iba con mis abuelos, mi padre se había adelantado para recibir a los invitados, el había arrendado un lugar bastante grande y lujoso, miraba las calles algo concurridas a esa horas de la noches, trague grueso estaba algo nerviosa, había ensayado el baile con Vivian y no debía preocuparme con eso, esperaba no armar escándalo con una pelea con Sarah, me preocupaba que es lo que diría los invitados con esta unión y con mi apariencia. Nunca me importo eso antes, pero ahora que podía divisar cada vez más cerca el lugar de encuentro me empecé a plantear todas esas cosas.
- Tranquila Jill- sentí un gran manotazo en mi hombro, era mi abuelo, tratando de calmarme siempre a su forma, era algo tosco, pero agradable- te vez estupenda, de seguro serás el centro de atención y conquistaras a muchos y muchas ahí-
- Eso es lo que no me gustaría ser… el centro de atención- me sobe el hombro
- No te preocupes será para bien, te pareces mucho a tus padres como la mitad justa de ambos, siéntete orgullosa Jill- dijo sonriendo
- Abuelo… gracias- sonreí
- Aparte- se acerco a mi oído- aras que tu prometida caiga rendida a ti y a muchas también lo harán… ¿sabes porque?- lo mire y negué con la cabeza
- Eres hermosa como tu abuelo en sus tiempo y tu padre, agradece que sacaste eso de los Ginovaef y no sacaste la belleza de tu abuela- tras eso reí un poco dios mi abuelo era un chiste, pero en ese momento mi abuela le pega.
- Escuche eso Jorge- dijo enojada mi abuela- ya verás cuando lleguemos a casa, hoy dormirás con el perro-
El auto se estaciono en la entrada y los tres bajamos, subimos las escaleras y entramos e inmediatamente las personas presentes voltearon a verme, algunos murmuraban cosas que no entendía y otros empezaban juzgar mi apariencia, decidí no achicarme ante eso y con orgullo entre y empecé a saludar a las personas con mi mejor sonrisa y a algunas chicas les hacia un guiño, algunas sonreían nerviosas y otras se sonrojaban, no debía vacilar, menos en estos eventos, el orgullo lo era todo, los invitados empezaron a sonreír y algunas mujeres mayores me decían que me veía genial con el traje, sonreía ante esos comentarios, algunos hombres también lo decían pero más que nada se limitaban a observar, la mayoría era gente importante y hombres de negocio, algunos socios de mi padre, algunos a medida que avanzaba no conocía lo más probable invitados de los Butovich.
Camine entre la multitud y me encontré con mi padre, el me miraba sorprendido, pero luego sonrió.
- Te ves bien Jill- me dijo mientras me daba leves palmadas en el hombro- por cierto Sarah esta por ahí- me indico un sitio
- ¿tengo que ir ahora?- le pregunte- me gustaría servirme algo antes que nos presentes a tus conocidos-
- Como quieras, pero, en media hora más lo diré, disfruta de la fiesta y recuerda que es obligatorio que bailes aun que sea un pieza con ella-
- Ok- le dije y fui a tomar algo, de inmediato varias personas me hablaron casi al mismo tiempo algunos adultos y otros hijos de algunos invitados, en su mayoría chicas, ya que los chicos habían comentado que les quitaba popularidad o algo así
- Te ves genial con ese traje nunca vi a una chica quedar tan bien con alguna ropa de hombre- exclamo una
- Oh… gracias- sonreí, pero en mi mente pensé ¿Quién diablos es ella?
- Señorita Jill, un gusto conocerla al fin soy Richard soy socio de su padre, espero algún día tratar con usted por asuntos de negocios, me han dicho que usted es muy prometedora- me estiro un vaso con champagne, yo lo acepte e hice un brindis con el
- Un gusto, igual mente espero poder llevarnos bien- bebí un poco pero en mi intento de irme, fue frustrado con más gente preguntándome cosas, creo que ahora recordé por qué no me gusta mucho ir a este tipo de eventos
- Jill Ginovaef ¿bailarías conmigo una pieza?- dijo una chica mientras
- Claro- sonreí coquetamente, mire al frente y vi a mi abuelo sonreí mientras me levantaba el pulgar
- Baila conmigo también- dijo otra chica, a esta le sonreí y asentí mientras me apartaba, me estaban agobiando tanta atención de quien sabe quien, no las conocía, decidí a tomar un poco de aire mientras esperaba que pasara la media hora-
El aire fresco me relajaba y me quitaba el calor, en fin debía volver dentro de poco, ya me había desaparecido lo suficiente y no quería pensar en cosas tristes, como el que mi madre no estuviera acá. Al entrar de nuevo me encontré con mi padre, lo seguí y mientras tocaba una copa de champagne pidiendo su atención, yo estaba a su lado mientras miraba a los presentes en aquel momento los padres de Sarah se acercaron y al fin pude apreciar el cómo estaba vestía, en aquel momento deje de respirar, ella se veía realmente hermosa, aquel vestido rojo le sentaba de maravilla resaltaba sus atributos y le hacía tener un aire sofisticado elegante y sexy a la vez, me impresioné realmente, había superado su belleza innata, su caminar era elegante hacia mecer levemente su cabello negro liso que caía delicadamente sobre su espalda levemente descubierta , su maquillaje resaltaba esos hermosos ojos azul intenso que poseía y que me habían gustado la primera vez que la vi, sonreí instintivamente y coloque mi mano en mi pecho ya que mi corazón había empezado a latir desembocado, lo más probable es que en la fiesta se había ganado la miradas de todos los jóvenes presentes y la mía pero no lo admitiría a nadie.
En aquel momento sentí aplausos y me di cuenta que me había quedado pegada mirando a Sarah, no había escuchado ni una sola palabra de lo que dijo mi padre o alguien más, solo sé que nos juntaron y nos miramos. Yo sonreí sabia que debía hacer solo esperaba que Sarah no dijera nada.
- Disculpe señorita me concede esta pieza- mientras empezaba a escuchar la música y le estiraba la mano- estaba algo nerviosa por su reacción pero ella sonrió sin decir nada y tomo mi mano ambas fuimos al centro mientras otros empezaban a bailar, respire profundo y me dije – vamos Jill como lo ensayaste con tu Vivian- coloque mi mano en su cintura apegándola un poco a mi mientras tomaba una mano y empezamos a danzar, la gente miraba y podía ver a mi padre y a mis abuelo sonreír satisfechos. Decidí soltarme un poco y mostrar mi maestría en el baile, la hice girar para luego a pegarla a mi luego de bailar bastante rato, me acerque a su oído.
- Sarah… te ves bien- le susurre mientras la apegaba a mí, empecé a sentir la necesidad de tenerla cerca mío, ella sonrió un poco
- Tu también te ves bien con ese traje- me miro a los ojos- pero me asombra tu capacidad de bailar se nota que estuviste practicando- me miro a los ojos ya la mire y sonreí aun mas
- No iba a defraudar a mi prometida ni a nadie frente a todos los invitados-
Seguimos bailando y a veces nos mirábamos en ocasiones había una pequeña conexión, pero era imperceptible para ambas. Cuando Sarah vio a Jill a lo lejos rodeada a chicas y de ejecutivos sonrió al verle algo agobiada pero de inmediato noto su vestimenta, por primera vez miro el cuerpo de Jill a través de ese traje y su primer pensamiento fue – se ve hermosa- lo interesante para ella es que ese traje no la hacía lucir masculina si no bastante neutras pero resaltaba sus curvas y con la cara despejada y con la sonrisa que poseía se veía linda, casi siempre su cabello era impedimento para verle la cara pero ahora no y podía decirlo sin vergüenza , su madre también se había encargado de hacérselo notar, la expresión que siempre poseía no era la normal y resaltaba mejor sus facciones. Por algunos momento se perdió en verla, ya no era la misma Jill que conoció y que odiaba era como otra persona una que a sus ojos era más agradable ver. En aquel momento recordó ese beso fugaz que le dio ese día cuando descubrió a su ex novio.
- Pero que estoy pensando- se dijo mientras se daba cachetadas mentales, podía sentir sus corazón latir bastante fuerte. Luego observó cómo está la miraba mientras el padre de esta y el suyo hablaban, su vista estaba clavada en ella, hizo que se colocara algo nerviosa es como si la inspeccionaba centímetro a centímetro. Luego la vio reaccionar y volteo a ver a otro lado.
Cuando me invito a bailar, temí por mi integridad física ya que cuando practicamos ella no sabía bailar y me piso varias veces y temblaba, pero ahora me estaba sorprendiendo, bailaba muy distinto a esa vez parecía que lo dominaba a la perfección, a veces notaba que me apegaba mucho a su cuerpo lo cual me ponía algo nerviosa aun que no entendía por qué, no es como si fuéramos a repetir ese beso, diablos porque sigo pensando en eso. Luego se me acerco a mi oído y me elogio por cómo me veía lo cual yo también hice, ambas no nos dejábamos de mirar y si esto no paraba no sabía cómo iba a terminar.
Estábamos demasiado cerca y ambas estábamos algo agotada por el baile podía ver a veces como sonreían mis padres con esto, pero no les daría el gusto tan fácilmente luego de la nada casi rompiendo aquel momento mágico que ambas tenían, una chica se nos acerco y me pidió para un baile a Jill, ella me miro entre sorprendida y confusa, yo acepte a que se la llevaran mientras un chico me pedía bailar, tal vez sería una noche larga, me dije mientras veía alejarse un poco Jill.