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Express Café: Strippers por Nya1O

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Notas del fanfic:

Hola(?) ... No soy de publicar muchas cosas —casi nada— pero me vino esta idea a la cabeza y decidí realizarla :D!...

 

¡ADVERTENCIA! : Algunas cosas que conversan los personajes — y como los mismos personajes dicen dentro del fic — no es una opinión universal ni absoluta, tomé ideas de debates entre mis amigos a favor y en contra de este tipo de trabajos...

 

¿Spoiler?: Nope, a menos que vayas en el primer episodio y ya este shippeando a los personajes D:

 

AU: Por completo, aquí no juegan volleyball (creo que ni conocen el deporte), las diferencias de edades no se mantienen (pero sí el tamaño :3), haré lo posible para evitar el OoC >_<

 

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son del mangaka

Notas del capitulo:

Pusé a Tobio-chan como alguien súper duper inteligente, aunque ya sabemos que su nivel de inteligencias es "no pudo entrar a Shiratorizawa" (Haikyuu! Quest) > Referencia < :B ... Estoy de vacaciones, tengo tiempo libre :v

No ves que voy contento, no vez que voy feliz


 


—¡Vamos! ¡Será divertido! —El “pequeño senpai” jalaba de la polera a Kageyama, mientras que él no sabía qué hacer para sacárselo de encima.


—Vamos, Yuu. Si no quiere ir, no puedes obligarlo —habló el “senpai gánster”, el cual era conocido así por su apariencia, pero en el fondo era un pastel de fresa.


—Pero es mi deber como senpai mostrarle el lado divertido de la vida.


—No, no lo es, Yuu. Ya déjalo.


A principio de año se hace una celebración y se realizan juegos para dar la bienvenida a los de primer año y se les asigna un alumno de segundo año para que lo orienten en su día a día. Kageyama Tobio es un estudiante de primer año de universidad, es un joven empeñoso que desde el primer día ha dado su 100% por lo que no extraña que sea el primero de la clase. Para su mala suerte, el senpai que se le fue asignado no le hizo la vida más fácil. Nishinoya Yuu, era un chico por más hiperactivo que creía que  ayudaría a Kageyama si le mostraba el lado divertido de la vida por lo que en lugar de responder preguntas de los cursos le pasaba revistas porno —para que se desahogue—, links de los últimos videojuegos online —y sí, algunos tmb eran R18—, y virales de youtube —para que relaje la vista—.


Casi siempre iba acompañado por Azumane Asahi, quien a primera vista parecía un pandillero resultó ser el más amable de los dos, siempre trató de aconsejar y ayudar al pelinegro, pero ya que era alumno de 4to año no tenía mucho tiempo libre. Vale decir que estos dos son pareja, llevan saliendo desde el último año escolar de Noya, y aunque, se supone que es un secreto, casi todos lo saben.


Y ahora que ha finalizado exitosamente su primer semestre, Nishinoya viene a invitarle a uno de los muchos eventos a los que siempre es invitado, por lo que se sabe, el pequeño senpai es bastante popular. Y Kageyama está seguro de rechazar este evento también, solo que ahora no tiene alguna excusa que pudiese convencer a su senpai.


—¿Nishinoya-san, cuándo es el evento? —Si me dice que es hoy le diré que estoy muy cansado como para ir, que quiero dormir todo lo que no pude en todo el semestre; por otro lado, si dice que es mañana le diré que estaré ayudando a mi madre a partir de ese día en adelante. Eso es, buena idea, Tobio.


—¡Yey! Al menos estas interesado, pero no es un evento, Kageyama. Es como el centro de relajación de los estudiantes de esta universidad. Es un lugar por y para estudiantes. No podrás entrar si no vas con algún senpai, es por eso que se asignan los senpais como guía a los de primer año.


A Kageyama le dio curiosidad la explicación de Nishinoya, miró de reojo a Azumane, pero como este no negaba lo que su “amante en secreto” dijo supuso que era cierto, por lo que tuvo mucho más ganas de ir. Así que, sí: Kageyama aceptaba por vez primera una de las “ayudas” de “Nishinoya-senpai” y se encaminaban los tres juntos a tan misterioso lugar.


Mientras el pelinegro se detenía a comprar una botella de agua mineral, Asahi y Noya conversaban por lo bajo, en susurro.


—No me parece adecuado que lo llevemos a ese lugar, Noya. No parece el tipo de chico que disfrute de esos ambientes.


—¡Ja! Mira quien habla, ahora vamos juntos cada vez que podamos. Eso dicen de los tranquilitos y callados, pero a la hora de la hora, son unos pervertidos —las declaraciones del chico de cabellos teñidos habían hecho enrojecer al más alto, pero agradeció que no se haya exaltado y empezado a gritar todo eso en plena calle.


—Sí, bueno, dejando eso de lado… No es del todo cierto que sea solo para estudiantes, sabes que ahí van otro tipo de personas…


—Sí, lo sé, pero si le decimos eso ya no querrá ir. Cuando lleguemos le explicaré, no te preocupes —sonrió de oreja a oreja tratando de convencer a su novio, Asahi no podía con esas sonrisas que le ponía Yuu.


—Oh, mierda. Ahí viene Kageyama. Actúa normal.


El pelinegro los miró extrañado, podía notar pequeñas gotitas cayéndoles por la frente. Bah, ellos ya son raros, pensó.


El lugar no estaba lejos de la universidad, de hecho, estaba saliendo de la entrada principal cuadra y media a la derecha, doblaban a la izquierda y ¡listo! El lugar tenía la apariencia de una cafetería o un sitio para almorzar, encima había un letrero que decía EXPRESS, por lo que el pelinegro intuyó que era una cafetería. El café expreso: sí, muy efectivo, recordaba Kageyama. Cuando entraron se dio con la sorpresa que no había nadie, solo un hombre en el mostrador de no más de 20 años.


—Hola Kenzo, vamos a pasar.


—¡Oh, Noya! Cómo se nota que es final de semestre, todos están viniendo. Está repleto.


¿Repleto? Pero si no hay nadie. Esto es muy extraño… Kageyama comenzaba a sospechar que algo andaba mal.


—Veo que has traído carne fresca.


—Kenzo-san no hables así de él, por favor —fue Azumane quien trató de dar mejor ambiente—. No te preocupes, Kageyama, no es nada malo…


—Sí, Azumane-san —al menos sabía que podía confiar en él


Me siento mal, es como si le mintiese a Kageyama, pero este lugar no es nada malo, creo… Azumane dudaba de seguir con la “misión”


Kenzo los guio hacia la cocina, directo a una puerta que al parecer no era del cuarto de limpieza.


—Para que la próxima que vengas solo, lo recuerdes.


Y así se adentraron a un pasadizo oscuro el cual tenía apenas iluminación por unos focos que colgaban del techo y que hacían notar las alfombras rojas en el suelo. Caminaron por el pasillo —no tan largo— hasta llegar a otra puerta que Nishinoya tocó y se le abrió a los pocos segundos. ¿Será que es a través de un golpe secreto? pensaba Kageyama. Cuando pasaron se dio cuenta que en la recepción —o en lo que parecía serlo—estaba Tanaka ojeando unas revistas pero no alcanzó a ver de qué trataban.


—¡Hey, Noya, Asahi-san! Por fin llegaron, pensé que se irían a otro lado, ya saben. —El comentario de Tanaka hizo sonrojar a Asahi.


—¡Es fin de ciclo, Ryu! A donde crees que íbamos a ir sino a este, además, venimos con un nuevo recluta. —Dijo señalando a Kageyama.


A Tobio no le gustaba la idea de entrar a aquel lugar, aunque el puesto de Tanaka le impedía la vista completa, podía escuchar una música sexy viniendo del interior. No me gusta bailar, no quiero ir, seguro es una discoteca, pero antes que pudiese decir “no”, Noya ya le había quitado su carnet universitario y entregado a Tanaka.


—Kageyama Tobio, primer año. Ya veo.


—¿Cómo sabes eso?


—Tengo tu carnet universitario.


—¡Pero qué car…!


—Tranquilo, Kageyama, solo es para un proceso de registro.


—No quiero registrarme en este lugar, Azumane-san.


—No te preocupes, no es nada ilegal, ¿o sí, Ryu?


—Claro que no, aquí no se fuerza a nadie a nada. Todo lo que ocurre es por voluntad del cliente y del que ofrece sus servicios.


¿Ofrecer servicios? ¡Pero qué mierda! Tengo que salir de aquí, pero primero tengo que recuperar mi carnet universitario, Tobio miraba de reojo a los costados tratando de encontrar alguna salida o forma de escape. Esperaré a que me devuelva el carnet, actuaré con normalidad, y cuando se sientan confiados saldré corriendo de este lugar.


—Muy bien, Kageyama Tobio—kun, te daré esta tarjeta que te identifica como cliente pero tienes que pagar un pequeño monto que más parece una limosna, ya sabes, es para mantener el negocio. En caso que pierdas tu tarjeta, solo tienes que venir para acá y te entregaremos otra. —Explicaba Tanaka —Umm, creo que lo demás lo puedes explicar tú, Noya-san. Más gente está que viene.


—No te preocupes, déjamelo a mí. —Volteo a mirar a su kohai —Kageyama, hoy pago tu entrada, me corresponde como el buen senpai que soy.


Pero yo no voy a entrar, Nishinoya-san. Kageyama esperaba a que le devolviesen su carnet y poder ejecutar su plan, pero para su sorpresa, tarde se dio cuenta que él junto a Noya y Azumane ya estaban adentro. ¡¿Cómo mierda entré?! ¡¿Cómo mierda entré?! ¡¿Cómo mierda entré?! ¡¿Cómo mierda entré?! Se repetía en la cabeza del pelinegro pero no pudo ignorar el ambiente que ahí se mostraba ante él.


En el lugar había varios muebles de cuerina negra los cuales se veían bastante cómodos. En los alrededores también habían de esos muebles, solo que estaban de forma circular para grandes grupos. Pero al alzar la vista pudo notar una plataforma, con un tubo que iba desde el techo hasta el escenario, estaba muy bien iluminado. Sin embargo, lo que más le llamó la atención es que la gente de ahí: si bien había algún que otro chico que había visto en el campus, también alcanzó a ver a hombres mayores con traje y corbata. No me digas que esto es un… Kageyama seguía observando el lugar, pudo identificar a aquellos que “ofrecían servicios”. Esos chicos tenían lencería de encaje, corsés, tangas de colores y pantimedias largas y rasgadas, muchos de ellos tenía billetes al costado de sus piernas.


—¡Esto es un prostíbulo! —alzó la voz pero sin llegar a gritar, mirando de forma acusadora a sus senpais.


—Hay que tomar asiento, Kageyama y déjame que te explique bien.


—Azumane-san, esto es un prostíbulo. Todos esos chicos que andan en ropa interior son chicos del campus. ¡Se están prostituyendo!


—Por favor, Kageyama. Deja que Yuu te explique todo.


Azumane buscó un lugar en la parte central donde se podía observar el espectáculo —que aún no empezaba—y hablar tranquilamente. Entonces Noya comenzó a explicar.


—No sé cuándo empezó este negocio, de seguro mucho antes que Asahi y yo terminemos la escuela. El que gerencia el negocio es un profesor de la universidad que es ex alumno de la misma.


—¿Los profesores saben de esto?


—Algunos, solo aquellos que son de confianza. Puede ocurrir que algún profesor se entere y se le dé por acosar a los alumnos o chantajearlos, por eso no todos saben. En todo caso, si algo ocurriese a algún miembro del negocio, Ukai-sensei tiene conexiones con pandilleros reales y se puede encargar de todo eso, aunque hasta ahora no he sabido de algún caso extraño.


—¿Ukai-sensei no es profesor de la carrera de educación física?


—Exacto, también es entrador de algunos clubes de la universidad, pero el negocio no es de él, va pasando de mano en mano, o mejor dicho de ex alumno a ex alumno. Créeme que todo ex alumno tiene un cariño grande por este lugar, dicen que aquí puedes encontrar el amor de tu vida.


¿En medio de un ambiente lujurioso y lleno de pervertidos se puede encontrar tal cosa? No lo creo, pensaba Kageyama evitando mirar a su alrededor.


—En cuanto al precio, va subiendo, pero como ya te dijo Tanaka, es casi una limosna. Primer y segundo año pagan lo mismo, el monto sube en tercer año, después vuelve a subir en cuarto año y se mantiene el precio en quinto año. Los de sexto en adelante, porque hay carreras que cuentan con 6 años o más, pagan más. Los extraños o gente ajena a la universidad son los que pagan mucho más, usualmente son gente que trabajan pero no quieren ser descubiertos por su orientación sexual así que este local que tiene como fachada la cafetería que viste al entrar, es perfecto.


…Todos los chicos que trabajan acá son de la universidad, de diferentes facultades, desde los chicos de la recepción como Tanaka, los que trabajan en el bar y los chicos del espectáculo también. Obviamente, los chicos que trabajan con poca ropa reciben más pago, aunque tampoco es suficiente como para mantenerte por completo. La parte administrativa y recaudación de dinero acaba en la entrada. El negocio está dirigido a aquellos que no cuenten con recursos suficientes y tengan que trabajar, aunque no hay discriminación a la hora de contratar, muchos que cuentan con dinero vienen a trabajar porque les gusta, aparte que se ofrecen horarios bastantes flexibles.


…En cuanto a la propina que le dan los clientes a los chicos por sus bailes o porque simplemente quieren darles, se lo quedan ellos, así tienen la oportunidad de reunir más dinero. Aunque no es exactamente un burdel, si algún cliente se quiere acostar con uno de ellos, es libre de hacerlo siempre y cuando el chico quiera y es él quien pone el precio. No muchos aceptan, la mayoría siempre se rehúsan.


…Los chicos se organizan por el color de los ligueros que tienen en su pierna izquierda: Liguero blanco; solo realiza bailes y a veces espectáculos, nada de sesiones privadas ni están dispuesto al sexo. Liguero rojo; realizan bailes y espectáculos, también hacen sesiones privadas, están dispuestos a tener sexo. Liguero negro; están reservados por algún cliente y por más que les pagues no harán bailes privados ni tendrán sexo con alguna otra persona. Como verás, la mayoría son de ligueros blancos, siguen los de ligueros rojos que son más que nada de años mayores, pocos tienen ligueros negros, suelen trabajar entrada la noche.


…EXPRESS no es un strip club, los chicos no se desnudan, solo van quitándose la ropa hasta quedar con muy poca, pero siempre llevan algo encima. Es como un cabaret, hay espectáculos, música y cosas así.


—Noya-san, solo estás justificando el negocio. Es un prostíbulo.


—¡Que no! Si así lo crees, anda dile a uno de liguero blanco que quieres tener sexo y te dirá que no, en un prostíbulo eso no se permite.


—Yuu, si él no quiero no creo que debas…


—Pero Asahi, ni siquiera ha visto un espectáculo.


—Lo sé pero…


Kageyama lo intentaba, realmente lo hacía, pero no podía adaptarse a tal ambiente y se le acaba la paciencia con sus senpais porque cada vez que discutían se centraban en ellos y se olvidaban de él. Mientras observaba el lugar vio que alguien pasaba por su lado y se sentaba al lado de Azumane.


—¡Hey, Azumane-san! —el chico le pasó la voz tras tocarle el hombro.


—Iwaizumi…


—¡Oh! Hola Iwaizumi —dijo Noya con su habitual entusiasmo y casi olvidando por completo a Kageyama y la conversación anterior.


—Oye, sabes que soy tu senpai, ¿no?


—Ne, son solo formalidades.


¡¿Iwaizumi?! No será… No, imposible… Iwaizumi-senpai era un tipo ejemplar… debe de ser otro tipo…


—No serás Kageyama Tobio ¿o sí? —el mencionado, que andaba distraído, volteó la mirada a quien lo había llamado. No puedo creerlo, en serio es él. —Hombre, mira que encontrarnos aquí. No has cambiado nada.


—¿Que ustedes se conocen? —preguntó Azumane por lo amigable que era Iwaizumi, no es que no lo sea normalmente, pero es conocido por la coraza dura que tiene como personalidad.


—Ah, sí. Fuimos a la misma escuela media: Kitagawa Daichi.


—Iwaizumi… —Noya fue quien habló pero recibió una mirada asesina por parte del moreno —…san —joder, que anticuado, pensaba el menor —Es raro que vengas por acá o es porque hoy baila cierta “persona” —por más que sea su senpai, no podía evitar molestarlo.


—Cállate, Noya. El de chicas estaba cerrado hoy, así que vine a este.


Tres, dos, uno… contaba mentalmente Azumane.


—¡Hay uno de chicas y me trajeron al de chicos! —obviamente, Kageyama estaba indignado.


—Calma, Kageyama. Lo que pasa que el de mujeres es más reservado y suelen ser inactivos.


—No me digan que lo trajeron para acá sin conocer sus gustos primero. —se mofaba Iwaizumi.


—Yuu, dijiste que le habías preguntado eso. —dijo Azumane.


—Ah, bueno… ¿Kageyama, no te van los chicos?


—¡Claro que no!


—Vaya, pensé que eras bisexual como yo —honestamente pensé que era homosexual como rechazaba todas las revistas de porno hetero.


—¡NOYA! —El moreno había alzado la voz —No puedes forzar a un kohai a venir así no más, tienes que ser más cuidadoso. Como senpais debemos dar el ejemplo.


—Sí, Iwaizumi-san.


Iwaizumi-san sigue siendo increíble, el pelinegro realmente admiraba a su senpai.


¡Y AHORA! ¡LO QUE TODOS ESPERABAN! —un tipo parado en el centro de la plataforma, con terno y bien vestido, presentaba a lo que sería el espectáculo principal de la noche.


Maldición, ese chico también es de la universidad, Kageyama lo había reconocido más que nada por su peinado excéntrico.


Ah, rayos, Kageyama verá al idiota ese, bueno no se puede evitar, pensaba Iwaizumi.


Las luces del público se apagan y solo las del escenario seguían en funcionamiento, desde el fondo de la plataforma salen unas personas, Kageyama no alcanza a divisar quienes son.


—Hay que sentarnos más adelante —dice Noya y todos, incluido Tobio, le hicieron caso.


La música comienza a sonar, una combinación entre jazz y blues. Son tres chicos los que aparecen caminando de manera seductora, llevaban un abrigo negro que los cubría hasta las rodillas y dejaban ver los zapatos de tacón, los del costado usaban tacones negros y solo el del medio usaba tacones rojos. La música cambió de repente y una más sexy comenzó a sonar. Comienza un sonido pegajoso y se van quitando el abrigo que llevaban. Los del costado usaban un tutu rosa pálido pomposo con unas panti medias blancas que contrastaban con sus zapatos, sus ligueros también eran blancos. En la parte superior solo llevaban dos tirantes que apenas y cubrían sus tetillas. El del medio, más llamativo, llevaba unas pantimedias con liguero rojo y una tanga de encaje del mismo color.


Los movimientos eran sensuales, sus pasos firmes, sus cuerpos desprendían lujuria… o eso era lo que Kageyama notó desde que reconoció a uno de los bailarines: uno delgado, no tan alto para su edad, cabello naranja y una sonrisa y ojos honestos. Es por eso que se duerme siempre en clase y llega tarde, pasa toda la noche aquí y no descansa apropiadamente, idiota.


El chico que bailaba a la derecha del bailarín principal era Hinata Shoyo. Era de primer año y está en la misma facultad que Kageyama Tobio; sin embargo, solo llevaban una clase juntos. Kageyama recordaba al pequeño peli naranja porque siempre es reprendido en clase por llegar tarde —sus clases son los jueves a las 7:00 de la mañana—y ahora entiende el porqué de su tardanza.


Casi al finalizar el espectáculo, el que iba de rojo miró al público y visualizando a alguien guiñó el ojo, sacó su lengua e hizo el gesto de victoria con su mano izquierda. Yo conozco ese gesto… imposible…él es…


—¡Oikawa-senpai!


—¡Bingo! —Iwaizumi lo miraba con una sonrisa de medio lado —Ya sabrás lo mucho que le gusta llamar la atención, este trabajo es ideal para él.


Tobio seguía sin poder entender como sus senpais de escuela media podían ser parte de este negocio: hacían el ridículo en ese escenario, usaban ropa denigrante y lo peor era que se acostaban con extraños. Y un compañero mío siendo parte de este grotesco juego. Quien notó el shock emocional del pelinegro fue Iwaizumi, no por nada había sido su senpai en la escuela, sabía lo correcto y moral que era, de haberlo sabido hubiese advertido a Azumane y a Noya de no traerlo. Sin embargo es una realidad de la universidad, el shock hubiese sido mayor si se enterase más adelante. Entonces decidió que lo mejor para Kageyama era mostrarle la realidad, aunque no le forzaría a entender ni mucho menos a aceptar.


—Kageyama, no es bueno que juzgues un lugar y las personas antes de interactuar con ellos. —dijo sin mirar al pelinegro.


—Pero Iwaizumi-senpai, este lugar no es correcto para nadie.


—Te falta madurar, Kageyama. No puedes ir por el mundo con esa mente tan cerrada.


—Hay cosas que no se pueden tolerar, senpai.


—Espera aquí.


Iwaizumi se levantó, en ningún momento miró a Kageyama, y este sabía lo que eso significaba, su senpai estaba decepcionado de él, pero no es como si él pudiese tolerar este tipo de lugares y esos trabajos.


Por otro lado, Asahi y Noya estaban sorprendidos de como Iwaizumi era capaz de manejar ese tipo de situaciones. Aún nos falta madurar, pensaron ambos. Mientras esperaban no dijeron nada entre ellos ni a Kageyama, tampoco sabían qué decir, después de todo trajeron a su kohai sin saber nada de sus gustos.


Al regresar, Iwaizumi era acompañado por los chicos de antes, aunque esta vez vestían ropas casuales, Kageyama no podía olvidar la impresión anterior que tuvo de ellos.


—¿Iwachan, nos vas a presentar a un jugoso cliente?


Oikawa, al igual que Iwaizumi, había sido senpai de Kageyama en la escuela media. No podía olvidar a ese novato de primer año que atrajo miradas desde que ingresó. Incluso Iwachan llegó a decir que eras lindo, Tobio-chan… Oikawa era un tipo alto, listo, apuesto, pero con una personalidad algo retorcida: añoraba ser el centro de atención en todo lo que hacía, pero lo que más quería era ser el centro de su amigo de infancia, Iwaizumi Hajime. Aunque al mismo tiempo no quería nada de eso, después de todo era un ser libre…


—Esto… nosotros iremos al bar… Ya volvemos. —No es que Noya sea un cobarde, pero entiende bien que Iwaizumi va hablar “seriamente” con Kageyama, y bueno, también el moreno era conocido por su temperamento explosivo.


—Noya, Asahi, nos queda una conversación pendiente.


Los mencionados tragaron en seco, sabían que iban a escuchar la reprimenda de su vida, pero lo hecho, hecho está y sabían que lo merecían. El grupo de chicos se trasladó a los asientos grupales, Kageyama e Iwaizumi se sentaron juntos y frente a ellos se sentaron los otros tres chicos.


—Bueno, Ya conoces a Oikawa, así que lo obviaremos.


¿Qué carajos, Iwachan?, lo estás haciendo otra vez… pero esto no se quedará así, ya verás… Por otro lado, Iwaizumi sintió un escalofrío en su nuca y supuso que era de parte de su amigo a quien había ignorado delante de un kohai, pero no le dio importancia, quería mostrarle este mundo al pelinegro.


—Él es Sugawara Koushi.


El mencionado sonrió con nervios, puede que esté en tercer año, pero no es fácil estar frente a uno de primer año que está convencido que lo que él hace es “pecado” o un “atentado contra la sociedad”.


—Esto… Kageyama Tobio, ¿no? —el mencionado asintió. —Bueno, Iwaizumi me comentó lo que piensas acerca de todo esto, y… bueno, mi opinión no es universal ni nada pero yo no veo tan mal este lugar. Claro que al principio me rehusaba a trabajar aquí, pero las necesidades económicas no desaparecen por arte de magia… eh, bueno, tuve que retrasar mi ingreso a la universidad por un año por esa razón, una vez que ingresé, este lugar me apoyó bastante en cuanto a horario se refiere, aparte que se gana bien aun siendo un chico de liguero de blanco… Sé que hay otros puestos en este lugar, pero no veo la diferencia alguna entre los bar ténder y los que trabajamos como strippers… o algo parecido porque nunca nos quitamos por completo la ropa… Y, ya. No sé si quieres saber algo más o…


—Yo quiero decir algo. —Oikawa fue quien tomó la palabra y por su forma de hablar dio a entender que perdía la paciencia —Suga-san es un buen representante para los chicos de ligueros blancos, pero yo hablaré como representante de los de ligueros rojos: Esto es sexo, no hablamos de hacer el amor, así que si quiero tener sexo y ganar dinero con ello, ¿qué tiene de malo? No sé si en estos años que no nos hemos visto te has convertido en ministro de lo correcto o eres pastor de alguna iglesia, pero es mi cuerpo y puedo hacer lo que quiera. Te recuerdo que no hay ningún proxeneta en este lugar, lo que gano por acostarme con alguien es para lo que yo quiera. Ah, y te recuerdo: esto está relacionado al sexo, no es hacer el amor, alguien que no sabe la diferencia no puede ir señalando que lo que hacemos es un crimen para la sociedad.


Terminado de hablar, Oikawa se levantó y diciendo un apenas audible “con permiso” abandonó el grupo.


—Este idiota —suspiró Iwaizumi—. Kageyama, yo solo quería mostrarte como son los chicos detrás de todas estás luces, es tu decisión como percibes todo esto. Ahora, verás que me tengo que retirar. Ah, pero antes: él es Hinata Shoyo.


Después de presentar al peli naranja, el moreno se fue en la misma dirección que su amigo de infancia, al parecer ellos tenían un asunto pendiente. Kageyama miró al mencionado, pero este intentaba ocultar su cara. Si vas a sentirte avergonzado mejor no hubieras trabajado en esto, era lo que quería decirle pero se contuvo.


—Bueno, Kageyama… —Suga intentó romper la tensión que se había formado entre ellos tres. Maldición, Iwaizumi, al menos hubieras arreglado este embrollo antes de irte— ¿Q-qué opinas ahora?


—Supongo que Sugawara-san tiene razón, mi opinión no es universal. Es cierto que mi forma de pensar se ve afectada por cómo fui criado, aparte, tal como dijo Oikawa-san, si no sé diferenciar entre ciertos conceptos sería mejor que no dijese nada.


—Pero no menosprecies tu opinión, Kageyama. Solo asegúrate de conocer bien todo el panorama la próxima que vayas a expresar algo. Si algo he aprendido en estos años es a no ser alguien de mente cerrada, sobre todo por este trabajo he aprendido a no ser así. Ne, Hinata. —Suga miró al pequeño quien sorprendentemente no había dicho nada desde que se sentaron y él suele ser bastante expresivo.


—Sí…


Ah, rayos. Ellos son compañeros de facultad… será mejor que hablen a solas… Suga se levantó con la excusa de invitarles una bebida refrescante y así tengan ellos la oportunidad de hablar.


—Kageyama, tú no irás a hacerme bullying, ¿verdad?


—¿Y eso por qué?


—Oikawa-san dijo que sueles ser muy cruel con los que no comparten tu forma de pensar y que me molestarás todo el tiempo a partir del próximo semestre.


En ese momento, Tobio se dio cuenta que Hinata es condenablemente adorable: sus ojos grandes y expresivos que claman que no le haga bullying alguno, el puchero de su boca, el agradable olor que emana sus cabellos algo revueltos, el menudo cuerpo que, después del show, le parece algo erótico. ¡Imposible, Imposible!


—No seas idiota, Hinata. Es cierto que no me agrada este lugar, pero no es que vaya por la vida marginando a la gente.


—Ah, menos mal. —el peli naranja suspiró aliviado, luego otra duda llegó a su cabeza —¿Kageyama, no tienes nada en contra de los gays, no?


—Claro que no, ¿por qué preguntas?


—Es que aquí todos tienen esos gustos, sabes. El senpai que me asignaron se llama Ennoshita-san, él trabaja aquí como bar ténder y su novio, Tanaka-san, en la recepción; ellos me mostraron este lugar desde la primera semana y quedé impresionado.


—Ajá. —cuanto habla este chico, joder pensó Kageyama, pero seguía atento a lo que decía. —A mí me asignaron a Nishinoya-san… y, bueno, recién acepté salir con él hoy.


—De razón eres el número uno de la clase. Nishinoya—senpai es muy conocido en toda la universidad, prácticamente la fiesta empieza cuando está él. Es el mejor amigo de Tanaka-san. ¿Y sabes qué más? Su novio, Asahi, fue compañero de Suga-san en la secundaria y también de Daichi-san, pero a él no lo conoces, tal vez llegue pronto. —Shoyo miró hacia sus costados como buscando al recién mencionado.


—Tú, ¿cómo sabes de todo esto? A los únicos que conozco, aparte de Noya-san y Azumane-san, son a Iwaizumi-san y a Oikawa-san… eres bastante sociable, ¿no?


—Jejeje. La verdad es que fui a la misma secundaria de Noya-san, ahí conoció a Suga-san, Daichi-san y Asahi-san y me los presentó, a partir de eso creo nexos para conocer a otras personas.


—Supongo. A mí no se me da tan fácil, la verdad.


Aunque Kageyama dijo eso, estaba sentado en “ese” lugar, al lado de un chico al que apenas conocía su nombre, a quien ha visto hacer un baile erótico y está ahí que le habla de una y mil cosas, pero lo que más le sorprende al pelinegro es que ha dicho, sin vergüenza alguna, que le cuesta ser sociable. ¿Será esto lo que llaman tener química?, no es que Kageyama no estuviese enterado de su opción sexual: es heterosexual, ha tenido novias y muy bonitas; pese a eso, de repente no le importaría experimentar con el sexo opuesto.


.


.


—¡Ah~~~! Se están llevando bastante bien, Ennoshita—kun. Tenías razón, dejarlos un rato a solas les haría bien.


—Te lo dije Suga-san


—¡Wow! ¡Ennoshita, eres la ley! ¿Eres clarividente o algo? —Noya apoyaba mitad de su cuerpo en la barra.


—Solo me pareció que ellos tendrían buena química.


—¿Cómo nosotros? —quien dijo eso fue el “meloso” novio del bar ténder, Tanaka, cuyo turno de trabajo ya había terminado pero se quedaba hasta que acabase el de su pareja.


—Sí, sí. —suspira. Antes de que empezaran a salir no se imaginaba que sería ese tipo de chicos, pero no le disgustaba, disfrutaba de ello cada segundo del día


—También me alegra que Kageyama pueda interactuar con alguien de su mismo año. No es muy popular, la verdad. —Azumane miraba de reojo al pelinegro, teme que empiece alguna pelea.


—Eres como una mamá, Azumane


—No quiero que Suga me diga eso.


Todos rieron, decidieron dejar a los chicos conversar a solas un poco más, después se les unieron y, conversaron para conocerse un poco más. Kageyama llegó a sentirse como parte de un grupo de amigos, bastante cómodo y seguro.


—Hay profesores de profesores, ¿saben? A algunos les puedes decir “chan” como Take-chan a Takeda, profesor de literatura, lo verán el próximo semestre. —Tanaka había decidido darle ciertos tips a los novatos, después de todo era un senpai.


—Tanaka, no está bien que llames a los profesores tan casualmente.


Se quedaron helados todos excepto Kageyama, porque no sabía quién era, y Sugawara, inmune a los “encantos” del recién llegado…


—¡Daichi-san! —Exclamó Ryu casi aterrorizado —¡Lo siento! ¡Por favor, perdóneme!


—Daichi, no seas así con Tanaka —quién salió en defensa fue Suga.


—Pero si no he hecho nada… aún. —sabía que no podía decir nada más después de ser regañado por el peli platino.


—Sí, sí… Ah, ¿recién llegas, Daichi?


—Ah, sí… me quedé haciendo algunas cosas en la universidad… Ya hicieron la presentación, ¿no? Lo siento.


—No, no importa… tampoco era la gran cosa.


Silencio incómodo para todos, incluido Kageyama que aunque no sabía muy bien lo que pasaba, podía entender el ambiente. Luego de unos segundos, que más fueron horas paras los demás, Daichi dijo que tenía que ir a otro lugar, Suga también dijo que tenía que ir por el mismo camino del moreno y se retiró con él.


—¡Fua! Eso fue eterno, ¿no crees Asahi?


Azumane solo asintió, en realidad él sí tenía una idea de lo que pasaba entre ellos dos, ya que era el confidente de Sugawara; sin embargo, no podía decir ni explicar nada a los demás, ni a su preciado Yuu.


—Daichi-san es un poco injusto con Suga-san… me da esa impresión


—Eh, ¿por qué piensas eso, Ennoshita-kun? —Wow, este chico es intuitivo, casi tanto como Suga pensó Azumane y tratando de desviar el tema—: ¿No se está haciendo tarde para los de primer año? —dijo mirando a Kageyama y Hinata que estaban sentados juntos.


—Ya son 8:30, tengo que ir a hacer algunas cosas a casa. —volteó a ver a Hinata, ¿qué mierda estoy esperando que diga? Pensaba algo frustrado


—Ah, yo también, tengo que ver a mi hermanita. —dijo con sonrisa de oreja a oreja.


—Entonces, nosotros nos retiramos, senpais. —hace una reverencia y salió con Hinata a su tras.


Están llegando a la salida cuando el pelinegro es detenido por Tanaka.


—¿Q—qué pasa, senpai?


—Olvidaste tu carnet de la universidad 


¡Cómo pude olvidar mi carnet! Si hasta tenía un plan para recuperarlo… Aunque Kageyama no daba crédito a lo que había pasado, recibió el objeto sin quejarse ni reclamar. 


—¿Por qué dejaste tu carnet con Tanaka-san? —preguntó inocentemente Hinata 


—¿Qué acaso no se dejan los carnets en recepción? Noya-san me dijo eso... 


—Jejeje, en realidad no se deja nada a menos que quieras guardar algo ahí... Noya dijo eso para que no salgas corriendo... Y ya vez que no lo hiciste —sonreía con cara de triunfador. 


—¡JAJAJA! ¡Kageyama, que estúpido! ¡Cómo vas a caer en algo tan simple como eso!


—Cállate, idiota. 


Hinata siguió riendo mientras que Kageyama intentaba hacerlo callar. Tienen una química algo extraña, pero al fin y cabo, es química, pensaba Tanaka mientras se retiraba sigilosamente de la "escena" que estaban causando aquel dúo. 


—Ah, joder. Vámonos, se está haciendo tarde. 


—Sí, ya va~. 


Salieron del recinto, pero pasaron por otra puerta, la puerta trasera que se encontraba cerca a la puerta que daba entrada al club. El frío de la noche los envolvió y los obligó a abrigarse más, caminaron de vuelta a la universidad, dos cuadras más abajo vivía Hinata y tres cuadras después se encontraba la casa de Kageyama. Así que podremos ir caminado juntos buen rato, aunque nadie lo podía asegurar, ambos pensaron en lo mismo. 


—Así que... Sabes usar tacones alto —Tobio dijo sin estar muy seguro de si querer hablar del tema. 


—Eso es cierto —Shoyo se encogió de hombros, con su típica sonrisa, siguió mirando el frente—. No fue fácil, Oikawa-san nos hizo practicar bastante, él dijo que quería hacer algo memorable en el último día del semestre. A partir de mañana ya no hay mucha gente, solo siguen trabajando aquellos que quieren, porque gastos ya no hay, al menos por un mes.


—Espera, vamos por partes, Hinata —el peli negro se divertía con lo entusiasta que era el pequeño—. Es decir, que no siempre visten con lencería de mujer


—Claro que no, depende de los chicos, si ellos quieren pues que se vistan así. 


—Entonces, ¿solo hoy se vistieron todos de la misma forma? 


—Exacto, todos nos pusimos de acuerdo y Oikawa-san, Suga-san y yo, comenzamos a practicar desde hace un mes. 


—¿Y por qué ustedes? 


—Porque, en palabras de Oikawa-san, necesitaba de dos chicos lindos y flexibles para realizar tal actuación.


—¿En serio él dijo eso? 


—Sip, dijo que si dos chicos lindos se ponían a su costado él se vería súper sexy y angelical al mismo tiempo. 


—Eso sí suena más a él. —Ambos rieron, sabían que era verdad —A partir de mañana ya no tienes trabajo alguno... 


—Sí, verdad, pero mañana, por la tarde iré. —miró de reojo a Kageyama. 


—¿Para qué? no dices que ya no hay más que hacer por allá 


—Quiero practicar en el tubo. —Lo hacía a propósito, sabía que decir eso lo sacaría de quicio, pero no podía evitarlo.


—¿Po qué harías eso? —Su tono molesto y su ceño fruncido eran evidentes— Acaso quieres especializarte en algo así.


—No es eso, solo que es increíble ver las acrobacias que puedes realizar en el tubo, además necesitas de músculos fuertes y flexibles al mismo tiempo, cosa que solo puedes lograr con mucha práctica.


—¿Acaso tienes complejo de mono?


—Jajaja, claro que no, pero no me vas a decir que no es sexy ser así de habilidoso.


—¿Tú… eres gay? —el azabache preguntó con algo de expectativa, está al tanto que su gusto ha cambiado, solo por este día y tal vez mañana.


—Ehm… yep. Antes pensaba que era bisexual, en la secundaria no tenía muy en claro mis gustos, pero cuando entré en la universidad, me di cuenta al 100%


—¿Y cómo así? O sea, que tienes novio o te gusta alguien, a eso te refieres.


—No, no. Me di cuenta que me sentí más atraído por hombres, cuando descubrí el club, me gustó todo el ambiente y decidí empezar a trabajar ahí.


—Mfh, ya veo.


Siguieron caminando en un silencio que no se hizo incómodo, sino en compañía. Al llegar a la casa de Hinata, el peli naranja se despidió con un poco de vergüenza, después de todo, había contado a Kageyama ciertas cosas que consideraba privadas; al azabache le pareció tierno las reacciones del menor.


—Mañana… iré en la tarde, ¿está bien? —la mirada de Tobio era seria, penetrante.


—Sí. —Hinata sostuvo la mirada por unos segundos, cuando sintió que su rostro comenzaba a sonrojarse, la desvió y adentró a su casa con rapidez.


Mañana, será un buen día… seguro… fue lo que ambos pensaron en casi todo el resto del día. 

Notas finales:

Y ya está :0 ... Aún no sé si continuarlo o no, tengo muchas ideas para las paarejas, pero tmb me gustaría que me diesen alguna ayudita :3 (por decir, qué puedo hacer con la KageHina couple?! Me he quedado trabada u.u)

Una cosa más: Toda la cosa vino después de ver esta > imagen < es OiKage, pero igual funciona :9

Lo último: Como el título del capítulo no fue de mi invención sino que viene de la letra de alguna canción, me parece que lo mejor es poner de donde sale, no sé, por si acaso. En este caso: Tren al sur - Los prisioneros


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